miércoles, 10 de febrero de 2021

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -203-

 


En la entrada anterior veíamos cómo a mediados de septiembre de 1893, la salud pública era cosa que preocupaba y llenaba las páginas de los diarios locales.

 

En el pleno del 21 de septiembre de 1893, al albur de la enfermedad sospechosa que acechaba a nuestros vecinos y al resto de la provincia, algún vecino presentaba una queja: “…Se da cuenta de una denuncia presentada por D. Mateo Ajuria, y tomando en  consideración las circunstancias actuales, menciona que el criado de D. Juan Luis Uriarte ha arrojado aguas sucias en el sumidero de al lado de su casa, que se halla en la calle Mayor…” Exigía que al infractor le fuera aplicada la multa que contemplaban las Ordenanzas Municipales.

 

El Ayuntamiento de Getxo había creado con motivo de aquella enfermedad una brigada de desinfección: “…Se hace constar que por causa de las circunstancias que atravesamos, con motivo de haber ocurrido algunos casos de enfermedad sospechosa en Las Arenas y Algorta, aunque solamente uno en este barrio, de acuerdo con la Junta Local de Sanidad, se había instalado una Brigada de Desinfección, compuesta por fumigadores y conductores de cadáveres de fallecidos, que está compuesta por los siguientes señores:  Enrique Pérez, Pablo Aguaron, Braulio Aguirremota, Juan José Aldecoa, Lorenzo Ayo y Antonio Lazarobaster, devengando a cada uno por cada día y noche mientras otra cosa no se disponga la cantidad de 5,50 pesetas. Disponiendo que además desinfecten todos los escusados y depósitos de comunes de la población urbana, después de desecar dichos depósitos…” Para poder realizar las tareas de desinfección se compraba en “Barandiaran y Compañía”, por valor de 215,50 pesetas, cloruro férrico y otros productos.

 

Y viejas reclamaciones con el estado volvían a estar sobre la mesa, en aquel pleno municipal se retomaba el asunto de los bienes comunales que pretendían ser sacados a la venta por el Administrador de Bienes Nacionales: “…En seguida, enterado de las comunicaciones dirigidas por el Sr, Administrador de Ventas de Bienes Nacionales de Vizcaya, acordó el Ayuntamiento solicitar la exclusión de varias fincas de la relación acompañada, por cuanto aquellas tienen carácter de bienes común aprovechamiento, cuya excepción de venta se pidió en tiempo oportuno en el año 1867 ratificándolo en 1888, con arreglo a las disposiciones que ordenaban la formación de expedientes…”

 


En el pleno municipal del 28 de septiembre de 1893 se daba cuenta de una felicitación del Gobernador de la Provincia: “…Se da cuenta de un oficio del Gobernador de la Provincia, el que manifiesta que habiendo puesto en conocimiento de la superioridad las medidas adoptadas por el Ayuntamiento y Junta Local de Sanidad, por su orden acerca de la salubridad del vecindario, le encarga el Ilmo. Sr. Secretario del Ministerio de la Gobernación felicite al Sr. Alcalde y Ayuntamiento, así como a los médicos de esta localidad…”

 

Pero los trabajos de contención de aquella epidemia requerían de fondos y el Ayuntamiento de Getxo, por lo que decía, andaba muy escaso de ellos. Para cubrir sus necesidades tuvo que recurrir a préstamos de algunos vecinos: “…A consecuencia de los casos de la enfermedad sospechosa reinante en esta localidad, desde el día 16 de septiembre de 1893, se han tomado las precauciones conducentes para combatir dicha enfermedad y evitar su desarrollo, de conformidad con la Circular enviada por el Gobernador Civil y los acuerdos adoptados por la Junta de Local de Sanidad, algunos de ellos en unión con D. Manuel Galíndez Delegado Sanitario para los Pueblos del partido de Bilbao, nombrado por dicho Gobernador. Que siendo crecidos los gastos actuales, lo serán mucho mayores en el desgraciado caso de que continuare la citada enfermedad. El Municipio se encuentra sin recursos para hacer frente a los gastos, por lo que en la tarde de ayer decidimos llamar a una reunión a los mayores pudientes del vecindario para hacerles presenta la situación en que nos encontramos. Varios de estos contribuyentes se han ofrecido a prestar al Ayuntamiento hasta la cantidad de 10.000 pesetas, por ahora, a un módico interés. En vista de todo lo manifestado este Ayuntamiento acuerda: Autorizar al Alcalde a adoptar las medidas sanitarias ordenadas por las autoridades. Pedir a los vecinos mayores pudientes, por el interés por ellos indicado, las cantidades que creyere necesarias para el pago de los gastos, al 5% de interés anual, con la condición de amortizar los capitales en cuatro años, contados desde 1894 a 1895 y antes si fuera posible. Para ello se facilitará a cada uno de ellos su correspondiente documento firmado por los señores Síndico y  el Secretario Municipal. Que con dichos fondos se pagarán exclusivamente los gastos producidos por dicha enfermedad y en caso de ser necesarios más fondos se formalizaran nuevos documentos. Poner este acuerdo en conocimiento de la Diputación y del Diputado Sr. Galíndez…” Entre los mayores pudientes del vecindario que empezaron a entregar sus fondos  se encontraban:

 

ü Martín Berreteaga que aportaba 500 pesetas.

ü Ramón Sánchez que aportaba 500 pesetas.

ü José Antonio Uriarte que aportaba 500 pesetas.

ü Juan Luis Uriarte que aportaba 500 pesetas.

ü José María Aqueche que aportaba 250 pesetas.

ü José Zubiaga que aportaba 250 pesetas.

ü Eladio Sustacha que aportaba 250 pesetas.

ü Martín Berreteaga (padre) que aportaba 250 pesetas.

ü Mariano Gutiérrez que aportaba 2.000 pesetas.

 

Por otro lado para dar cumplimiento a la orden del Gobernador Civil sobre el lavado de ropas en el río Gobela se adoptaba la siguiente resolución: “…Con el fin de cumplir dicha orden de prohibir el lavado de ropas en el río Gobela siempre que previamente no hayan sido hervidas en lejía, se acuerda comprar por lo menos tres calderos de gran calibre para poner uno en Las Arenas y dos en Algorta…”

 


En ese mismo pleno se daba cuenta de la solicitud de la plaza de maestro de  la escuela de niños de Algorta: “…Mediante una instancia de D. Casimiro García y Angulo, natural de Valle de Mena (Burgos), y Maestro de 1ª Enseñanza con título superior, en la que solicita la plaza de auxiliar de la Escuela Pública de niños de Algorta, la cual quedó vacante tras el fallecimiento del maestro D. José Antonio Urquía. El Ayuntamiento acordaba nombrar al solicitante como pasante auxiliar de la referida plaza con la dotación de 750 pesetas…” Así mismo el Ayuntamiento acordaba: “…Pagar a la viuda del maestro Urquia, Dña. Teresa Ansoleaga, los haberes correspondientes al tercer trimestre…”

 

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo las fuertes lluvias anegaban algunas zonas de Las Arenas.

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