jueves, 4 de junio de 2020

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -166-



En la anterior entrada veíamos cómo el Ayuntamiento de Getxo anunciaba las fiestas que se iban a celebrar en agosto en Algorta y Santa María de Getxo.

Por aquellos días, en el pleno del 10 de agosto de 1892, el Ayuntamiento trataba de expropiar la casa llamada “Careaga”, que era propiedad de D. Antonio Uribe, para poder ensanchar la calle Amesti. El propietario del inmueble accedió a cambio de una indemnización de 12.500 pesetas. Por aquellos años, un poco más tarde en 1897, la calle hoy denominada Amesti figuraba en el callejero de Getxo como integrada dentro de otra denominación en la “Calle de la Carretera”; con la denominación Amesti figuraban en los números impares, como viviendas, en el 49 cómo “Amesti Vieja”, en el 51 “Amesti Oriosolo”, en el 53 “Amesti Uribe” y en el 55 donde estaba el “Colegio San Bernardo”.

Y siguiendo con el cumplimiento de las tradiciones religiosas tan arraigadas en la época, el Ayuntamiento decidía asistir en Corporación a las misas que se iban a celebrar en honor del patrón y patrona de San Nicolás de Bari en Algorta y Santa María en el barrio de Getxo.

Para el 18 de agosto ya metidos de lleno en fiestas, se anunciaban las carreras de caballos en el hipódromo de Lamiaco, que por entonces era denominado como el campo de Las Arenas. Tal era la animación que estas atraían a nuestros barrios, que como anticipo de ese evento, se iba a celebrar el día 19 de agosto un cotillón en Las Arenas. La prensa local anunciaba en “El Noticiero Bilbaino”: “…Tenemos noticias de que la colonia veraniega de Las Arenas ha organizado un Cotillón para el primer día de carreras de caballos, del viernes 19 del actual, en el elegante casino situado en aquella población. Dada la animación que reina entre el elemento joven, no dudamos en asegurar que la noche del viernes el casino de Las Arenas será una sucursal del Eden...” El renombre de las cuadras que iban a competir y la afluencia de bilbaínos hizo que la Compañía del Ferrocarril estableciera un tren especial a las 23:30 para que los del bocho pudieran regresar a sus casa al finalizar el cotillón.


En agosto de 1892 la red de alcantarillados de Las Arenas estaba en su punto más álgido, algunos propietarios solicitaban el enganche a la red que el Ayuntamiento estaba construyendo. Algunos de ellos como D. Domingo Goicolea deseaba saber las condiciones que el consistorio ponía para injertar las aguas sucias de su casa a la red municipal, a lo cual el Ayuntamiento de Getxo establecía el 18 de agosto en el pleno municipal: “...Las condiciones para injertar los propietarios del barrio de Las Arenas las aguas sucias de sus casas en la alcantarilla en construcción en ese barrio son las siguientes: Elevar una instancia al Ayuntamiento solicitando el injerto. El caño a injertar tendrá, en el recorrido que tuviese en terreno público o en dominios del Ayuntamiento, de luz 40 centímetros de ancho y 50 de alto, debiendo ser construido bajo la dirección de la Comisión de la Policía Urbana. Quedando el mismo bajo el dominio del Ayuntamiento, para los usos que este estableciera, pudiendo injertar en él otros propietarios. El propietario deberá satisfacer 250 pesetas a las arcas municipales...”

En esas fechas el Ayuntamiento de Getxo ayudaba a distintos vecinos, tanto de Las Arenas como de Algorta, a soportar los gastos que le venían provocando la temida viruela. Entre los mismo estaban D. Fructuoso Sagredo y Dña. Timotea Larrauri.

El Ayuntamiento de Getxo comunicaba al propietario de algunos terrenos próximos al río Gobela D. Matías Romo: “...Que reunidos los propietarios contiguos a dicho río, estos se comprometen por escrito a pagar la mitad del importe de los trabajos de limpieza del cauce para evitar que las aguas queden retenidas y liberar el cauce...” Así mismo el cauce las obras del Ferrocarril de Las Arenas a Plencia estaba causando quebraderos de cabeza al consistorio y vecinos, ya que temían que como consecuencia de las mismas el cauce quedara casi interceptado, lo que pudiera provocar que en las grandes avenidas de aguas inundara la población. El Ayuntamiento reunió sobre el terreno a la compañía del ferrocarril que contó con la presencia del ingeniero constructor Sr. Hoffmeyer y a los propietarios de terrenos, así como a los Ayuntamientos afectados (Getxo y Leioa), acordando tras la reunión que: “...La Compañía debe de dejar el vado expedito al paso de vehículos y que en vista de que semejante obra pudiera dejar el paso en malísimas condiciones causando inundaciones por la interceptación del álveo. Por lo que se decide se construya un puente de hierro de seis metros de ancho sobre machones de piedra, cuyo coste será sufragado a cuartas partes por los Ayuntamientos de Guecho y Lejona, la Companía del Ferrocarril y los propietarios de los terrenos afectados, suscribiendo cuatro documentos extrajudiciales, uno para cada parte, para evitar la creación de un expediente que pudiera dilatar en el tiempo dicha obra. Quedando custodiados en la oficinas de este Ayuntamiento los citados documentos...”


El Ayuntamiento de Guecho creó el 24 de marzo de 1892 una Comisión para estudiar la petición de varios vecinos de Santa María, los cuales solicitaban que el antiguo camino al nuevo cementerio de Santa María se volviera a abrir. En el pleno del 18 de agosto de 1892 se volvía a tratar e informar sobre las gestiones de dicha comisión: “...Tres días antes habían mantenido una reunión con D. Ignacio Arias a la sazón propietario de la entrada, hoy cerrada, y parte del terreno de aquel camino, quien indicó que el Ayuntamiento puede disponer gratuitamente del terreno necesario de su pertenencia para abrir el camino necesario al nuevo cementerio, con la única condición de hacer una pared de tres o cuatro pies de altura en toda la longitud para que su propiedad quede cerrada por aquel lado, colocando la puerta que actualmente existe contra la campa...” Con lo que aquella petición que tantos meses tardó en ser atendida se solucionó gracias a la generosidad del Sr. Arias.

El jueves 25 de agosto de 1892 se anunciaban elecciones por los distritos de Bilbao, Durango, Marquina y Valmaseda, uno por cada uno de ellos, para ello el Gobernador de la Provincia insertaba la convocatoria en el Boletín Oficial de la Provincia y hacía llegar a los respectivos Ayuntamientos una Circular. Uno de los candidatos que anunciaba el diario “El Nervión” en esa fecha era D. Tomás de Zubiría. Las elecciones se iban a celebrar el día 11 de septiembre. Sobre la circular remitida al Ayuntamiento de Guecho trataba en el pleno del 27 de agosto de 1892, en ella se decía: “...Se proceda a la elección parcial de un Diputado Provincial por el Distrito de Bilbao, al que pertenece esta Anteiglesia...” En cumplimiento de los que disponía la Ley las listas fueron expuestas al público en nuestro municipio.

Nuevamente la amenaza del Cólera Morbo blandía sobre las cabezas de Europa, en algunos lugares de Rusia (San Petersburgo) ya había causado 82 defunciones y cientos de infectados, Amburgo, Amberes y Lieja eran otro de los focos de la infección. En el Puerto de Bilbao se disponía que fueran puestos en cuarentenas sanitarias todos los tripulantes de buques procedentes del Golfo Pérsico, China, Asia, Rusia, Bélgica y Amberes. Esta epidemia ya había sido motivo de controversia en nuestro municipio en 1855, pero sobre ello trataré en próximas fechas.


Mientras, en el “Hipódromo de Lamiaco” se iban a correr al día siguiente (28 de agosto) las últimas carreras de la temporada, que hacían las terceras disputadas desde que empezaron el día 24 de agosto. Estas carreras cerraban las fiestas de Bilbao. Entre los premios en disputa estaban dos con nombres locales “Algorta” y “Las Arenas” que se corrió el primer día. Y se anunciaban para los días 30 y 31 de agosto las tiradas a Pichón para los socios del “Tiro Pichón de Lamiaco”.

Y como parece estábamos con las arcas en precario se anunciaba en el pleno del 27 de agosto de 1892 que: “...Dada cuenta una comunicación del Sr. Alcalde de Lejona, se manifiesta a la referida autoridad que esta corporación, mientras otra cosa no se disponga, se halla conforme en abonar la mitad del coste de la instalación del teléfono en el puesto de la Guardia Civil de Las Arenas, siempre que su importe no exceda de 90 pesetas al año...”

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo se trataba sobre la venta del viejo matadero de Algorta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario