Cuando,
en medio de un diálogo, estableces la conversación con un artista,
donde la creación y todas sus disciplinas, se van haciendo realidad,
resulta para un observador no familiarizado con sus técnicas, más
cuando este es un vecino con quien te tropiezas muchos días, de
quien ignoras sus habilidades, además de una gran sorpresa, una
inmensa satisfacción y una cura de humildad.
Que
alguien sin andamio, sin cuerdas, desde su creatividad, desde la
percepción de su entorno, sea capaz de realizar una obra de arte,
que al igual que en la obra de Michelogno Buonarroti, “...sea
capaz de, en este caso, ver el Ángel y sobre un trozo de madera,
comenzar a grabar hasta liberar su idea...”, provoca deseos
de saber del personaje y su obra.
Así
que en primer lugar veremos al personaje y su tiempo, pero no me
resisto, por el interés que despierta su azarosa vida, dejar sin
contarla, aunque no haya estado siempre ligada a Getxo. En el
encabezamiento, expreso “...Un curita de pueblo y el
pirograbado...”, nos acerca al personaje: Angel
Fernandez Velasco, nacido en Bilbao en 1940, comienza sus
primeras letras en las escuelas de “La Campa de Uribarri”.
Su afición por las artes gráficas surge desde su más tierna
infancia, y a pesar de pertenecer a una época, en la que los niños
lo que más lograban era a una caja de “Alpino” como regalo de
reyes, será en “Los Hermanos Maristas” de la Plaza
Nueva donde podrá dar comienzo a su pasión por el diseño: “...ahí
es donde encuentro a un fraile muy aficionado al dibujo, que es el
que me introduce en el mundo del grafismo, a través de ese dibujo
primario, básico...”. Pero quizá lo que le indujo a
acercarse al pirograbado fue la contemplación, mientras paseaba por
la calle Ibáñez de Bilbao, de una reproducción de ese arte. Se
adentró en el comercio y preguntó qué era aquello: “....me
explicaron que se trataba de un pirograbado, así conocí la que
luego sería una de mis vocaciones..”.
Tras
realizar durante cuatro años trabajos administrativos (1953-58),
surgiría en él la vocación religiosa. En el Seminario de Derio
realizó sus estudios canónicos durante diez años (1958-1968). Allí
coincide con algunos de los que crearon el grupo “Gogor”,
“...que en mayo de 1960 cuando el régimen franquista se
encontraba en su apogeo y la Iglesia jerárquica española se plegaba
a sus exigencias, aplaudía y acogía “bajo palio” al dictador,
339 sacerdotes de Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa, fieles a sus
convicciones, suscribían un documento denunciando, con honestidad y
valentía, la situación extrema vasca bajo la dictadura....”.
Formó parte de este grupo durante su última época, y es
precisamente uno de los encargados en acudir a Cádiz, para solicitar
a Mons. Añoveros que no viniera a Bilbao a ocupar el puesto de
Obispo, por pertenecer a una terna que el dictador había propuesto.
Curiosamente, una hora antes, había pasado por allí el director del
Seminario de Derio Andoni Guerricaechevarria, para decirle lo
contrario.
Durante
ese tiempo realiza trabajos de pirograbado de forma autodidacta y le
encargan sus primeros trabajos para algún templo o capilla. En
Kamiñazpi (Ondarroa), en 1968, realiza todo el ábside (sección
cabecera de una iglesia, donde normalmente se ubica el altar), con la
leyenda del Gloria “...Aintza Aitari ta Semeari eta Espiritu
Santuari....”.
Pero
después de mencionar el pirograbado, conviene decir de forma básica,
en que consiste esa técnica: “...consiste en dibujar,
mediante punzadas con una punta incandescente (punzón eléctrico
llamado pirograbador o pirógrafo), en el que se van poniendo
distintas puntas según el efecto que se quiera obtener, distintos
materiales madera como el cuero, papel, mate de calabaza y otros. Se
comienza por dibujar sobre un papel el tema elegido, este dibujo a
escala se traslada a la madera o al objeto deseado, repasando las
líneas del dibujo con la punta del pirógrafo, dando las sombras y
rellenando los contornos deseados. Existen otras formas de
pirograbado que se realizan en cristal y loza, las mismas requieren
de una “Dremel” (desbastadora), con punta de tipo diamante, con
la que se trabajan esos materiales....”.
Al
terminar sus estudios canónicos fue destinado a la parroquia de
Plentzia, en aquella parroquia estaban Iñaki Arberas (Parroco) y los
coadjutores Luis Perez y Angel Fernandez, allí permanecería durante
siete años, desde 1968 hasta 1975. Precisamente podemos verle
ejerciendo su magisterio en la fotografía superior. La forma de
llevar su magisterio era la de un cura obrero, trabajaba en una
carpintería “Carpintería Fano”: “...me
sirve para que la gente pueda situarme en el mundo del trabajo...”,
daba clases en el instituto, en contacto con los jóvenes y los
pobres, cercano a la gente. Esa actitud le hizo poco amable para la
jerarquía, tanto eclesiástica como civil: “...me destituyen
de Plentzia, yo de manera voluntaria decido seguir ejerciendo la
pastoral por mi cuenta en un caserío de Barrika, al margen de las
autoridades eclesiásticas y viviendo con otros dos sacerdotes a
quienes les habían castigado como a mi...”. Era en
definitiva un cura comprometido con su pueblo, que participaba en
todas sus expresiones festivas y culturales. Sacerdote de aquellos
que miraban al pueblo durante la celebración de la eucaristía, ya
que hasta entonces se realizaba de espaldas al pueblo.
Para
entonces ya había sido objeto de algunos conflictos provocados por
personas adictas al régimen, estos comienzan hacia 1972. Angel tiene
que atender una ermita pequeñita “Andra Mari”,
situada entre Gorliz y Plentzia. Para el era un lugar encantador,
estaba rodeado de gente agradable, y a su decir “...me sentía
un poco como un general...,...en un ambiente un poco
independiente, la gente no se sentía ni de Gorliz ni de
Plentzia...,...yo trataba de volcarme con ellos, con la
juventud, con los niños...”. Los problemas comenzaron
porque como pertenecía civilmente a Gorliz y eclesiásticamente a
Plentzia, las autoridades civiles y eclesiásticas de Gorliz trataban
de influir sobre nosotros. El entonces párroco de Gorliz: “...que
dicho sea de paso era un autentico “Jauntxo” (era el único que
el día de Santiago durante las fiestas, ponía la bandera con el
aguilucho, en el balcón de su casa), lo manipulaba todo desde el
Hospital Geriátrico para niños, junto a la entonces alcaldesa de
Bilbao. Junto a alguna otra gente, celebraban reuniones en los
locales del hospital, y trataban de dirigirlo todo. No permitía que
hubiera expresiones culturales y folclóricas vascas, ya en tiempos
en los que la mano firme del régimen empezaba a flojear...,...así
que tanto él como las autoridades civiles franquistas se
retroalimentaban y trataban de ejercer control sobre Andra Mari...”.
Uno
de esos conflictos se suscitó de la siguiente forma: “...Un
día de celebración, en esa ermita a la que yo atendía, me envió
una carta el Alcalde de Gorliz diciéndome que el día de Nuestra
Señora de la Virgen de las Nieves, la misa la iba a presidir él,
junto al resto de la corporación municipal, y las banderas
(obviamente se refería a las del régimen)...”, le
contesté que se abstuviera de ese tipo de manifestaciones: “...
puesto que yo como presbítero era quien iba a presidir la
eucaristía, y por mi autoridad no iba a permitir la entrada de
ningún símbolo ajeno a la iglesia...”. El Alcalde llamó
al Obispo: “...pero le salió mal la jugada, ya la máxima
autoridad eclesiástica Bizkaina, en ese caso me apoyó a tope...”.
Le siguieron otros encontronazos, en otra ocasión: “...alguien
con mala fe, o con ganas de reírse de alguna otra autoridad, era un
primero de mayo, les paso la 31 de que estaba celebrando esa fiesta
con una serie de elementos rojo-separatistas; ese día yo no estaba
en mi casa, la guardia civil rodeó toda la ermita, con tal mala
suerte para ellos que el que se encontraba dentro era el Párroco de
Gorliz, celebrando las comuniones...”, aquello provocó
que: “...me viera confinado en mi casa desde el día uno
hasta el día cuatro de mayo...”, cosa que obviamente no
cumplí. Le siguieron otros desencuentros, pero eso sería cosa de
una historia más amplia, que darían con sus huesos en la prisión
provincial de Basauri.
Así
las cosas, el obispo me ofrece otra posibilidad: “...una
parroquia en Lutxana-Baracaldo, que por diversos motivos rechazo, me
propone ser consiliario de Bizkaia de la juventud, me menciona la
edad de mis padres ya mayores, que podía tener un buen retiro para
ellos..., le dije !no, no, yo he venido para que me borren de
esto!...,...fue el final de mi dinámica
eclesiástica...”.
Hasta
aquí un pequeño semblante de sus primeros años como sacerdote y de
sus inicios en el mundo del pirograbado. En la próxima entrada
seguiremos viendo como Ángel se va poco a poco “profesionalizando”
en esta técnica.
Eskerrik asko, KARLA.
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ResponderEliminaraupa ese angel...con clase y de clase,de los oprimidos.un artista con mucha luz....
ResponderEliminar.un abrazo y larga vida...kike cosgaya de barakaldo