jueves, 4 de diciembre de 2025

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -455

En la anterior entrada de esta serie sobre el último cuarto del Siglo XIX, veíamos como, la prensa bilbaína ofrecía noticias relacionadas con nuestra Anteiglesia, relacionadas con la Vega de Santa Eugenia (Romo, entonces perteneciente al barrio de Las Arenas), sobre la pretensión de construir un puente sobre el río Gobela.

En el libro de plenos del 21 de abril de 1898 aparecía recogido, relacionado con la Junta de Caridad del Hospital Hospicio de Algorta: “...Se da cuenta y aprueba la propuesta formulada por la Junta de Caridad del Hospital Hospicio Municipal en la que resutan elegidos D. Feliciano Ansoleaga, D. Félix Viot, D. Alejo Sarria y D. Melchor Munarriz, debiendo constituir la Junta con estos señores y con los dos que quedan de la Junta anterior...”

Seguí el plano municipal y en el se trataba sobre una solicitud del Vigía del Semáforo de la Galea: “...Se da cuenta de la comunicación remitida por el Sr. Vigía Jefe de la Estación Electro-Semafórica de la Galea solicitando ayuda económica para construir un camino desde la carretera de Guecho hasta el Semáforo...”

En ese mismo pleno se solicitaba autorización, para realizar una obra en un edificio de la Avenida Basagoiti de Algorta: “...Se da cuenta y es aprobado por esta Corporación, el informe emitido por la Comisión de Gobernación y Policía, autorizando a D. Valentín Cajigas para colocar una planchada en la casa perteneciente a Dña. Marcelina Berreteaga, en la calle Avenida de Basagoiti, edificio que fuera de Dña. Manuela Menchaca...”

También se trataba sobre una instancia del Director de la Escuela de Náutica de Algorta: “...Se da cuenta de una instancia de D. Domingo Ochoa, director de la Escuela de Náutica, subvencionada por esta Corporación Municipal, ante la falta de datos de dicha petición, acuerda este Ayuntamiento: se pide al Sr. Ochoa explique por escrito su deseo o lo haga presentándose ante el Ayuntamiento en sesión para dar verbalmente sus explicaciones sobre el particular...”

Continuaba el pleno municipal y en el se daba cuenta de los gastos ocasionados por la comida servida por Dña. Josefa Uribe, con motivo de la colocación de la primera piedra del murallón-carretera de Ereaga: “...Se da lectura a la cuenta presentada por Dña. Josefa Uribe, cuyo importe asciende a 1.221,50 pesetas, procedente del banquete que se sirvió en su casa el día 10 de enero último, con motivo de la colocación de la primera piedra del murallón-carretera de Ereaga, hoy en construcción por la Junta de Obras del Puerto. El Ayuntamiento acordaba se devuelva a la interesada la cuenta con el fin de que manifieste en otra, cuantos estuvieron en la mesa, donde comieron los alguaciles y algunos otros empleados del Ayuntamiento, quien le encargo dar de comer a dichos empleados, y que se rebaje en la misma las mil pesetas que recibió a cuenta facilitadas por D. Antonio Basagoiti...”

Y es precisamente, en noviembre del 2025, cuando se celebra el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, cuando una noticia en la presa bilbaína, nos dejaba hace ya 127 años, un recorrido por la gestión de los hombres sobre la vida de las mujeres. Un periódico bilbaíno, en su apartado “Gacetilla” hacía referencia a un libro de reciente publicación titulado “La mujer española y americana (su esclavitud, sus luchas y dolores)”. (El Noticiero Bilbaíno del 22 de abril de 1898). Este libro publicado en 1898 por D. Enrique Rodríguez-Solís, entre otros aspectos, relataba en sus páginas sus consideraciones y estatus de la mujer a lo largo de los Siglos; decía en su prolegómeno: “...En todos los pueblos, y en todos los tiempos, la mujer no ha sido más que lo que el hombre ha querido que sea...” Y seguía dando datos a cerca el largo calvario recorrido por la mujer en los tiempos antiguos: “...Calvario que todavía no ha terminado, desgraciadamente para ellas:

En la culta Grecia era esclava del hombre.

En Judea podía ser repudiada.

En Siria era puesta en venta a la voz de pregonero.

En la India podía ser muerta por su marido, y deshonrada por el bracmán.

El chino la vendía o la jugaba.

El tártaro la amarraba con una cadena lo mismo que al perro.

El árabe podía degollarla al nacer.

El romano tenía sobre ella derecho de vida y muerte.

El mogol la compraba por cierto número de cabezas de ganado.

El persa podía matar á su mujer si le desobedecía tres veces.

El bosniaco la robaba o compraba en el mercado público.

Los parthos sacrificaban impunemente a sus esposas, hermanas o hijas.

El galo tenía derecho de vida y muerte sobre su esposa y sus hijas.

Los germanos tomaban mujeres en virtud de la tarifa de las leyes bárbaras.

Entre los longobardos el mandualdo (tutor) vendía la mujer al marido.

Los francos tasaban así la muerte de una mujer: Estéril, 8.000 dineros. Si había tenido hijos, 24.000. Si estaba en cinta, 28.000.

Entre los ripuarios el homicidio de una mujer sólo costaba 700 sueldos.

Entre los bárbaros el robo de una mujer valía 1.500 dineros.

El japonés la ofrece al forastero.

El arresio observa la comunidad de mujeres.

En el imperio de Annam basta romper una marmita de cobre para divorciarse de la esposa.

En Marruecos se vende la mujer en el mismo mercado que el caballo.

Relataba que por el año 2.500, en España, para los Iberos la mujer no tenía importancia alguna, viviendo en completa postergación.

Las mujeres celtas seguían a los ejércitos con sus hijos en los brazos, pálidas, jadeantes, cogidas á los carros para poder caminar.

Entre los iberos, los celtas y los celtíberos la mujer carece de importancia, no tiene personalidad y se halla sujeta a la voluntad del padre primero; que puede disponer de ella á su antojo, y del marido después, que para heredarla, si es rica, puede acusarla de un soñado adulterio y apoderarse de sus riquezas, haciéndola morir entre crueles tormentos. Robada primero, comprada luego, conquistada después; y siempre esclava, la mujer fue en aquellos tiempos algo más que un autómata y algo menos que un bruto.

En Grecia las niñas las matronas instruían a las hijas en la moral, en los deberes de ser dulces y amables, de mantenerse erguidas, encoger los hombros, cubrir bien el seno, ser sobrias y oponerse al exceso de gordura, que quita gracia á la figura y gentileza al talle, al objeto de hacerlas más agradables á los ojos del hombre en aquel pueblo tan enamorado de la belleza. El padre ateniense escogía al mancebo que más le acomodaba y á éste hacía dueño de su hija, quien debía aceptarle sin murmurar y con gratitud, por más que amase a otro.

En Roma, según Tácito: La mujer era la cosa que el padre vendía y el pretendiente compraba, bajo el seguro de los horribles derechos del dominio y la tutela de que gozaba por las leyes, a más de establecerse la dote. ¡Y esto cuando la mujer sólo contaba doce años, y no era, por lo tanto, más que una niña!.

Durante al Edad Media: En los pueblos germanos existía el mundio, o sea el precio de una hija o de una pupila, que cobraba el mundualdo, y que pertenecía al padre, al hermano, al tutor; pero ¡nunca á la madre ni á la hermana!.

En el Siglo X: la educación de la mujer en toda la edad media es nula por completo, y puede resumirse en estas dos palabras: “Ignorancia y superstición”. Comenzaron en esta época ciertas casas clandestinas llamadas monasterios, y a su frente unas mujeres llamadas abadesas y mayoralas, que estaban amparadas por señores y gente principal.

En el siglo XI: El Fuero viejo O de Burgos decía: "El que llevare robada alguna dueña, si ella lo consiente, robada quede.

El Fuero de Sepúlveda, que abarcaba Extremadura, decía en su Capitulo 68: “Todo moro que sea hallado con cristiana, sea despeñado y ella quemada”.

La mujer, según las Partidas o Leyes de D. Alfonso X el Sabio decían: La pena de muerte impuesta a la mujer embarazada no puede ejecutarse hasta después del parto...” (La mujer española y americana, su esclavitud, sus luchas y dolores año 1898). 

Menos mal, que algunas noticias de la Vieja Rusia, llegaban para suavizar aquellos años de barbarie y penalidades para las mujeres; contaba un diario bilbaíno: “...Existe en provincia Rusa de Smolensk una pequeña región gobernada exclusivamente por mujeres. Ya que la población masculina emigra en su totalidad todas las primaveras a la ciudades vecinas. El trabajo de los campos, el desarrollo de la industria, el cuidado del hogar, y la administración municipal queda a cargo de las mujeres. Dícese que el estado político y financiero de Smolensk es floreciente...” (El Noticiero Bilbaíno del 25 de abril de 1898). Smolensk o Esmolesco es una ciudad Rusa occidental, a orillas del río Dniéper,  es una de las ciudades más antiguas de Rusia, con un asentamiento fortificado.

En una reunión celebrada por la Diputación de Bizkaia el 22 de abril de 1898 se decía y acordaba: “...Que la Diputación debía contribuir con un millón de pesetas para el fomento de la marina o para gastos de la guerra, y aunque la provincia no se encuentra en situación muy próspera ni desahogada.

Otra, el Ayuntamiento de Guecho solicita ayuda para el arreglo de la calle Alangüetas y la apertura de tres calles en Algorta. Se concede permiso al Ayuntamiento de Guecho para para el aumento de los impuestos municipales...” (El Noticiero Bilbaíno del 23 de abril de 1898).

En la próxima entrada de esta serie veremos como, el Mayordomo de la Cofradía de San Nicolás de Bari de Algorta, invitaba a la Corporación Municipal a acudir a la función religiosa, que entorno a esa onomástica se iba a celebrar.

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