lunes, 14 de octubre de 2024

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -403-

En la anterior entrada de esta serie sobre el último cuarto del Siglo XIX, veíamos como el libro de «Bilbao y sus Cercanías», de 1896, nos dejaba una ilustración de como era nuestra Anteiglesia en esos años.

Los corresponsales de algún diario bilbaíno se encargaban de anunciar y apoyar intereses comerciales de acaudaladas familias de la Villa de Bilbao, reportando sobre sus instalaciones veraniegas en Las Arenas: “...Desde Las Arenas.- Cada día que pasa Sr. Director de El Nervión, nota esta linda estación veraniega la afluencia de gentes que vienen a pasar una agradable temporada, respirando las frescas brisas del Cantábrico y remojando la epidermis en sus ondas.

Entre las muchas familias que han venido a pasar el verano en sus lindos hoteles o bien en casas particulares, se cuentan las siguientes: Las de José Ibarra, conde de lbarra, Juan Velasco, José Velasco, Antonio Careaga, Pedro Zubiria, Pedro Careaga, Ernesto Zulueta, José María Basterra, Narciso Díaz, Carlos Jactquet, Manuel Castellanos, Pedro Mac-Mahón, Pedro Montero, Pedro Celis, Joaquín Arellano, Valentín Gorbeña, José Lequerica, Norberto Sivol, Ricardo Arellano, Ricardo Fó, Ricardo Arana, Pedro Anitua, Casimiro Acha, Luis Ocharan, Plácido Allende, Federico Borda, Ramón de la Sota, Martin Zavala, Agustín Cortina, Luis Landecho, la marquesa viuda de Somosancho, marqueses de Villareal, Sr. Isasi (hijo), Sra. viuda de Borda, Joaquín Moreno y Goñí, Eduardo Coste é hijo, Antonio Sacristán, Enrique Gana y señora y algunos otros cuyos nombres siento ignorar.

Con objeto de no hacer interminable esta lista, dejo para otro día los nombres de muchos forasteros, que se encuentran hospedados en el elegante y conocido establecimiento de «Baños de Mar Bilbaínos», en el acreditadísimo hotel «Las Delicias» y en los hoteles de Ventura y Antolín. En todos ellos hay buen número de huéspedes y pronto llegarán otros más, pues se siguen recibiendo pedidos de habitaciones. Los señores facultativos no van a tener otro remedio que emigrar, pues aquí nadie piensa en ponerse enfermo. Y hacen muy bien. Pues la higiene se guarda escrupulosamente y la salud es envidiable, por lo que no es extraño que acudan tantos veraneantes a esta bonitísima playa.

Tampoco andamos mal de diversiones, pues aparte de la música que ameniza la plazuela cercana al muelle, que se convierte en un trozo de paraíso con tanta belleza como suelo pasearse en él, tenemos el casino, donde se celebran animadísimas veladas. En mi próxima misiva daré a usted otros detalles, entre ellos los concernientes a las fiestas que se celebrarán con motivó de la festividad de Santa Ana, a cuya romería tanta gente de Bilbao atrae. Se han comenzado a efectuar los trabajos necesarios para conseguir poner a flote al vapor inglés «Arno», que cómo dijimos oportunamente se fue a pique en el muelle de Las Arenas...” (El Nervión del 20 de julio de 1897).

En la portada del diario bilbaíno mencionado anteriormente se rememoraba la fecha del 21 de julio de 1876. Sobre ella decía dicho periódico: “...Ruines pasiones y mezquinos sentimientos, invocando la ley de la igualdad, atentaron contra derechos que tenían la sanción de los siglos y la sólida base de las más grandes virtudes. En esa funesta obra igualitaria se cercenó lo grande para reducirlo a las proporciones que tenía lo pequeño, se adulteró lo bueno para que no se diferenciara de lo malo... Es el único procedimiento que saben emplear los que están dominados por el egoísmo y por la envidia, los que no pueden ver el bien ajeno sin sentirse martirizados, agobiados por honda tristeza. En cada corazón vascongado late hoy, con la misma fuerza que en el primer aniversario de la promulgación de la infausta ley, un sentimiento de protesta que es, a la vez, solemnísima afirmación de inacabable cariño a las libertades perdidas...” (El Nervión del 21 de julio de 1897). Aquella fecha conllevó la Ley abolitória de Fueros de 21 de julio de 1876, una ley de castigo que supuso el final de régimen neoforal para las provincias de Araba, Gipuzkoa y Bizkaia.

Las ofertas de la Compañía del Ferrocarril de Bilbao a Las Arenas, ya en pleno verano, se dejaban sentir en la prensa bilbaína, compitiendo con la Compañía del Tranvía Eléctrico: “...Ferrocarril de Bilbao a Las Arenas.- Desde el viernes próximo, expenderá esta Compañía tarjetas de abono en combinación con todas las empresas de baños de la playa de Las Arenas, para nueve viajes de ida y vuelta por ferrocarril, y nueve baños de mar fríos, con dos servicios, caseta y bañero, o caseto, traje de punto y sábana, a los precios de siete pesetas y cincuenta céntimos en 3ª clase y ocho pesetas y cincuenta céntimos en 2ª.

La Compañía del tranvía eléctrico, ha establecido un servicio, especial a la playa de Las Arenas, que dio principio el día 20 del corriente mes. Desde este día se expenden en las oficinas de la Compañía, Estufa 7, los abonos del ramal de la playa, al precio de 5,40 pesetas, valedoras para nueve viajes redondos de Bilbao al ramal o viceversa, y desde el día 23 los abonos, para 9 baños de mar fríos en combinación con el tranvía al precio de 3 pesetas...” (El Nervión del 21 de julio de 1897).

En el pleno municipal de Getxo del 22 de julio de 1897, se daba cuenta de las condiciones económicas y presupuesto para cubrir el kiosko de la música de Las Arenas: “...En cargo realizado por esta corporación mediante el Regidor D. Rafael Elcoro, para la colocación de una cubierta al kiosko de la plazuela del barrio de Las Arenas, (se llamaba así al kiosko situado frente al Puente Bizkaia), dicho presupuesto asciende a 480 pesetas. Dicha obra saldrá a subasta pública...”

En ese mismo pleno se trataba sobre la obra que estaba realizando un contratista de Algorta en la calle San Nicolás de Algorta: “...Se da cuenta de una instancia de D. Domingo Zubizarreta, solicitando autorización para tomar agua de la fuente de «Fikaena», con destino a las obras que esta realizando en la casa en construcción perteneciente a Dña. Carolina Mandaluniz. El Ayuntaminto autorizaba dicha toma de agua con la condición de que dicho contratista abonara la tarifa establecida del 2%...”

El intenso transito de diversa clase de vehículos por la Avenida Basagoiti, hacía que el Ayuntamiento, en aquel pleno del 22 de julio de 1897, tomase la decisión de prohibir dicho tránsito: “...Acordó el Ayuntamiento se fijen rótulos prohibiendo el paso de toda clase de carros, carruajes, vehículos, bicicletas y ganados, bajo la multa que fijan las ordenanzas por la Avenida Basagoiti, debiendo colocar uno con dos caras y sobre un poste decente, cerca de la casa de Dña. Leona Larrazabal, por la parte exterior de la acera izquierda viniendo desde Las Arenas; otro cerca del Casino Algorteño; otro próximo a la casa de D. Tomás Goicoechea, otro en el punto de Mantequena y el último contra la casa de Amorotoena de Cortina en el encuentro con la calle San Nicolás...”

En la próxima entrada de esta serie veremos como, el Alcalde de Getxo D. Juan José Bilbao, procedía al nombramiento de los Alcaldes de barrio de Las Arenas y Getxo (Santa María).


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