Hay
gestas que pocas gentes se atreven a realizar, quizá la época era
propicia para ello, y eso es lo que hizo un genial vecino de Getxo.
Muchos hoy verían imposible tal ocurrencia, al menos hasta hoy a
nadie se le ha ocurrido realizar tamaña proeza, cruzar la ría a
caballo. El personaje, Zacarías Igual contratista que
prestaba sus servicios por toda Bizkaia aunque su centro de trabajo
fuera Getxo. El caballo, “Tordilla”, una espléndida
yegua pinta. El motivo, una avería en el transbordador (Puente
Bizkaia). La época, el verano de 1909.
Zacarías
Igual fue descendiente del industrial algorteño Castor Igual,
venido desde la cercana Arnuero (Cantabria) a mediados del siglo XIX
quien al igual que otras gentes, dejó su pueblo natal para trabajar
en un Getxo que empezaba a crecer. Fue quien instaló una tienda de
pinturas en la calle Avenida Basagoiti, de quien Zacarias heredó el
negocio paterno. Concienzudo trabajador, hombre de firmes principios,
tenaz de abruptas expresiones, sorprendió a sus vecinos con una
“hazaña” que nadie antes había osado realizar.
Cuentan
que: “...Un día del verano de 1909, cuando se encontraba
realizando reparaciones en varios lugares de la zona de Uribe, entre
ellas el Hospital de Barrica, la Iglesia de Jatabe y el Castillo de
Butrón, recibió una llamada que le haría popular por su
hazaña...”. La misma provenía de un vecino de la
población minera de Gallarta, Agustín de Iza, quien requería sus
servicios. El día estaba ya avanzado, pero esto no le arredró,
montó en su yegua y raudo se dirigió hacia Las Arenas, pensando en
pasar a Portugalete en el transbordador. Un vez llegado a este barrio
se encontró con dos grandes obstáculos, la ría y un puente
averiado, lo que aparentemente imposibilitaba su cometido. Después
de hablar largo y tendido con los empleados del puente, y viendo la
imposibilidad de que la avería fuera reparada con prontitud, nuestro
amigo Zacarías, lejos de arredrarse, tiro por la calle del medio,
hombre y jumento se dirigieron a la rampa más próxima, situada a
derecha del puente, según se mira hacia Portugalete, la cual quedaba
casi enfrente de la del vecino municipio. Hombre precavido, tras
arrojar un puñado de heno para comprobar la fuerza de la marea, y
tras verificar que la misma había llegado a su punto más álgido,
monto a lomos de su yegua y se dispuso a cruzar el canal. Ni qué
decir tiene que los viandantes, de ambas margenes, observaron
incrédulos las evoluciones de jinete y montura, viendo admirados
cómo finalmente lograban su proeza.
Un
vez en tierra espoleo a su fiel compañera y con paso firme se
dirigió hacia Gallarta. Tras realizar allí su cometido, que no
parece fuera de mucha enjundia, retornó hacia Portugalete. Una vez
en la villa jarrillera, se topo con que el transbordador seguía
estropeado y la marea aguas abajo y con gran fuerza, lo que
dificultaba su transito. Hombre de recursos, alquiló un bote y tras
depositar en el la montura embarcó, asiendo las riendas tiro del
bocado de su yegua, animando a su inseparable compañera a
acompañarle, quien realizó el transito como una nadadora consumada,
llegando ambos a la otra orilla, desde donde, tras colocar la silla y
apretar las cinchas, a lomos de su potranca se dirigió hacia su casa
de Algorta.
Este
hecho aún hoy es recordado por muchos veteranos guaitos de los que
peinan canas, quienes hablan de la tozudez del caballero en cuestión.
Los Igual pertenecen a una de las familias con fuerte implantación
en Algorta. Algunos de sus familiares actuales, cuentan anécdotas
sobre el carácter de Zacarias, que yo no me atreveré a reproducir,
que hablan de él como un hombre de carácter fuerte y resolutivo.
Muchos,
en nuestra juventud, cruzamos ese tramo a nado, pero nadie antes lo
había hecho a lomos de su montura. Después de ese hecho digno de un
desafío, de los que se acostumbra a realizar en Euskal Herria, quién
sabe si algún osado jinete, nuevamente será capaz de emular la
hazaña de “Zacarias y Tordilla”.
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