domingo, 18 de diciembre de 2022

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -306-

En la anterior entrada de esta serie sobre el último cuarto del Siglo XIX, veíamos como en nuestra Anteiglesia una costumbre que se mantuvo durante largos años, la del socorro diario mensual para los mas necesitados, estaba llamada a desaparecer con la próxima entrada en funcionamiento del Hospital Hospicio.

Próxima ya la navidad, el día 21 de diciembre de 1895, la prensa bilbaína decía: “...Hoy, según tradicional costumbre, es el día señalado para que los inquilinos traigan a Bilbao las rentas para los amos y los regalos de navidad. Con tal motivo, las calles de la Villa ofrecerán un pintoresco aspecto, y en la plaza del mercado, que estará surtidísima, reinara extraordinaria animación. Los primeros trenes de las líneas de Las Arenas y Lezama llegaron atestados de expedicionarios...” (“El Noticiero Bilbaíno” del 21 y 22 de diciembre de 1895). Decía otro diario bilbaíno: “...El día de hoy es uno de los más clásicos en esta villa y cuya tradición se conserva aún. Es este el destinado por los caseros rurales para satisfacer las rentas de los caseríos y tierras que tienen en arriendo; al propio tiempo es el indicado para la entrega del regaló que tienen por costumbre hacer a los dueños de las fincas. Desde muy temprano los aldeanos, vestidos con las ropas de los días festivos y cardados con aves y frutas, cruzan alegres y satisfechos los distintos caminos y veredas que les separan de la villa. Se dirigen a casa del amo, donde generalmente les aguarda una abundante comida que se prolonga hasta bien entrada la tarde. Con la aglomeración de los aldeanos en esta villa y aprovechando el día, lo mismo que en años anteriores, han venido muchísimos campesinos conduciendo para la venta, magníficos capones, gallinas e infinidad de otros artículos propios de la época de fiestas. Los pavos en el mercado se cotizaban a 7 pesetas y los capones a 10 pesetas, el par de besugos a 1,75 pesetas, las angulas de Bilbao a 6 pesetas y las de fuera a 2,50 pesetas...” (“El Nervión” del 21 de diciembre de 1895).

En la prensa bilbaína un navegante, al parecer avezado, en cuestiones marítimas, D. Dionisio de Zubiaga, dejaba sus opiniones a cerca de un proyecto que se pretendía llevar a cabo en la llamada “Playa de Sestao, sí era la idea”: “...Recientemente algunos periódicos de Bilbao han discutido a cerca de la dársena de flotación proyectada, según parece, en la playa de Sestao. El señor Zubiaga persona que ha navegado mucho, y conoce muchos puertos de Europa y América, ha hecho algunos estudios, inspirados en su amor a Vizcaya. Todo esto nos mueve a publicar sus escritos, por si en ellos existe alguna idea digna de ser atendida en beneficio del Puerto y Ría de Bilbao. La Dársena.- Puede todo río utilizarse para dársena, de constante flotación para los buques que acuden a este Puerto, en la forma siguiente:

Constrúyase un muro a través de todo el río en la Benedicta, dejando solo dos aperturas, de 25 metros cada una, para entrada y salida de buques, las cuales deberán tener un juego de compuertas cada una, para abrirse y cerrarse cuando convenga, teniendo siempre en el río el agua clavada en 8,5 metros sobre las bajamares equinociales. Quedaría sí el río Nervión hasta la isla de San Cristobal, como los afluentes Gobelas, Asua, Galindo y Cadagua , utilizables en todo tiempo...” Seguía diciendo que: “...De realizarse aquella obra no se desprenderían en la ría gases nocivos para la salud. Con este sistema de dársena se evita la corriente ascendente, y no se introducirían en el cauce las arenas de la Playa de Las Arenas. Los bancos de arena que se forman en la barra desaparecerían, con la erosión que produciría la corriente descendente, por las aguas que a la ría afluyen de los ríos Ibaizabal, Durango y Orozco. No habiendo corriente ascendente de ningún género podrían los buques llegar hasta la Benedicta sin los peligros actuales...” (“El Noticiero Bilbaíno” del 23 de diciembre de 1895). Obviamente aquel proyecto no se llevó a cabo.

Y como ya estaban las navidades a punto de comenzar, la Compañía del Tranvía de Bilbao a Las Arenas anunciaba: “...La Compañía del Tranvía Eléctrico de Bilbao a Las Arenas pone en conocimiento de los usuarios que el día 24, como en años anteriores, se suprimirán en dicha línea todas las salidas desde Bilbao a partir de las 19:30 de la noche. El día 25 dará comienzo el servicio de Las Arenas a partir de las 8:00 de la mañana...” (“El Nervión” del 23 de diciembre de 1895).

Y ya estábamos en la Navidad, en el día 24 de diciembre, al que al prensa llamaba: “...La fiesta del Hogar, en la que se estrechan los lazos familiares...” Y como las noticias escaseaban, recordar una referente al municipio vecino de Berango: “...En los exámenes de reválida que acaban de celebrarse en la Escuela Normal de Vitoria ha obtenido el título de maestra superior, Dña. Benita Vitoriana de Barrenechea, joven de 16 años, hija de D. Justo Barrenechea, secretario del Ayuntamiento de Berango...” A la hora de la cena, en el Asilo de San Mames, los acogidos tenían: “...Para la cena de Noche Buena: Berza en aceite, huevos en salsa, besugo, compota de manzanas y ración de vino...” (“El Noticiero Bilbaíno” del 24 de diciembre de 1895). Entre tanto los más desfavorecidos iban de puerta en puerta solicitando ayuda: “...Desde bien temprano, los mendigos se han apoderado de las calles, recorriendo en grupos, de puerta en puerta, implorando la caridad; los ha habido de todas clases, mancos, ciegos...” (“El Nervión” del 24 de diciembre de 1895).

En el pleno del ayuntamiento de Getxo, del 26 de diciembre de 1895, se daba cuenta de: “...Una instancia de D. Alejo Sarria Alday, licenciado en farmacia, en la que manifiesta: Que ha quedado, mediante traspaso, a su cargo la farmacia de D. Rodrigo del Val en el barrio de Algorta, quien fue uno de los farmacéuticos titulares de este Municipio. Suplica se le nombre para ese cargo, obligándose el exponente a cumplir con la obligaciones impuestas al expresado Sr. del Val...” Dentro de los suministros que el nuevo farmacéutico Alejo Sarria realizó estaban los medicamentos, que el Ayuntamiento pagaba a los pobres del Municipio: “...Medicamentos llamados específicos que se suministran a los pobres y enfermos...”

En la próxima entrada de esta serie veremos como, varios propietarios de Algorta se quejaban por los daños, que a la ladera del monte, habían producido las olas como consecuencia de las obras del Puerto Exterior.

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