domingo, 12 de octubre de 2025

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -444

 

En la anterior entrada de esta serie sobre el último cuarto del Siglo XIX, veíamos como la prensa bilbaína publicaba una Real Orden sobre la salubridad de los cementerios y las normas inhumatorias.

En el pleno municipal de Getxo del 24 de febrero de 1898 se trataron varios asuntos. Uno de ellos referidos a las cuentas del municipio, las cuales ascendían a: “...Cargo 150.910,38 pesetas, Data 147.381,86 pesetas, quedando en existencia para el ejercicio de 1897-1898 la cantidad de 3.528,52 pesetas; y por lo tanto, había pasarse la cuanta a la Junta Municipal a los efectos que prevé la Ley, poniendo antes al público durante quince días, en la Secretaría, acompañada de los documentos justificantes acordados...”

Enseguida se informaba de un escrito de un número importante de vecinos solicitando cambios en el arbitrio de las carnes: “...Se da cuenta del escrito de un número importante de vecinos, solicitando se suprima para el próximo año al arbitrio de derechos de 15 de peseta en kilogramo de carne de res vacuna...” Y como era habitual se decidía crear una Comisión Especial para discurrir sobre el tema, de la que formaron parte el Teniente Primero Sr. Diliz y los Regidores Sres. Cámara y Zamacona.

Seguía el pleno municipal y el Ayuntamiento de Getxo tomaba una decisión sobre los servicios que prestaba, hasta eso momento el farmacéutico de Municipal (Algorta): “...A petición de varios Concejales se abrió una razonada discusión sobre el Convenio pactado en el año 1888, entre el Ayuntamiento y el Farmacéutico titular D. Miguel García Salazar, para verificar porque diez análisis, que mensualmente realiza de los los artículos de consumo que se le presenta la autoridad local, servicio que viene practicando dicho señor anualmente por al cantidad de seiscientas pesetas, y considerando la misma excesiva, teniendo presente que según noticias de que otros municipios satisfacen cantidades inferiores. Acuerda este Ayuntamiento: Declarar fenecido desde el próximo mes de julio el convenio antes mencionado. Que desde dicha fecha no se pague por por los análisis de productos de consumo más que 250 pesetas anuales, fijando en seis las muestras de análisis que se deben de realizar mensualmente. Comunicar este acuerdo al farmacéutico D. Miguel García Salazar, para que manifieste si acepta o no el cargo...”

A continuación tras decidir el Ayuntamiento un aumento de los arbitrios municipales, algunos concejales cuestionaban dicha decisión: “...Presentan un escrito los concejales señores Inchaurtieta, Larrondo y Goicoechea, en oposición al proyecto de recargo de consumos de carnes, vino, aguardiente y licores de toda clase, cervezas, mantecas de cerdo, en el que dicen que estando muy gravados, más de lo que debieran, estos artículos en el Pueblo, no son partidarios de que hoy vuelvan a recargarse, porque no teniendo en el presente más compromiso urgente, esta Corporación, que el murallón que se esta construyendo desde el Puerto hasta Arriluze, cuyo coste no llegará a 50.000 pesetas pagaderas en cinco anualidades de 10.000 pesetas, se pueden arbitrar los recusos necesarios haciendo un llamamiento a los señores propietarios del Pueblo, para que hagan, si lo tuvieren a bien, un anticipo en las mejores condiciones posibles, ya que cuando en un principio se trató de hacer el referido murallón, tan propicios se mostraron dichos propietarios a hacer toda clase de sacrificios a fin de salvar el Caserío del Pueblo, amenazado de inminente ruina, si no se llevaban a efecto las obras de contención. Estos podrían hacerse cargo del servicio de interés y amortización, con las economías que se harían en los gastos del Ayuntamiento y con el impuesto que la comisión propone a los carros de fuera que comercian con el Pueblo, y en vez de los 50 céntimos aumentando a una peseta para los unos, y en vez de 0,25 a 0,50 para los otros por carro. Los firmantes opinan que con los recursos obtenidos por la contribución a los carros de fuera, quedaría perfectamente asegurado el servicio a los propietarios, demostrando que por el momento no hay necesidad de gravar los consumos antes citados...” Entre los citados opositores se encontraba uno que al parecer, por lo que argumentaban, tenía cierta sensibilidad hacia la situación de las gentes más humildes: “...Alterar esos precios de los artículos de primera necesidad afectaría directamente a las gentes menos acomodadas. Por lo que habría que evitar encarecer la vida del proletariado. Porque es obvio que la Corporación municipal esta obligada antes de gravar los consumos, por otra parte siempre repulsivo e impopular, a tocar todos aquellos resortes que exigiera hacer un buen servicio al Pueblo. Por esta razón juzgan de suma conveniencia los firmantes llamar a Junta a los señores propietarios para recabar de ellos los anticipos necesarios...” A pesar de lo cual, aquel proyecto de aumentar los impuestos de consumos de carnes, vino, aguardiente y licores de toda clase, cervezas, mantecas de cerdo, finalmente fue aprobado.

Por aquellos días, un corresponsal, colaborador habitual de un diario bilbaíno, soltaba la idea de las ventajas de adquirir una novedosa maquina para plantar árboles: “...Ahora que el municipio bilbaíno y la prensa de Bilbao se preocupan con justa razón y muy buen Juicio, del fomento del arbolado dentro de la opulenta capital Vizcaina, bueno sería ponerles al corriente de una ingeniosa máquina de trasplantar árboles. La máquina trasplantadora va montada sobre un bastidor de cuatro ruedas, en la que se hallan cuatro potentes tornos compuestos los cuales tiene una rueda dentada y un tornillo sin fin, el aparato va tirado por cuatro bueyes; la potencia máxima de la maquina esta calculada en unas mil arrobas de peso. El precio de cada árbol trasplantado asciende a 10 pesetas...” (El Noticiero Bilbaíno del 25 de febrero de 1898).

Por aquellos días, dos eran los asuntos que llenaban las páginas de prensa: El Manicomio Provincial de Bermeo, cuyas obras habían salido a subasta; y el Tratado de Comercio con Estados Unidos, con resentimientos hacia la situación en que iban a quedando las colonias, que solo beneficiaban al gran imperio Yankee, convirtiéndole en la gran metrópoli comercial de las Antillas.

Mientras que aquí, en casa, la Junta de obras del Puerto ordenaba demarcar en Las Arenas un terreno de su propiedad: “...La Jefatura de la Junta de Obras del Puerto de Bilbao ha suplicado al Gobernador Civil que ordene la demarcación, en Las Arenas, de un terreno particular perteneciente a la Junta de Obras...” Y se daba cuenta de un expediente referido a un propietario de Algorta: “...Ha sido entregado al Gobierno Civil de Vizcaya, para su entrega al interesado, el expediente promovido por D. Juan Antonio Aldecoa, vecino de Algorta, en solicitud de una patente de invención. Expediente que deberá ampliar dicho señor Aldecoa en la forma en que se indica...” (El Noticiero Bilbaíno del 25 de febrero de 1898).

En la próxima entrada de esta serie, veremos como el Ayuntamiento de Getxo anunciaba la convocatoria de elecciones para Diputados a Cortes para el día 2 de marzo de 1898.

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