En la anterior entrada de esta serie sobre el último cuarto del Siglo XIX, veíamos como, en 1898, se publicaba una interesante historia de nuestras carreteras a su paso por Getxo.
Que la viruela una enfermedad muy temida entre nuestros vecinos, hacía que todos los años la población de nuestra Anteiglesia acudiera a vacunarse a los lugares que el Ayuntamiento habilitaba para tal efecto. En marzo de 1898 acudieron a vacunarse un número importante de nuestros convecinos, en un Getxo que extrapolando podía tener 5290 habitantes. En un diario bilbaíno se daba la siguiente noticia: “...En los soportales de la casa consistorial de Algorta, se vacunaron y revacunaron el viernes último, entre 50 y 60 personas...” Diario que también ofrecía un recordatorio del fallecimiento de uno de nuestros vecinos: “...Mañana lunes hará un año que falleció en Algorta D. Sabino Laca y Orbeta, hermano político de nuestro amigo el Diputado Provincial Idelfonso de Arrola...” (El Noticiero Bilbaíno del 6 de marzo de 1898).
Y como todos los años la veda para la caza, llegaba para dejar paz a las pobres aves que sobrevolaban nuestros cielos. La variedad de esas avecillas que sobrevolaban nuestros cielos: “...El día 1 del corriente mes quedó decretada la veda de caza. Los verdelones, epechas, chíos, chontas, perdicarás y demás fauna podrán comer y dormir tranquilos. Ahora nuestros cazadores se reunirán entorno a una buena mesa, sin sus mortíferas escopetas, para degustar un buen chacolí, y mientras hacen honor al “ojo de gallo”, saborean un barbarín, una tajada de merluza o un buen bacalo, o un faisán ciego a la brasa, discutirán sobre quien ha matado mas chimbos de cola roja, u hormigueros que son los más sabrosos...” Mientras elucubraban sobre lo que llevaban a sus estómagos las mesas más favorecidas: “...Veamos, primeramente, el pan. Este es el alimento más general en nuestros países, el de todo el mundo: El del niño, el adulto, del hombre de edad madura y el viejo. El que esta bueno come, por término medio, una libreta de pan por día, sin contar los extraordinarios, y en ocasiones los bizcochos, pastas y pasteles, cuya basa es la harina bajo, diferentes formas. Durante una vida entera, más de 255 quintales de pan.
Después del pan, en la alimentación ordinaria, figura la patata. Pero en cuanto a legumbres, comemos algo más que patatas: comemos tantos guisantes que no cabrían en una vaina de una legua de larga; tantas zanahorias que, presentadas en una sola tendría esta la altura triple a la de un asno grande; con las ensaladas había para tapizar los suelos de una casa de siete pisos, sin hablar de coles y judías.
En cuanto a la carne, imagínense para comparar, que un hombre no comiera más que carne de vaca en toda su vida, sería necesario un animal de unos 18.000 kilos.
Si se le concede a ese Gargantúa media libra de pescado por día, en lugar de carne, devorará unos 5.000 kilogramos. Por termino medio , los alimentos solidos de cada uno de nosotros, al llegar a ser septuagenario, pesarían entre 53.000 y 54.000 kilos...” La lista era mucho más extensa, pero eso ya no deja una idea de lo que disfrutaban algunos por aquel entonces en su opíparas mesas. (El Nervión del 6 de marzo de 1898).
Un corresponsal, que como tal firmaba, escribía un corto articulo en un diario bilbaíno a acerca de Algorta: “...Los trabajos del murallón carretera de la costa, siguen con gran actividad y de continuar así, puede asegurarse que para el próximo invierno habrá desaparecido el grave riesgo que hoy, a consecuencia de las erosiones del mar, corren los montes a los cuales circuyen dicho murallón...” (El Nervión del 7 de marzo de 1898).
Algún diario bilbaíno, ofrecía a diario suculentas rectas gastronómicas, alguna de las cuales recordaba el origen del titulo que otorgaban a la misma, se trataba de “Chuletas de Carnero a lo Luis Felipe”: “...Se preparan y con asientan con la maza, dejando el hueso a una de cada tres. Se coloca esta, la del hueso, en medio de las dos deshuesadas, embardunándolas antes con manteca de vaca y una pizca de sal; se comprimen bien para que formen un solo trozo, se asan a fuego fuerte sobre la parrilla. Se sirven en la forma en que se han asado.
Se llaman a lo “Luis Felipe” porque a este rey se las servían a diario. El se comía las chuletas del hueso, y dejaba a los convidados las deshuesadas, oséa, las de los extremos, por la sencilla razón que aquellas eran las más sabrosas y ricas !Por algo era el rey!...” (El Noticiero Bilbaíno del 8 de marzo de 1898).
Con las elecciones para para diputados a Cortes en cercanas, la prensa bilbaína ofrecía datos a cerca de los correspondientes a nuestra Provincia, con número de Pueblos, Distritos y electores (Getxo estaba adscrito a Barakaldo): “...El número total de electores para diputados a Cortes de la Provincia de Vizcaya asciende a 59.4245, que se descomponen en la siguiente forma:
Distrito de Baracaldo consta de 22 pueblos divididos un 34 distritos y 41 secciones, con 11.061 electores.
Distrito de Bilbao: La Villa se divide en 8 distritos y 33 secciones, con 13.104 electores.
Distrito de Guernica consta de 26 pueblos, 41 distritos y 44 secciones, con 8.703 electores.
Distrito de Marquina consta de 23 pueblos, 49 distritos y no secciones, con 6.210 electores.
Distrito de Durango, se divide en 33 pueblos, 53 distritos y 53 secciones, con 9.888 electores.
Y distrito de Balmaseda con 15 pueblos, 30 distritos y 40 secciones con 10.450 electores.
Es decir, que en las próximas elecciones se tendrán que constituir 261 mesas electorales en toda la Provincia...” (El Noticiero Bilbaíno del 10 de marzo de 1898).
Y entre tanto, la enfermedad varilosa, que afectaba a los Pueblos de la Provincia de Bizkaia, decrecía: “...Los datos que se reciben en el Gobierno Civil respecto de la enfermedad variolosa son muy satisfactorios. En todos loo pueblos de Vizcaya lo epidemia decrece considerablemente, y en muchos ha desaparecido por completo...” (El Noticiero Bilbaíno del 10 de marzo de 1898).
En el pleno municipal de Getxo del 10 de marzo de 1898, se daba cuenta de dos casas de Algorta, situadas en la calle San Nicolás y San Martín de Algorta, las cuales presentaban un estado ruinoso y carecían de dueño, por lo que el Ayuntamiento tuvo que adoptar medidas para evitar desgracias entre el vecindario: “...Se da cuenta de una instancia de D. Juan Antonio Acha, quejándose del mal estado de la casa que se quemó hace unos tres años en la calle San Nicolás, llamada “Gabrielena Nueva”. El Ayuntamiento de Guecho acuerda que: No existiendo en dicha casa ningún propietario ni representante de la misma, por hallarse en América, y hallarse en ruinas de aquel edificio varias vigas que cuelgan de sus paredes, siendo necesario que el suelo de la misma sea saneado sin que revista problemas de salubridad; y teniendo en cuenta que también que la casa derruida “San Martín”, de la citada calle, se halla también en las mismas circunstancias, sin dueño ni representante en esta localidad; autorizar a la Comisión de Gobernación y Policía para que en unión del vigilante de obras estudie y presente a esta Corporación, un proyecto de obras para evitar todo peligro y retirar toda la suciedad de ambas casas...”
En la próxima entrada de esta serie, veremos como algunos vecinos del barrio de Las Arenas, se quejaban de que solamente tenían para dar servicio religioso al barrio, un coadjutor y una única misa, ya que la iglesia era aneja a la de San Nicolás de Algorta.













