miércoles, 21 de junio de 2023

LA NOCHE MAGICA DE SAN JUAN


Noche mágica, así ha sido a través de los años la noche de la víspera de San Juan, la noche más corta del año en el hemisferio norte, que simboliza el triunfo de la luz frente a la oscuridad. La noche de San Juan nos anuncia que la duración de los días se comenzará a acortar, aunque al mismo tiempo se trate del día más largo del año, el que más horas de luz tiene.

Noche en la que las clásicas hogueras de San Juan nos dejaban unas ascuas crepitantes que revolotean sobre las Sanjuanadas, mientras las espirales de humo y su característico olor impregnan calles y ropas, a la vez que en el aire resuenan notas de las viejas canciones festivas.

Y es que en el recuerdo quedan imágenes de aquella fiesta, hoy ya casi desaparecida, con restos simbólicos en forma de grandes hogueras. En uno de los barrios en que viví, en Romo, en la Prolongación Amaya, en el centro de un espacioso arenal que conformaba una improvisada y accidentada plaza, un enorme montón de abarras y argoma anunciaban la deseada fiesta del fuego. Era la noche, que a través sus espesas sombras, amenguadas tan solo por la luz vergonzante de un par de bombillas de tulipas desconchadas, de luz triste, nos permitía ver una disforme pira fantasmagórica de leñas, cartones y destartalados enseres domésticos, fruto de trasiegos infantiles, que como si fuera a un gigantesco fantasma, mágicamente se hubiera apoderado del espacio de nuestros juegos, bajando a dormir el sueno de la última noche en la campa.

Ya desde vísperas, el sastre del barrio, Mikel, preparaba concienzudamente aquel muñeco de bombacho azul marino y camisa raída que iba a coronar en lo alto del mástil de la fogata.

La misma, al principio, aparecía como sumida un gran letargo, descansando a la espera del bullicio que más tarde iba a acontecer. Nada, en aquellos momentos previos, parecía turbar su silencio. Únicamente la sombra misteriosa de un hombre, que año tras año daba la señal de inicio de la hoguera, recorría las fachadas de nuestras casas y el viejo camino de la Prolongación Amaya.

Era Antonio, que con su improvisada llegada hacía resonar entre las casas del barrio el grito de !Antonio ya le ha dado fuego a la Sanjuanada!, los más jóvenes saltaban como un resorte de sus asientos sin apenas haber terminado la cena, a partir de ese momento el ruido de puertas y carreras por las escaleras era atronador, la hasta entonces tranquila campa se estremecía en medio de un bullicioso griterío, se abrían las puertas y ventanas, y mayores y pequeños llenaban el espacio festivo.

El trasiego de ramas y troncos para avivar la fogata era continuo. En seguida pequeñas piras, que cada cuadrilla preparaba aparte de la hoguera central, empezaban a iluminar la vieja campa. Las patatas, hurtadas a las baserritarras del entorno, comenzaban a asarse en aquellos pequeños e improvisados cenáculos.

Las chispas revoloteaban libres surcando el cielo, pero milagrosamente no provocaban incendios en aquel entorno semiurbano, de la frontera con Lamiako. Los saltos por encima y alrededor de las hogueras se sucedían, mientras los mayores vigilaban a su prole para evitar indeseadas quemaduras. Mientras charlaban con sus vecinos de los avatares del día.

El baile y la algarabía, poco a poco, iban dando paso al cansancio, y el sueño se dejaba traslucir en los rostros, enrojecidos por el calor de la hoguera de aquellos madrugadores obreros. Los más pequeños, ya comenzaban a sentir, no sin pena, el cansancio de una noche atronadora. La campa poco a poco se iba vaciando, y las familias regresaban a su hogares. Al día siguiente, en la campa, quedaban los rescoldos de la hoguera y un ambiente cargado de intenso olor a humo. Y es que las llamas de las hogueras que habían anunciado, la noche anterior, con sus brillantes chisporroteos, la festividad de San Juan, habían quedado reducidas a cenizas.

Y no quiero acabar sin recoger alguna vieja estrofa de esa mágica noche de San Juan:

...San Juan, sorgin eltxo ta gorri

gustijak dira erretan

soloetako landara onak

garbi geratu daitezan.

Gora, gora, gora garbitasuna!

aupa bizkor egin subari bira

ujuju! Deun Jon’agana guaz gu!...”

...San Juan, todas las brujas, y mosquitos rojos

se queman para que las buenas plantas

de los campos se limpien

Viva, viva la limpieza!

Aupa, demos raudos vuelta al fuego!

Hala vamos a San Juan!

Que en el Valle de Arratia era tenía otra versión, que traducida era:

...Quemad las brujas y los ladrones,

los sapos y las culebras...

San Juan, San Juan, San Juan!...

Guardad los maíces y los trigos!...”

Este año, como en años anteriores, la fiesta de San Juan volverán, a nuestros barrios, a la Plaza San Nicolás de Algorta; a Zubilleta y a Getxo (Andra Mari).

Las hogueras se realizarán como antaño en Zubilleta, con un amplio programa de tres días. De forma simbólica tanto en Malakate (Andra Mari) como en San Nikolas (Algorta).

En el entorno de Malakate, con sardinas y chocolatada, que año tras año nos regala Itxas Argia.

Celebración en la que niños y mayores volverán a sentir el calor del fuego y la nostalgia de hogueras pasadas.

Los programas de cada barrio aparecen recogidos en los carteles de fiestas que incluyo en esta entrada.

ONDO PASA SAN JUAN EGUNA!

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