Continuando
con esta historia sobre las anguilas y las angulas, ahora me acercaré
a los recolectores, que en nuestros ríos y riberas marinas recogen
ambos anguilidos.
Algunas
de las zonas tradicionales de pesca de la angula en Getxo han sido:
El embarcadero de Areeta-Las Arenas, la zona de Cisco y el desagüe
de la Bola, Arriluce y el Contramuelle, y como no, el río Gobela,
tanto aguas abajo de la Avanzada, cómo aguas arriba hasta Berango.
En
esta entrada recojo algunas experiencias de los anguleros que
practicaron la pesca, tanto en el Gobela y sus tributarios, como en
la costa del Abra. He entrevistado a alguno de ellos y recojo sus
recuerdos y experiencias. Entre los anguleros de Getxo estaban:

Del
barrio de Romo
estaba, entre otros, M. A. (Indico solamente sus iniciales pues me ha
pedido que así lo haga), quien me contaba su actividad pesquera:
“…Me
recordaba la frase de río anguilero, río angulero, cuando me
hablaba de como pescaba su Aita esos alevines, en los años 50-60. La
pesca se realizaba durante los meses de enero y febrero, en días de
mareas vivas, a poder ser sin luna y con aguaduchus. Entonces las
angulas subían por las antiguas bocas (túneles) de la playa de la
Bola (Balanar), hasta llegar al río Gobela; mi Aita preparaba una
especie de arqueta con ladrillos cuatro metros dentro del túnel,
donde capturaba las angulas; para poder ver dentro de los túneles
llevaba un farol de carburo, algunos llevaban un farol con una velita
pero esta solamente iluminaba lo que cogías y si querías no
tropezarte hacía falta mayor campo de visión, más tarde salió en
farol de butano. Mi zona de licencia es en el campo de fútbol del
Arenas, hasta el aliviadero Valdés. En los años 50-70 no había
topes de capturas, en esa época se podían hacer capturas de 18
kilos en una noche, ahora solamente podemos pescar 2 kilos por
licencia y día.
Cada
uno tenemos nuestros pequeños trucos, yo tengo un acuario, en el que
pongo la temperatura del agua cómo está en el río, meto en el 300
gramos de angulas, si suben una o dos ni me molesto en ir a pescar,
si suben todas es el momento de ir al río, es mi barómetro. Eso sí,
las aguas tienen que estar turbias, si hay luna las ves pero ellas
también te ven, y el muble y la lubina, sus principales
depredadores.
Para
matar la angula, para poder consumirla, hay varias formas, algunos
las matan con tabaco, hacen una infusión con tabaco que mezclan con
la angula; sin embargo mis abuelos mi padre y yo siempre las hemos
matado mediante un puñado de sal gorda, lo cual evita que pueda
quedar gusto al tabaco. Antes hay que limpiarlas bien para quitarles
la babilla, parecen caracoles.
A
la hora de consumirlas hay gente que las escalda, yo no lo hago
nunca, el bacalao no se escalda, les quito el agua de la limpieza y a
la cazuela, para que las vas a cocer si lo van a hacer en la
cazuela…”

En
el barrio
de Areeta-Las Arenas,
Víctor Elías Hernández San Martín (Pelu), de la calle Urkijo de
Areeta-Las Arenas. Su apodo (Pelu) es conocido popularmente en el
barrio. Siempre me ha picado la curiosidad saber de donde procedía:
“...Mi
apodo “Pelu” proviene de una señora de la calle Urkijo, que me
salvó la vida cuando tenía 4 años, se llamaba Pelu Gorbeña...”
Pelu (Victor) pescaba las angulas en la zona que iba desde el
embarcadero de Arriluze hasta la punta del contramuelle, y en el
embarcadero de Areeta-Las Arenas. El cual relata lo siguiente:
“...Empezamos
a coger angulas a mediados de los años 60. Teníamos un gasolino de
9 metros, tenía 2,40 de manga y un motor ingles de 100 caballos, que
nos solía dejar Juan José Bonilla (Padre), a mi y a José Mari
Jambrina que vivía también en la calle Urkijo, llevábamos la
embarcación con dos cedazos, uno por babor y otro por estribor, yo
iba al timón con el acelerador, Jose Mari llevaba los cedazos,
sujeto al barco con unos estrobos en los toletes de gasolino, que
cogía con ambas manos. Arrancábamos en el faro de Arriluze y
llegábamos casi hasta la punta del contramuelle, abiertos unos 10
metros de contramuelle de Algorta. Un día llegamos a coger en media
hora, unos 16 kilos de angulas, venían en bolas, pero nos tuvimos
que meter a Arriluze porque había mucho viento Sur y nos llevaba
contra el contramuelle; había un temporal fuerte, aquel día un
barco que estaba para el desguace, fue arrastrado hasta las faldas
del molino de Aixerrota...”
Respecto de las mejores condiciones para la pecas de la angula nos
comenta:
“...Siempre
se han cogido las angulas en noches de aguaduchus y vientos del Sur o
Noroeste. En la desembocadura del Gobela, en la Bola, solo se podían
coger con viento Sur y marea alta...”

Otros aficionados a la angula utilizaban otras zonas para la pesca en
Las Arenas: “...En
el embarcadero de Las Arenas se solían coger desde tierra, allí ir
a pescar gentes de la calle Urkijo, Txetxu Arteaga que era carnicero,
Santos Aurtenetxea, el aita de Jaiju, que vivía en la calle Mayor,
encima del Ciclo Club Santa Ana. Otro que también cogía angulas era
Jaime del Horno (Trole), uno de Portugalete que fue marinero en el
Club Marítimo, las cogía entre el embarcadero y la rampa que esta a
la izquierda (dirección a la playa de Las Arenas); otros de los
pescadores de angulas eran Juan Antonio y Román Aguirrezabalaga (el
hijo de Lareki). Otro que se dedicaba a la angula era Javi Baudor,
las cogía en la grúa del embarcadero de Las Arenas. También cogía
angulas Carlos Santa María de Romo, las solía capturar en las
escaleras de Cisco. Los cedazos tenía la forma de un huevo, las
angulas las echábamos en una caja de madera, que a la entrada, tenía
una especie de malla de plástico agujereada para evitar que entraran
porquerías, nos alumbrábamos con el foco del gasolino, que
iluminaba al cajón...”
Su versión de como matar las angulas es: “...Para
matar las angulas cogíamos dos baldes con agua y echábamos una
especie de infusión que hacíamos metiendo tabaco, dos o tres
cigarros, en un trapo blanco, que estrujábamos sobre los baldes, las
angulas se revolvían en el balde y subían muertas hacia la
superficie, luego las limpiábamos con agua dulce para quitar la
babilla y mi Ama las cocía, quedaban blancas. Cogíamos las angulas
para consumo de casa, no las vendíamos...”

Entre
los anguleros del Puerto
Viejo de Algorta
se encuentra, Román Deusto (Faneka), el cual me relataba su odisea
pesquera, con esos deliciosos alevines de anguila: “…Tanto
mi Aita como yo nos hemos dedicado a la pesca de la angula, desde
tierra en Arriluce, desde el muelle hasta la punta, incluso en los
desagües del Gobela y en el interior del Abra, fuera del puerto de
Arriluce, desde un bote, el “Ana”. Yo empecé con este tipo de
pesca a los 14 años, en los años 70. Para poder pescar bien tenían
que ser noches sin luna, con la mar movida y viento. Las artes para
pescar en el mar eran diferentes a las de río, los mangos eran más
largos, medían casi cuatro metros, y las cestas ovaladas; desde
tierra la cesta era redonda con la boca hacia dentro, se utilizaba en
las escaleras de fuera de Arriluce, las que estaban próximas a la
pasarela del Tximbito; desde ese punto y siguiendo a lo largo del
contramuelle era la zona de pesca de la angula, tras la curva, en las
primeras escalerillas estaba el mejor sitio de capturas.
No
se cogían las angulas por negocio, aunque alguna veces las hemos
vendido, sobre todo eran para consumo de casa. En un día bueno
podíamos llegar a coger 4 o 5 kilos. En aquella época no se
necesitaba licencia para pescar. Pescábamos desde noviembre hasta
mayo, en este último mes era cuando más se pescaba, los días de
lluvia era cuando más se cogían en los reboses del Gobela; para
poder ver utilizábamos un candil de carburo de carburo; las angulas
las depositábamos en un artesa de madera (cajón) cubierto por una
red de malla muy tupida, para impedir que entran las zaborras, la
artesa en el fondo tenía una apertura, también cubierta por esa
malla, por la que desaguaba la caja; después de lavar las angulas
para quitarles la babilla que tienen, para matarlas utilizábamos
tabaco, dos cigarrillos cuya ralladura metíamos en un pañuelo, el
cual después de cerrarlo, introducíamos en agua caliente, y
escurríamos sobre las angulas. No tenemos fotos de aquellas pescas,
entonces no había cámaras de fotos como actualmente, era de noche,
con mal tiempo, en aquellas condiciones con no caer al agua ya
teníamos bastante. Además
de nosotros (mi Aita y yo) había otros anguleros conocidos, Gaizka
Ardanza que era de Las Arenas, Anselmo Ardanza y Josetxu Bretos del
Puerto Viejo y otros…”
Algunos
de esos pescadores venían de otros pueblos a nuestro litoral, por
ejemplo, un antiguo vecino de Erandio, Juan Antonio Ponce, que
actualmente reside en Getxo: “...Salíamos
a pescar angulas en los años 80. Mi punto de pesca preferido era
Arriluze, solíamos pescar desde barco, tenía un barco en ese puerto
que se llamaba “Nahikari”, y también desde tierra...”
Respecto de la técnica para matar la angula, cuenta Ponce: “...Unos
las mataban con sal y otros con tabaco. El que las mataba con sal
luego para cogerlas no utilizaba sal en el agua, mientras el que lo
hacía con tabaco si echaba un poco de sal al agua de la cocción...”

En
la actualidad para poder pescar la angula es imprescindible contar
con un permiso expedido por el Gobierno Vasco, “Licencia de Pesca
Marítima de Angula de Superficie”, aunque ya no se dan nuevas,
dicha pesca está sujeta a lo establecido en la Ley 6/1988, del 13 de
marzo, que establecía dos modalidades, la de tierra y desde
embarcación; la cual se podía realizar con “cedazo” o “baia”
el cual no podía tener un diámetro mayor de 1,8 metros. Según
dicha licencia está prohibida taxativamente la venta de la angula
(Artículo 18). La temporada de pesca es desde una semana antes de la
luna nueva de octubre hasta una semana después de la luna nueva de
marzo, el objeto de esta normativa es el de garantizar la continuidad
de la explotación sostenible del producto. En las cuencas que van
desde el Artibai hasta el Urola, en la temporada del 2007-2008, se
autorizaban un total de 1068 licencias; este número de licencias ha
ido decreciendo, en la temporada del 2019 solamente se autorizaron
757 licencias en superficie (de ellas 24 eran para el Abra-Las
Arenas) y 38 desde barco. La pesca tenía como límite, para la
anguila europea, el tamaño de 12 centímetros.
El
plan para la recuperación de la Anguila europea de la CAPV, del
2008, cuando habla de esta especie especifica que: “…Las
larvas leptocéfalas son aplanadas y transparentes, y pasan de 2 a 3
años en las aguas superficiales del Océano Atlántico. Estas larvas
sufren una metamorfosis al aproximarse a las costas europeas,
transformándose en angulas cilíndricas transparentes. Estas angulas
penetran por las desembocaduras y estuarios, pigmentándose conforme
penetran en el agua dulce. La entrada de angulas en los ríos suele
ocurrir en oleadas de carácter semi-lunar influenciada por
condiciones atmosféricas. Generalmente, las angulas nadan
activamente de noche y permanecen inmóviles en los sedimentos
durante el día. Conforme penetran por los ríos y estuarios
comienzan a alimentarse y a crecer en tamaño. Pasados los 10
centímetros de longitud se denominan angulones.
Conforme
crecen, estas anguilas juveniles toman una coloración con
tonalidades amarillentas, pasando a denominarse anguilas amarillas.
Las anguilas amarillas suelen ocupar la mayor parte de los hábitat
fluviales, desde los estuarios hasta las cabeceras de los ríos. El
tiempo que las anguilas amarillas permanecen en agua dulce antes de
madurar y transformarse en anguilas plateadas varía entre 6 y 12
años en los machos, y entre 10 y 20 años en las hembras. Las
anguilas plateadas tienen esa coloración característica y
descienden por los ríos hacia el mar. Su tamaño durante la
migración varía habitualmente entre 30 y 40 cm en los machos y
entre 55 y 65 cm en las hembras.
Una
vez que retornan al océano, parece que nadan por el fondo,
descienden a profundidades abisales y se dirigen a las zonas de
puesta en algún lugar del Atlántico Central. Aunque en los estudios
pesqueros se suele estimar la biomasa reproductora de las anguilas a
partir del número de anguilas plateadas que descienden por los ríos,
estos valores siempre serán una sobrestima de los valores reales, al
no considerarse la mortalidad de anguilas plateadas durante su
migración oceánica hasta las zonas de puesta, que debido a su
enorme distancia podría ser muy significativa (ICES, 2000)…”
Sobre
los instrumentos de pesca decir que el Cedazo o Baya es un artilugio
alargado, con un largo mango que debe manejarse con los dos brazos.
Tiene un fondo de red, y la cierra un arco de madera de castaño
(gaztai, en euskera) con unos pocos centímetros de altura. El
diámetro de la baya puede alcanzar el metro y medio. El mango,
fuerte y resistente, llega a medir los cinco metros de longitud.
Al
farol que se utiliza en la pesca de la angula se le denomina en
euskera “Kadilla”. La angula, una vez cogida con la baya, se
deposita en una caja cerrada con red, de este modo la angula cae a la
parte inferior de la caja, mientras las hierbas y hojas caen encima
de la red. Se ha de pescar la angula subiendo la marea. En cuanto al
tiempo, y siempre contando que se va a por angulas en las noches.
Y
para finalizar un aspecto importante, sobre todo para los aficionados
a tan exquisitos manjares, la anguila y la angula. Ya que hay
productos que se son definidos y valorados por su aroma o por su
profundo sabor, en nuestro caso la angula, casi carece de sabor, ya
que el mismo es muy tenue, el aspecto de esos
“pececitos gruesos, como cañones de paloma y de tres pulgadas de
largo”,
tampoco invita a quien no las ha probado, y sin embargo producen una
sensación única en nuestro paladar, su preparación no requiere de
grades circunloquios, tan solo necesita de aceite, ajo y guindilla,
para convertir este diminuto alevín de la anguila en un bocado
exquisito. Respecto a las formas de preparar las anguilas y las
angulas, recuerdo una receta de una cocinera del “Sporting Club”,
Felipa Barandica, que publicaban recientemente en el Bolg “El
Mareómetro” de Portugalete, cuya preparación era la siguiente:
“…Freírlas
en aceite, cuando están algo fritas se sacan a una cazuela, en ese
mismo aceite se sofríe cebolla, cuando esta pochada, se le agrega un
buen puñado de perejil, una hoja de salvia, nuez moscada, salsa de
anchoas, harina, sal y pimienta, luego se le agrega vino tinto de
valdepeñas, cuando la salsa está ligada se pasa por un colador a la
cazuela en la que se depositaron las anguilas, se dejan hervir hasta
que estén hechas. Y ya se pueden servir…”
Aunque, cómo todas las salsas están más apetitosa cuando han
reposado un rato.

La
revista “Bilbao” recogía en un artículo dedicado a la
gastronomía vasca una receta de un famoso restaurante, “Mallabia”,
que en su día publicara “K-Toño”: “...En
una cazuela se pone al fuego aceite, perejil picado, un poco de ajo,
un pedazo de choricero remojado, y una o dos jícaras de arbejillas
tiernas. Se frota un poco de pimiento para dar color, y cuando
empieza a hervir, se echan los pedazos de anguila, bien limpias y
cortadas en pedazos de tres a cuatro dedos. Se vierte un poco de agua
para que se vayan haciendo. Menear a cazuela para que no se agarren y
espese la salsa. Se les echa un poco de sal, se les da vuelta una por
una y, cuando están ya hechas, se pasa por el colador una yema de
nuevo cocido, majada en el mortero, y desleída en un poco de agua.
Que hierva todo y que la salsa ni abunde, ni quede en seca. !Era de
chuparse los dedos!...”
Respecto
de la angula, me quedo con lo que nos decía María Mestayer de
Echagüe, la “Marquesa de Parabere”, en su enciclopedia de alta
cocina: “...Las
elegimos blancas, gordas y sueltas. Y con tan solo dos dientes de ajo
y medio pimiento choricero sin pepitas, las condimentamos en una
cazuelita de barro. En ella, previamente se habrá frotado el fondo
de la cazuela con el pimiento para darle color, a fuego vivo se
calienta el aceite, se echan los ajos, cuando ya estén dorados se
saca del fuego y se deja enfriar, cuando este el aceite templado se
echan las angulas, llevándolas a fuego vivo, se menean con un
tenedor de madera, llevándolas desde los extremos hacia el centro,
sin que se quemen; cuando rompe el hervor de sacan del fuego. Y ya no
hay que perder el tiempo, !A la mesa, y a disfrutar de este
manjar!...”
No requieren de mucho aceite, Parabere recomendaba hacerlas con solo
un poco de este liquido graso: “...Que
apenas se vea, no hay que freírlas mucho pues se endurecen...”
No
obstante, tanto en el recetario de la Marquesa de Parabere, como las
geniales cocineras del “Amparo”, Ursula, Sira y Vicenta Azcaray,
podemos encontrar la alquimia para preparar ambos productos, bien
asadas o guisadas las anguilas, con recetas a la Marinera, a la
Tártara, Mirentxu, 7y las angulas con, yo creo, la única receta, en
cazuelita, no dejarían indiferentes a los más exigentes paladares.
No obstante hoy en día se preparan incluso asadas, en una parrilla
especial, como lo hace en el Etxebarri de Bittor Argizoniz.
Producto que algunos afortunados pescadores incluso pueden alardear de mantener congelado para su consumo.
Los
grabados que acompañan este relato han sido realizados por un buen
amigo, José Ramón Elorriaga, un algorteño de los de toda la vida,
medico, pintor y amante de su Pueblo, a quien deseo agradecer su
ayuda para la realización de esta entrada. No ha sido mi intención
dejar fuera de esta entrada a nadie, existen otros pescadores de
anguilas y angulas, así como asadores, he mencionado a quienes
conocía.
Algunos
de estos datos tiene origen en publicaciones cómo: La revista
“Bilbao”, “El Lexicón Bilbaino” (1896), “El Mar de los
Vascos” de Juan Garmendia y Luis Pedro Peña (1982), “Anguilas y
Angulas” de la Sociedad de Oceanografía de Gipuzkoa y “El
Evangelio de las Angulas” de Patrik Svensson. De entrevistas a
pescadores de anguilas y angulas de nuestra Anteiglesia (Getxo).