En
la anterior entrada veíamos cómo un algorteño desmontaba las
argumentaciones de D. Alberto Palacio para justificar su opción de
segregar Las Arenas de Getxo.
A
comienzos de octubre de 1892 la Compañía del Tranvía de Bilbao a
Las Arenas y Algorta publicaba su servicio de Otoño: “...Que
dará principio el martes 4 del corriente. El servicio de Las Arenas
será de medias horas por la mañana y de cuartos de hora por la
tarde. La última salida para Algorta será a las 6,30 de la noche y
a la misma hora de Algorta para Bilbao...”
En
el pleno Municipal del 6 de octubre de 1892 se trataba sobre la
necesidad de derribar alguna vivienda para poder realizar el tramo de
la calle Carretera (Actual Algortako Etorbidea) entre Torrena y
Amesti: “...Se
informa sobre un oficio de la Diputación Provincial, en el que tras
mostrarse enterada de los trabajos verificados en la calle Carretera
del Punto de Torrena a Amesti en Algorta...(Torrena estaba en la
parte de detrás de la casa Tangora)…, y vista la cantidad de
12.000 pesetas fijadas por D. Antonio Oribe por la demolición de la
casa que representa, perteneciente a D. Policarpo Eguiraun, para
ensanchar la citada calle, entre la citada casa y la de Dña. Timotea
Larrauri...”
Por los problemas de caja que el consistorio tenía en aquellas
fechas, la corporación municipal aceptó que el propietario de la
casa derribada pudiera edificar en el espacio que quedara libre.
Para
hacernos una idea del precio de los instrumentos musicales en
aquellos años, conocer que un saxofón comprado por el Ayuntamiento
para uso de la banda de música costaba 80 pesetas. Curiosamente era
casi el precio de los sermones que en las fiestas locales daba el
cura párroco de San Nicolás de Bari de Algorta, que estaba entre 50
y 52 pesetas el sermón.
Mientras,
otras costumbres locales se seguían practicando. Por ejemplo la de
suministros de alcohol y pan durante la reposición de los caminos
rurales del municipio. Ya que en aquel año de 1892: “...El
Ayuntamiento ordena que a los carreteros se de media azumbre o un
litro de vino y media libra de pan, así como a las peonas un cuarto
de litro de vino y media libra de pan, debiendo consumir los vecinos
que tienen pareja y carro con ellos en uno o dos días según se
fije...”
Para
el 13 de octubre los trabajos de injertos en la red municipal, por
parte de los propietarios de de casas en Las Arenas continuaban a
buen ritmo, era el caso de dos vecinas de dicho barrio: “...El
constructor D. Domingo Goicolea, vecino de Bilbao, en representación
de Dña. Filomena y Josefa Novas, propietarias de la casa conocida
como “Casino Antiguo” del barrio de Las Arenas, solicita permiso
para injertar las aguas sucias de su casa en la alcantarilla en
construcción que está realizando el municipio...”
En
el pleno municipal del 13 de octubre de 1892 un asunto recurrente, al
menos desde el 3 de marzo de 1885, volvía a estar encima de la mesa
del Consistorio. Se trataba del Hospital Hospicio de Algorta. El
Alcalde Presidente manifestaba en dicho pleno que: “...Mediante
un oficio circular remitido el día 7 de octubre de 1892 había
convocado para el día 10 de ese mes, a las dos y media de la tarde,
a comparecer en el Ayuntamiento a los Vocales Asociados, Junta de
Sanidad y a un crecido número de vecinos mayores pudientes, a una
reunión al objeto de determinar el mejor punto posible para el
emplazamiento del Hospital Hospicio en esta población que tiene
proyectado el Municipio. Y que después de una larga discusión entre
los concurrentes se había nombrado entre los vecinos a D. José
Ramón Aqueche, D. Martín Berreteaga Arana, D. Dionisio Zubiaga y D.
Irineo Ramón Diliz para que asociándose al Ayuntamiento con sus
asociados y Junta Local de Sanidad, puedan designar el punto o
terreno para emplazar el Hospital Hospicio…”
Pero
no todo eran noticias agradables, ya que el 13 octubre de 1892, un
maestro muy apreciado en Algorta, que había formado junto a otras
personalidades municipales de la Junta del Censo en 1887, nos
abandonaba: “...Se
da cuenta de una instancia del Maestro de Primera Enseñanza de la
escuela de niños de Algorta D. Juan Antonio Muñio por la que
informa que ha sido nombrado 2º Maestro de la escuela de Barcelona,
y que aunque con sentimiento se ausentará de esta localidad, aunque
con idea de volver dentro de pocos años...”
Dicho enseñante llevaba más de 13 años en nuestro pueblo. En
deferencia a sus años de servicio el Ayuntamiento de Getxo decidía
costearle el traslado a la ciudad Condal abonando el viaje en
ferrocarril en vagón de segunda clase.
Otros
acontecimientos eran rememorados en nuestro municipio a través de
actos eclesiásticos. Se trababa de la celebración del Centenario
del descubrimiento de las Américas. El día 13 de octubre de 1892 el
Ayuntamiento de Getxo se daba por enterado de: “...La
invitación cursada por el señor cura de la parroquia de San Nicolás
de Bari de Algorta, por la que invita a la asistencia del
Ayuntamiento en Corporación al “Te Deum” que se cantará en esta
parroquia después de celebrada la misa mayor del día 16 del actual
por el centenario del descubrimiento de las Américas por Cristóbal
Colón...”
Un
mes después de haber aparecido la primera noticia relacionada con el
intento segregacionista de Las Arenas, el día 13 de octubre de 1892,
el pleno municipal recogía la primera reacción a dicho intento:
“...El
señor Alcalde informa que tenía algunas noticias de que se había
nombrado una Comisión en el barrio de Las Arenas para tratar sobre
la segregación de aquel barrio del resto del Municipio, y que estaba
realizando algunas gestiones en la Corte encaminadas a evitar dicha
separación, y que con el fin de que no le sobrevenga algún
perjuicio con su silencio, conviene practicar también las oportunas
diligencias para contrarrestar u oponerse a los planes de aquella
Comisión y estar preparados para lo que pudiera ocurrir con aquel
asunto. El Ayuntamiento acordaba autorizar al Alcalde para la
practica de las diligencias preventivas que considerara convenientes
para parar dicha intentona...”
Sobre
el arbolado del municipio trataba el consistorio de Getxo un 20 de
octubre de 1892 considerando que era necesario proceder a mejorar el
aspecto de calles y plazas, siendo los especímenes arbóreos que se
plantaron de los viveros del horticultor D. Juan C. de Eguilior.
Al
20 de octubre de 1892 el servicio de “Correo Peatón” era
realizado por D. José Centeno, el cual cobraba por sus servicios la
cantidad de 84 pesetas más 1 peseta como complemento por cada viaje.
Durante
aquellos días en que la viruela atacó a nuestra población, el
Alguacil Sr. Miragaray realizó las guardias de vigilancia en la
casa de D. Juan José Torre Líbano para evitar la propagación de la
enfermedad. También fue encargado de la limpieza de la ropa del
enfermo. Por esos servicios cobró la cantidad de 116,25 pesetas.
Mientras que los alimentos para el enfermo y la servidumbre de la
casa fueron suministrados por D. Manuel Eguia a quien se abonaron
51,75 pesetas; de su restaurante, también, se sirvieron comidas para
los operarios que realizaron el reconocimiento de las aguas que desde
Berango llegaban a Algorta.
En
la próxima entrada de esta serie veremos cómo se iba a proceder al
derribo de la casa “Careagaguena Nueva”.
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