lunes, 20 de abril de 2020

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -158-



En la anterior entrada veíamos cómo algunas personas, en general de cierta edad, enfermas, y de avanzada edad, recurrían a las ayudas municipales para poder atender sus mínimos vitales.

El 24 de marzo de 1892 el Alcalde de Getxo informaba al pleno de haber cobrado: “...La cantidad de 5.713,79 pesetas en la sucursal del Banco de España de Bilbao, por los intereses de las suscripciones que posee este Municipio, del trimestre vencido, correspondiente al día 1 de enero último, suma que se ha ingresado en la Depositaría de este Municipio...”

Los llamamientos a reemplazo de los mozos en edad de servir al ejército no siempre eran atendidos por los afectados, en muchos casos por haberse ausentado a otros lares en busca de mejor vida. Ese fue el caso de algún vecino de Getxo: “...Que los mozos Eulogio Victoriano Fano Uriaguereca, Juan Cruz Cortina Torre, José María Mota Encera, Rafael Martín Madariaga Urresti y Román Uria Uria, no concurrieron ante el Ayuntamiento al acto de la clasificación y declaración de soldados, a pesar de haber sido llamados por medio de edictos publicados en esta localidad y en el Boletín Oficial de la Provincia. Resultando que se encuentran, sin duda de proporcionarse su modo de vivir, el 1º y 2º desde hace cinco años en la República de Chile; el 3º y 4º hace tres años en la de Argentina y el 5º desde hace tres en la de Chile. No habiendo hecho previamente el depósito de las 2.000 pesetas en metálico que previene el artículo 33 de la Ley de Quintas de julio de 1885, ni hallarse comprendidos en ninguna de las reglas que el artículo 88 establece para dejar de concurrir: El Ayuntamiento acordó declarar y declara prófugos a los citados cinco mozos, condenándoles al pago de todos los gastos que ocasione su busca, captura y conducción ante la autoridad competente...”

A finales de marzo de 1892, la Comisión de Policía Urbana de Getxo presentaba un informe: “...Solicitando el deslinde de un terreno por D. Juan Arrieta. Dicha delimitación, que era por la parte de la vía pública, trataba de cerrar su propiedad de “Bescoeche” en el barrio de Sarri...” El Ayuntamiento accedió a su solicitud de: “...Deslinde de la vía que se dirige desde Sarri a la fuente de su nombre con el fin de cerrar con pared su propiedad de parte de la casa de “Bescoeche”, que la Comisión de Fomento y Policía Urbana marcó previamente con estacas, debiendo dejar las vía pública existente en el estado que hoy tiene para el tránsito peatil y paso de carros...”


En esas fechas las obras del ferrocarril de Las Arenas a Plencia eran causa de repetidas quejas por parte de los vecinos, ya que como consecuencia de las mismas, se iban acumulando materiales de desecho procedentes de la obra en el punto donde los vecinos tenían costumbre de acudir por agua y para lavar sus ropas: “...En vista de diferentes quejas justas de los vecinos, habiendo examinado la Comisión de Policía Urbana la fuente y lavadero del punto de Hormaza, hemos visto con sorpresa que las mismas quedan ya inutilizadas como consecuencia de las obras del Ferrocarril de Las Arenas a Plencia, por la gran cantidad de tierras que van cubriéndolo, por lo que acordamos manifestar a la Compañía del Ferrocarril que con la mayor brevedad deberá de dejar en buen estado y sin obstrucciones la fuente y lavadero...” Por cierto que en esa misma Compañía, en algunas de sus estaciones, la empresa bilbaína de relojería “L. Anduiza”, de la calle Correo de Bilbao, había instalado el modelo de reloj que podemos ver bajo estas líneas.

La calle San Martín de Algorta, anteriormente cubierta de losas y con aceras, iba a ver cambiar su fisonomía por las necesidades de un herrero de la localidad. Era un 7 de abril de 1892 cuando el Ayuntamiento de Getxo autorizaba a D. Felipe Landaida a realizar cambios en dicha calle de Algorta. El herrero antes citado que era natural de Berango y llevaba en el barrio desde hacía dos años y medio, solicitaba permiso al Ayuntamiento que para:”...Poder acceder a su herrería atravesando con carros el camino peatil en el punto de San Martín...” El Ayuntamiento accedió a esta petición con las siguientes condiciones: “...Que el solicitante debía levantar por su cuenta en la anchura y dirección que proceda las losas o acera de ambos lados de la calle y entregarlas al Ayuntamiento en buen estado. A continuación deberá, a su costa, adoquinar con piedras lisas y fuertes la parte de donde se quiten las losas, además deberá hacerse cargo de la conservación de dicho adoquinado en todo tiempo…”

En el pleno del 7 de abril, otra vecina de Algorta, Dña. Carolina Mandaluniz, solicitaba permiso para: “...Abrir habitaciones en su tejavana de la casa quemada llamada “Dominguena” de la calle San Nicolás...” Que se hallaba a la parte del Noroeste de la calle San Nicolás de Algorta.

Por esos días la Compañía del ferrocarril de Las Arenas a Plencia iba a realizar las obras de acondicionamiento de la cama de las vías del citado ferrocarril, y cómo quiera que ya se veía la posibilidad de que las mismas, por la duración y complejidad de las obras, causaran perjuicios en la tubería de conducción de agua potable al barrio de Algorta, acordaban: “...Que habiendo visto que cerca de la casa “Villamonte” y sobre las cañerías de aguas de este Municipio se ocasionaran en una época más o menos larga perjuicios de mucha consideración, acordamos que antes de que se inicie ninguna obra por la referida Compañía quede asegurada dicha cañería para que en todo tiempo pueda hacer el Municipio todas las reparaciones que procedan en la misma...”


El punto de distribución de la pesca para nuestro Municipio y los vecinos era habitualmente el Puerto de Algorta (Puerto Viejo). En él, la pesca no siempre presentaba las debidas condiciones higiénico sanitarias, por lo que el pleno Municipal del 7 de abril de 1892 decidía: “...Que habiendo observado que la pesca que se presenta en el Puerto y se pesa en esta localidad para su venta en la misma y da a otros puntos o poblaciones no suele reunir siempre las debidas condiciones, acordamos se avise al veterinario municipal para que toda la pesca que se presente en esta localidad, sea para su consumo en ella o para exportar a otros pueblos como viene siendo habitual, la reconozca y la que no reúna las debidas condiciones para el consumo, la inutilice o prohíba su descarga...”

El acceso a Las Arenas y Lejona, atravesando el Gobela en el lugar que hoy une Las Arenas con Romo, se iba haciendo cada vez más necesario para unas poblaciones cada vez con mayor crecimiento demográfico, por lo que el 7 de abril de 1892 ambos Ayuntamientos acordaron enviar un escrito a la Compañía de Ferrocarril para que: “...Participe en la construcción de un puente sobre el cauce del Gobela en el punto de Las Arenas, el cual deberá de tener seis metros de ancho. El importe de las obras recaerá en un 40% en la Compañía del Ferrocarril de Las Arenas a Plencia...” Así mismo acordaban que en caso de ser aceptada su propuesta: “...Su Ingeniero Director formará el plano, las condiciones económicas y el presupuesto para la ejecución de las obras sin exigir derecho alguno a los dos Ayuntamientos solicitantes...” El 13 de abril de ese mismo mes la Compañía del Ferrocarril rechazaba la propuesta.

Como ya venía siendo habitual, el Ayuntamiento de Getxo decidió, con motivo de la Semana Santa, pagar de los fondos Municipales los tres sermones: “...Que han de ser predicados el jueves y viernes de dicha semana en la parroquia de San Nicolás de esta Anteiglesia...”

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo el ingeniero D. Laureano Santa María había preparado un proyecto para la traída de aguas de los montes de Berango.

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