Aunque
en alguna ocasión he hablado sobre estos temas tan delicados de la
“moral”, no me resisto a contar lo que aconteció en nuestra
Anteiglesia allá por la cuaresma de 1882.
Unos
años en los que hasta se receleba con la moralidad en los bailes:
“…Ya
que hablamos de bailes, decir que el baile mas peligroso no es el
“can-can”, es el flamenco. Véase la diferencia: En el can-can
todo es saltos, en el flamenco movimiento de caderas; el primero es
inmoral, el secundo voluptuoso; el primero es un río de corriente
bulliciosa que nos asusta; el segundo un río de mansa corriente pero
de pérfido lecho...”
Tal es así que en algún pueblecito de Bizkaia ocurrió que en 1880,
fue la primera autoridad quien objetó sobre lo que él consideraba
inmorales movimientos del baile agarrado: “...En
el primer pueblo de Vizcaya por la carretera de Villareal. Hete aquí
que aparece por allá una guitarra vieja y uno la coge y la templa,
alrededor se reúne la gente, más de ellas que de ellos, suena el
instrumento clásico, se hace corro, empieza el baile y corre el
chacolí. Apenas hacía cinco minutos que se movían a su compás
nuestras piernas, cuando llega la primera autoridad del pueblo y con
acento grave nos indica que si queremos bailar agarrados, tengamos la
bondad de irnos a tierras de Álava...”
Estas noticias aparecían en “El Noticiero Bilbaíno” de 1881.
Pero
lo que nos ocupa en esta historia, estaba más cerca, en nuestra
propia Anteiglesia y acontecía un 28 de marzo de 1882. Decía la
“Opinión”, un periódico de época madrileño que recogía la
noticia: “…Bonito
apólogo se puede escribir teniendo a la vista el originalísimo
bando que el Alcalde de Guecho, ha dado para asombro de moralistas y
deleite de tamborileros...”
Y
le seguía el bando de nuestro primer edil D. Manuel Zalduondo:
“...Habiéndose
visto prácticamente en años anteriores lo perjudicialísimo que es
a la moral el que en los días de cuaresma no toque el tamborilero en
la plaza pública, dando lugar con ello a que en las portaladas y
casas se produjesen escándalos por la juventud sin que fuera posible
evitarlos. El Ayuntamiento que presido, en sesión del 28 del actual
acordó que en todos los días festivos de la cuaresma se toque el
tamboril en la plaza pública de este Pueblo, desde las cuatro de la
tarde hasta el toque de oración. Lo que anuncio al público para su
conocimiento, y con el fin de que pueda reunirse la juventud en la
citada plaza a divertirse con la debida decencia y moderación, en la
inteligencia que de no hacerlo así y de averiguarse que “en los
rincones ocultos se falta a la moral” y buenas costumbres, serán
castigados los infractores con la multa de 1 a 5 pesetas y demás
penas que se diese lugar...”
Y apostillaba el junta letras: “...Ahí
tiene Trueba un sencillo y conmovedor asunto de cómo la influencia
del tamboril obra en la moralidad de la juventud y aún en la edad
madura...”
Aquel bando también fue recogido por otros diarios de la Capital del
Reino como “La Crónica Meridional” del 16 de marzo de 1882 que
lo llevó a su primera plana.
Aquel
bando tuvo amplia difusión en la corte y Villa Madrileña ya que
también fue recogido por “El Liberal” de Madrid, que se publicó
el 10 de marzo de 1882, que recogía el texto íntegro, al igual que
el del diario “Opinión”, decía al finalizar refiriendo al
Alcalde Madrileño José Abascal y Carredano: “...Proponemos
al Sr. Abascal que organice un batallón de tamborileros para
distribuirlos en las plazas y plazuelas de Madrid, impidiéndose de
ese modo que se falte a la moral en los rincones ocultos... y en
otros que están muy a la vista...”
Apareció la noticia en el periódico satírico semanal, madrileño,
“El Motín” del 12 de marzo de 1882: “...El
alcalde de Guecho (Vizcaya), ha dado un bando disponiendo que en los
días festivos de la Cuaresma se toque el tamboril en la plaza,
porque ha notado, según dice, que la juventud de aquel pueblo, a
falta de música, se entretiene en faltar a la moral, en las
portaladas y rincones ocultos. Conocidas las ventajas del tamboril,
propongo que se toque dicho instrumento en algunas sacristías de
esas que suelen ser teatro de escenas que dan materia para las
“Flores místicas”…”
También
la noticia del Bando llego hasta nuestra prensa local “El Noticiero
Bilbaíno”. Ante aquel aluvión de chanza sobre el dichoso Bando
del Alcalde de Getxo, aquí en casa, intervino hasta el mismísimo
“Antón el de los Cantares”, D. Antonio de Trueba, quien en el
diario bilbaíno decía, defendiendo a nuestro Alcalde: “...El
alcalde de Guecho, a cuya jurisdicción pertenece la hermosa Algorta,
dio últimamente un bando que, si no decía, quería decir: Es aquí
costumbre que el día festivo, después de cumplido el precepto
religioso, se reúna la juventud en la plaza, donde al son del
tamboril baila y se solaza durante algunas horas, desquitándose así
del trabajo de la semana saliente y cobrando
placidez
y aliento para la semana entrante. Santo y muy bueno sería que
durante la cuaresma aun esta diversión cesase para que sólo
alternara el trabajo con la meditación en los misterios de la
redención humana que la Iglesia conmemora en este tiempo llamado por
excelencia santo; pero ya que a las autoridades no sea dado conseguir
del pueblo, y muy particularmente de la juventud, esta abstención de
solaces mundanos, deber es de las mismas autoridades aminorar en
cuanto les sea posible el escándalo y el pecado. El solaz, a que la
juventud se entrega en la plaza pública los días santos por la
tarde, es uno de los menos ocasionados al quebrantamiento de la
moral, porque la presencian las autoridades y los padres de familia,
que de este modo pueden poner y ponen un inmediato correctivo a
cualquiera demasía en que la juventud incurra. Si fuera posible
recabar de la juventud que durante la cuaresma pasase tardes de los
días festivos entregada a prácticas religiosas, o cuando menos
absteniéndose de todo solaz verdaderamente profano, no admitiría
disculpa el que la autoridad local permitiese la música y el baile
en la plaza; pero como por desgracia no es posible recabar tal cosa
de la juventud y si esta no se reuniese y solazare en la plaza se
dispersaría en busca de solaz por sitios donde la autoridad y los
padres de familia no pudiesen ejercer vigilancia alguna, ha parecido
al alcalde que suscribe que obligado a escoger entre dos males, debe
dar la preferencia al menor, que es el de autorizar la música y el
baile en la plaza pública los domingos por la tarde durante la
cuaresma como en el resto del año. Este bando del alcalde de Guecho,
que podía tener
mala
expresión , pero de seguro tiene buena voluntad, ha sido tomado en
cuenta y comentado hasta por la prensa periódica de Madrid más
discreta y con mas títulos a presumir de tal; y con este motivo, uno
de sus órganos más autorizados “El Liberal”, ha dicho y ha
repetido lo anunciado y dispuesto
por
el alcalde de Guecho, lo cual le ofrece excelente tema
para
trazar un delicioso cuadro de costumbres vascongadas...”
Y
continuaba diciendo el cronista y escritor Encartado con su agudo
ingenio: “...Lo
que el alcalde de Guecho ha revelado en su bando, no
debía
haber sorprendido a nadie, y menos a los periódicos de Madrid, que
saben lo que es la humanidad desde que apareció entre el Tigris y el
Eúfrates hasta que sentó sus reales entre el Manzanares y el
Abronigal. Ni aún el que asó la manteca pudo vivir en la creencia
de que en la región vascongada no participase la humanidad de las
misma debilidades que en la región Carpetana, es a saber: de
gustarse mutuamente los chicos y las chicas y de preferir el vino al
agua y el jamón a las sardinas gallegas, hasta el extremo de ser
capaces de hacer lo que hicieron Adán y Eva: contravenir al mandato
de Dios probando del fruto por éste prohibido...”
Todo
aquel asunto ya había tenido su antecedente en el municipio
encartado de Balmaseda, en el Siglo XVIII, cuando:
“...Unos
misioneros del convento de Zarauz desde el púlpito aconsejaron se
suprimiese el baile que al son del tamboril se verificaba en la plaza
todos los días festivos por la tarde, o cuando menos no promiscuase
en él hombres
y mujeres...”
La villa alegó que no le parecía conveniente tal suspensión, por
lo que los misioneros: “...Calificaron
de Serrallo a la plaza en la que se realizaba el baile.
La Villa ofendida se dirigió a seis teólogos afanados de Burgos,
Valladolid y Madrid consultando el hecho en estos términos: “…Desde
tiempo inmemorial la juventud de esta villa se reúne en la plaza
pública el día festivo por la tarde después de los oficios
divinos, y allí, en presencia de las autoridades civiles y
eclesiásticas y de los padres de familia, se solaza bailando al son
del tamboril, los padres misioneros creen que esta costumbre es
pecaminosa y se debe suprimir, y la villa, que se tiene por honrada y
religiosa, desea saber si los padres misioneros incurren en excesivo
y mal entendido celo, en cuyo caso continuará la costumbre antigua,
ó si esta costumbre es mala y nuestros antecesores han errado por
espacio de siglos al consentirla, en cuyo caso se hará lo que los
padres misioneros desean, porque la villa antepone a todo el
continuar mereciendo el nombre de noble y honrada con que hasta aquí
se ha envanecido...”
Los seis teólogos consultados opinaron unánimes: “...Pesadas
las ventajas e inconvenientes del baile en la plaza pública, superan
en mucho las primeras a la segundas, porque muchísimo menor mal era
que la juventud se divirtiera bajo la vigilancia de las autoridades y
los padres de familia, que no se divirtieran donde no fuera posible
la vigilancia...”
Y
concluía Antón el de los Cantares: “...¿Deben
ser excepción los disantos de cuaresma? Las razones de la Villa de
Balmaseda fueron las que ha alegado el Alcalde de Guecho, si este no
ha acertado a explicarlas como lo hubiera hecho cualquier periodista
de Madrid, alguna disculpa merece por la consideración de que ni aun
presume de explicaderas como las mías, que es cuanto se puede decir
para encarecer su modestia...”
Son
hechos y conductas de un tiempo pasado, con prejuicios moralistas
fruto de la gran influencia religiosa, tanto laica como
eclesiástica, que consideraba al cuerpo y la sexualidad como algo
pecaminoso. ¿Quién sabe si algunos añoran aún aquella moral del
tamboril?.
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