En la anterior entrada de esta serie sobre el último cuarto del Siglo XIX, veíamos como, por aquellos tiempos, la hambruna se cebaba en las clases más humildes, haciéndose necesarias las ayudas municipales.
En el pleno municipal de Getxo del 4 de febrero de 1897 se acordaba inaugurar el nuevo Hospital Hospicio de Alango: “...La Comisión nombrada al efecto había dispuesto bendecir el nuevo Hospital Hospicio el sábado 6 de febrero de 1897, a las nueve y media de la mañana, y su inauguración el domingo siguiente, 7 de febrero, y para celebrar estos actos con la decencia y solemnidad el Ayuntamiento acuda en corporación a los mismos...” Los preparativos de la limpieza para la inauguración corrieron a cargo de dos mujeres, en la cuanta de pagos de aquel pleno de decía: “...A Luisa Goitia y Agapita Terán 10 pesetas, por dos días empleados cada una en la limpieza del Hospital Hospicio...”
A demás se realizaron otros pagos con cargo a dicho centro para la preparación del mismo: “...A D. Paulino Elejalde, de Bilbao, 10 pesetas por un sello y tinta para marcar las ropas del Hospital Hospicio.
A M. Aranguren 77,5 pesetas por loza y efectos de cristal para el hospital.
A D. Domingo Buerba y Borrel 173,60 pesetas, por telas para camisas y blusas para los asilados.
A los hijos de Zuricalday 10 pesetas, por 9 velas de cera blanca para la Capilla. A los Hijos de Emiliano Amann27,10 pesetas, por legía fénix, botones, algodón para marcar ropas.
Al librero D. Segundo Salvador por un crucifijo de plata 20 pesetas.
Y a Gastón y Daniela, de Bilbao, por una alfombra 19 pesetas y por roqueta verde y alfombra moqueta 55,50 pesetas...”
La prensa bilbaína, de aquella época, nos acerca a aquel acontecimiento al que acudieron multitud de vecinos de Algorta, acto que se anunciaba con antelación en un de los diarios, y que voy a recoger en esta entrada. Correspondía a los días 5 y 7 de febrero de 1897, empezare por los descrito el día 5 de febrero, decía el corresponsal desde Algorta: “...Mañana sábado a las nueve y media de la misma, tendrá lugar la bendición del hermoso Hospital Hospicio construido por el Municipio, y el domingo, a las diez, la inauguración oficial con misa cantada a toda orquesta por varios jóvenes de esta localidad, bajo la dirección del inteligente organista D. Pablo de Mugica, en la iglesia parroquial de San Nicolás de Barí, el sermón será a cargo del eminente orador provincial de las Hijas del Sagrado Corazón de María. El acto será completado con una procesión a dicho establecimiento benéfico, misa rezada en la capilla del mismo y banquete después. Desde hace algún tiempo se hacía sentir en ese Municipio la falta de un establecimiento como este y hoy, gracias a Dios, se levanta majestuoso, debido a los caritativos esfuerzos de algunos vecinos y a la actividad de nuestro celoso Ayuntamiento.
Él edificio es por su arquitectura y distribución digno de ser visitado. En sus salones se ven camas, relativamente lujosas, cómodas y bien vestidas, tanto que puede asegurarse que nada les falta para hacer el confort de los que en dichos salones se alberguen huyendo de la miseria que al presente les agobia. Por consiguiente se puede decir, y con razón, que los pobres de este Municipio, que están de enhorabuena y que para ellos desde el domingo próximo brillará el sol de la felicidad; puesto que tendrán cómoda y elegante habitación, buen alimento para satisfacer sus necesitados estómagos, confortables camas para calentar sus miembros ateridos por el frío, y solícito cuidado, porque las encargadas de esta son las virtuosísimas Hijas de San Vicente de Paul...” (El Nervión del 5 de febrero de 1897).
Seguía dos días más tarde, el 7 de febrero, la noticia de la bendición del Hospital Hospicio: “...Como anunciaba nuestro corresponsal de Algorta en la carta que anteayer publicábamos, en la manara del sábado fue bendecido esto benéfico establecimiento, de fundación particular, y subvencionado por al Ayuntamiento de Guecho. Ha dado la bendición nuestro amigo el arcipreste de esta Villa señor Castañares, que llegó con tal objeto a las nueve y media de la mañana. Siendo recibido en la estación por el señor Diliz, Alcalde de Algorta, el cura párroco y demás sacerdotes de dicho pueblo, y el vocal de la Junta del Asilo, señor Amezaga. El Superior de los Padres Trinitarios, los individuos del Ayuntamiento y un gentío inmenso asistieron al solemne acto.
El edificio se compone de planta baja y principal, y tres pabellones unidos entre si por galerías. El pabellón central lo componen una bonita capilla estilo gótico, con un retablo elegante y sencillo, en cuyo centro se halla colocada la imagen del Sagrado Corazón, todo obra del conocido escultor de bilbaíno, señor Larrea.
Hay una galería cerrada a la cuál pueden salir los asilados a oír misa. En los dos pabellones destinados a dormitorios pueden colocarse 18 camas. El proyecto ha sido de los señores Iturria, habiendo costado las obras 125.889,26 pesetas. La planta baja está destinada a hospital, y este dotado de cuanto es necesario, con dos cuartos espaciosos de baños y buenas pilas de mármol blanco. El piso segundo se dedica para asilo de ancianos de ambos sexos. Tiene espaciosos comedores y dos cuartos destinados a roperos.
El edificio se halla colocado en uno de los puntos más elevados del barrio llamado Alango; desde la fachada principal se domina toda el Abra y los pueblos de Santurce y Portugalete, y desde la fachada posterior todo el precioso valle de Guecho. Cierra el edificio, delante del cual se hará un hermoso jardín, una elegante verja de hierro, en una extensión de 48 metros.
El proyecto de estos dos asilos fue ideado por el señor Amezaga, alcalde que fue de Algorta, apoyado también por su sucesor, señor Sertucha; las obras comenzaron y han sido terminadas bajo la gestión del actual alcalde, señor Diliz. La asistencia y cuidado de los enfermos y asilados, se halla a cargo de las Hijas de San Vicente de Paul. Este establecimiento, satisface todas las necesidades del pueblo en que se levanta, y en el que existen ya un buen matadero y un depósito de aguas potables que almacena un caudal de más de 250.000 litros.
Los balcones de los hoteles y casas de Algorta han estado engalanados desde las primeras horas de la mañana. El pueblo estaba desierto, pues todo el vecindario, después de la misa mayor, se dirigió procesionalmente hacia Guecho, a visitar el Hospital-Hospicio. La comitiva fue recibida por los representantes de la Diputación señores Allende, Mata y Arrola. En la capilla del nuevo Hospital se dijo una misa rezada, a la que asistió numerosísimo público. Después se permitió visitar el establecimiento a todo el vecindario. El entusiasmo ha sido indescriptible...” (El Nervión del 7 de febrero de 1897).
Al día siguiente, el mismo diario, completaba la noticia de aquella inauguración: “...Galantemente invitados por el digno alcalde de Algorta D. Santiago Diliz, asistimos ayer al solemnísimo acto de la inauguración del nuevo Hospital Hospicio, construido por fundación particular, y subvencionado por el Ayuntamiento del pueblo arriba citado. Desde las primeras horas de la mañana aparecieron engalanados los balcones de los edificios en general. A las diez de la mañana comenzó la función religiosa. La capilla del benéfico establecimiento resultó insuficiente para contener las muchas personas que deseaban asistir al acto. Mientras se celebraba esta función, numerosos vecinos del pueblo recorrieron los departamentos del edificio, haciendo grandes elogios de las inmejorables condiciones del mismo. Las virtuosas hermanas del Sagrado Corazón, encargadas de la asistencia de los enfermos que en breve han de ingresar en el asilo, con una delicadeza digna del mayor elogio, sirvieron a los invitados un lunch...” A este ágape le siguió una opulenta comida, se supone que para altos dignatarios, prohombres del barrio, y clero, en una de las fondas de mayor renombre del barrio, la “Fonda San Ignacio”, que estaba situada en la llamada bajada a Erega. La misma según contaba el diario consistió en: “...A la una de la tarde los convidados se reunieron en la acreditada fonda de San Ignacio en fraternal banquete, que fue servido con gran pericia por jóvenes algorteñas. El menú fue el siguiente; Aperitivos: Aceitunas, mantequilla, salchichón, etc. Ostras, sopa de puré y arroz, solomillo con champiñones, merluza a la mayonesa, gallina trufada, cordero con puré, pollo asado y ensalada, champagne, postres, Café, licores y tabacos...” A los postres siguieron los discursos de rigor por parte de las autoridades: “...Inició los brindis el Presidente interino de la Diputación Provincial, señor Allende, que hizo una detallada historia del pueblo de Algorta, manifestando que la construcción del Hospital da a comprender la buena administración de que aquél, guiada por el Alcalde D. Santiago Diliz. Este, después de dar gracias al señor Allende por las cariñosas frases que le había dirigido, dijo que la iniciativa de la construcción del Asilo no se debía a él sino a don Pedro Amezaga, que ocupó la alcaldía con anterioridad; le siguieron en la palabra un prelado, el diputado provincial señor Mata, que dijo, aquí esta reunida la democracia vascongada, porque, señores, dirijan ustedes su vista en torno de la mesa y verán sentados al lado del pudiente al menestral, y al hombre de carrera junto al cuarto podar del estado, la prensa. La celebración terminó a las tres y media de la tarde...” (El Nervión del 8 de febrero de 1897).
La noticia de la inauguración también fue recogida por un diario madrileño, el domingo día 7 de febrero de 1897, que en su tercera página decía: “...Inaugurose en el pueblo de Algorta el hospital construido por una fundación particular y subvencionado por el Ayuntamiento...” (La Correspondencia de España” del día 7 de febrero de 1897).
En la próxima entrada de esta serie veremos como, se repartían papeletas para el ingreso en el Hospital Hospicio de Alango.
No hay comentarios:
Publicar un comentario