domingo, 18 de febrero de 2024

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -368-

 


En la anterior entrada de esta serie sobre el último cuarto del Siglo XIX, veíamos como se constituía la primera Junta de Caridad del Hospital Hospicio de Algorta.

Por aquellos tiempo, de finales de enero de 1897, la hambruna se cebaba en las clases más humildes, por ese motivo se daba a los obreros sin trabajo, en la plaza de toros de Vista Alegre, algunas raciones para ayuda familiar consistentes en: “...Arroz, alubias, patatas, chorizo y carne, pan y bacalao; y a los niños y niñas raciones de pan y sardinas...” (“El Nervión” del 29 de enero de 1897). 

Cómo contrastaba aquello con los convites de Léntulo, en la vieja Roma, en la que a decir de la prensa se ofrecía, a aquellos agraciados prebostes: “...Los convites de este rico Senador tenían lugar en camas de concha y los comensales comían con la cabeza coronada de amaranto, purificando sus manos con agua templada, la cual se servía en vasos de plata. El primer plato se componía de aceitunas blancas y negras, salchichones ricamente preparados, ciruelas de Siria y granadas, espárragos, lechugas, rábanos y otras verduras, caracoles y ostras. Al tiempo que los criados servían vino de Falerno preparado con miel de Himeto. El segundo plato consistía en pichones, capones, patos benáfigos, barbos y en el centro de estos manjares se colocaba una enorme liebre. El cuarto plato, que se anunciaba mediante tocata de trompetas y cornetas, consistía en un descomunal jabalí rodeado de ocho cochinillos, estos últimos preparados con varias clases de pastas azucaradas. De los colmillos del jabalí pendían pequeñas y elegantes costillas de palmera, llenas de dátiles de Siria. Después, todo desaparecía, dando paso a otro plato de colosales dimensiones, en el que se confundían pavos, faisanes, patos y extraños peces. A continuación, tras barrer los esclavos con escobas de palmera los resto del suelo, el techo se abría como por encanto, descendiendo majestuosamente hasta ponerse al nivel de la mesa, un gran azafate de plata y alabastro lleno de balsámicos perfumes, multitud de coronas de filigrana. Seguidamente se servían los postres, de toda clase formas y gustos, toda una infinidad de confituras, tordos rellenos de uvas y almendras, y otras variadas golosinas. En el centro se colocaba la estatua de Vertuma, teniendo a su alrededor gran número de membrillos rellenos de almendras y partidos en forma de erizos de mar y melones, para la limpieza dental un esclavo servía mondadientes de lentisco...” Que diferente a aquellas humildes sardinas o del precio de los panes, que a partir de febrero de aquel año pasaban a costar: “...El pan rico francés de lujo de 400 gramos 0,18 pesetas, y los panes de kilo entre 0,46 y 0,60 pesetas...” (“El Nervión” del 30 de enero de 1897).

Aquel día: “...Al entrar a puerto en la marea de la tarde, el vapor ingles “Pomarón” daba una guiñada, antes de llegar a la torre de señales del Piloto Mayor, yendo a parar a la escollera del Muelle de Hierro de Portugalete. El Pomarón venía en lastre a cargar en los dropps de la Orconera...” (“El Nervión” del 30 de enero de 1897).

Aquel final de enero de 1897 el tiempo no dio tregua, decía la prensa local sobre el aspecto que presentaba el Abra: “...Esta mañana presentaba la mar un mal aspecto, pues a causa del fuerte viento, se levantó bastante maretón en el Abra y barra, en la marea de esta madrugada, no ha salido de nuestro puerto ningún buque, y ha entrado solamente un vapor ingles. En Bilbao también se notaba mucha corriente a causa de la mucha agua que ha caído en el de monte que es arrastrada por la ría...” (“El Nervión” del 31 de enero de 1897).

Algunos animales procedentes del Océano Atlántico, algunas veces llegaban a nuestras playas, probablemente enfermos. Ese fue el caso de un simpático bigotudo mamífero que apareció muerto sobre las arenas de nuestra playa: “...Días pasados apareció muerta en la playa de Las Arenas una morsa. El animal que medía cerca de dos metros de extensión, fue enterrado en un monte próximo...” Aunque para animales muertos era asombroso el número de ellos que indicaba un periodico de Paris, recogidos en el Sena: “...Durante el pasado año fueron recogidos: 5.652 perros, 3.307 gatos, 9.108 ratas, 1.720 gallinas y pollos, 3.942 pájaros diversos, 4.209 conejos, 789 cerdos, 7 vacas, 4 erizos, 33 caballos, 15 carneros, 2 burros, 13 monos y 6 serpientes...” (“El Nervión” del 1 y 2 de febrero de 1897).

Otra de las notas estaba referida al tránsito producido durante el último año en el Puente de Bizkaia: “...Por el puente Vizcaya han circulado durante el año último, 741.990 viajeros. Los billetes despachados para mercancías ganados y carruajes, han sido 39.078. El producto de todo este movimiento ha ascendido a 47.462,90 pesetas, resaltando de la comparación de este producto con el del año anterior, una diferencia de 2.444,30 pesetas, en contra de 1896...” (“El Nervión” del 4 de febrero de 1897).

En el pleno municipal de Getxo del 4 de febrero de 1897, siendo Alcalde D. Santiago Diliz, y formando parte de aquella corporación los señores D. Juan Libano, D. Gregorio Arzubiaga, D. José María Basagoiti, D. Antonio de Ugarte, D. Victor Aresti, D. Manuel Inchaurtieta, D. Asensio Inchaurtieta y D. José de Abarrategui; se trataron varios asuntos, entre ellos una permuta de terrenos en el solar de D. José Antonio Uriarte: “...A pesar de haber permanecido, los edictos fijados en los sitios de costumbre de esta localidad, y a disposición del público en esta secretaría, el expediente con el plano instruido por el Ayuntamiento para verificar la permuta de terrenos en el solar que D. José Antonio Uriarte posee en frente a la farmacia del D. Miguel García Salazar, en la Calle Mayor de Algorta, cediendo dicho propietario a la Corporación Municipal fajas necesarias para la regulación de las vías públicas y el citado solar, y explicado todo en el escrito del Arquitecto Municipal D. Fidel Iturria, el cual queda unido al expediente, y teniendo así bien presente que es muy beneficioso para ambas partes interesadas en la permuta. Acuerda este Ayuntamiento aprobar en todas sus partes el citado expediente...”

En la próxima entrada de esta serie veremos como, por fin, se acordaba inaugurar el nuevo Hospital Hospicio.

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