En
la anterior entrada veíamos cómo el Gobernador Civil de la
Provincia, como presidente de la Junta de Instrucción Pública de la
Provincia de Vizcaya, informaba de la necesidad de que se construyera
en breve, en la población de Algorta, un edificio con destino a
escuela de niños y niñas.
Durante
el mes de noviembre de 1891 se realizaron en el Municipio algunos
trabajos, unos de reposición, otros de montaje y desmontaje, también
de vigilancia. Una de esas obras de reposición se acababa de
terminar, el 10 de diciembre de 1891, era la de la fuente de Sarri
(Santa María de Getxo), que fue realizada por D. Juan Arrieta por el
cual cobró 187,12 pesetas. Otro de los trabajos, esta vez en Las
Arenas, consistió en montar y desmontar el kiosko de música que se
instalaba durante las fiestas de Las Mercedes, tarea que había
realizado D. Rafael Elcoro, le fueron abonadas 20 pesetas. De la
vigilancia de la casas de enfermos atacados de viruela D. Juan
Bautista Libano cobró 422 pesetas.
Referente
al proyecto que D. Carlos Beraza presentó el 25 de noviembre para la
playa de Ereaga, en sus alegaciones el Ayuntamiento planteó: “...Que
debía de permanecer libre la circulación en toda la playa para el
público...”
A
pesar de que el municipio seguía con escasez de agua potable
acordaba: “...Que
a pesar de la poca abundancia de aguas para poder abrir al servicio
público los lavaderos, la Comisión de Obras ejecute un pequeño
arreglo en el de Arechondo, cerrando con ladrillo el techo, colocando
una puerta y las piedras necesarias para el lavado, para dar servicio
público...”
El
2 de diciembre de 1891 se conocían las Memorias Anuales de la Junta
de Obras del Puerto de Bilbao, en ellas se relataban los avances de
las obras durante el periodo de 1890 a 1891 y cómo para elevar los
bloques en el taller de Axpe, que era donde elaboraban aquellos
pesados cubos de hormigón y que había comenzado a funcionar en
agosto de 1890. En él utilizaban una dinamo-eléctrica para
llevarlos hasta el ganguil que los transportaba al Puerto exterior:
“...Comenzaba
la Memoria describiendo los trabajos realizados en la mejora de la
barra y la mitad inferior de la ría. Cómo la contrata del rompeolas
fue adjudicada a la Sociedad Coiseau, Couvreux y Félix Allard en
20.476,964 pesetas. El día 8 de julio de 1889 se había comenzado a
construir el basamento del rompeolas, en octubre de 1889 ya se habían
arrojado 300.000 toneladas de roca durante un año. El volumen de
bloque que se había fabricado durante el año era de 24.610 metros
cúbicos, los mismos eran de 50 y 100 toneladas. El transporte y
colocación de los bloques comenzó en abril de 1890. A partir del
inicio de la obra desde Santurce pensaban construir un aparato que
iba a servir para la construcción de la superestructura del
rompeolas, se trataba de un carro plataforma volante al que llamaron
Titan. Ese carro iba a avanzar a medida que la obra iba haciéndolo,
estaba provisto de raíles que permitían retirarlo en caso de
temporales. Hablaban sobre el movimiento comercial del Puerto y
decían que la recaudación obtenida durante 1890-91 había sido de
2.369.149,39 pesetas…”
Un
indicador de lo que suponía el tráfico en el Puerto de Bilbao nos
la daba el número de barcos de diferentes características que
habían entrado y salido del Puerto de Bilbao: “...Los
buques de vela que habían entrado a puerto en 1891 ascendían a 595
y habían salido de puerto 607. Mientras que los de vapor que
salieron de puesto ascendieron a 2.148 y habían salido 3.111...”
Entre los de vela el mayor número lo hacían las balandras de
pabellón nacional que ascendían a 251 y entre los de vapor los
ingleses que ascendían a 1.511.
Era
un 17 de diciembre cuando algún vecino de Getxo que vivían en la
indigencia, a veces provocada por la muerte del cabeza de familia,
solicitaba socorro del Ayuntamiento: “...Se
ha recibido una instancia de Dña. A.T. viuda, de esta vecindad,
haciendo presente su deplorable estado al estar sumida en la miseria,
estado en la que ha quedado con la muerte de su marido, teniendo
cuatro tiernos niños, además de estar embarazada, por lo que
suplica se le conceda algún recurso para su sostenimiento...”
Ante su delicada situación el Ayuntamiento decidía: “...Conceder
socorro domiciliario de 30 pesetas al mes...”
Los
vigilantes nocturnos también hacían ver al Ayuntamiento la
precariedad de sus salarios: “...Los
vigilantes nocturnos de Algorta y Las Arenas, que son nueve, suplican
debido a la cortedad de sus haberes para tan penoso cargo, se les
haga algún aumento de salario...”
El Ayuntamiento decidía atender sus peticiones: “...Que
a partir del día 1 de enero de 1892 los haberes o sueldos anuales
que han de disfrutar dichos vigilantes, que se pagarán por
trimestres vencidos sean: El del Cabo 998 pesetas, del Preferente de
Las Arenas 908 pesetas, y de cada uno de los restantes componentes
del servicio 822 pesetas...”
Por
aquellos días los tubos de conducción de aguas desde Berango a
Algorta se hallaban en muy malas condiciones y las fugas causaban
problemas de suministro: “...Por
el gran escape que resulta de los manantiales de Jauncoerreca y
Basarte en los montes de Berango por hallarse rotos muchos de los
tubos de barro que conducen las aguas a esta localidad; acuerda este
Ayuntamiento se proporciones 400 tubos de barro de 200 metros de la
fabrica de Basurto que según se ha experimentado han dado buen
resultado, porque los rotos proceden de Elorrieta...”
Además
al representante de la Capellanía de Lecumberri D. Ignacio Arias se
le abonaban 97,97 pesetas: “...Correspondían
a los intereses del censo que debía Guecho a dicha capellanía...”
Las capellanías fueron fundaciones perpetuas con la obligación de
hacer cierto número de misas, de las que el fundador segregaba, de
sus patrimonio, unos bienes que se destinaban a la manutención de
los clérigos a los que se les relevaba de trabajos económicos.
Constituyeron uno de los pilares básicos de la economía
eclesiástica.
La
cena de los pobres por navidad, en algunos Hospitales Asilo, estaba
compuesta de: “…Berza,
huevos en salsa, merluza frita, compota y vino...”
Mientras en algunos hogares, en los de mejor vivir, la estampa del
pavero, que llegaba por navidad a las calles de Las Arenas, auguraba
una suculenta mesa. A este personaje que desembarcaba todos los años
en la estación de nuestro barrio, recorriendo la Calle Mayor hasta
una finca que estaba en la ría cercana al castillo de Mac
Mahon, lo dibujaban en 1891 de la siguiente manera: “...En
la cabeza lleva el ancho y roto sombrero, en la mano la caña con que
los guía, por medio de la gente marcha el pavero con su banda alada.
Agrupados la caravana avanza, son aves de parda pluma, la muchedumbre
inquieta intuye la próxima navidad. Sus acompañantes de lacio y
congestionado moco, a veces guglutean causando el alborozo de los más
pequeños. Todo es bullicio soñando con el sabroso plato del medio
día...”
Cuando
ya quedaban pocas horas para que terminara el año, el día 31 de
diciembre de 1891, en el pleno municipal, se daba cuenta de la lista
de compromisarios para senadores, la cual se exponía al público
según lo previsto en la Ley del 8 de febrero de 1877. Aquella Ley
establecía en su capítulo IV, sobre la formación de listas por los
Ayuntamientos: “…En
su artículo 25: El día 1 de enero, todos los años, los
Ayuntamientos formarán y publicarán listas de sus individuos y de
un número cuádruplo de vecinos del mismo pueblo con casa abierta,
que sean los que paguen mayor cuota de contribuciones directas, sin
acumularse lo que satisfagan en ningún otro; y si para completar
este número dos o más que paguen la misma cuota decidirá la suerte
los que hayan de ser comprendidos en la referida lista. Y en el
Articulo 31: Cada distrito municipal elegirá por los individuos del
Ayuntamiento y mayores contribuyentes a que se refieren los artículos
anteriores, un número de Compromisarios igual a la sexta parte de
los Concejales. Los distritos municipales donde el número de
Concejales no llegue a seis, elegirán, sin embargo, un
Compromisario. Sólo serán elegibles para este cargo los individuos
de Ayuntamiento y mayores contribuyentes que concurran al acto y
sepan leer y escribir…”
El
Vice-Consul de la Laguna en México hacía llegar una certificación
al Ayuntamiento de Getxo en la que decía: “...Que
D. Ramón Ansoleaga y Eguia se ha presentado ante este Consulado el
día 20 de noviembre de 1891...”
El
farmacéutico D. Miguel García Salazar suministró medicamentos para
los enfermos pobres del pueblo durante todo aquel año.
Y
para finalizar el año, con el mismo fervor religioso que en todos
los anteriores, el Ayuntamiento de Getxo animaba a sus concejales a
asistir a los oficios religiosos que se iban a celebrar los días 1 y
6 de enero en la parroquia de San Nicolás de Bari de Algorta.
En
la próxima entrada de esta serie veremos cómo se estaban realizando
algunas obras en propiedades cercanas al cementerio de Algorta (La
Campa del Muerto).
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