lunes, 30 de marzo de 2020

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -153-



En la anterior entrada veíamos cómo el Gobernador Civil de la Provincia, como presidente de la Junta de Instrucción Pública de la Provincia de Vizcaya, informaba de la necesidad de que se construyera en breve, en la población de Algorta, un edificio con destino a escuela de niños y niñas.

Durante el mes de noviembre de 1891 se realizaron en el Municipio algunos trabajos, unos de reposición, otros de montaje y desmontaje, también de vigilancia. Una de esas obras de reposición se acababa de terminar, el 10 de diciembre de 1891, era la de la fuente de Sarri (Santa María de Getxo), que fue realizada por D. Juan Arrieta por el cual cobró 187,12 pesetas. Otro de los trabajos, esta vez en Las Arenas, consistió en montar y desmontar el kiosko de música que se instalaba durante las fiestas de Las Mercedes, tarea que había realizado D. Rafael Elcoro, le fueron abonadas 20 pesetas. De la vigilancia de la casas de enfermos atacados de viruela D. Juan Bautista Libano cobró 422 pesetas.

Referente al proyecto que D. Carlos Beraza presentó el 25 de noviembre para la playa de Ereaga, en sus alegaciones el Ayuntamiento planteó: “...Que debía de permanecer libre la circulación en toda la playa para el público...”

A pesar de que el municipio seguía con escasez de agua potable acordaba: “...Que a pesar de la poca abundancia de aguas para poder abrir al servicio público los lavaderos, la Comisión de Obras ejecute un pequeño arreglo en el de Arechondo, cerrando con ladrillo el techo, colocando una puerta y las piedras necesarias para el lavado, para dar servicio público...”


El 2 de diciembre de 1891 se conocían las Memorias Anuales de la Junta de Obras del Puerto de Bilbao, en ellas se relataban los avances de las obras durante el periodo de 1890 a 1891 y cómo para elevar los bloques en el taller de Axpe, que era donde elaboraban aquellos pesados cubos de hormigón y que había comenzado a funcionar en agosto de 1890. En él utilizaban una dinamo-eléctrica para llevarlos hasta el ganguil que los transportaba al Puerto exterior: “...Comenzaba la Memoria describiendo los trabajos realizados en la mejora de la barra y la mitad inferior de la ría. Cómo la contrata del rompeolas fue adjudicada a la Sociedad Coiseau, Couvreux y Félix Allard en 20.476,964 pesetas. El día 8 de julio de 1889 se había comenzado a construir el basamento del rompeolas, en octubre de 1889 ya se habían arrojado 300.000 toneladas de roca durante un año. El volumen de bloque que se había fabricado durante el año era de 24.610 metros cúbicos, los mismos eran de 50 y 100 toneladas. El transporte y colocación de los bloques comenzó en abril de 1890. A partir del inicio de la obra desde Santurce pensaban construir un aparato que iba a servir para la construcción de la superestructura del rompeolas, se trataba de un carro plataforma volante al que llamaron Titan. Ese carro iba a avanzar a medida que la obra iba haciéndolo, estaba provisto de raíles que permitían retirarlo en caso de temporales. Hablaban sobre el movimiento comercial del Puerto y decían que la recaudación obtenida durante 1890-91 había sido de 2.369.149,39 pesetas…”

Un indicador de lo que suponía el tráfico en el Puerto de Bilbao nos la daba el número de barcos de diferentes características que habían entrado y salido del Puerto de Bilbao: “...Los buques de vela que habían entrado a puerto en 1891 ascendían a 595 y habían salido de puerto 607. Mientras que los de vapor que salieron de puesto ascendieron a 2.148 y habían salido 3.111...” Entre los de vela el mayor número lo hacían las balandras de pabellón nacional que ascendían a 251 y entre los de vapor los ingleses que ascendían a 1.511.

Era un 17 de diciembre cuando algún vecino de Getxo que vivían en la indigencia, a veces provocada por la muerte del cabeza de familia, solicitaba socorro del Ayuntamiento: “...Se ha recibido una instancia de Dña. A.T. viuda, de esta vecindad, haciendo presente su deplorable estado al estar sumida en la miseria, estado en la que ha quedado con la muerte de su marido, teniendo cuatro tiernos niños, además de estar embarazada, por lo que suplica se le conceda algún recurso para su sostenimiento...” Ante su delicada situación el Ayuntamiento decidía: “...Conceder socorro domiciliario de 30 pesetas al mes...”


Los vigilantes nocturnos también hacían ver al Ayuntamiento la precariedad de sus salarios: “...Los vigilantes nocturnos de Algorta y Las Arenas, que son nueve, suplican debido a la cortedad de sus haberes para tan penoso cargo, se les haga algún aumento de salario...” El Ayuntamiento decidía atender sus peticiones: “...Que a partir del día 1 de enero de 1892 los haberes o sueldos anuales que han de disfrutar dichos vigilantes, que se pagarán por trimestres vencidos sean: El del Cabo 998 pesetas, del Preferente de Las Arenas 908 pesetas, y de cada uno de los restantes componentes del servicio 822 pesetas...”

Por aquellos días los tubos de conducción de aguas desde Berango a Algorta se hallaban en muy malas condiciones y las fugas causaban problemas de suministro: “...Por el gran escape que resulta de los manantiales de Jauncoerreca y Basarte en los montes de Berango por hallarse rotos muchos de los tubos de barro que conducen las aguas a esta localidad; acuerda este Ayuntamiento se proporciones 400 tubos de barro de 200 metros de la fabrica de Basurto que según se ha experimentado han dado buen resultado, porque los rotos proceden de Elorrieta...”

Además al representante de la Capellanía de Lecumberri D. Ignacio Arias se le abonaban 97,97 pesetas: “...Correspondían a los intereses del censo que debía Guecho a dicha capellanía...” Las capellanías fueron fundaciones perpetuas con la obligación de hacer cierto número de misas, de las que el fundador segregaba, de sus patrimonio, unos bienes que se destinaban a la manutención de los clérigos a los que se les relevaba de trabajos económicos. Constituyeron uno de los pilares básicos de la economía eclesiástica.


La cena de los pobres por navidad, en algunos Hospitales Asilo, estaba compuesta de: “…Berza, huevos en salsa, merluza frita, compota y vino...” Mientras en algunos hogares, en los de mejor vivir, la estampa del pavero, que llegaba por navidad a las calles de Las Arenas, auguraba una suculenta mesa. A este personaje que desembarcaba todos los años en la estación de nuestro barrio, recorriendo la Calle Mayor hasta una finca que estaba en la ría cercana al castillo de Mac Mahon, lo dibujaban en 1891 de la siguiente manera: “...En la cabeza lleva el ancho y roto sombrero, en la mano la caña con que los guía, por medio de la gente marcha el pavero con su banda alada. Agrupados la caravana avanza, son aves de parda pluma, la muchedumbre inquieta intuye la próxima navidad. Sus acompañantes de lacio y congestionado moco, a veces guglutean causando el alborozo de los más pequeños. Todo es bullicio soñando con el sabroso plato del medio día...”


Cuando ya quedaban pocas horas para que terminara el año, el día 31 de diciembre de 1891, en el pleno municipal, se daba cuenta de la lista de compromisarios para senadores, la cual se exponía al público según lo previsto en la Ley del 8 de febrero de 1877. Aquella Ley establecía en su capítulo IV, sobre la formación de listas por los Ayuntamientos: “…En su artículo 25: El día 1 de enero, todos los años, los Ayuntamientos formarán y publicarán listas de sus individuos y de un número cuádruplo de vecinos del mismo pueblo con casa abierta, que sean los que paguen mayor cuota de contribuciones directas, sin acumularse lo que satisfagan en ningún otro; y si para completar este número dos o más que paguen la misma cuota decidirá la suerte los que hayan de ser comprendidos en la referida lista. Y en el Articulo 31: Cada distrito municipal elegirá por los individuos del Ayuntamiento y mayores contribuyentes a que se refieren los artículos anteriores, un número de Compromisarios igual a la sexta parte de los Concejales. Los distritos municipales donde el número de Concejales no llegue a seis, elegirán, sin embargo, un Compromisario. Sólo serán elegibles para este cargo los individuos de Ayuntamiento y mayores contribuyentes que concurran al acto y sepan leer y escribir…”

El Vice-Consul de la Laguna en México hacía llegar una certificación al Ayuntamiento de Getxo en la que decía: “...Que D. Ramón Ansoleaga y Eguia se ha presentado ante este Consulado el día 20 de noviembre de 1891...”

El farmacéutico D. Miguel García Salazar suministró medicamentos para los enfermos pobres del pueblo durante todo aquel año.

Y para finalizar el año, con el mismo fervor religioso que en todos los anteriores, el Ayuntamiento de Getxo animaba a sus concejales a asistir a los oficios religiosos que se iban a celebrar los días 1 y 6 de enero en la parroquia de San Nicolás de Bari de Algorta.

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo se estaban realizando algunas obras en propiedades cercanas al cementerio de Algorta (La Campa del Muerto).

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