lunes, 16 de marzo de 2020

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -150-



En la anterior entrada veíamos cómo la necesidad de acometer sin demora las obras para traer aguas potables a esta localidad, debido a que las traídas en 1.886 no cumplen las necesidades del vecindario.

A primeros de octubre de 1891 D. Ignacio Echeandia estaba realizando las obras de conducción de aguas sucias desde Amesti hasta Calvetena (estaba en el N.º 30 de la Avenida Basagoiti, cerca de al casa de Zubiaga). D. José de Iraola, rematante del alumbrado público de Algorta tenía instalados 24 quinqués en las farolas del barrio.

No había en aquellos comienzos del mes de octubre grandes diversiones para los habitantes de las márgenes de la ría bilbaína, así que no es de extrañar que cualquier acto de cierta relevancia congregara a multitud de curiosos. El 3 de octubre de 1891, decía la prensa que la industria de la provincia estaba de enhorabuena. Se iba a botar un crucero en los “Astilleros del Nervión” : “...Entre las dos y dos y media de la tarde, una multitud de personas asaltaban los tranvías y trenes de ambas orillas de la ría para presenciar la botadura. Los trenes de Las Arenas y de Portugalete salían conduciendo a centenares y millares de viajeros: los tranvías salían por pequeños intervalos rebosando gentes y los carruajes particulares y vapores de la ría llevaban también un buen contingente de espectadores al acto que iba a celebrar en los Astilleros del Nervión…”

La Compañía del Tranvía de Bilbao a Las Arenas y Algorta, establecía el servicio de invierno, con salidas cada cuarto de hora al Desierto y cada media hora a Las Arenas, a partir del día 6 de octubre. Otros servicios cubrían el recorrido entre Bilbao y Plencia, todavía estaba en construcción la línea del ferrocarril hasta esta última población: “...Los carruajes de Bilbao A Plencia en combinación con el tranvía realizaban los siguientes servicio desde el día 6 de Octubre de 1891: Salidas de Bilbao.—A las 7,30 de la mañana y 2,30 y .3,30 de la tarde. Salidas de Plencia.—A las 7 y 7,30 de la mañana y 3 de la tarde….”


Algunas personas sumidas en gran pobreza mendigaban por Santa María de Getxo, probablemente porque al ser esta una zona agrícola y ganadera, pensaban poder obtener algo de comida para mitigar su hambruna, pero a veces su salud se hallaba tan deteriorada que fallecían en plena calle. Esto era relatado un 1 de octubre de 1891 por el Alcalde en el pleno Municipal: “...Habiendo sido hallado un pobre mendigante en la estrada de Piñaga en muy mal estado el día 28 de septiembre, fue trasladado a la casa taberna de Echevarri donde habiéndole suministrado todos los auxilios necesarios tanto espirituales como temporales había fallecido ayer a las once de la noche...” La taberna de Echevarri esta en el Puerto Viejo de Algorta, en la calle del Puerto, cerca de la casa de Dña. Salomé Uria y Dña. Ramona Orbeta.

La necesidad de fuentes públicas cercanas de las cuales poderse suministrar agua potable llevaron el 8 de octubre de 1891 a que varios vecinos del Puerto lo demandaran al Ayuntamiento: “...D. Domingo Aresti, mayordomo de la Cofradía de Mareantes del Puerto de Algorta y otros miembros de la Cofradía, solicitamos se coloque una fuente de agua potable en sitio más conveniente del referido Puerto...” Sin embargo Getxo que era un Ayuntamiento con escasos recursos, a pesar de contar con algunos vecinos de economías saneadas, respondía a los vecinos del barrio de pescadores y lemanes: “...Que teniendo presente la poca abundancia de aguas potables que existe en el vecindario para atender a las primeras necesidades del mismo, así como no ser necesario por ahora la colocación de la fuente en el punto que se solicita, acordamos desestimar la solicitud...”
Por el contrario, otro vecino, D. Vicente Suárez se quejaban porque le llegaban aguas sucias, que dejaban un hedor insoportable al acumularse frente a la puerta de su casa, procedentes de la casa de D. Quirino Pinedo en la carretera de Erega y solicitaban: “...Que se construya una alcantarilla que reciba las aguas sucias de las casas de D. Vicente Suárez y de D. Andrés Isasi...” Y Dña. Tomasa Galdós solicitaba también poder hacer un injerto de las aguas sucias de su casa, que estaba en el N.º 51 de la Calle Mayor, en la red municipal.

Las obras de embaldosado de la calle Mayor continuaban en otro tramo, esta vez gracias a una solicitud de D. Miguel Uría: “...Solicito continuar las obras de embaldosado desde la revuelta de la Plaza de San Ignacio, en la calle Mayor, hasta la casa de la viuda del finado D. Domingo Aurrecoechea...”

Otro de los vecinos que participó en la composición de los uniformes de los serenos-vigilantes nocturnos de Algorta, fue D. Segundo Eguia quien confeccionó nueve gorras de paño y charol por las que percibió 46,50 pesetas.

En “El Nervión” del 14 de octubre de 1891 aparecía una aclaradora noticia acerca de las acusaciones que se hacían los respectivos Gobiernos sobre quién había sido el culpable de la ruina de la Nación: “...En España se han saldado con déficit todos los presupuestos desde 1845, para no distraer la atención del lector reproduciremos la estadística desde 1868, época esencialmente revolucionaria, la tal estadística nos enseña que: En el periodo que va desde 1868 a 1869 con el Ministro Sr. Orovio el déficit fue de147,5 millones de pesetas; con los siguientes ministros señores Figuerola (1869-71), Camacho (1871-72, 1874-75, 1881-83 y ), Echegaray (1872-73) y otros hasta llegar en 185-86 con el Sr. Cos-Gayon, la deuda en la que todos habían participado había alcanzado los 2566 millones. En 1886-87-88 83 y 90, han. sido ministros Camacho, Puigcever, Venancio González y Eguilior, y en todos ellos han saldado sus presupuestos con 100 millones o más de déficit. Es decir que no deben achacarse unos a Otros los desastres, sino que blancos y negros coincidieron en arruinar la Nación…” Achacaban el diario aquella quiebra a: “...Gastar lo que no se tiene, con martingalas del Banco del Tesoro, y esas invenciones de Bonos y Flotante. El mal es viejo y de raíz pertinaz, se debe a nuestra propia naturaleza de imprevisores y derrochadores...”

La riqueza en el mundo, siempre mal repartida, era uno de los temas que abordaba el 15 de octubre de 1891 “El Noticiero Bilbaíno”: “...Según los datos oficiales la riqueza de Estados Unidos ha superado a la de Inglaterra, que figuraba hasta hoy a la cabeza de todas las naciones: La fortuna pública de Estados Unidos asciende a 300 mil millones de pesetas. La de Inglaterra a 218 mil millones de pesetas. La de Francia a 216 mil millones de pesetas. La de Austria a 140 mil millones de pesetas. Alemania, a pesar de su poder militar solo alcanza a 80 mil millones de pesetas. Italia y Rusia figuran con 40 mil millones de pesetas, aunque los datos del imperio ruso no se refieren más que a una parte del capital explotado. Junto a estos poderosos no hace mal la “Petite Belgique” pues aunque su fortuna pública solo asciende a 29 mil millones de francos, si se tiene en cuenta su población y superficie, su fortuna es proporcionalmente mayor que la del resto de naciones...”


Siguiendo con las bajamares equinociales de las que hablaba en mi anterior entrada, el diario “El Nervión” del 18 de octubre nos ilustraba acerca de las costumbres de mariscar de la época, así como de acudir a las rocas y playas para conseguir chatarras: “...Aprovechando la gran bajamar equinoccial de estos días, es mucha la gente que se dedica a coger mariscos en las peñas que sirven de rompeolas a los muelles de Portugalete y Las Arenas. También los raqueros, así se llamaba a los saqueadores de naufragios, aprovechan estas bajamares para llegar de noche hasta los buques naufragados en el banco del N.O. de la barra y hacer acopio de chatarra...”

El 17 de octubre de 1891 el pleno municipal aprobaba abonar a D. Luis Dotesio de Bilbao 38,40 pesetas por 8 ejemplares de solfeo de 1ª encuadernación para la enseñanza de solfeo a los niños que concurrían a la Escuela de Música y Solfeo.

El 22 de octubre de 1891 el pleno municipal aprobaba abonar la cuenta de gastos causados durante el verano: “...Para la celebración de funciones religiosas y festejos que importa 3.348,22 pesetas…” El cantero D. Domingo Sarasua reponía las escaleras del Puerto viejo de Algorta.

En ese mismo pleno se daba lectura a una circular de la Junta Directiva de Niños Expósitos para que: “...Se vigile para que ningún niño de matrimonio legítimo sea expuesto en la Inclusa de la Provincia...”

El 29 de octubre de 1891 el Ayuntamiento decidía trasladar a sus dependencias municipales: “...Para el buen servicio, seguridad y orden, la estación telegráfica municipal que existe en la casa llamada “Alhóndiga”, porque este edificio ofrece mayor seguridad...” Consideraban que aquel traslado no perjudicaba a los vecinos.

Los postes de teléfonos instalados en Algorta al parecer no ofrecían seguridad para los vecinos: “...Habiéndose visto con gran sorpresa que dos postes donde están sujetos los hilos del teléfono de esta población de Algorta fueron rotos y derribados por los últimos vientos causando algunos daños, quedando milagrosamente ileso un hombre al caer uno de ellos frente a él, y para que no se repitan casos semejantes, ya que los postes instalados en Algorta ofrecen poca solidez para resistir los fuertes vientos que con frecuencia suelen reinar en ésta. Acordamos se haga presente al Director de la Red Telefónica de Bilbao la necesidad de que con la mayor brevedad ponga en esta población de Algorta postes que ofrezcan consistencia y seguridad para el amarre de los hilos telefónicos...”

Una idea de los precios de la época nos la daban los de la plaza del mercado: “...La carne de cebón estaba a 1,40 pesetas kilo; las chuletas a 1,80 pesetas. Mientras que la carne de cerdo: El tocino fresco a 1,50 pesetas kilo, los jamones a 2,50 y la manteca a 1,50 pesetas. Las gallinas a 6 o 7 pesetas el par; los huevos a 1,25 pesetas docena. El queso de Burgos a 75 céntimos. Entre los pescados: La Merluza a 1 peseta kilo; el lenguado a 2 pesetas, el bonito a 60 céntimos la libra. La fruta: Las manzanas a 35 céntimos la docena, las peras a 30 céntimos docena...”

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo para ausentarse por motivos familiares a Lekeitio, el organista de San Nicolás dejaba a su hijo al frente de la escuela de música a su hijo mayor.

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