En la anterior entrada, de esta serie, veíamos cómo en virtud de una autorización concedida por real Orden a la Junta de Obras del Puerto, salía a concurso la adquisición de una embarcación de vapor para la vigilancia de las obras del Puerto.
Los
injertos en los caños municipales de aguas fecales estaban a la
orden del día, muchas familias solicitaban la conexión de sus
viviendas con la red municipal. Entre aquellos vecinos estaba Dña
Juana Ajuria y D. Antonio Ugarte. Así que no resultaba raro que la
misma, en algún punto, quedara acolmatada o formara un tapón. Eso
fue lo que sucedió el 31 de octubre de 1889 al paso de las aguas en
la calle Mayor de Algorta (Actual Avenida Basagoiti) frente al casino
algorteño, provocando fuertes olores por la acumulación en forma de
charco de las aguas sucias. Por lo que la Comisión de Obras
Municipal tuvo que tomar las medidas urgentes para acometer la obra
sin más dilación. El encargado de la reparación fue el cantero D.
León Landeta.
En
el barrio de Las Arenas el verano había pasado, los visitantes
habían vuelto a sus hogares de Bilbao y otras zonas del Estado, por
lo que la recogida de barreduras y desperdicios, así cómo la
conducción de los mismos a los vertederos no requería de la
frecuencia del estío. Por ello el Ayuntamiento decidió que en lugar
de efectuar la recogida diaria, como habían acordado hacer durante
el verano, pasase a realizarse dos veces a la semana a partir del
primero de noviembre hasta el 30 de junio del siguiente año. A D.
Esteban Asansa, que era el contratista de dichos servicios, pasara a
cobrar por los mismos 175 pesetas.
Algunas
calles de Algorta veían su deterioro debido al paso de los carros de
bueyes cargados con materiales para las nuevas obras de edificación
que se estaban realizando en el barrio. Unas de las más transitadas
en esos días eran la calle San Nicolás y la carretera que iba desde
Mantequena, junto a Iturrieta (Las casas “Iturrieta”
y “Mantequena”
estaban tan solo separadas por el huerto de Eustasio Zalduondo, que
más tarde sería expropiado para dar paso a la bajada de Aretxondo),
hasta San Martín. Por lo que el consistorio decidió: “...Rellenar
con piedra machacada a fin de que con las aguas del invierno y el
transito de carros no queden inutilizadas...”
A
finales de octubre de 1889, el día 31, se trataba también sobre los
residentes en Getxo, que según el censo de 1888 eran 3.682. Por ese
número de habitantes, de acuerdo con la R. D. del 27 de junio de
1888, al municipio le correspondían 11 concejales en lugar de los 10
que ya tenía hasta entonces, por lo que decidieron: “...Que
en las próximas elecciones que tendrán lugar el 1 de diciembre de
este año, se nombren 6 concejales para que con los 5 actuales, que
no cambian, quede completo el Ayuntamiento...”
De aquel acuerdo de dio cuenta al Gobernador Civil y a la Diputación
Provincial, además de publicarlo para conocimiento del vecindario.
El
7 de noviembre de 1889 uno de los médicos titulares de la
Anteiglesia de Getxo, D. Antonio Barrera, renunciaba a su cargo
debido a su avanzada edad e informaba que permanecería en el mismo
hasta el día 1 de diciembre: “...Deseo
causar baja en mi puesto debido a lo avanzado de mi edad y a los
achaques inherentes a la misma para retirarme a la Villa de Bilbao
para pasar el resto de mis días...”
El consistorio expresaba su pesar, pero entendía su solicitud,
manifestando a su vez: “...Que
admitimos su renuncia al cargo, expresando nuestra gran satisfacción
y gratitud por los servicios prestados y la puntualidad con el que
desempeñó su cargo...”
La
estación Telegráfica de Algorta, durante el mes de octubre de 1889,
arrojaba un saldo a favor del municipio de 19,83 pesetas.
La
cantera de Aiboa era uno de los puntos del municipio en los que se
extraía arena blanca para la construcción, algunos de los
solicitantes de dicha explotación fueron D. Juan Bautista Elortegui
y D. Dionisio Zubiaga.
El
alumbrado público siempre escaso en alguno de los barrios era una de
las demandas de la población. En el pleno de ese comienzo de
noviembre se acordaba estudiar, en función de la población que ya
tenía el barrio de Algorta, por la Comisión de Fomento y Policía
Urbana un proyecto de alumbrado. Todavía el mismo se hacía mediante
faroles de petróleo, faltaba aún mucho para que llegara la
innovación de la luz eléctrica a nuestras calles, que no lo haría
hasta 1895.
El
17 de noviembre de 1889 el Alcalde de Getxo D. Pedro Amezaga firmaba
un edicto convocando las elecciones municipales para el día 1º de
diciembre de aquel año.
El
23 de noviembre de 1889, al encontrarse vacante la plaza de medico en
el barrio de Las Arenas, se nombraba médico titular de ese barrio a
D. Guillermo Lanchares: “...Acordamos
nombrar y se nombra a D. Guillermo Lanchares como médico titular
para la asistencia de familias pobres, de este barrio, con la
dotación anual de 125 pesetas, a quien se facilitará la lista de
esas familias pobres, evacuando gratuitamente las obligaciones que le
impongan las disposiciones vigentes, como las autopsias de oficio…”
A continuación acordaron: “...Nombrar
una Comisión para que proponga un proyecto para la asistencia de
familias pobres de Algorta y Santa María por los dos médicos
titulares de la localidad...”
En esa misma fecha la ayuda para familias pobres para lactancia era
de 15 pesetas al mes, y en el caso de que dicha ayuda fuera para
gemelos, con la condición de que: “...Si
uno de los dos gemelos falleciera antes de los 15 meses, ese mismo
día quedará suprimido el socorro...”
En
el pleno del 23 de noviembre de 1889 el consistorio sobre una
polémica suscitada tras pretender este la apertura de nuevas calles
en Algorta. Aquella protesta fue encabezada por D. Tomás Uria y
otros vecinos: “...Protestamos
contra el acuerdo tomado por este Ayuntamiento sobre la apertura de
unas calles nuevas en Algorta...”
Incluso comenzaron una recogida de firmas, que más tarde fue
respondida por algunos firmantes alegando que: “...Fueron
sorprendidos haciéndoles entender lo contrario, al firmar la
instancia presentada al Ayuntamiento oponiéndose al proyecto formado
por el Ayuntamiento para la apertura de esas calles nuevas en
Algorta, y pedimos retirar nuestras firmas estampadas en dicha
protesta...”
El consistorio después de haber tratado el tema en el pleno
informaba de que: “...Teniendo
en cuenta de que el proyecto del Ayuntamiento relativo a las calles
de que se trata, si bien tiende a proporcionar solaz y comodidades a
los bañistas y forasteros que concurren al barrio de Algorta, no se
encamina tan solo y exclusivamente a ese fin, si no que se dirige con
preferencia a proporcionar es solaz y comodidades al vecindario, por
lo que carecen de razón las oposiciones que se formulan en contra
del proyecto. Teniendo en cuenta que el escrito tan solo cuanta con
42 firmas, a pesar del gran empeño puesto por sus autores, esto
demuestra la inexactitud de sus aserto de que la mayoría del
vecindario es opuesto al proyecto. Teniendo en cuenta que el paseo de
la Avanzada que en la exposición se invoca está situado en un
extremo del barrio de Algorta, y de que es necesario un punto
céntrico de reunión y de recreo tanto para bañistas como para el
vecindario, desestimamos la oposición formulada por el Sr. Uria...”
En
la próxima entrada veremos cómo aparecía una Real Orden en el
Boletín Oficial de la Provincia disponiendo que: “...La
Provincia de Vizcaya deberá proceder al nombramiento de un
Senador...”
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