En
la anterior entrada veíamos cómo el 26 de septiembre de 1889 se
procedía a la bendición del Edificio de la Escuela de Párvulos de
la Fundación Cortina (en el Puerto Viejo).
El
24 de octubre de 1889 el Ayuntamiento de Getxo acordaba entregar al
Club Náutico de Bilbao dos subvenciones: “...Una
de 125 pesetas como ayuda para las regatas Internacionales de Vela
celebradas en el Abra en el mes de agosto, y otras 125 pesetas como
subvención para las carreras de caballos celebradas en los campos de
Lamiaco...”
En las regatas de agosto habían participado balandras y lanchas de
lemanaje; en las carreras de caballos, que se desarrollaron durante
los días 22, 25 y 29 de agosto en el nuevo hipódromo de Lamiaco,
participaron caballos, potros, potrancas y yeguas; las del día 29 se
desarrollaron en medio de un calor tropical. En esta carrera
participó un caballo de menor alzada y peso que los de las carreras
principales y tuvo como novedad que corrió un caballo de nombre
“Chico” propiedad de D. Andrés Larrazabal, montado por su hijo
Jesús, que lo hizo a pelo quedando en primer lugar. Fueron las
últimas carreras de la temporada.
Pero
convendría recordar cómo fueron los comienzos de las carreras de
caballos en la Vega de Lamiko y de la propia Vega. Desde algunos años
antes la prensa bilbaína venía hablando insistentemente de los
hipódromos de París y Madrid. Incluso al comentar las fiestas de
Bilbao recordaban que en la plaza de toros de Vista Alegra de la
capital bilbaína: “…Se
realizaron carreras al estilo del hipódromo de París, ejecutadas
por diez jóvenes de esta capital...”
Por lo que no era raro que dicha afición calara en nuestro entorno.
Dicha actividad iba a nacer en unos arenales de Lamiako, que en
algunos momentos fueron llamados de Las Arenas en los anuncios de las
carreras de caballos que eran insertados en la prensa, probablemente
porque este barrio de Getxo tenía más predicamento que el de
Lejona. Esta vega: “...Se
hallaba Frente a Portugalete y era una inmensa extensión de arenales
conocida entonces como “Las Junqueras de Ondiz”. La misma
adquiría el nombre de “Lamiako” debido a que en la zona existía
un caserío perteneciente a la familia Ugarte cuyo nombre era
“Lamiko”...”
Se
puede decir que dichos terrenos vieron nacer varias actividades, tras
su venta motivada por la Ley de Desamortización de Mendizabal:
En
1856 todo ese terreno fue sacado a subasta y fue adquirido por D.
Máximo Aguirre quien la transformó en un gran pinar, al estilo de
las Landas francesas.
En
1863, a la muerte de Máximo Aguirre, se creó la sociedad “Viuda
de Máximo Aguirre e Hijos”. Parte de las tierras se vendieron en
lotes y la granja agropecuaria fue convertida en un complejo
deportivo.
Junto
a ellos transcurriría la línea del ferrocarril de Bilbao a Las
Arenas, el 18 de septiembre 1887 se inauguraba el campo deportivo de
Lamiako, del que D. Eduardo Aguirre Vildósola fue impulsor del
proyecto.
Aquellos
terrenos albergaron un hipódromo que fue inaugurado en agosto de
1889. Además de esa actividad la vega tuvo campos de fútbol, tiro
de pichón, campo de polo y un pequeño aeródromo.
El
1 de marzo de 1889 en el diario madrileño “La Época” aparecía
recogida la primera referencia del que iba a ser el primer hipódromo
de la Vega de Lamiaco: “...En
Bilbao se ha constituido la “Sociedad de fomento de la cría
caballar vizcaína”, con un capital de 75.000 pesetas, distribuido
en 150 acciones. El hipódromo se instalará en el punto conocido
como las Vegas de Lamiaco, en la orilla derecha del Nervión y a
cinco minutos de las Arenas; tendrá una pista llana de 2.000 metros
por 1,5 de anchura, y otra de 1.950 metros para steeplechases; las
tribunas podrán contener 1.200 personas. La primera reunión se
celebrará en agosto próximo, y habrá en ella carreras para
caballos de pura sangre y cruzados para los naturales del país y
para los pertenecientes al ejército. La junta directiva se compone
de los Sres. Marqués de Villamejor (presidente); Olano
(vicepresidente); Augusto Levison, (secretario); como vocales los
señores Zubiria, Urquijo, Gortazar, Urcola, Vilallonga y García (D.
Romualdo)...”
La pretensión al crear aquella sociedad, además de fomentar la
mejora de la cría caballar, era ir introduciendo algunos deportes
ecuestres como el polo y otros que atrajeran a las élites económicas
hacía la nueva urbe de Las Arenas y ser centro recreativo, de
entretenimiento y ocio de la nueva burguesía que iba a residir en
ella. Y casi seguro que la de coadyuvar a revalorizar los terrenos en
los que muchos de aquellos patricios habían invertido una parte de
sus capitales.
Por
fin la primera noticia relacionada con el “Hipódromo de Lamiaco”
saltaba a la prensa un 21 de mayo de 1889 mencionando: “...Las
carreras de caballos que han de celebrar durante las fiestas de
agosto en el hipódromo de Lamíaco...”
Y el 23 de junio de 1889 se entregaba a la prensa bilbaína el primer
programa de las carreras de caballos en castellano y francés:
“...Hemos
recibido el programa en castellano y en francés de las carreras de
caballos en el hipódromo de Las Arenas, organizadas por la Sociedad
de Fomento de la Cría Caballar Vizcaina para los días 22, 25 y 29
de agosto...”
Mientras que el 24 de agosto decían en el diario madrileño “La
Época”: “...Ayer
por la mañana gruesas nubes, que descargaron una intensa lluvia
sobre la comarca. A medio día empezó a circular la noticia de que
se había suspendido las carreras de Lamiaco. El Hipódromo dista de
Bilbao cerca de una hora en coche y veinte minutos en ferrocarril;
está situado en la margen derecha de la ría, poco antes de las
Arenas...”
A continuación nos hablaban de cómo era físicamente: tienene
tribunas provisionales y en su centro se levantan unas casuchas que
afean algo el panorama y no permiten ver toda la pista. Esta es casi
horizontal en toda su extensión, y con piso cómodo para los
caballos; tiene un desarrollo de más de 2.000 metros…”
Para hacernos una idea de la importancia de sus dimensiones, el
hipódromo de Madrid tan solo tenía 1.300 metros.
Pero
volviendo a los libros de actas, decir que el 24 de octubre de 1889,
el Ayuntamiento de Getxo aprobaba la confección de un plano general
de la población. Y encargaba el trabajo al ingeniero de canales y
puertos D. Laureano Gómez Santa María. Se estimó un coste
aproximado de 12.500 pesetas.
A
finales de octubre de 1889, el día 20, las conexiones telegráficas
avanzaban en nuestro Pueblo. En esa fecha se daba cuenta d la
recepción de un oficio enviado por el Director de Telégrafos de la
sección de Bilbao, informando que: “...La
superioridad ha dispuesto la prolongación de la línea aérea de la
Estación Telegráfica del Semáforo de la Galea para empalmarla con
uno de los hilos del ferrocarril de Las Arenas, siendo necesaria la
colocación de 29 postes para realizar dicha conexión...”
En
la próxima veremos cómo se abrían nuevas calles en Las Arenas y
las normas que se establecieron a partir de aquel momento.
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