Siempre
es difícil despedirse de un amigo, más cuando se han compartido
tantas cosas, como las que tu y yo peleamos y disfrutamos.
Días
de trabajo para conseguir que la Ikastola Geroa llegara a ser lo que
hoy día es, pero con un trabajo de grupo que fraguó una honda
amistad. !Te acuerdas! Organizando aquel Ibiladi, que Joserra nos
trajo como una comisión chollo, que tanto trabajo
nos dio, pero de la que tanto y disfrutamos. De cartas, con
discusiones y alegrías, de comidas y cenas difíciles de olvidar.
Días
de monte y mar que no olvidaremos, de bosques que ya no volveremos a
pisar juntos. !De
aquellos días cuando
corríamos tras lo deseados champis y hongos, con aquellas campas
blancas como nevadas. De parejos enredados, de deliciosas cabras y
fanecas, de brisa y sol, que disfrutamos con buenos amigos. !Aunque a
veces hubiera que rascar aquella vieja embarcación que al final casi
no veía el salitre!.
Días
de huerta y cosecha, con discusiones sobre cómo era mejor manera de
sembrar, pero siempre mano a mano. De cosechas espléndidas, con la
satisfacción de recuperar parte del sudor y llevar a casa aquellos
tomates de casi el kilo.
De
paelladas con el grupo de Ikastola. De comidas en la pista. !Ya
empiezan a faltar muchos amigos!.
Me
vienen al recuerdo unos versos de Neruda:
“...Cuando
se va un amigo.
Se separa el llanto
Se separa el llanto
del
alma.
Una herida se abre
con el silencio
de un recuerdo imborrable.
Una herida se abre
con el silencio
de un recuerdo imborrable.
Queda
conmigo
aquel recuerdo imborrable,
de esos bellos momentos compartidos...”
aquel recuerdo imborrable,
de esos bellos momentos compartidos...”
Te
dejo, pues un nudo en la garganta empieza a hacer que me cueste
seguir relatando tantas y tantas vivencias, me gustaría que
no fuera cierto y
volver a vernos en la Txoko, pero ya
que no
es posible, cuando
nos volvamos
a juntar
en el polvo de las
estrellas
continuaremos
nuestra amistad. AGUR,
PEDRO.
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