En
la anterior entrada veíamos cómo D. Asensio Inchaurtieta, miembro
de la comisión nombrada por la Junta de Fábrica de la parroquia de
San Nicolás de Bari de Algorta, solicitaba permiso para iniciar las
obras de reparación del pórtico de la iglesia.
En
Francia, un profesor de Química, monsieur Paul Bert, había llevado
a cabo una notable reforma en la invención de los teléfonos,
adaptando un aparato al pabellón de audición que conseguía una
mayor escala de sonidos. En nuestro pueblo parece que esos fuertes
sonidos los ofrecían los cañones, ya que el 28 de marzo de 1889 el
Alcalde de Getxo manifestaba haber tenido una conferencia con el
Teniente Coronel Director del Parque de Artillería de Bilbao, quien
le expresó su deseo para establecer en la Galea un edificio para
depósito de materiales de guerra para hacer prácticas de tiro. El
Ayuntamiento accedía y le concedía un terreno en la Galea de 50 ó
60 metros cuadrados para construir un edificio para albergar los
útiles necesarios para que la escuela de artillería pudiera hacer
prácticas de tiro.
La
plazuela de Jardingana veía cambiar su fisonomía. Hasta entonces el
suelo del triangulo interior de la plazuela estaba formado por cantos
rodados. D. Bonifacio Cortina solicitó poder realizar una
modificación del suelo pasando a ser de tierra cubierta de césped.
Dicho césped fue extraído de Arrigunaga.
Ese
mismo día, por la tarde, se reunía el Ayuntamiento en unión de la
Junta Municipal de Sanidad para decidir sobre el emplazamiento del
Hospital Hospicio que se pensaba construir en Algorta.
Y
como ya estaba próxima la Semana Santa, que en ese año caía en la
tercera semana de Abril, el pleno autorizaba al Alcalde para:
“...Proporcionar
predicadores para los días del jueves por la tarde y viernes santo
mañana y tarde, para que tengan el mayor lucimiento posible...”
Quizá cómo expiación de los pasados carnavales por aquello de que
algún cronista de la época decía sobre las intenciones de la
iglesia: “...La
Iglesia instituyó la cuaresma para prepararse a celebrar dignamente
la festividad de la Pascua y como parte de esa celebración para
resistir al enemigo y ganarse la salvación, había que practicar la
abstinencia y el ayuno, que evita muchos males y, al ejercitarla como
obligatoria durante cierto período del año no hay duda que debe
influir en la conservación de la salud corporal y la del espíritu y
puede acostumbrarnos a la privación. !A quién se le oculta que
todas aquellas fiestas en que se rinde culto a la concupiscencia y a
la gula taren en pos de sí funestas consecuencias para la salud!...”
A
primeros de abril de 1889 se daba como seguro que la compañía del
tranvía de Bilbao a Las Arenas y Algorta había firmado un contrato
con una casa Inglesa para la instalación de motores eléctricos, los
cuales vendrían a sustituir a los de fuerza animal que eran
utilizados en esas fechas. La empresa del tranvía iba a abonar a
dicha casa por la instalación la cantidad de 125.000 pesetas y otras
tantas en acciones de la compañía. Con aquella operación pensaban
ahorrar una tercera parte del presupuesto. Preveían terminar la
instalación de los motores para el próximo verano.
El
4 de abril de 1889 el Ayuntamiento de Getxo pedía al contratista D.
Marcos Zamacona que: “...Ya
que estaba realizando varios andenes en el barrio de Las Arenas con
el fin de complacer a la comisión de aquel barrio, en vez de
ejecutar los andenes desde el establecimiento de Baños de Mar de los
Aguirre, lo haga desde la estación de ferrocarril hasta la ermita de
Santa Ana y en la calle Máximo Aguirre...”
Y ya que las zonas mencionadas, propuestas por el consistorio,
presentaban grandes destrozos como consecuencia del transito de
carros, se prohíba el transito de los mismos por esas zonas, para lo
cual colocaron carteles de advertencia bajo multa a los infractores.
Zamacona,
tuvo con ese nombre uno de los garajes de más solera de Las Arenas,
disponía de carruajes y coches de lujo para paseo y excursiones, su
numero de teléfono era el 8.207.
Los
impresos para la elaboración del padrón municipal eran traídos
desde Valencia. El telégrafo del mes de marzo de Algorta aportaba a
las arcas municipales la cantidad de 13,23 pesetas.
Ese
4 de abril de 1889 se confirmaba que: “...Habiéndose
acordado por el Ayuntamiento y la Junta municipal de Sanidad que el
edificio Hospital-Hospicio que se trata de ejecutar en esta localidad
se emplace, en la mayor brevedad cedida o donada gratuitamente para
el efecto por los herederos de la finada Dña. Salomé Bareño que
son su hija Dña. Josefa Leona Zalduondo Bareño y su esposo D.
Manuel del Valle, situada cerca de la casa nombrada “La Cadena”,
así como que se adquiera para ensanche y aumentar las dependencias
del citado edificio otra heredad pegante a la anterior, perteneciente
a Dña. Basilisa Aresti (13 peonadas), y en caso de que resulten para
el efecto circunstancias insuperables la de Dña. Francisca Encera
(5 peonadas), que también confina con la cedida por los expresados
herederos, se comisione a los Regidores Ajuria y Arrola para tratar
este tema...”
Se
acordaba también realizar un pequeño camino desde la iglesia de
Santa María de Getxo hasta el cementerio próximo a ella.
Para
el 11 de abril de 1889 las gestiones con las Sras. Dña. Basilisa
Aresti y Dña. Francisca Encera habían resultado infructuosas por
los precios excesivos que ambas pedían por sus heredades, por lo que
se decidió que el Teniente de Alcalde Sr. Sarria continuara
negociando con la primera para conseguir que bajara el precio que
había pedido.
Por
esos días seguían produciéndose en Getxo requisitorias contra
mozos considerados prófugos a pesar de que se hubieran trasladado a
trabajar ya hacía más de 4 años a la lejana Sudamérica (Chile)
Era el caso del mozo D. Mariano Elortegui Soltura; mientras, otros
conseguían la exención del servicio militar, que era comunicada por
el Gobernador Civil de la Provincia, era el caso del vecino de
Algorta D. Pedro Saitua Aranzamendi: “...De
dieciocho años de edad, hijo de D. Santiago Saitua Algorri y de
María Manuela Aranzamendi, por lo que en el caso de este último se
deja sin valor ni efecto la declaración de prófugo...”
En
la próxima entrada veremos cómo se solucionó el cobro del
organista de San Nicolás de Bari de Algorta D. Pablo Mújica, que
desde hacía tiempo llevaba sin percibir sus honorarios.
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