Esta historia sobre los gigantes y cabezudos en la Anteiglesia de Getxo, que hoy inicio, va ha cambiar temporalmente el orden que hasta la fecha he realizado en mis publicaciones (actualmente era el siguiente: dos días a la semana “Aconteceres del último cuarto del Siglo XIX y otros cinco de fotografías antiguas de nuestra Anteiglesia). Orden al que volveré una vez publicado este relato, que por su extensión decidiré en seis entradas (dos por semana los lunes y jueves).
Gigantes, cabezudos y Toro de Fuego, figuras de cartón piedra soportadas sobre un bastidor de madera, y portadas por acarreadores. Algunas de estas figuras seres de la mitología datan, en nuestro entorno próximo: Pamplona Siglo XIII y en la Villa de Don Diego en el Siglo XVII. Estos personajes forman en la actualidad parte del folclore de nuestros pueblos, van siempre acompañados por tamborileros, txistularis y dulzaineros, rodeados de bulliciosos y alegres diablillos.
Los gigantes a lo largo de su dilatada historia los han formado elegantes personajes como el casero y casera; el alcalde y la alcaldesa; el negro y la negra, el turco y turca. Y como decía, siempre acompañados por cabezudos como el casero y casera, chino y china, negro y negra, el diablo y el municipal, o el Zorro y Lili; variando los personajes según la población. Sus atuendos también lo hacían en función de la economía de la comparsa o grupo que los sustentaba (Ayuntamiento, Gugara, Agurra, etc.), por lo que iban provistos desde vistosos trajes o simples ropajes festivos.
Y mientras que en la villa de D. Diego, en abril de 1896, tanto los gigante como los cabezudos eran noticia, a la vez que nos indicaba quienes solían ser los portadores de las caretas y como se movían: “...Los empleados del cuerpo de la limpieza pública que han de llevar los gigantes, y los que harán de cabezudos en las fiestas de mayo próximo, han comenzado a ensayar al son del tamboril unos bonitos bailables...” (El Noticiero Bilbaíno del 20 de abril de 1896). En esas mismas fechas se anunciaba, también en Bilbao, la salida de los Gigantes y Cabezudos: “...Don Terencio y Dña. Tomasa salieron ayer por primera vez a recorrer las calles de Bilbao, fueron trasportados desde el edificio que ocupa la Escuela de Artes y Oficios al local donde ensayan los barrenderos, que han de pasear y bailar los gigantes el día 2 de Mayo próximo...” (El Noticiero Bilbaíno del 24 de abril de 1896). Cuatro días más tarde el mismo diario informaba: “...Los empleados de la limpieza pública, encargados de hacer bailar a Don Terencio y Doña Toma, ensayaron ayer en el frontón de Zabalbide algunos bailes con tan ilustres personajes...” (El Noticiero Bilbaíno del 28 de abril de 1896).
El ambiente festivo en la Villa bilbaína desde el primero de mayo, en el que se comenzaba a celebrar el día dos como festivo en la Villa, era de reseñar, ya que los gigantes y cabezudos animaban a los más pequeños, desde primeras horas de la mañana: “...Esta mañana a las once, el antiguo D. Terencio, precedido de tamborileros, fueron desde el Curding hasta la calle de la Cruz; en cuyo lugar aguardaban los nuevos gigantones. La comitiva se puso en marcha por este orden: El viejo D. Terencio, el nuevo D. Terencio, Dña. Tomasa, el Arratiano, la Arratiana, el Turco y la Turca, el Moro y la Mora, acompañados de unos doce enanos, dirigiéndose por las calles de la Cruz, Sombrerería, Correo y Arenal al Ayuntamiento. Delante del Ayuntamiento iniciaron sus habilidades coreográficas; regresando después a su domicilio en medio del mayor entusiasmo...” (El Nervión del 2 de mayo de 1896).
Al día siguiente, al parecer por el desparpajo de los bailes o quizá debido a algún excesillo, uno de los gigantes aparecía lesionado “...Parece que uno de los Gigantes, el Arratiano, a consecuencia, sin duda, del bailoteo de ayer, sufrió algunas averías...” (El Noticiero Bilbaíno del 3 de mayo de 1896).
Y mientras aquí, en casa, a pesar de que no existen referencias escritas, anteriores a 1945, en Algorta es casi seguro que los cabezudos corrieron calle arriba abajo la Avenida Basagoiti, entonces calle Mayor, en los tiempos en que la compañía del Tranvía Eléctrico en 1897, decidía para celebrar los “San Ignacios”: “...Dar servicio para las romerías de San Ignacio en Algorta y repetición de la de Santa Ana en Las Arenas los días 31 de Julio y 1 y 8 do Agosto: Desde las 3,30 de la tarde hasta las 8,20 de la noche, el servicio de Las Arenas a Algorta será de un coche cada diez minutos, intercalando coches especiales entre Las Arenas y Algorta con los del servicio de Bilbao a Algorta. Los coches en Algorta, desde el momento en que se establece este servicio especial, llegarán solamente hasta el Casino. Se advierte que solamente el primer motor subirá a Algorta: por lo tanto, no se expenderán billetes directos de Bilbao más que en el coche motor que vaya a la cabeza de las expediciones a Algorta. Quedando suspendido en estos días el servicio especial de la tarde a la playa de Las Arenas...” (El Porvenir Vasco del 30 de julio de 1897).
En 1897 hubo una transición en la estructura de los Gigantes de Bilbao, el diario madrileño “La Tarde” decía sobre los gigantes y cabezudos bilbaínos, mencionando a un escultor a quien más adelante mencionaré, y sobre los bastidores de sujeción de estos: “...Los Sres. Larrea y Basterra, de Bilbao, que construyeron las cabezas de los gigantes y cabezudos, que figuraron últimamente en las procesiones, han modelado otras nuevas para San Sebastián; un peluquero Bilbaíno les ha colocado unos postizos magníficos, y las Sras. y Srtas. Dña. Angela Courcifires, Dña. Beatriz Picaza y Dña. Josefa Echevarría los han vestido con mucho gusto, confeccionando trajes elegantísimos, que se diferencian de los que se hicieron para Bilbao. El Sr. Pinillos director de la nueva industria, comprendiendo los inconvenientes que presentan los armazones de hierro que tienen los gigantes de Bilbao, ha encargado otros armazones de madera, que resultan más cómodos y más ligeros...” (La Época del 17 de julio de 1897).
De hecho, en el Archivo Municipal de Getxo, tenemos recogidos expedientes de fiestas desde 1883, cuando Getxo tan solo contaba con 1.925 habitantes. Pero en esa fecha solo se mencionan los fuegos artificiales. Fiestas que entonces se celebraban en los barrios de Areeta-Las Arenas, Algorta y Getxo (Andra Mari).
En 1934, en la madrileña “Revista Crónica”, se recogía un reportaje referente a los festejos populares, en el que se hablaba sobre los Gigantes, cabezudos y Gargantúa, con gran profusión fotográfica, en la que se hacía referencia a “Los muchachos de Algorta y las chicas de Las Arenas”, y aunque el desfile fue en Bilbao, lo traigo a esta página por ese motivo: “...Historia del resurgimiento de la alegría de un pueblo.- Han retornado los gigantones, los cabezudos y gargantúa. Toda la fauna mitológica que llenó nuestros sueños infantiles. Llegan don Terencio y doña Tomasa, el Corregidor y la Corregidora. Los cabezudos, como hinchados por la hidrocefalia sacuden a diestro y siniestro sus zambombazos infanticidas, mientras sonríen con su mueca inmovilizada en pasta de cartón. Y el Gargantúa, pesado, lento, torpe y glotón, avanza trabajosamente. En la cabalgata, que es un desfile de ficciones, unos muchachos de Algorta salieron dispuestísimos a hacer el salvaje, con plumas, argollas, tatuajes y barnizados en negro. Mientras en un barco “El acorazado Elena”, iba tripulado por las chicas de Las Arenas...” (Revista Crónica de Madrid del 2 de septiembre de 1934).
La primera referencia a estos personajes de cartón-piedra, en nuestra Anteiglesia, aparece en el pregón de Fiestas de 1945. En ese pregón se detallan las actuaciones de los cabezudos: “...Santiago y Santa Ana (Areeta-Las Arenas), San Ignacio y San Lorenzo (Algorta), Ntra. Señora de los Ángeles (Romo, entonces perteneciente a Las Arenas), La Asunción de Ntra. Señora y el Santo Ángel de la Guarda (Getxo, Andra Mari). En el programa de fiestas, también se hacía mención a otra de las atracciones nocturnas de las fiestas, el Toro de Fuego, el cual se corrió en: La inauguración del verano en Salsidu y por San Lorenzo (Algorta), tras la hoguera de San Juan; en Santa Ana (Areeta-Las Arenas); Ntra. Señora de los Ángeles (Romo)...” (Biblioteca San Nicolás – Liburukilk).
En las próximas entradas iremos viendo la evolución de estos personajes a lo largo de los tiempos en Getxo.
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