En la entrada anterior veíamos
cómo se producía un triste naufragio en el Abra.
Por último, en aquel pleno
municipal se acordaba: “…La compra de doce tubos de
linfa vacuna Suiza para proceder a la vacunación y revacunación del vecindario
por medio de terneras que serán compradas o alquiladas al efecto…” La técnica consistía en aplicar el experimento de Edwadr Jenner, que
consistía en inyectar en la piel el líquido o “linfa” de la vesícula de una lesión
de viruela vacuna. Aquellos tubos de “linfa” fueron adquiridos por el
farmacéutico D. Salustiano Oribe y el Ayuntamiento pagó por ellos la cantidad
de 36 pesetas.
El día 26 de octubre de 1893
llegaban buenas noticias referidas a la salubridad de las aguas de los cauces
de los ríos de nuestra Anteiglesia: “…Se han recibido dos
oficios del Gobernador de la Provincia dando cuenta del buen resultado que han
dado los análisis verificados en Bilbao con las muestras remitidas de la parte
superior e inferior del río Govelas…”
Otros vecinos de Getxo también
se apresuraban a realizar los injertos de sus aguas sucias a la red municipal:
“…D. Tomás Uria solicita permiso para injertar por medio de una cañería en la
alcantarilla del municipio, situada en la calle de la Carretera, las aguas
sucias y materias fecales de la casa llamada “Mariandresena” sita en dicha
calle…” El Ayuntamiento accedía a dicha petición estableciendo
algunas condiciones: “…El caño deberá tener
Por otro lado una vecina de la
calle Rivera del Puerto Viejo de Algorta solicitaba: “…Se me expida la certificación para poder inscribir en el Registro de la
Propiedad, que marca la Ley Hipotecaria, la casa de mi propiedad llamada
“Tatoena”, radicante en la calle Rivera…”
Para entonces se habían
producido un total de 9 enterramientos de vecinos afectados por la “enfermedad
sospechosa”. El encargado de realizar aquellos enterramientos fue D. Ángel
Egusquiza, quien percibió por su trabajo la cantidad de 22,50 pesetas.
Durante todos los meses en que
aquella pandemia afectó a nuestros antepasados, la prensa cubría todos los días
sus secuelas. En uno de los diarios “El Noticiero Bilbaíno”, en una de sus
secciones llamada “La Cuestión Sanitaria”, aparecían datos acerca de las condiciones de salubridad
y de vida en los domicilios particulares, que entiendo eran extensibles a toda
la población de Bizkaia, aunque los mismos en la prensa se refirieran a la
capital (Bilbao). En ese diario el día 18 de octubre de 1893 se decía: “…Las medidas tomadas por la comisión ejecutiva de salubridad respecto del
agua del rio han sido mal recibidas por gran parte del vecindario,
principalmente por aquellas familias que no tienen en su casa otra agua…” Las autoridades prohibían el suministro de aguas de río en lavaderos,
mataderos y demás servicios públicos ante el temor de que estas estuvieran
contaminadas con cólera. Y es que las condiciones en que muchas familias vivían
eran de absoluta precariedad, y afectaban fundamentalmente a los más
desfavorecidos, así lo manifestaba en una carta en ese mismo diario el Sr. M.
Alberto de Palacio que titulaba “Higienización en Bilbao”: “…El hacer la felicidad de un pueblo equivale a higienizarlo» Un pueblo no es
feliz porque sea rico, numeroso y potente; es preciso que sea sano. Hace
algunos años, cuando la higiene pública y privada no era muy conocida, las
causas de la excesiva mortalidad, el origen de muchas enfermedades infecciosas
y los medios de prevenirlas o extirparlas, solo cabía resignarse a sufrir
impasibles tan terrible azote. En Bilbao, como en España, como en Europa, como
en el mundo entero, las epidemias de toda clase empiezan siempre por los
barrios de los obreros, en los que se hallan terrenos bien abonados y materia
favorable a su desarrollo y propagación, por el abandono en que viven y han
vivido basta ahora. La solución de este conflicto es evitar los focos de
infección, y esto se consigue concediendo atención, aunque no sea más que por
instinto de conservación, a la existencia y modo de vivir de las clases menos
favorecidas…” Se quedaba corto en su análisis pero era una
parte de la verdad. Las infecciones y defunciones a diario llenaban las páginas
de los diarios. Mientras se informaba de la procedencia de los buques de las
zonas del mundo declaradas “sucias”.
El día 22 de octubre de 1893,
debido a los problemas sanitarios que asolaban a la Provincia, el Gobernador
Civil adoptaba la siguiente resolución, la cual aparecía en las páginas de la
prensa local: “…El señor Gobernador ha
comunicado hoy oficialmente a todos los Alcaldes de la Provincia el acuerdo
tomado por la Junta de Sanidad, por el que se prohíbe la visita a los
cementerios durante los días de difuntos, primero y segundo del próximo mes…” Entre los acuerdos adoptados había uno que hacía abrigar esperanzas: “…Por último, se ocupó la Junta del curso de la enfermedad sospechosa que, ya
casi extinguida por completo en el resto de la provincia, es de creer que muy
en breve lo sea en Bilbao…” Para el día 27 de octubre,
la Junta de Sanidad ya daba casi por superada la epidemia de la “enfermedad
sospechosa”.
El día 28 de octubre de 1893,
el diario “El Noticiero Bilbaíno”, ofrecía una estadística del mes de
septiembre sobre los accesos y defunciones producidas en la Provincia:
POBLACIÓN |
INVASIONES |
DEFUNCIONES |
Bilbao |
179 |
84 |
Baracaldo |
124 |
48 |
Derio |
1 |
0 |
Begoña |
7 |
4 |
Erandio |
49 |
17 |
San Salvador del Valle |
28 |
4 |
Deusto |
34 |
16 |
Echevarri |
1 |
0 |
Lequeitio |
1 |
1 |
Sestao |
49 |
22 |
Portugalete |
10 |
7 |
Zalla |
2 |
1 |
Arrieta |
1 |
0 |
Guecho |
11 |
7 |
Munguia (Villa) |
1 |
0 |
Arrigorriaga |
1 |
1 |
Abanto y Ciervana |
87 |
18 |
Musquis |
13 |
4 |
Santurce |
62 |
28 |
Yurre |
2 |
2 |
Gamiz |
1 |
0 |
TOTAL |
664 |
264 |
A lo largo del mes de octubre
y hasta el día 28 se habían producido en la Provincia un total de 525
invasiones y 214 defunciones.
En la próxima entrada de esta
serie veremos cómo el Ayuntamiento de Getxo colaborara con el Gobierno de la
Nación, en su guerra en África, con la compra de fusiles “Maüsser”.
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