En la entrada
anterior veíamos cómo tras diez días de continuadas lluvias algunas zonas de
Las Arenas aparecían anegadas.
El 15 de octubre de 1893 el
diario madrileño “La Correspondencia de España” (diario vespertino de tendencia
conservadora) decía: “…Esta mañana ocurrió un triste
accidente marítimo. Los vapores ingleses Billow y Fortunato chocaron frente
Algorta. El primero se hacía a la mar en tanto que el segundo entraba en el
puerto. Ambos conducían carga. El choque lo recibió el Billow en la línea de
flotación, donde se abrió una ancha vía de agua, inundándose todo el buque, el
cual se fue a pique en menos de cinco minutos. La tripulación pudo salvarse,
siendo recogida por el Fortunato. Sólo un tripulante desapareció arrastrado por
un fuerte golpe de mar. Ha resultado gravemente herido el práctico del puerto
que venía a bordo del Billow. De este se ven los palos. Hoy declararan los
capitanes de los dos vapores. Se dice que el siniestro se debe a una fallo en
la maniobra del buque náufrago, cuyo capitán no quiso obedecer las órdenes del
práctico El Fortunato resultó con grandes averías. Una lancha de Algorta
recogió doce náufragos…”
Precisamente sobre aquel
naufragio contaba el diario bilbaíno “El Nervión”, con el titular “Abordaje en
el Abra”: “…Esta mañana ha ocurrido un terrible accidente marítimo. Aproximadamente a
las 6:30, el vapor inglés “Billow, cuando se disponía a remontar la boya
luminosa, fue envestido por el vapor de la misma nacionalidad “Fortunatus”, que
procedente de Newport entraba en nuestro puerto, con una carga de carbón. La
embestida fue terrible y en la línea de flotación, al vapor Billow, se le abrió un enorme boquete por el que entraba
el agua a raudales. En pocos momentos, el buque abordado se fue a pique, sin
dar tiempo más que la marinería saltara al agua para salvar sus vidas. La
tripulación del Fortunatus, rápidamente arrojo los botes salvavidas al agua
para socorrer a aquellos náufragos. No obstante no pudieron evitar que un golpe
de mar arrastrara a uno de los tripulantes desapareciendo en las aguas. El
Billow iba cargado se carbón hasta la cubierta, lo que favoreció que se
hundiera rápidamente. A flor de agua se podían ver los palos del vapor
naufragado…” El diario “El Noticiero Bilbaíno” del 16 de
octubre venía a complementar la información sobre lo acaecido en las aguas de
Abra: “…El hecho acaeció a tres cables al N.O. de la boya luminosa. El vapor
“Fortunatus” chocó con el costado de estribor del “Billow”, en el centro. Hecho
que se produjo a pesar de haber pitado y dado marcha a tras el “Fortunatus”. En
cuanto ocurrió el abordaje, los tripulantes del “Fortunatus” arrojó los botes
salvavidas al agua y la lancha de lemanaje trasladó a los tripulantes al buque,
entre ellos el cadáver del despensero…” Aunque el otro
diario afirmaba que el fallecido Apareció al día siguiente con el chaleco
salvavidas puesto.
Los naufragios en aquellos
días se producían con bastante frecuencia ya que el diario “La Época” del 20
del 11 de 1893 volvía a describir uno de ellos en sus páginas: “…Esta mañana embarrancó en la playa de Algorta el pailebot Joven Juanita, de
matrícula de Palma de Mallorca. El vecindario de Algorta, con el alcalde al
frente, prestaron auxilios a los náufragos, logrando salvar a toda la
tripulación, excepción de uno, ya que antes del
naufragio un golpe de mar arrebató de cubierta a un muchacho apellidado Cámara,
ignorándose su paradero…”
A mediados de octubre de 1893,
según parece por las órdenes que emanaban de la Hacienda Provincial, la
atención por parte de los Ayuntamiento a los impuestos relativos a los sueldos
de los maestros no eran atendidos con la prontitud requerida. En el pleno
municipal del 19 de octubre se daba cuenta de dicha orden: “…Se da cuenta de una Circular publicada por el Sr. Administrador Especial de
la Hacienda de la Provincia en el Boletín Oficial del día 18 del corriente,
ordenando a todos los Ayuntamientos entreguen en aquellas dependencias, antes
de finalizar el presente mes, el impuesto establecido por el artículo 39,
párrafo 6, de la presente Ley vigente de Presupuestos, sobre los sueldos de sus
empleados, que son hasta la cantidad de 1.000 pesetas del 5%, y que de no
hacerlo, enviaran contra los Ayuntamientos morosos, Comisiones de Apremio…” El Ayuntamiento de Getxo aducía en su defensa que: “…En el presupuesto municipal presente solo existe consignación para el pago
del descuento del 10% de los sueldos del Secretario y Contador Municipal,
únicos que pasan de las 1.000 pesetas. Y considerando que los sueldos y
asignaciones de los demás empleados son harto cortos para que los que los
disfrutan puedan hacer frente al impuesto, viéndose, en caso de satisfacerlo,
en precaria situación dado el elevado precio de los artículos de consumo. Por lo
que, mientras no se decida otra cosa,
acuerda este Ayuntamiento se pague dicho impuesto de los fondos
municipales…”
En cumplimiento de las
ordenanzas municipales sobre injerto a los caños de propiedad municipal, debido
a la epidemia de cólera, que establecía la realización del mismo en el plazo de
un mes, algunos propietarios de Las Arenas, acudieron prontos a solicitar la
ejecución: “…Para la construcción de un caño de
Y como ya llegaba la época de
la poda de los árboles del municipio, el Ayuntamiento de Getxo acordaba: “…Aprovechando la labor de dicha poda se proceda a la plantación de arbolado
en sitios públicos, por lo que se autoriza a la Comisión de Fomento y Policía
Urbana para que proceda a dichas operaciones, comprando unas 300 plantas de
plátano incluyendo en dicho número alguna de otras especies, para ser colocadas
en ciertos puntos donde, a su juicio, puedan adaptarse mejor al terreno…”
A la vez que con la marcha y
el regreso de los veraneantes a sus lugares de origen, sobre todo los
procedentes de Bilbao, en la prensa local parecía desaparecer el interés por
nuestros barrios, ya que las noticias relacionadas con ellos casi desaparecían
de sus páginas.
En la próxima entrada de esta serie veremos cómo se producía la compra de vacunas para la
población de Getxo.
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