miércoles, 17 de febrero de 2021

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -204-

 


En la entrada anterior veíamos cómo, debido a una enfermedad a la que habían dado el nombre de “sospechosa”, se creaba una Brigada de Desinfección.

 

Tras diez días de continuadas lluvias, algunas zonas de Las Arenas aparecían anegadas, incluso algunos vecinos se veían imposibilitados para salir de sus casas. El pleno del 28 de septiembre de 1893 trataba el asunto: “…Con motivo de las lluvias de los últimos días se han estancado gran cantidad de aguas en las calles que desde la plazuela del barrio de Las Arenas siguen hacia la estación del ferrocarril, quedando en esa zona sin poder salir de sus casas algunos vecinos, habiendo tenido que dar salida a las aguas provisionalmente a un terreno perteneciente a los señores D. Rafael Elcoro y D. José María Azpiri. Por este motivo hemos acorado que se haga una alcantarilla para evacuar dichas aguas…”

 

Alguna carta al director venía a ensalzar el trabajo desarrollado por nuestro Ayuntamiento con aquella sospechosa enfermedad. Decía un tal “X” en el “Nervión” del 28 de septiembre de 1893: “…Todos trabajan aquí con gran interés para evitar que se propague enfermedad de ninguna especie. No puedo prescindir de hacer mención al primer Teniente de Alcalde D. Asensio Inchaurtieta, que, estando en funciones como Alcalde, se persona en todos los sitios donde su presencia pueda ser necesaria, fuese de día o de noche. También mencionar a los médicos titulares Srs. Hormaeche, Anitua y Lanchares, así como al Dr. Saloña. Y como no al Alcalde D. Santiago Diliz, quien estando descansando en los Baños de Sobrón, tan pronto tuvo conocimiento de la enfermedad, regresó inmediatamente a Guecho…” Aquel día se había producido una defunción en el barrio de Las Arenas.

 

Para el 30 de septiembre de 1893 ya habían desaparecido todas las casetas de baños de mar de la playa de Las Arenas.

 


En el pleno del 5 de octubre de 1893 se decidía abrir una suscripción popular en la Anteiglesia de Getxo para poder hacer frente a la sospechosa enfermedad que atacaba a los vecinos, sobre todo a los de las zonas bajas del municipio. El 6 de octubre el Gobernador Civil, de acuerdo con la Junta Provincial de Sanidad, prohibía la celebración de romerías y ferias en toda Bizkaia.

 

En el diario bilbaíno “El Nervión” del 7 de octubre de 1893 se publicaba el estado comparativo del movimiento y de los productos obtenidos por el Ferrocarril de Bilbao a Las Arenas entre 1892 y 1893 durante el mes de septiembre. Datos que indicaban que en todos los apartados se había producido una fuerte bajada:

 

A lo largo de 1892:

El número de viajeros había sido de 110.443.

Las mercancías transportadas ascendieron a 1.951.273 kilogramos.

El rendimiento en pesetas había sido de 31.320,88.

A lo largo de 1893:

El número de viajeros había sido de 98.487.

Las mercancías transportadas ascendieron a 1.432.147 kilogramos.

El rendimiento en pesetas había sido de 26.366,51.

Por aquellas fechas aparecía publicado el “Anuario de ferrocarriles españoles” un informe del “Ferrocarril de Bilbao a Las Arenas y Algorta. En él, como miembros del consejo de administración estaban: D. Eduardo Aguirre (Presidente) y D. José María Solaun (Vicepresidente). La Compañía disponía de 5 locomotoras, 8 coches de primera y 16 de tercera, 6 furgones para equipajes y 22 furgones cubiertos para mercancías y ganado.


Volviendo a las cuestiones sanitarias que tanto preocupaban a nuestros vecinos en aquel octubre de 1893, bueno es leer, para hacernos a la idea de cómo eran las condiciones vida en el barrio de Las Arenas, lo que relataba un vecino de Algorta en “El Noticiero Bilbaíno” del 12 de octubre. El relato hacía referencia a una carta publicada días antes en “El Porvenir Vascongado”: “…El Porvenir Vascongado con el epígrafe “Desde Las Arenas” publicaba el 8 del corriente: Hoy, señor Director, que tanto nuestra primera autoridad civil, como la Diputación Provincial, los Ayuntamientos y Juntas de Sanidad, se hallan constantemente vigilando la salud pública, llevando a cabo obras de saneamiento en toda la Provincia con motivo de la enfermedad reinante, atrévome a señalar a las dignas autoridades y corporaciones locales, y muy especialmente a la de Guecho, por si ignoran lo que sucede en el pueblo de Las Arenas. Rara es allí la casa que en este barrio tiene excusado con desagüe a la alcantarilla, que como es sabido es la base de la limpieza e higiene de un pueblo…” Continuaba el comentarista: “…Dada la mesura con la que escribe el autor de las anteriores líneas, creo firmemente que no habrá tenido intención de zaherir, ni mucho menos inferir una ofensa a las autoridades de Guecho, al sentar aquellas palabras de «Atrévome a señalar a las dignas autoridades y corporaciones….de Las Arenas.» Más como de dejar las cosas en tal estado las pudiera torcerse la opinión pública, bueno es poner los puntos sobre las íes. Ignora sin duda el articulista que la Junta Municipal de Sanidad, con su presidente nato a la cabeza, deseosa de cerciorarse por sí misma de cuento atañe a la salubridad pública en el municipio, giró el día 29 de septiembre una visita al barrio de Las Arenas (de la cual salió bastante mal impresionado) y dio algunas ordenes preventivas, para que se tomaran medidas radicales para cortar de raíz los focos de infección que aquel estado de cosas pudiera provocar. El día 5 de octubre volvieron a repetir la visita, tras el acuerdo adoptado con el Diputado Provincial D. Manuel Galindez, delegado especial del Gobernador Civil. Como resultado de ambas visitas el señor Alcalde publicó un bando el día 7 de octubre, que en su artículo 4 decía: «Quedan obligados terminantemente los propietarios que tienen sus excusados en condiciones de acometer al caño maestro construido por el Ayuntamiento hace un año, a insertarlo en el dentro del presente mes, bajo la multa de 100 pesetas; y a los que no puedan injertar, a que pongan en condiciones los pozos negros»…”  Entre tanto, en aquel día en las afueras de Bilbao, desde Begoña a Santurce, desde Sestao a Portugalete y en toda la zona minera, se habían producido un total de 16 invasiones (infectados) y 10 defunciones.

 

Precisamente para atajar aquella enfermedad sospechosa, que no era sino el cólera morbo, en Las Arenas, en el pleno del 12 de octubre de 1893 acordaban: “…Utilizar los servicios de D. Marcos Zamacona, quien suministró sacos de cal hidráulica y otros de nieve. También se compraron seis camas de hierro, con sus correspondientes colchones y mantas, para instalarlos en el Fuerte Las Canteras de Aiboa, en caso de que la temida enfermedad provocara contagios, y así poder aislar a los afectados…”

 

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo      se producía un naufragio en el Abra.


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