En la entrada anterior veíamos
cómo a mediados de septiembre de 1893, la salud
pública era cosa que preocupaba y llenaba las páginas de los diarios locales.
En el pleno del
21 de septiembre de 1893, al albur de la enfermedad sospechosa que acechaba a
nuestros vecinos y al resto de la provincia, algún vecino presentaba una queja:
“…Se da cuenta de una denuncia presentada por D. Mateo
Ajuria, y tomando en consideración las
circunstancias actuales, menciona que el criado de D. Juan Luis Uriarte ha
arrojado aguas sucias en el sumidero de al lado de su casa, que se halla en la
calle Mayor…” Exigía que al infractor le
fuera aplicada la multa que contemplaban las Ordenanzas Municipales.
El Ayuntamiento
de Getxo había creado con motivo de aquella enfermedad una brigada de
desinfección: “…Se hace constar
que por causa de las circunstancias que atravesamos, con motivo de haber
ocurrido algunos casos de enfermedad sospechosa en Las Arenas y Algorta, aunque
solamente uno en este barrio, de acuerdo con la Junta Local de Sanidad, se
había instalado una Brigada de Desinfección, compuesta por fumigadores y
conductores de cadáveres de fallecidos, que está compuesta por los siguientes
señores: Enrique Pérez, Pablo Aguaron,
Braulio Aguirremota, Juan José Aldecoa, Lorenzo Ayo y Antonio Lazarobaster,
devengando a cada uno por cada día y noche mientras otra cosa no se disponga la
cantidad de 5,50 pesetas. Disponiendo que además desinfecten todos los
escusados y depósitos de comunes de la población urbana, después de desecar
dichos depósitos…” Para poder realizar las
tareas de desinfección se compraba en “Barandiaran y Compañía”, por valor de
215,50 pesetas, cloruro férrico y otros productos.
Y viejas
reclamaciones con el estado volvían a estar sobre la mesa, en aquel pleno
municipal se retomaba el asunto de los bienes comunales que pretendían ser
sacados a la venta por el Administrador de Bienes Nacionales: “…En seguida, enterado de las comunicaciones dirigidas por
el Sr, Administrador de Ventas de Bienes Nacionales de Vizcaya, acordó el
Ayuntamiento solicitar la exclusión de varias fincas de la relación acompañada,
por cuanto aquellas tienen carácter de bienes común aprovechamiento, cuya
excepción de venta se pidió en tiempo oportuno en el año 1867 ratificándolo en
1888, con arreglo a las disposiciones que ordenaban la formación de expedientes…”
En el pleno
municipal del 28 de septiembre de 1893 se daba cuenta de una felicitación del
Gobernador de la Provincia: “…Se da cuenta de
un oficio del Gobernador de la Provincia, el que manifiesta que habiendo puesto
en conocimiento de la superioridad las medidas adoptadas por el Ayuntamiento y
Junta Local de Sanidad, por su orden acerca de la salubridad del vecindario, le
encarga el Ilmo. Sr. Secretario del Ministerio de la Gobernación felicite al
Sr. Alcalde y Ayuntamiento, así como a los médicos de esta localidad…”
Pero los
trabajos de contención de aquella epidemia requerían de fondos y el
Ayuntamiento de Getxo, por lo que decía, andaba muy escaso de ellos. Para
cubrir sus necesidades tuvo que recurrir a préstamos de algunos vecinos: “…A consecuencia de los casos de la enfermedad sospechosa
reinante en esta localidad, desde el día 16 de septiembre de 1893, se han
tomado las precauciones conducentes para combatir dicha enfermedad y evitar su
desarrollo, de conformidad con la Circular enviada por el Gobernador Civil y
los acuerdos adoptados por la Junta de Local de Sanidad, algunos de ellos en
unión con D. Manuel Galíndez Delegado Sanitario para los Pueblos del partido de
Bilbao, nombrado por dicho Gobernador. Que siendo crecidos los gastos actuales,
lo serán mucho mayores en el desgraciado caso de que continuare la citada
enfermedad. El Municipio se encuentra sin recursos para hacer frente a los
gastos, por lo que en la tarde de ayer decidimos llamar a una reunión a los
mayores pudientes del vecindario para hacerles presenta la situación en que nos
encontramos. Varios de estos contribuyentes se han ofrecido a prestar al
Ayuntamiento hasta la cantidad de 10.000 pesetas, por ahora, a un módico
interés. En vista de todo lo manifestado este Ayuntamiento acuerda: Autorizar
al Alcalde a adoptar las medidas sanitarias ordenadas por las autoridades.
Pedir a los vecinos mayores pudientes, por el interés por ellos indicado, las
cantidades que creyere necesarias para el pago de los gastos, al 5% de interés
anual, con la condición de amortizar los capitales en cuatro años, contados
desde
ü
Martín Berreteaga que aportaba
500 pesetas.
ü
Ramón Sánchez que aportaba 500
pesetas.
ü
José Antonio Uriarte que
aportaba 500 pesetas.
ü
Juan Luis Uriarte que aportaba
500 pesetas.
ü
José María Aqueche que
aportaba 250 pesetas.
ü
José Zubiaga que aportaba 250
pesetas.
ü
Eladio Sustacha que aportaba
250 pesetas.
ü
Martín Berreteaga (padre) que
aportaba 250 pesetas.
ü
Mariano Gutiérrez que aportaba
2.000 pesetas.
Por otro lado
para dar cumplimiento a la orden del Gobernador Civil sobre el lavado de ropas
en el río Gobela se adoptaba la siguiente resolución: “…Con el fin de cumplir dicha orden de prohibir el lavado
de ropas en el río Gobela siempre que previamente no hayan sido hervidas en
lejía, se acuerda comprar por lo menos tres calderos de gran calibre para poner
uno en Las Arenas y dos en Algorta…”
En ese mismo
pleno se daba cuenta de la solicitud de la plaza de maestro de la escuela de niños de Algorta: “…Mediante una instancia de D. Casimiro García y Angulo,
natural de Valle de Mena (Burgos), y Maestro de 1ª Enseñanza con título
superior, en la que solicita la plaza de auxiliar de la Escuela Pública de
niños de Algorta, la cual quedó vacante tras el fallecimiento del maestro D.
José Antonio Urquía. El Ayuntamiento acordaba nombrar al solicitante como
pasante auxiliar de la referida plaza con la dotación de 750 pesetas…” Así mismo el Ayuntamiento acordaba: “…Pagar a la viuda del maestro Urquia, Dña. Teresa
Ansoleaga, los haberes correspondientes al tercer trimestre…”
En la próxima entrada de esta serie veremos
cómo las fuertes lluvias anegaban algunas zonas de Las Arenas.
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