lunes, 26 de octubre de 2020

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -182-

 


En la entrada anterior veíamos cómo las exenciones militares para los mozos del reemplazo de abril de ese año incluían a algunos vecinos de Getxo.

 

En aquellos días de mediados de abril de 1893, en concreto el día 12, en el diario “El Noticiero Bilbaíno” aparecían sendas cartas, una firmada por D. Francisco Ruiz de la Peña que hablaba de las necesidades de nuestro Pueblo, bajo la pregunta ¿Qué necesita Algorta?, enumeraba lo que a su entender precisaba: “…De muchas cosas ha menester esta barriada de Guecho, pero con urgencia cuatro son las que necesita: Un edificio escuela, un hospital, un matadero y mayor recogida de aguas…” Seguía justificando aquellas necesidades:

 

La construcción de una Escuela: “…La actual no reúne las condiciones de higiene, ni las de ornato que respondan al bienestar del vecindario y lucimiento de muchas de sus casas; su capacidad apenas da acomodo a la mitad de los niños que en ella demanda ingreso…”

                      

El Hospital: “…No se aparta de todas las personas pudientes y sensatas que moran en las tres barriadas de Guecho. Se trata, no del presupuesto y planos del edificio, que eso ya está meditado por demás, si no de la adquisición del solar apropiado por razones de ventilación y soleo, alejamiento prudente de la zona urbanizada, y fácil arrastre de defecaciones y dejos malsanos a una arteria del alcantarillado vecinal…”

 

El Matadero: “…Este deberá situado en una posición topográfica adecuada, que facilite la conservación de carnes y limpieza de suelos. Ya que el viejo era lóbrego, ahogado y hasta pestilente…”

 

El Servicio de Aguas Potables: “…El servicio de aguas potables que en el invierno y primavera es copioso. En el estío adolece, por lo común, por lo escaso. Es gracias a muchos y buenos aljibes que se puede beber aguas frescas en los rigores del calor, pero las fugas en las tuberías provocan sequías estivales, con filtraciones que las enturbian en tiempos de lluvias y pertinaces aguaceros, mientras que los calores las caldean…”

 


Aquel repaso a las necesidades del Pueblo incluía, La Red de Cloacas: “…La misma era aquí necesaria, y su construcción marcha con el aplauso del vecindario. La eliminación de las simas pestilentes y nauseabundas, serán eliminadas por las acometidas de cada edificio a la red municipal…”

 

Visionaba en su imaginación los paseos y el ocio del barrio: “…En su día irá un paseo de carruajes y gentes hasta el Semáforo. Ese día uno o dos establecimientos, harán negocio con servicios de alimentación y bebidas. Porque con el buen tiempo este será uno de los paseos más extensos, de limpio horizonte con sanas y refrigerantes brisas que no se dan en Vizcaya…”

 

Aquel ensoñador de un Getxo más amable, también hundía su ingenio en sus raíces  religiosas, mencionado algunas de las, para él, costumbres a mantener y mejorar: “…El apego a los cultos religiosos, el recogimiento de las primeras horas de la noche, la carencia de vicios. De conventos el pueblo anda muy bien, en breve los Pasionistas van a construir uno para monjas educadas, esas y otras profesas que tienen a su cargo una escuela de fundación para hijas de familias pobres, tomarán por su cuenta la instrucción primaria de las niñas del pueblo. Mientras que algunos profesores laicos se quejan de que los intitulados les quitan el pan…”

 

También hablaba de algunas obras que mejorarían los hábitos estivales: “…De la colocación de un muro de contención a lo largo de la playa, (se supone que hablaba de Ereaga), que permita a los paseantes explayar el ánimo y pasar la estación del verano…”

 


Otra de las noticias que nos facilitaba aquel diario, el mismo día, estaba relacionada con el ferrocarril de Bilbao a Las Arenas: “…Hemos recibido la Memoria del Ferrocarril de Bilbao a Las Arenas. Si la situación de la Compañía en algún tiempo fue precaria, se halla hoy en un estado bastante satisfactorio. El movimiento de viajeros en 1892 excede en 50.028 al del ejercicio anterior y da un promedio diario de 2.358 viajeros. En el concepto de mercancías se observa un aumento en el tráfico, pues de 7.588.259 kilogramos arrastrados en 189, se elevaron en 1892 a la cifra de 13.200.358 kilogramos; el promedio diario fue de 36.072 kilogramos. Opina el Consejo que la próxima apertura de los ferrocarriles de Luchana a Munguia y de Las Arenas a Plencia, aumentará considerablemente el tráfico de mercancías. Con la reforma introducida en el apeadero de Lejona se ha conseguido transportar en un solo día 11.700 viajeros…” Por otro lado al día siguiente se informaba que: “…La Compañía del Ferrocarril de Las Arenas ha empezado a introducir algunas mejoras en los trenes. Los coches han sido pintados por dentro y fuera. Además, para evitar las molestias que producen las chispas de la máquina, se van a colocar toldos en los carruajes y para el verano es probable que se adapten a los coches los frenos automáticos “Soulerm”, que tantas ventajas han dado en otras provincias…”

 

 Algunas veces las actividades de algunos arrantxales, que faenaban con artes, o épocas, fuera de lo establecido por las Leyes, beneficiaban a los más pobres de nuestro municipio. Eso era lo que contaban en el libro de actas del 15 de abril de 1893: “…El Juez Municipal, mediante un oficio del día de ayer, nos hace llegar 17,50 pesetas procedentes de la venta de tres kilos de anguilas y veinte redes decomisadas por infracción de la Ley de Pesca a dos individuos. El consistorio decide depositar dicha cantidad de dinero en el arca de tres llaves, a disposición del Sr. Alcalde, con el fin de dar la inversión correspondiente de beneficencia domiciliaria…” Aquella cantidad sirvió para ayudar a un vecino de Las Arenas, cuya esposa estaba enferma de viruela y carecía de recursos para combatir la enfermedad.

 

Por esos días el tamborilero del barrio de Las Arenas era D. Benito Alvéniz .

 

Mientras, la construcción de la Iglesia de San Ignacio de Algorta seguía su curso, y la Comisión Constructora, y en su nombre D. Andrés Isasi solicitaba: “…Se consigne en el presupuesto municipal del próximo año económico la cantidad total de la subvención de 3.250 pesetas, acordada  por esa corporación para la expresada  iglesia…”

 


Además, en cumplimiento de las Ordenanzas Municipales el Ayuntamiento acordaba: “…Colocar cañerías de zinc, con las bajadas correspondientes, en los tejados de la casa taberna llamada “Echevarri” y en el “Colegio de Francés y Comercio”, por los lados que confinen con la vía pública…”

 

En el apartado de pagos se consignaban los siguientes: “…Se pague al Organista de la parroquia de San Nicolás de Bari de Algorta la cantidad de 50 pesetas por la orquesta que asistió en la tarde del Viernes Santo último durante la función religiosa y procesión. A la viuda de Arteta y Compañía, de Bilbao, otras 50 pesetas por el suministro del alambre galvanizado para el reloj de la torre de la iglesia…”

 

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo D. Antonio Arechavala, dueño del Balneario de Ereaga, solicitaba permiso para el uso de un manantial de la zona.

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