En
la anterior entrada veíamos cómo el consistorio de Getxo trataba en
el pleno sobre al situación de las obras de embaldosado de la calle
Mayor (actual Avenida Basagoiti).
Como
no hay mal que por bien no venga, los chatarreros de Las Arenas
hacían negocio con los restos de los naufragios ocurridos en nuestra
playa, como el sucedido con el “Vapor Bilbao”, que el día 19 de
diciembre de 1890, había naufragado tras chocar contra la escollera
del muelle de hierro de Portugalete. Uno de esos chatarreros fue
nuestro vecino D. Benigno Zarranz quien el 31 de mayo de 1891
anunciaba en”El Noticiero Bilbaíno”: “...Se
halla a la venta chatarra superior, procedente del Vapor Bilbao
naufragado en la bahía de Las Arenas, dirigirse a Benigno Zarranz en
dicho barrio...”
Mientras en nuestro mar Cantábrico se dejaba ver una de las escasa
ballenas, que tras su persecución por la industria aceitera se
habían visto casi confinadas en los mares del Norte, ese hermoso
ejemplar aparecía frente a las costas de Ondarroa.
El
4 de junio de 1891 el director gerente del Tranvía de Bilbao a
Algorta solicitaba al Ayuntamiento de Getxo: “...Permiso
para colocar 12 asientos de piedra en los grandes terraplenes que
está ejecutando en Las Arenas...”
Las tapas de aquellos asientos fueron construidas con las losas que
se habían quitado en la calle Mayor de dicho barrio.
Algunos
galenos de nuestro municipio desde hacía años venían atendiendo a
las familias pobres, era el caso del médico de Santa María de Getxo
D. Ezequiel Anitua, ya que en ese mismo pleno solicitaba: “...Que
como licenciado en medicina residente en esta población, se me
nombre como médico titular para la asistencia a enfermos y pobres,
debido a la renuncia del que desempeñaba hasta hoy el cargo D.
Gabriel Goiri...”
El consistorio decidía: “...Nombrar
a dicho señor Anitua como médico titular de la parroquia de Santa
María de Guecho y parte de la población de Algorta, es decir, del
mismo vecindario que tenía el expresado señor Goiri, con la
dotación anual de 250 pesetas...”
Cantidad por otro lado chocante, teniendo en cuenta que era la misma
que percibía el cantor que acompañaba al organista de la Iglesia de
San Nicolás de Bari de Algorta, y que nuestro galeno debía de
evacuar todas las consultas y diligencias, acudiendo a domicilio, en
un área bastante extensa de la población.
En
esa misma fecha se recibía la contestación desde Madrid referente a
la petición realizada por el Ayuntamiento para evitar que el
Ferrocarril de Las Arenas a Plencia quien proyectaba realizar el
trazado pasando por el centro de Algorta: “...Se
da lectura a dos cartas recibidas de Madrid referidas a la cuestión
suscitada con la Compañía del Ferrocarril de Las Arenas a Plencia
sobre la variación del trazado por la población de Algorta, en su
informe el Ingeniero Jefe del Ferrocarril del Norte dice que no es
aprobable la propuesta de la empresa de variación del trazado en la
parte que va por dentro del pueblo...”
Y
eso que hoy consideramos como normal, el descanso dominical, aún
estaba pendiente de regulación. En el Senado Madrileño se discutía
en esas fechas sobre el descanso dominical: “...Ha
empezado a discutirse el proyecto de Ley sobre el descanso del
domingo. La comisión ha introducido en él importantes
modificaciones, de acuerdo con el gobierno y con los deseos de los
prelados que tienen asiento en la Alta Cámara...”
Alguno de los artículos que se estaban tratando de introducir decían
así: “...Art.
1ª: Queda prohibido el trabajo en los domingos y días festivos a
los menores de 18 años de ambos sexos, en establecimientos
industriales y mercantiles, puestos ambulantes, en las obras de
construcción y reparación de edificios. Art. 2º: Las
estipulaciones en contrario carecerán de fuerza civil de obligar,
salvo en el caso de que las partes contratantes no profesen la
religión del Estado...”
A continuación venía una larga retahíla de excepciones la regla,
que casi hacían inútil el articulado” “...Razones
técnicas de la producción, suministros públicos de primera
necesidad...”
. Pero eso sí, los prelados dejaban claro que: “...Estas
excepciones no serán obstáculo para que las autoridades
eclesiásticas ejerciten libremente las facultades que les son
propias. Se otorgará a los trabajadores en los domingos y festivos
el tiempo necesario para el cumplimiento de sus deberes
religiosos...”
En
esa fecha del 4 de junio de 1891 el Ayuntamiento de Getxo realizaba
oficialmente la compra de los terrenos de Dña. Basilisa Aresti para
construir en ellos el Hospital Hospicio de Algorta: “...En
un documento firmado por los señores Alcalde y Síndico, el cual
copiado literalmente dice así: Préstamo de 4.750 pesetas a 5%. El
Alcalde y Síndico en representación legal del Ayuntamiento de esta
Anteiglesia de Guecho, en virtud de la autorización conferida por
dicha corporación en sesión ordinaria celebrada el día 23 de abril
último, confesamos que recibimos en este acto de Dña. Francisca de
Unzaga vecina de esta la cantidad de 4.750 pesetas para hacer pago
con ella a Dña. Basilisa Aresti, viuda de esta vecindad, de una
heredad de su pertenencia de 13 peonadas aproximadamente en el punto
de Bastinchuena, con el fin de emplazar en parte en la misma el
Hospital Hospicio que el municipio tiene proyectado construir.
Expedimos el presente documento en Guecho a 1 de junio de 1891...”
Firmaban el acta el Alcalde de Getxo D. Eladio Sustacha y el Síndico
D. Bautista Carrandi.
Y
se habría al público la vaquería “La Prusiana” en Las Arenas:
“...Donde
se expenderá leche por vasos y a domicilio...”
El
11 de junio de 1891 se daban por terminadas las obras de reposición
de la taberna del Ángel que había realizado D. Higinio Cereceda. El
importe de aquellas obras ascendió a 620 pesetas.
El
Reglamento del Cuerpo de Serenos fue impreso por D. Gerónimo
Albizua, quien realizó 100 ejemplares por los que percibió la
cantidad de 15 pesetas.
En
esa misma fecha se decidía nombrar como responsable del servicio de
serenos en el barrio de Las Arenas a D. Gumersindo González Sánchez,
a quien se aumentaba el salario de 2 a 2,25 pesetas al día. A la vez
que se acordaba por la autoridad municipal: “...El
cobro de la suscripción abierta en el vecindario para el
sostenimiento de los serenos de Algorta...”
Dicho cobro se hizo en proporción a la mensualidad con la que cada
vecino estaba suscrito.
El
14 de junio de 1891 se decidía sacar a subasta pública, el día 21
de junio, el servicio de los alumbrados públicos de Algorta y Las
Arenas, así como la barredura de los desperdicios de este ultimo
barrio.
En
ese pleno el Arquitecto Municipal D. Eladio Iturria daba por
terminadas las obras de embaldosado de la calle Mayor (Actual Avenida
Basagoiti) y aceptaba recepcionar provisionalmente las mismas, Dichas
obras habían sido realizadas por el contratista D. Matías
Aldazabal.
Por
otro lado era las actuaciones musicales veraniegas las que ocupaban
un apartado de aquel pleno municipal, en el que se daba lectura al
ofrecimiento de: “...D.
Román Ibisate, quien solicitaba como director de la Banda Municipal
continuar con sus servicios para la temporada de verano próxima, con
mayor instrumental...”
El
rematante de carnes frescas de la localidad D. Juan Learra cedía
dicho arbitrio a D. Emeterio Camiruaga.
Los
asuntos del encuadernado de documentos municipales, así cómo de los
impresos de las elecciones a Diputados a Cortes y Municipales,
corrieron a cargo del encuadernador Sr. Emperaile.
En
el mismo pleno se acordaba: “...Enviar
un oficio al hijo de General Loma a fin de que se interese en la
averiguación del estado de los expedientes instruidos e influya ante
la Intendencia General de las Provincias, por el de, suministros
para fortificaciones, de metálico y créditos creados con motivo de
la última guerra civil...”
Se trataba de D. Antonio Loma Barcena, hijo del General José María
Loma Arguelles quien tuvo un importante papel en la guerra entre
Carlistas y Liberales.
Por
esos días la sequía afectaba nuestro Pueblo por lo que el
Ayuntamiento decidía: “...Con
motivo de la escasez de agua por la sequía y mucho consumo que se
viene notando, acordamos se cierren hasta nueva orden los lavaderos
los jueves y viernes...”
En
la próxima entrada de esta serie veremos cómo el diario “El
Nervión” recogía en sus páginas los avances de las obras del
Puerto del Abra.
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