En
la anterior entrada veíamos cómo algunas reclamaciones del
secretario municipal de Getxo alcanzaban a edificios religiosos de
Portugalete y Bilbao. Y la solicitud de la Compañía “Direct
Spanish Telegraph” para establecer una caseta habitable en Las
Arenas, en el punto donde se encontraba amarrado el cable Inglés.
En
la misma sesión municipal se leía la solicitud del Club Náutico de
Bilbao, para que el Ayuntamiento de Getxo encabezara, “con alguna
cantidad decorosa”, la instalación de una Estación de Salvamento
de Náufragos en el Puerto de Bilbao. Previamente el Club Náutico de
Bilbao ya venía realizando algunas gestiones tendentes a llevar a
buen puerto dicho proyecto, cruzando comunicaciones con la
Institución de botes salvavidas de Gran Bretaña. Como resultado de
aquellas averiguaciones convinieron en que eran necesarias 30.000
pesetas para llevar adelante dicha estación de salvamento. Por lo
que el día 1 de junio de 1883 anunciaban en la prensa bilbaína su
intención de dirigirse a la entidades locales para solicitar su
ayuda. El Ayuntamiento de Getxo decidió esperar a ver las cantidades
que iban a aportar otros municipios como Bilbao o Portugalete. La
capital Bizkaina, el 20 de julio de 1883, decidió colaborar con
1.000 pesetas. La Diputación Bizkaina, el 1 de diciembre de 1883, lo
hacía con 2.500 pesetas. Otras entidades colaboraron, según
informaba la prensa el 19 de diciembre, como el ayuntamiento de
Santurce con 250 pesetas y la Junta del Club Náutico con 1.000
pesetas. El 3 de enero de 1884 la Junta Local de Salvamento de
Portugalete, situada en el Muelle Viejo, daba cuenta de la
suscripción abierta en dicho municipio, que a la fecha era de 1.397
pesetas. Para febrero de 1885 en la prensa se decía: “...«La
suscripción abierta entre el vecindario y comercio de Bilbao y otras
entidades, para establecer en Las Arenas la estación de salvamento
produjo una suma considerable que, se creyó suficiente para realizar
aquel proyecto»...”
El 12 de Marzo de 1920, en nombre de la Asociación de Navieros,
Francisco de Aldecoa, solicito el permiso para la construcción de un
edificio destinado a Salvamento de Náufragos y Cofradía de
Pescadores.
Y
como la temporada de verano ya estaba llamando a la puerta, el 7 de
julio de 1883, la prensa local anunciaba la apertura de baños en el
establecimiento de “Baños de Mar Bilbainos”. Galería balnearia
que estaba situada junto a la playa de Las Arenas (Más o menos donde
se encuentra en al actualidad el Club Marítimo del Abra). Los baños
de playa eran anunciados desde el día 1 de julio al 30 de
septiembre; y los baños calientes, estos dentro del establecimiento,
a partir del día 10 de julio hasta el 30 de septiembre. Y como la
empresa de baños quería ver sus instalaciones llenas de los
veraneantes más exquisitos anunciaban en el “Noticiero Bilbaíno”
las excelencias de sus instalaciones y el barrio: “...Todo
cuanto se diga acerca do la belleza, agradable estancia y otros
atractivos que ofrece la playa de las Arenas es poco. La playa de las
Arenas en la costa Cantábrica, de unos dos mil metros de extensión,
posee las mejores condiciones para baños; porque además de su clima
saturado por las fresca brisa del mar, tiene una pendiente
imperceptible, esta roda ella tapizada de una finísima arena sin
escollos ni peligros. Dista de Bilbao 11 kilómetros, que los
recorren cada quince minutos elegantes coches y tranvías, también
vaporcitos por la ría, unos y otros por módicos precios y empleando
de 50 a 60 minutos en el trayecto, que se hace sumamente agradable
por lo ameno y variado de las orillas del Nervíon, comparadas por
muchos viajeros con la pintorescas orillas del Rhin. En Las Arenas
existe una vega encantadora junto a la playa, desde la cual se
contempla la entrada y salida de centenares de buques de todas las
naciones. El Balnerio, en unión de otras fondas y casas de huéspedes
y particulares, vístosos chaletes y casas de campo, hacen de dicha
playa un lugar de esparcimiento y recreo frecuentado por numerosa y
distinguida concurrencia. En una bonita y cercana plazoleta rodeada
de jardines, hay música todas las tardes de los jueves y días
festivos, también se ofrecen otros espectáculos, romerías,
expediciones, y otras diversiones...”
Le
seguía una relación de las excelencias del propio balneario: “...En
este balneario, además de poderse tomar los baños de ola, para lo
cual se dispone de casetas fijas y movibles en la playa, de bañeros
prácticos que cuentan muchos años en esta faena, se ha montado con
todo esmero y perfección el servicio de baños y duchas calientes;
eficaces para combatir, entre otras enfermedades, las alecciones
herpéticas y reumáticas, las escrófulas, contusiones, parálisis,
raquitismo en los niños e impotencia, así como también para
fortalecer las naturalezas débiles.
El departamento de baños calientes, está dotado de pilas de mármol
blanco y gris. El de hidroterapia, contiene la Ducha general o de
circuito, la escocesa, dorsal, hidromezcladora de chorro, lluvia y
otros aparatos destinados a ciertas enfermedades y que se adaptan a
los expresados, ofrecen la ventaja de poder aplicarse el agua pura
del mar por medio de vapor y de una cañería que la conduce a las
bañeras y depósitos de hidroterapia, por lo cual no sufre la
evaporación ni corrupción que a veces la hacen ineficaz, cuando se
trasporta en pipas o vasijas. Existen en la misma galena diversas
dependencias y servicios para comodidad del público, como son
gabinete de lectura y recreo, excelente guarda-ropa, consulta
facultativa, botiquín, estanco, despacho de refrescos, venta de
trajes de baño, efectos de playa y otros…”
El
balneario de Las Arenas, además distribuía un prospecto y con la
tarifa y una bonita vista de la playa, que repartió entre los
forasteros. En el grabado de ese prospecto figuraba en primer término
la galería balearia, seguía el gran Hotel Bilbaíno, provisto de
suntuosos comedores, un elegante casino, salón de baile, capilla y
amenos jardines.
Algorta
no le iba a la zaga, ya que la Fonda San Ignacio anunciaba también
la apertura de sus instalaciones para los visitantes de la provincia
y del resto del estado: “...En
la misma carretera por la que pasa el tranvía de Bilbao, se halla
esta fonda abierta el verano próximo pasado. Rodeada de arbolado y
jardines, se disfruta la agradable vista del Abra desembocadura de la
ria de Bilbao. Formando cuerpo con la fonda hay otro edificio con
habitaciones independientes, cada una de las cuales tiene cinco
camas, y su módico precio es de diez pesetas diarias. El
establecimiento estará abierto desde el 10 de julio al 15 de
setiembre…”
El
día 12 de julio de 1883 se trataba en el pleno sobre la construcción
de una fuente lavadero en el barrio de Iberre de Santa María de
Getxo: “...«El
maestro de obras D. Francisco Ciriaco de Menchaca presenta plano y
presupuesto para la ejecución de una fuente, lavadero y abrevadero
en el punto llamado Chacharro, barrio de Iberres de la feligresía de
Santa María»...”
En
esas fechas el consistorio tasaba un pequeño terreno de propiedad
municipal, de dos metros y sesenta y cinco centímetros cuadrados,
decían sobrante de la vía publica y que había sido solicitado por
D. Pedro José Urquijo, para levantar en él: “...«Los
escusados y el comedor de su casa de Altamira»...”
Según el Ayuntamiento: “...«Siendo
un terreno insignificante e inútil, sobrante de la vía pública,
que no sirve para uso de ninguna clase, que ha sido tasado en 26,50
pesetas, y teniendo este Ayuntamiento el párrafo 1º artículo 89 de
la vigente ley municipal, antes de proceder a la cesión del terreno
se saca a conocimiento público»...”
El
26 de julio de 1883 el Gobernador Civil autorizaba a correr toros
embolados y ensogados en las fiestas de aquel verano. Y como los
animales pagaban con su vida las celebraciones, era cosa de que el
rematante (comprador) de la res que se corrió en Las Arenas, abonara
las 50 pesetas, que tras el festejo sacrificaba al animal, y de las
que el consistorio se beneficiaba.
A
los vigilantes de arbitrios, que habían cesado por aquellas fechas,
se les exigía la devolución de sus revólveres, que los portaban,
además de las insignias de identificación.
En
la próxima entrada veremos cómo el consistorio desarrollaba obras
de urbanismo, frente a la antigua Fonda San Ignacio; y la Compañía
del tranvía proponía al Ayuntamiento la celebración de una fiesta
Veneciana en Las Arenas.
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