En
la anterior entrada veíamos cómo el Club Náutico de Bilbao se
dirigía al Ayuntamiento de Getxo para que encabezara “con alguna
cantidad decorosa”, la instalación de una Estación de Salvamento
de Náufragos en el Puerto de Bilbao. Y como la temporada de verano
ya estaba llamando a la puerta, el 7 de julio de 1883, la prensa
local anunciaba la apertura de baños en el establecimiento de “Baños
de Mar Bilbaínos”.
Era
el 23 de agosto de 1883 cuando el consistorio desarrollaba obras de
urbanismo frente a la antigua Fonda San Ignacio y se recibían las
mismas: “...«Recibir
las obras de afirmado y paseo de carretera al lado sur de donde se
hallan colocados los raíles del tranvía, frente a la Fonda de D.
Miguel Uria, hasta la casa del finado D. Domingo de
Aurrecoechea»...”
El rematante de las obras había sido D. Gregorio de Arruabarrena.
Al
finalizar el mes de agosto las cuentas de los gastos por los festejos
del verano ascendían a 2.797,50 pesetas, los correspondientes a
fuegos de artificio, lanzados por el industrial pirotécnico Sr.
Charlin ascendía a 2.384 reales. Los faroles del pueblo también
tenían su capitulo de gastos: el vecino de Portugalete D. Marcelino
de la Vega había construido cuatro faroles nuevos, cuatro quinqués
y sus bolas de metal por un importe de 702 reales, mientras que las
palomillas de los faroles eran obra de D. José Suarez, cuyo importe
ascendía a 40 reales. En las actas municipales se indicaba que los
cohetes lanzados en el Puerto habían sido muy satisfactorios.
El
31 de agosto, la Compañía del tranvía proponía al Ayuntamiento la
celebración de una fiesta Veneciana en Las Arenas. En la misiva que
envió, expresaba con todo detalle los gastos e ingresos previstos de
aquella celebración, señalando al Ayuntamiento su cupo que era de
2000 reales. El consistorio, tras un encendido debate, decidió que
en vista de las muchas obligaciones y asuntos a los que debía
atender, que solo podía aportar a aquella fiesta la mitad de lo
solicitado por la Compañía del Tranvía, por haber agotado el
presupuesto de fiestas.
El
13 de septiembre de 1883 el Ayuntamiento estaba tratando sobre la
traída de aguas potables al municipio. El ingeniero encargado de
dicho asunto era D. Laureano G. Santa María. Para tratar el asunto
se convoco a varios vecinos para la colocación de fuentes en los
respectivos barrios, entre los que se encontraban: D. Juan José
Unibaso, D. José Ramón de Ansoleaga, D. José Joaquín Urisabel, D.
Juan Antonio Aldecoa, D. Eladio Sustacha, D. Martín Berreteaga y D.
Miguel Uria. Para ello encargaron al alguacil que les entregara la
citación. Por otro lado acordaron, previa solicitud del ingeniero,
facilitarle: “...«El
número de almas que habita en la anteiglesia en los últimos cinco
años, especificando los que pertenecían a los barrios de Santa
María, Algorta y Las Arenas»…"
A
mediados de septiembre, algunos vecinos de Las Arenas, componentes de
una comisión de propietarios adinerados, cedían al municipio 27.000
reales para realizar obras en dicho barrio. Entre la que se
encontraba la explanación y afirmado del camino que conducía desde
el establecimiento de Baños de Mar Bilbaínos, propiedad de la
familia Aguirre, a la Ermita de Santa Ana. Pero no sería hasta
finales de noviembre de 1883 cuando por fin se aprobara el proyecto.
El
20 de septiembre de 1883, el Ayuntamiento de Getxo recibía una
circular de la Junta de Instrucción Provincial, publicada en el
Boletín Oficial del 18 del mismo mes, destinada a los maestros y
maestras para que: “...«Se
esfuercen en inspirar a la niñez los sentimientos de benevolencia y
razonable protección que se deben dispensar a los animales y
plantas»...”
En ella se incluía un listado de animales útiles y perjudiciales
para la agricultura. Dicha circular fue publicada el 19 del mismo mes
en el “Noticiero Bilbaíno”. Listados que se colocaron en unos
cuadros, en las escuelas públicas del municipio.
El
27 de septiembre se recepcionaron las obras del camino que iba desde
el Casino Algorteño hasta San Martín, obras que bajo la dirección
del Maestro de Obras D. Ciriaco de Menchaca, había realizado el
contratista D. Juan Bautista de Eguia.
Las
arcas municipales, siempre ávidas de recaudar nuevos fondos, se
ponían en marcha en nuestro municipio de la mano de los munícipes
D. Roque de Zabala y D. Damián Ibarra. El objeto de los nuevos
impuestos iban a ser las landas de la Galea, de las que se decía
eran extensas en árgoma, y que algunos vecinos: “...«Se
aprovechan de forma atrevida sin utilidad alguna para los fondos
municipales»...”
A pesar de que desde 1880 existía una prohibición municipal para su
uso. Y para que los fondos municipales pudieran obtener nuevos
réditos, acordaron dividir las campas en lotes, sacándolos a
pública subasta: “...«Desde
los confines de Sopelana hasta Aixerrota, para que los vecinos de la
feligresía de Santa María hagan uso de ella»...”
Era habitual que los agricultores esparcieran, durante el otoño,
gran cantidad de paja, helecho, árgoma, hojarasca y otras materias
para que pudriéndose allí durante el invierno, se transformaran en
material apto para abonar los campos. No obstante, se fijaban fuertes
penas a fin de que no se perdieran los terrenos para el pasto, o se
extrajeran tierras al cortar la árgoma.
El
barrio de Alangüetas, que era así denominado, veía como D. Pedro
Mazas, en representación de su hermano D. Diego Mazas, solicitaba
que se construyera el caño proyectado anteriormente: “...«En
el barranco de Alangüetas, atravesando un solar de su propiedad»...”
para suministrar agua a dichos aledaños.
En
esas mismas fechas, el Ayuntamiento autorizaba a D. Juan José de
Bilbao, responsable de los faroles del alumbrado público del barrio
de Las Arenas, a utilizar una casta que se encontraba en la Plazuela
de dicho barrio (actual Bizkaiko Zubia Enparantza). Su uso venía
condicionado por que dicho señor se comprometiera a cuidar y
gobernar los faroles del alumbrado público de dicho barrio, siendo
únicamente por cuenta del Ayuntamiento, el suministro del liquido
que consumían. Se decía que los faroles eran de “reverbero”,
porque hacían reverberar la luz que desprendían. Por ello acordaba
el consistorio comprar 40 cajas de esencia de mineral para el
alumbrado público.
El
11 octubre de de 1883, se acordaba que todas las pesas y medidas del
Ayuntamiento de Getxo: “...«Sean
del nuevo sistema métrico decimal, y se adapte a ese sistema la
romana que posee la corporación, de arrobas y libras»...”
El
25 de octubre de ese año, en vista del deplorable aspecto que
presentaba al camino desde San Martín hasta Jauregi, el consistorio
decía repararlo: “...«Hallándose
en bastante mal estado el camino de carros de la entrada de San
Martín, así como el camino peatil que le sigue desde la puerta del
jardín de Telleche, hasta la puerta de la encrucijada llamada de
Jauregui, encarga al maestro de obras D. Francisco Ciriaco de
Menchaca, realice el proyecto para su reparación»...”
En dicha encrucijada, junto al caserío “Jauregi”, se estaba
extrayendo piedra para obras particulares. ¿Quién sabe si alguna de
ellas pertenecía a la desaparecida torre de Getxo?
En
la próxima entrada iremos viendo cómo la administración de
propiedades e impuestos de la provincia llamaba a los ayuntamientos a
percibir el premio que los correspondía por la cobranza de cédulas
personales del ejercicio de
l882-83, así como por la formación de padrones y listas cobratorias
del propio ejercicio.
Se realizan muchas referencias a toponimos que actualmente no se conoce donde se encuentran. Por ejemplo “al camino desde San Martín hasta Jauregi”.
ResponderEliminarSeria de interés se diese la información complementaria que aclarase donde se encuentra San Martin en referencia a las calles actualmente existentes, al igual que Jauregui y otros.
Me parece muy apropiada la sugerencia. Muchas gracias.
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