En
la anterior entrada de esta serie, veíamos cómo se anunciaba la
inauguración de la Escuela de Niñas Pobres de San Martín, en
Algorta. Así como La costumbre de blanquear las paredes de algunos
edificios de propiedad municipal, que ya se tenía en julio de 1879.
En esta veremos otras tradiciones de nuestro pueblo.
Una
vez llegadas las fiestas del Pueblo, el 24 de julio de 1879, que
para los ediles de entonces parece ser que eran las de Algorta y
Andra Mari. Comenzaron a prepararlas y fijaron los siguientes
criterios: “...la
celebración de la parte religiosa como los festejos y diversiones
públicas, a fin de que sean un atractivo para la gente forastera,
que los días de San Ignacio y Santa María tengan lugar funciones
religiosas, según costumbre, y que los señores párrocos se
encarguen de buscar predicadores. Se den bailes campestres en la
Plaza, contratando una banda decente de música, que asista el día
11 a la función religiosa. Se proporcione alumbrado para las noches
festivas. Que la romería de San Nicolás, del día 13, se realice en
la Plaza de Alangüetas y que la romería de San Ignacio se realice
en la misma plaza...”
Curiosamente, no iba a ser ninguna banda del Pueblo la encargada de
amenizar las fiestas. Por decisión municipal fue nombrada para tal
menester la Banda del Regimiento de Toledo N.º 35. Aquel año se
invirtieron en fiestas 3.948 reales.
El
24 de julio de 1879 se daba noticia de la renuncia del Alcalde de
Barrio de Las Arenas D. Andrés Larrazabal. El consistorio propuso
para sustituirle al regidor D. Martín de Arispe. Y aprovechando la
ocasión, en referencia a la celebración de las fiestas: Las de San
Ignacio en Alango fueron presididas por el regidor D. Martín de
Berasaluce. Las de San Nicolás, que se habían venido celebrando en
la zona denominada el Castillo (Usategi), iban a ser trasladadas a la
plaza de Algorta (San Nicolás), ya que las maniobras y obras de
fortificación que estaban realizando los artilleros, impedían
utilizar la zona como espacio festivo, como venía siendo
tradicional; e iban a ser presididas por los regidores Madariaga,
Uria y Larrondo. Las fiestas de Las Arenas, en el caso de no
presidirlas el Alcalde de Barrio, lo hicieran los regidores D.
Feliciano de Ansoleaga y D. Manuel Uria. Pero ya el barrio de Las
Arenas empezaba a coger solera, y la llegada de veraneantes
adinerados hacía crecer nuevos locales de diversión, por lo que a
primeros de agosto de 1879 los vecinos de Bilbao D. Francisco Novas y
D. Teodoro Mendizabal, solicitaban permiso para celebrar bailes en la
temporada de verano en un edificio de Las Arenas que pensaban dedicar
a Casino y Fonda.
Como
era verano y las playas atraían al los forasteros también acordaron
que se realizara: “...un
camino peatil a la playa de Areachu cerca de Arrigunaga, y que se
haga de coste barato, con los camineros de la población, nombrando
administrador de las obras al regidor D. Francisco de Uriaguereca...”
El
23 de agosto de 1879, por fin se aprobaba la construcción de la vía
del tranvía de Las Arenas a Algorta: “...se
dio cuenta de las bases preliminares acordadas con la empresa del
tranvía para la continuación de la vía hasta la población de
Algorta...”
Y
en esas mismas fechas el cura de Las Arenas se declaraba en rebeldía
si no se le aumentaba el sueldo. El cura de dicho barrio D. Cipriano
de Charroalde amenazaba con: “...marcharse
a otro pueblo si no se le pone un sueldo regular para poder
sostenerse...”
El consistorio, ante esa eventual partida, tomó la decisión de:
“...aumentarle
el sueldo de los 2.000 reales que venía percibiendo a 3.500 reales…,
y le solicitaba comenzara a prestar nuevamente sus servicios desde
primeros de septiembre...”
El
tranvía de Bilbao a Las Arenas, próximo a continuar hasta Algorta,
a fin de atraer más viajeros, decidía celebra una “Fiesta
Veneciana” en este último barrio en la noche del 30 de agosto de
1879.
En
septiembre de 1879 el Ayuntamiento acordaba poner en marcha el nuevo
convenio pactado con la Cofradía de Mareantes del Puerto de Algorta.
Los responsables de la puesta en marcha del convenio fueron el
Alcalde de Getxo D. Ramón de Arecheta, el primer teniente alcalde D.
Martín de Berreteaga y el sindico D. Feliciano de Ansoleaga. Se
trataba de poner en marcha la Escuela de Náutica.
En
ese mismo mes, uno de los servicios que creaban dolores de cabeza al
consistorio era el “Barco del Pasaje”. Servicio que no solo
afectaba a Getxo, ya que el barco de pasaje, que venia funcionando
desde el Siglo XV, suponía una importante fuente de ingresos para
las anteiglesias de Berango, Getxo, y Leioa, ya que de las 5
anteiglesias que instituyeron el barco, finalmente quedaron las tres
citadas como propietarias, tras hacer dejación de sus derechos
Sopelana y Urdúliz. Aquel derecho devenía de una “Real
Carta Ejecutoria”
por la que les era atribuida la potestad de poner barco y nombrar
barquero. Pero, a lo largo de los años, las relaciones con algunos
de los barqueros, no siempre fueron del todo fluidas, en algunos
casos por cobros indebidos, en otros por intervenciones de
autoridades militares. En 1879, uno de los motivos de desavenencias
fue la intervención de la Ayudantía de Marina: “…en
un oficio remitido el 16 de septiembre de 1879 por el rematante del
barco de pasaje a Portugalete y viceversa, de este pueblo, Berango y
Lejona, haciendo ver la imposibilidad de continuar con dicho
servicio, a consecuencia de las medidas que le ha impuesto en
Ayudante de Marina, fuera de las condiciones de contrato...”
El Ayuntamiento de Getxo acordaba: “...que
no pudiendo consentir que a consecuencia de las medidas adoptadas,
sean lastimados los derechos, que desde tiempo inmemorial tienen
adquiridos los tres pueblos, sean invitados a este salón los
Alcaldes de los municipios citados, para elevar las quejas por dicha
medida...”
El objetivo de dicha queja era evitar que los vecinos de los tres
pueblos tuvieran que abonar ningún estipendio por el pasaje ya que
según el contrato firmado con el rematante del barco, no debía de
cobrarse a los vecinos de Getxo, Berango y Leioa cantidad alguna.
Poco más tarde, el 2 de octubre de 1879, lo incluyó en ésta. Iba a
ser D. Juan Bautista de Basagoiti el artífice de una queja vecinal
sobre el barco del pasaje: “...se
ponga remedio a los abusos de cobro de dinero y de servicio que se
hace en el barco del pasaje de Portugalete, contratado por este
Pueblo y los de Berango y Lejona...”
El Ayuntamiento acordaba trasladar las quejas al Comandante de
Marina. En dicha queja se solicitaba: “...cumpliendo
las condiciones estipuladas en el contrato de dicho servicio,
absténgase de cobrar cosa alguna por el pasaje a los
contratados...”
En
la próxima entrada veremos la llegada de la hora de las clases de
educación para adultos; y como el paso de carruajes, deterioraba
la plazuela de Ereaga.
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