Fiestas
que este año casi se solapan. La primera será el día 5 de febrero.
Las siguientes, en Romo los días 10 y 17 de febrero, en Algorta los
días 16, 17 y 18 de febrero. Solamente se alejan un poco en el
tiempo las de Areeta-Las Arenas, que se celebrarán en marzo.
Mientras
que la primera celebración, Santa
Águeda,
se ha mantenido en el tiempo sin sufrir grandes alteraciones (incluso
durante la dictadura) casi siempre se han realizado con celebraciones
nocturnas, aunque también en algunos casos, diurnas. Efeméride en
la que se aprovechaba para pedir el aguinaldo. Por ejemplo en 1930
los coros de Santa Águeda ayudaron al Hospital Hospicio de Getxo,
con donaciones del producto de su recaudación.
Esta
celebración iba acompasada de
bertsos, que iban variando sus estrofas, dependiendo de la zona en
que se cantaban. En Bizkaia, muchos pueblos tenían sus propias
coplas, aunque parece que existía una, quizá la más popular, que
ha llegado hasta nuestros días y que se canta la víspera de la
festividad, cuyas primeras coplas empiezan así:
“...Aintzaldun
daigun Agate Deun
bihar
da ba Deun Agate….”
“...Alabemos
a Santa Águeda
Mañana
es el día de Santa Águeda….”
Esta
es una vieja tradición, en la que pequeños y mayores acompañan las
coplas con los golpes de las makillas en el suelo, un rito que
trataba de hacer que la tierra despertara y retornara, con sus
sonidos la primavera, repitiendo viejas y paganas costumbres, que
rememoran las creencias de nuestros ancestros.
Este
año la conmemoración verá sufrir un cambio para aquellos que desde
pequeños teníamos la costumbre de cantar la víspera de noche. Esta
vez las coplas de los grupos, que habitualmente venía cantando el
Agate Deuna, al caer la festividad el domingo día 4 de febrero, lo
harán durante el medio día con los mismos recorridos, finalizando
su ronda en la plaza de la estación de Algorta a las 14 horas.
La
segunda, el
Carnaval,
no siempre ha contado con alegres celebraciones, como la de 1875,
que en plena guerra Carlista, dejaba noticias relacionadas con los
carnavales como: “...«Triste
frío, como las circunstancias y el tiempo que atravesamos, se
presenta este año el Carnaval, con pocas máscaras y sólo una
estudiantina»...”
Mientras que en Roma se celebraba la “Cervara” de los artistas,
fiestas en la que las comparsas iban caracterizadas con espléndidas
máscaras.
Hacía
muchos años, antes de finalizar el Siglo XIX, que venía oyendo ¡El
Carnaval se acaba, se va! Ya antes, el monarca Carlos-I prohibió esa
fiesta, recuerdo de caléndulas, saturnales y lupercales. Y en algún
caso más cercano fue objeto de solemnes funciones de desagravio,
como la celebrada en Colegio de estudios Superiores de Deusto en
1899. A pesar de ello, se seguía celebrando, aunque en ocasiones
algunos de sus protagonistas lo hicieran de diferentes formas. Una de
las celebraciones más populares de Bizkaia eran los “Atorrak de
Mundaka”, que viene celebrándose desde 1840, y que durante la
dictadura tenía la particularidad para salvar la censura: cantaban
sus coplas en inglés, francés, castellano y euskera.
En
marzo de 1905, las adineradas familias de la sociedad bilbaína, que
acostumbraban en esas fechas a pasear galas por el centro de la Villa
en carruajes, celebraban esa festividad en los salones del Club
Marítimo del Abra. Y la fiesta en 1907, al igual que las atracciones
que llegaban para divertir a grandes y pequeños incluían
espectáculos como el del “Cinematógrafo Ferrucini”, una barraca
de feria que disponía de una bella fachada con dos puertas, de
entrada y salida, con unos autómatas de un organillo, provistos de
instrumentos musicales y que ofrecía como colofón la actuación de
la adivinadora Teresita Pastor. Además de actos en nuestro pueblo
para esa sociedad diferenciada, que era la del Club Marítimo, que
ofrecía en sus instalaciones un gran cotillón de disfraces, seguido
de el baile de máscaras amenizada por la “Orquesta Tziganes”
llegada desde Madrid.
Incluso,
ya adelantándose a lo que parece hábito, en algunos comercios en
estas fechas algunos comerciantes en la época de Carnaval de finales
de los años 20 del pasado siglo que se dedican a la venta de
artículos de tales fiestas, presentaban escritos en los que se
solicitaban la excepción de las leyes de descanso y jornada
determinada por Real Orden de abril de 1921. En 1928 eran célebres
en Getxo los llamados bailes de “Piñata”, algunos de ellos
celebrados por la noche hasta la una de la madrugada en el Casino de
Las Arenas, amenizados por orquestas afamadas en la época.
En
1932, en Getxo, las únicas notas que el Carnaval ofreció a nuestros
vecinos, fueron los bailes celebrados en el Círculo Monárquico y en
la Sociedad Recreativa, ambas en Las Arenas.
Algunos
años más tarde, y en otras latitudes, la celebración recibía el
nombre de “Boeuf Gros” (La fiesta del Buey Gordo), el escenario
era el París de 1937. Abría el cortejo el “Príncipe Carnaval”,
montado en una caprichosa bicicleta; iba seguido de velocipedistas,
polichinelas, pierrots y arlequines. Este era seguido por “El Buey
Gordo”. Esa comparsa estaba compuesta por dos carros, el primero
llamado el Carro Galo a la que seguía el rey de la fiesta: el
monstruoso héroe de la fiesta, que iba escoltado por los matarifes.
Le seguían la “Carroza de los Mercados, “El Carro de la
Alimentación”, “El Carro de los Crisantemos” y otras atrevidas
carrozas.
No
ocurría lo mismo en nuestras calles, en las que el Martes de
Carnaval no fue un día festivo. Ello obedeció a una acertada
disposición del Gobierno Vasco en 1936 con la convicción que
abrigaba por todos de que no estaban aquellos días de Carnestolendas
para fiestas, en plena guerra.
Y
para no cansar y dejar algo para los próximos, recordar que en estos
últimos años, el desfile de carnaval en Getxo ha ido cogiendo cada
vez más auge, tanto el de pequeños como el de adultos, que cada vez
es más vistoso. Y este año seguro que nos sorprenderá, con
máscaras y disfraces cada vez más imaginativos, desde los más
sencillos de nuestros colegiales hasta los más rebuscados, de esos
amantes del carnaval, que año tras año, imaginan un nuevo modelo.
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