En
la anterior entrada hablaba sobre cómo se solicitó permiso para
hacer un juego de bolos en la trasera de la Venta, entre la Ermita
del Ángel y dicha taberna. Así como el fervor religioso se dejaba
sentir en julio de 1878. En ésta trataré sobre las “Cédulas
Personales” y el anuncio de la distribución de las mismas y los
conflictos con la compañía del tranvía, que no cesaban en el
Pueblo.
A
finales de octubre de 1878 el consistorio getxotarra trataba el tema
de las “Cédulas Personales”, y lo hacía anunciando la
distribución de las mismas y los días en que se iban a expedir. Era
algo que ya desde hacía años se venía realizando de forma anual.
Cada vecino tenía una, eran de diferentes clases, dependiendo de la
riqueza contributiva y económica de sus propietarios, y de su
relevancia social. Por lo que se establecieron tres categorías
primera clase, segunda, tercera, etc. Y a pesar de que en 1872 se
publicó una circular del “Caballero Corregidor del Señorío”,
en la cual se decía: “...quede
en suspenso la Real resolución por la que se obligó a las
habitantes de las provincias Vascongadas a proveerse de la oportuna
Cédula de vecindad...”
Las cédulas personales, llamadas también de vecindad (1854) y de
empadronamiento (1870), fueron establecidas por Real Decreto de 15 de
febrero de 1854. Este documento se continuó haciendo hasta 1944, se
utilizaba a manera de documentos de identidad (era una especie de DNI
antiguo, ya que entonces éste no existía), y era presentado a
petición de las autoridades, en procesos legales, ante la apertura y
lectura de testamentos, etc.
A
final de noviembre de 1878 se daba cuenta de la finalización del
Nuevo Hospital para Pobres, que estaba situado en la llamada entonces
“Calle de la Carretera” (la actual Algortako Etorbidea). Esta
comunicación llegaba por una instancia presentada por: “...D.
Luciano de Alday vecino de Bilbao y D. Mariano de Arana de esta
vecindad…,
que
estando terminadas las obras del hospital que mandó fundar Dña.
Francisca de Abaroa y Sarria, viuda de D. Antonio de Uriarte, por
disposición testamentaria del 25 de noviembre de 1870, cuyas obras
estuvieron paralizadas a causa de la última guerra, era llegado el
momento de formalizar la escritura de fundación…,
y
como D. Pedro de Aranaga, en representación de su finada madre,
facilitó el terreno en el que se ha edificado el Hospital, suplica
que el Sr. Presidente del Ayuntamiento acuda a formalizar la referida
escritura...”
El consistorio acordó que fuera su Alcalde D. Ramón de Arecheta
quien acudiera a formalizar aquella escritura. Las escrituras se
formalizaron ante el notario D. Serapio Urquijo, y costaron 661
reales y 60 céntimos. La entrega de las llaves de aquel hospital se
realizó la víspera de navidad de 1878. No parece que aquel hospital
tuviera un vida dilatada, ya que en abril de 1879 el Ayuntamiento
decía: “...Hallándose
desmerecido y perjudicándose por falta de habitantes la nueva casa
destinada a hospital, se concede el uso para vivir en ella a una
viuda de la vecindad: Doña. Catalina de Basaldúa...”
A
principios de diciembre de ese año los carreteros por prestación
vecinal procedían a reparar: “...la
estrada de Chisquiena en Alango, para lo cual según acordaron con
este Ayuntamiento, se les suministraran las correspondientes raciones
de pan y vino...”
Y era uno de ellos, el caminero D. Francisco de Guerediaga quien
presentaba la factura de aquellas escuetas viandas, cuyo importe
ascendió a 24 reales. Y así finalizaba el año 1878.
Comenzaba
enero de 1879 con noticias relacionadas con los pobres del municipio.
Y lo hacía con la entrega de una cuenta del boticario D. Miguel
García Salazar de unas medicinas suministradas a los pobres del
municipio, con intervención del Ayuntamiento, durante el año 1878.
Y
finalizaba dicho mes con noticias esperanzadoras para las arcas
municipales, esta vez relacionadas con los arbitrios del Txakoli:
“...Se
hace constar el dinero entregado por el rematante de chacolí D.
Tomás Goicoechea, en la tesorería de la Diputación, por el primer
plazo del impuesto del chacolí por la cantidad de 2.200 reales…”
Los
conflictos con la compañía del tranvía no cesaban, unas veces por
la finalización del la vía, que el consistorio determinaba debía
realizarse hasta el interior del barrio de Algorta, otras por
deslindes de terrenos o simplemente por obstáculos en las vías. El
30 de enero de 1879 el consistorio colocaba bandos prohibiendo el
paso de carros por la vía del tranvía hasta nueva orden. Esta
prohibición abarcaba el camino desde Las Arenas hasta la Avanzada.
El
6 de febrero de 1879 llegaba una comunicación del Gobierno Civil, en
la que se informaba de: “...con
fecha del 24 de enero próximo pasado el Excelentísimo Sr. Ministro
de Fomento me dice lo siguiente: Vista la instancia promovida por
Luciano de Alday y Dña. Rogelia de Cortina, en concepto de
testamentarios del finado D. Andrés Cortina y Piñaga, interesando
la intervención de la Administración para el establecimiento
definitivo de una escuela de primera enseñanza en el pueblo de
Algorta...,
y
considerando que el testador ha hecho dos legados, uno de 20.000
pesetas y de 50.000 el otro, destinados el primero a la edificación
de la casa escuela y el segundo al sostenimiento de la fundación…,
S.M.
el Rey (q. Dg.) ha tenido a bien resolver que se ordene al
Gobernador de Vizcaya autorice al Ayuntamiento de Guecho para que
concurra al otorgamiento de la correspondiente escritura de
fundación...”
Así nacía la Escuela de Niñas Pobres de la Calle San Martín de
Algorta. Una de las formulas para mantener la financiación de dicho
centro, fue la inversión en obligaciones del ferrocarril de Bilbao a
Tudela, inversión que alcanzo a 100 obligaciones de 2.000 reales
cada una.
En
marzo de 1879 se producían dos hechos cuando menos curiosos: Uno en
Algorta como era la venta de dos parcelas del antiguo cementerio. A
derecha e izquierda de él. Otro en Santa María de Getxo
relacionado con las Misiones, el 18 de abril daba comienzo a lo que
llamaban “La Santa Misión”, en aquel acto, que se celebró a las
15-15:30 horas de la tarde, intervinieron los R.P. Misioneros
Aizorbe y Arostegui de la Compañía de Jesús.
El
día 26 de marzo de 1879 se firmaba y otorgaba la escritura de
fundación de la escuela de “Niñas Pobres de Algorta”. Esta
había sido legada por D. Adrés Cortina Piñaga, ya fallecido para
aquellas fechas. Estaban situadas en la calle San Martín de Algorta.
Quedaba nombrada como maestra de dicha fundación Dña. Matilde de
Nuñez Cuebillas.
En
esa misma fecha salía a remate la construcción de un nuevo matadero
en Alango (Algorta): “...sale
a remate un nuevo matadero cerca de Iturribarri, en el punto llamado
Estratamosu, el rematante de la obra es D. Luis Lasa y el fiador D.
Evencio Cortina...”
En
esos días, el enfado porque la compañía del tranvía no terminaba
de decidir su llegada hasta el centro de Algorta, fueron muchos los
vecinos de este barrio que firmaron un escrito solicitando: “...Que
el tranvía continúe hasta la Iglesia de San Nicolás de Algorta…,
acordando
se acerque una comisión hasta las oficinas de dicha compañía en
Bilbao para recabar la continuación de las relaciones, al parecer
interrumpidas…,
para
que la vía llegue hasta la referida iglesia...”
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