En la anterior entrada de esta serie sobre el último cuarto del Siglo XIX, veíamos como, los brotes y las epidemias declaradas de viruela de 1897, hacían que la vacunación y los bandos ordenados por nuestros galenos fueran norma en nuestra Anteiglesia.
La prensa bilbaína aconsejaba vigilar las maniobras de las gabarras en la barra: “...Nuestro corresponsal en Portugalete nos escribe diciéndonos, que a las gabarras que bajan a Portugalete a cargar arena debiera vigilárseles convenientemente. En las proximidades del banco de arena del morro de Las Arenas se hallan fondeadas 14 o 16 gabarras, y cuando alguna de estas queda varada de popa y tensa el arpeo, salía disparada como una flecha...” (El Nervión del 17 de abril de 1897). Por aquellas fechas era Presidente del Consejo de Administración del Ferrocarril de Las Arenas a Plencia D. José Luis de Villabaso.
La entrada de buques a puerto, era otro de los asuntos que preocupaba por aquellos días, debido al gran cambio que se estaban acometiendo en el Puerto Exterior: “...Ha tiempo la Cámara de Comercio de Cardiff interesó de la de Bilbao que gestionara ante la autoridad competente, para que se tomaran algunas medidas relacionadas con la entrada de buques en Bilbao.
Nuestra Cámara oyó con agrado las indicaciones que le hacía la inglesa y gestionó lo que se deseaba, sin que diera por el momento el resultado que se apetecía. Se interesaba principalmente que desde la torre situada en el extremo del muelle nuevo de Portugalete, se verifiquen las señales de entrada y salida de buques y que se indicara convenientemente por medio de las boyas el banco del Noroeste que existen a la entrada del puerto. También solicitaban lo determinado en el artículo 4º del reglamento del Puerto, se permitiera la salida y entrada, de naves aún antes y después, respectivamente de las dos horas anteriores y posteriores a la pleamar, siempre que se cuente con agua suficiente.
Para que resultara práctico el extremo anterior señalaban la conveniencia de que se instalara a la entrada del puerto un método sencillo que indicara cada quince minutos el numero de pies de agua que exista en la barra...” (El Nervión del 24 de abril de 1897).
Las citaciones a los vecinos de Getxo, que la administración consideraba prófugos, por no acudir al llamamiento a filas, continuaban produciéndose. En el pleno municipal del 22 de abril de 1897, se daba lectura a los expedientes instruidos contra tres de ellos: “...Se da cuenta de tres expedientes instruidos contra los mozos: Ángel Lorente Errazu, hijo de Ángel y Josefa; Juan Cruz Aguirremota Videa, hijo de Manuel y Juana; y Asensio Mota Encera, hijo de José María y Cristina, correspondientes al reemplazo del año actual. Resultando que dichos mozos no acudieron al acto de sorteo, ni a la clasificación y declaración de soldados que se verificó el 7 de marzo pasado, a pesar de haber sido citados de forma legal por medio de edictos publicados en el Boletín Oficial de la Provincia.
Resultando que los tres se ausentaron, con objeto de proporcionarse un mejor medio de vida, el 1º hace un año a Brasil para dedicarse a su profesión de pelotari; el 2º hace cinco años a la República de Chile, y el 3º hará más de cuatro años a la República de Argentina...” Y continuaba la citación con la consabida cantinela de: “...No haber depositado las 2.000 pesetas que previene la Ley en metálico...”
En el mismo pleno municipal, del 22 de abril de 1897, se trataba sobre el estado de la plazuela de Erega: “...En vista de un escrito de D. Juan Learra, sobrestante de Obras de este Ayuntamiento, referente al mal estado en que se encuentra la parte cercana de la Plazuela de Ereaga, en el camino que a la misma bajada desde la de María Cristina, por haber ocurrido un corrimiento de tierras cubriendo la cuneta por donde deben bajar las aguas, e impidiendo el transito por dicha zona...”
Algunas solicitudes de los vecinos, para ser admitidos en el Hospital Hospicio, era rechazadas debido a la escasez de fondos municipales: “...Se da cuenta de una instancia de Dña. Justa Gaztanazaga, viuda de esta vecindad, suplicando que por carecer de fondos para su subsistencia, se le admita en clase de pobre en el Asilo Hospital Hospicio de este municipio. El Ayuntamiento acuerda, tras una razonada deliberación que: Que teniendo presente el estado de loa fondos destinados al mantenimiento del citado Hospital Hospicio, se manifieste a la exponente que esta Corporación por ahora no puede acceder a su pretensión, manifestándole que en el mes de julio se tendrá presente su solicitud. Si el estado de los recursos lo permite...”
En ese mismo pleno municipal del 22 de abril de 1897 se trataba sobre una solicitud de D. José Antonio Arechavala, para la reforma del Balneario de Ereaga. El llamado “La Perla”, que había visto abrir sus puertas el 6 Octubre 1886: “...Se da cuanta de una solicitud de D. Antonio Arechavala, presentado el plano para la construcción de un balneario en el terreno concedido, en la plazuela de Ereaga, asunto que era aprobado por la Corporación Municipal...” Realmente aquel expediente era para: “...La cesión de un terreno publico de 126 metros cuadrados, situado en la playa de Ereaga, entre la fuente de la plazuela del mismo nombre y el camino sendero que existía junto al muro de la propiedad de Vicente Suarez, con destino a albergar parte de los utensilios (bañeras) de aquel viejo balneario de baños calientes, de gran concurrencia en la época estival. Por lo que la corporación concedía un rectángulo de 14 m. de largo por 9 de ancho, situado en aquellos jardines...” Y precisamente, uno de los propietarios, citados con anterioridad, D. Vicente Suárez, se quejaba de los destrozos de las mareas en su finca: “...Se da cuenta de una instancia de D. Vicente Suárez, vecino de Bilbao, referente a los daños causados por por las mareas extraordinarias, de hace pocos días, en la cerradura de su propiedad del punto de Ereaga...” Al decir cerradura se refería al moro perimetral de la parte delantera de su finca.
Por otro lado se informaba en aquel pleno del Seguro del edificio de la “Escuela de la Fundación” (San Martín): “...Acuerda este Ayuntamiento se paguen 18,60 pesetas, como prima del edificio de la “Escuela de la Fundación de Niñas Pobres”, asegurado en la “Compañía La Unión y El Fénix Español”, por el periodo correspondiente al año 1897-1898...”
En la próxima entrada de esta serie veremos como, el Ayuntamiento era informado del cobro de algunos intereses municipales del año 1896.
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