miércoles, 14 de abril de 2021

EL CLAVO DE DORADO DE GORRONDATZE

 


Nuestros acantilados, los de Getxo, están llenos de sedimentos de la historia de la humanidad. Desde la Galea hasta Gorrondatxe, los vestigios fósiles forman parte de nuestra pasada historia, restos de cuando la mar sumergía nuestras costas y pueblos.

 

Cuando paseamos por nuestro entorno, a veces no nos fijamos en los carteles que ocupan los espacios públicos. Y sin embargo muchas veces descubrimos en ellos, gracias a los trabajos de prestigiosos catedráticos e investigadores, la historia del paso del tiempo.

 


Y es precisamente gracias a uno de esos paseos que, al pasar por una zona que he recorrido en muchas ocasiones sin detenerme ante sus murales, al igual que lo hacen muchos de nuestros visitantes playeros, que he descubierto en uno de ellos una época que los científicos conocen como “Luteciense”.

 

Y es que la calidad de los afloramientos de Gorrondatxe, en la playa conocida también como Azkorri, ha provocado que esta haya quedado para la historia señalada con “un clavo dorado”, el cual acredita a este paraje como sitio de máximo interés mundial para el estudio de la vida de aquellas profundidades marinas, que desde hace miles de años marca la historia geológica de nuestro pueblo.

 


Los materiales que afloran en la playa de Gorrondatxe, fueron descubiertos por el catedrático de la UPV, Xabier Orue-Etxebarria. Estos contienen sedimentos que recogen unos 5 millones de años de la historia que va desde 50 hasta 45 Ma (unidad de tiempo equivalente a un millón de años). Dichos materiales se depositaron en esta cuenca marina que estaba a unos 1500 metros de profundidad. Se trata de fósiles de foraminífero planctónico, con un caparazón de menos de 1 mm de diámetro, fueron encontrados en una ladera de dicha playa.

 

En ese mural de Gorrondatxe, al referirse a esa parte de la historia, la “Luteciense”, describe: “…Su historia ha quedado recogida en las capas de la rocas que, como si fueran las páginas de una enciclopedia, se formaron en diferentes épocas de la historia. Que desde hace 47,8-40,4 millones de años, hizo que Getxo fuera un mar de 1.500 metros de profundidad. De los que hoy quedan restos de microorganismos que vivían flotando en aquel medio marino, un microfósil llamado “Blackites Inflatus”, que ha sido designado como “Estratotipo” de la base del piso “Luteciense”…”

 

Hecho que provocó que Getxo adelantara a Paris (Lutecia), que hasta entonces había sido la base del estudio de esa época, ya que la ciudad de la luz no mostraba la historia completa de la misma, pues le faltaban algunas capas, mientras que la de nuestra Anteiglesia era más completa.

 

Así que en la escala de tiempo de la historia, de sus páginas enceradas entre las rocas, tenemos el honor de encontrarnos en la era del “Eozeno”, entre Egipto (55.8 Ma) en la época “Thanetiarra” e Italia (33,9 Ma) de la “Priaboniarra”. Ocupando nuestra Anteiglesia (Gorrondatxe), con su estratotipo la época histórica del “Ypresiense-Luteciense” (47,8 Ma).

 


En febrero de 2012, en el acantilado de Gorrondatxe-Azkorri, Xabier Orue-Etxebarria junto al Alcalde de Getxo, de aquel momento, Imanol Landa, colocaron el “clavo de oro” que acreditaba a ese lugar como de máximo interés mundial para estudiar cómo fue la vida en aquellas profundas aguas.

 

Así que, cuando paseemos por Getxo, conviene detenernos en sus murales, que a lo largo de los barrios y costas, nos enseñan parte de nuestra historia, la de la Humanidad.

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