Nuestros acantilados, los de
Getxo, están llenos de sedimentos de la historia de la humanidad. Desde la
Galea hasta Gorrondatxe, los vestigios fósiles forman parte de nuestra pasada
historia, restos de cuando la mar sumergía nuestras costas y pueblos.
Cuando paseamos por nuestro
entorno, a veces no nos fijamos en los carteles que ocupan los espacios
públicos. Y sin embargo muchas veces descubrimos en ellos, gracias a los
trabajos de prestigiosos catedráticos e investigadores, la historia del paso
del tiempo.
Y es precisamente gracias a
uno de esos paseos que, al pasar por una zona que he recorrido en muchas
ocasiones sin detenerme ante sus murales, al igual que lo hacen muchos de
nuestros visitantes playeros, que he descubierto en uno de ellos una época que
los científicos conocen como “Luteciense”.
Y es que la calidad de los afloramientos
de Gorrondatxe, en la playa conocida también como Azkorri, ha provocado que
esta haya quedado para la historia señalada con “un clavo dorado”, el cual acredita a este paraje como sitio de
máximo interés mundial para el estudio de la vida de aquellas profundidades marinas,
que desde hace miles de años marca la historia geológica de nuestro pueblo.
Los materiales que afloran en
la playa de Gorrondatxe, fueron descubiertos por el catedrático de la UPV,
Xabier Orue-Etxebarria. Estos contienen sedimentos que recogen unos 5 millones
de años de la historia que va desde 50 hasta 45 Ma (unidad de tiempo
equivalente a un millón de años). Dichos materiales se depositaron en esta
cuenca marina que estaba a unos 1500 metros de profundidad. Se trata de fósiles
de foraminífero planctónico, con un caparazón de menos de 1 mm de diámetro, fueron
encontrados en una ladera de dicha playa.
En ese mural de Gorrondatxe,
al referirse a esa parte de la historia, la “Luteciense”, describe: “…Su
historia ha quedado recogida en las capas de la rocas que, como si fueran las
páginas de una enciclopedia, se formaron en diferentes épocas de la historia. Que
desde hace 47,8-40,4 millones de años, hizo que Getxo fuera un mar de 1.500
metros de profundidad. De los que hoy quedan restos de microorganismos que
vivían flotando en aquel medio marino, un microfósil llamado “Blackites
Inflatus”, que ha sido designado como “Estratotipo” de la base del piso “Luteciense”…”
Hecho que provocó que Getxo
adelantara a Paris (Lutecia), que hasta entonces había sido la base del estudio
de esa época, ya que la ciudad de la luz no mostraba la historia completa de la
misma, pues le faltaban algunas capas, mientras que la de nuestra Anteiglesia
era más completa.
Así que en la escala de tiempo
de la historia, de sus páginas enceradas entre las rocas, tenemos el honor de
encontrarnos en la era del “Eozeno”, entre Egipto (55.8 Ma) en la época
“Thanetiarra” e Italia (33,9 Ma) de la “Priaboniarra”. Ocupando nuestra
Anteiglesia (Gorrondatxe), con su estratotipo la época histórica del “Ypresiense-Luteciense”
(47,8 Ma).
En febrero de 2012, en el acantilado
de Gorrondatxe-Azkorri, Xabier Orue-Etxebarria junto al Alcalde de Getxo, de aquel momento, Imanol Landa, colocaron el “clavo de oro” que acreditaba a ese lugar como de
máximo interés mundial para estudiar cómo fue la vida en aquellas profundas
aguas.
Así que, cuando paseemos por
Getxo, conviene detenernos en sus murales, que a lo largo de los barrios y
costas, nos enseñan parte de nuestra historia, la de la Humanidad.
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