domingo, 13 de diciembre de 2020

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -194-

 


En la entrada anterior veíamos cómo en julio de 1893 arrancaban las pruebas de la línea ferroviaria de Las Arenas a Plencia.

 

Durante de la fiesta de Santa Ana, el 26 de julio de 1893, algunos avispados tramposos trataron de hacer su “agosto” en las campas del barrio de Las Arenas, contaba “El Noticiero Bilbaíno” del 28 de julio “…Durante los días que se han celebrado las fiestas de Santa Ana en la campa de Las Arenas, los agentes de vigilancia recogieron infinidad de ruedas, cartones y bolitas, con las que ejercían su industria algunos individuos que han sido multados por el Gobernador Civil…” El juego de las “Bolitas”  pudo llegar desde la lejana Luisiana, ya que en esa población de EE UU lo practicaban desde el Siglo XVIII: “…Quien inventó una variante del juego del trile, consistente en jugar con tres dedales y pequeñas bolitas de papel en vez de con las conchas que hasta entonces eran habituales. Este trilero fue famoso por haber sido el primero en utilizar la estratagema de pegar un delgado triángulo de papel en la parte interior de uno de los dedales. Le daba la vuelta y brevemente mostraba el papel al primo de turno, haciéndole creer que la bolita estaba debajo de ese dedal…”

 

Y por fin llegó el gran día, “El Noticiero Bilbaíno” del 29 de julio de 1893 lo contaba bajo el titular “El Puente de Las Arenas”: “…Cuatro pilares de hierro, truncadas a la altura de 63 metros…, menos artísticos que esos capiteles que sobre templos góticos con altivez majestuosa destacan…, que desde la base hasta la cúspide suben sobre asiento robusto y en tan ligeras como esbeltas formas. Un tramo, que atrevido y resistente al modo de las pirámides,  se extiende a 45 metros sobre sobre el nivel máximo de las aguas y mide 65 de longitud…, con 10 gruesos cables de alambre quedan poderosamente anclados en Las Arenas por uno de sus extremos y por el otro en Portugalete. Dieciséis amarres laterales (cuatro en cada torre) y un transbordador capaz, que pende del gran tamo por medio de 18 tirantes de alambre atornillados, de tres en tres, a unos lazos que engarzan con el transbordador, más un sencillo motor de vapor, que recorriendo el tramo con movimiento rotatorio lo transporta de orilla a orilla en unos 60 segundos…” De esta lírica forma describían la gran obra de ingeniería de D. Alberto Palacio y Elissague.

 


A continuación describían la ceremonia de la inauguración: “…Diversas autoridades invitadas a ese acto,  y de su lado algunas personas de viso y respetabilidad en la política, las ciencias y las artes ocupan la plataforma. Entre ellas, y frente a un pequeño altar, se ve al sacerdote con indumentaria sagrada y atributos propios de rito que va a celebrar. Cuando llega el momento de iniciar la solemnidad, el locomotor sale del punto de partida, y rueda con lentitud hasta colocar el colgante vehículo en posición perpendicular al eje de la ría, y en llegando allí se detiene. El sacerdote  comienza la ceremonia, y eleva al cielo plegarias a las que los fieles responden y los acólitos hacen coro. Y rocía con gotas de agua el caudal inmenso, y lo bendice. Las músicas (entre ellas la primera la de Guecho) llenan los aires con melodías cadenciosas. Se suceden fuegos de artificio, con descargas de voladores estrepitosos.  EL sencillo arco que Guecho dedica a la empresa constructora, con bandera y flámulas que adornan la obra y las orillas dan realce a la perspectiva…” Firmaba aquel artículo D. Francisco Ruiz de la Peña.

 

En esa misma fecha, el 29 de julio, se daba cuenta en el pleno municipal del convenio suscrito con los tamborileros de Elgoibar: “…Queda conforme esta Anteiglesia con el oficio remitido por el primer teniente de alcalde de Elgoibar, sobre el convenio con los tamborileros de aquella Villa para tocar por las fiestas de San Nicolás en esta localidad…” Mientras la banda de Algorta se veía necesitada de renovar su instrumental: “…Se da cuenta de una instancia de D. Ramón Ibizate, director de la banda de música de esta localidad, haciendo presente la necesidad de adquirir un bombardino, por haberse inutilizado por el uso el que había, el cual ya tiene muchas composturas para ponerlo en servicio…” El consistorio autorizo la adquisición de otro nuevo.

 

Así mismo la escasez de agua potable se dejaba sentir y en el pleno se informaba de lo que el Consistorio pensaba hacer: “…En vista de la escasa cantidad de agua que viene al vecindario para su indispensable consumo, a causa del escape que se produce en los manantiales, y siendo apremiante poner remedio al mal. Acuerda este Ayuntamiento autorizar a la “Comisión Permanente de Obras”, para que sin levantar mano haga las obras de ensayo por medio de prácticos para averiguar en los manantiales donde se producen las fugas de aguas en los montes de la jurisdicción de Berango, de donde vienen las expresadas aguas a esta localidad, evitando de este modo la falta notable que existe de dicho líquido para el suministro a nuestra población…”

      

 

El domingo día 30 de julio de 1893, repetición en el barrio de Las Arenas de la festividad de Santa Ana, la Compañía del ferrocarril de Bilbao a Las Arenas y Algorta anunciaba en el diario bilbaíno “El Nervión”: “…La Compañía del tranvía Bilbao a Las Arenas y Algorta pone en conocimiento del público que hoy domingo, repetición de la romería de Santa Ana dará un servicio de cuarto en cuarto de hora entre Las Arenas y Algorta, independiente del servicio ordinario, desde las tres de la tarde, en adelante, quedando suprimido servicio  de la playa, por la tarde. Igualmente el lunes, día de San Ignacio, con la diferencia de que en este día los coches, durante este servicio no pasarán en Algorta de la plazuela de San Ignacio y de que entre esta plazuela y la iglesia de San Nicolás habrá un servicio especial…” Al siguiente día al referirse  esta festividad decía: “…Santa Ana y lluvia son dos palabras que van íntimamente unidas. Desde hace años no se concibe la repetición de las fiestas en Las Arenas dispuestas en honor de su Santa patrona sin la correspondiente lluvia. Ayer sucedió lo propio. Solo que a los romeros les importan un mito, los constipados y otras zarandajas que trae consigo ese huésped molesto para abandonarse en brazos del bullicio. La campa de la romería estuvo ayer animadísima. Hubo al principio un poco de huelga entre los músicos porque querían cobrarles el billete, pero la cosa se arregló a satisfacción de todos. Y los artistas estuvieron sopla que te sopla, desde las primeras horas de la tarde hasta el anochecer. En esa tarea fueron dignamente ayudados por los pianos de manubrio y los corros de ciegos. Es incalculable el número de personas que ayer pasaron la ría en la plataforma del puente de Las Arenas a Portugalete. Sin que sepamos las qua causas se interrumpió el servicio  las seis de la tarde. Debido a las acertadas disposiciones del señor Gobernador Civil, dignamente secundadas por la Compañía del ferrocarril de Las Arenas, no hubo reventa de billetes…” El referido diario nos dejaba una curiosa noticia referida al tránsito entre ambas orillas que nos da una idea de la locura de gente que acudió: “…Fue ayer tarde tal la aglomeración de gente en el nuevo puente entre Portugalete y Las Arenas, que hubo un individuo que se vio obligado a andar como judío errante o alma en pena de un lado a otro. Porque sucedía que cuando creía haber llegado a la orilla de sus deseos, se agolpaban los pasajeros tan atropelladamente, que no le era posible salir de la jaula, por lo que volvía a desandar lo andado. Después de cuatro o más viajes; desembarcó cuando pudo, en la orilla misma en que se había embarcado, y aún conserva el billete para una próxima vez…” En ella también hablaban sobre el tiempo en nuestra población: “…El aspecto que presentaba ayer el mar, imponía verdaderamente. La resaca era grandísima y las enfurecidas olas al chocar con los rompientes de Las Arenas y Portugalete, formaban enormes cascadas, algunas de las cuajes en forma de baile ruso, envolvieron a la multitud de curiosos que desde ambos muelles presenciaban el espectáculo…”

 


A su vez el diario “El Noticiero Bilbaíno” relataba así aquel acontecimiento: “…A pesar de lo desapacible del tiempo, que estuvo lluvioso a ratos, la concurrencia que ayer tarde acudió a la romería de Santa Ana, celebrada en Las Arenas fue inmensa. Hubo momentos en los que los trenes y tranvías eran tomados al asalto. El sitio donde se celebró la romería era un verdadero maremágnum. Y eso que el tiempo no acompañó. El regreso se hizo con algo de barullo, pero sin que se tuvieran que lamentar sucesos desagradables como el pasado año, sobre todo debido a las medidas tomadas por las autoridades y la Compañía del Ferrocarril de Las Arenas. No tenemos la cuanta exacta de las personas que cruzaron la ría en el puente movible entre Las Arenas y Portugalete, pero seguramente se acercarían a las doce mil. Parecía que en esa fecha todo el mundo se había dado cita para inaugurar el Puente.  El carro transbordador iba en algunos instantes hasta los topes, parecía un inmenso racimo de seres vivos los que allí pasaban. Algunas persona iban colgadas de los cables.…” Si extrapolamos los habitantes de Getxo entre 1887 y 1897, estimo que nuestra Anteiglesia tendría en 1893 del orden de 4.450 habitante, lo que nos indica que la cifra de los que cruzaron la ría en las fiestas de Santa Ana de 1893 fue enorme, casi doblaba a la población de todo Getxo.

 

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo nada más comenzar su andadura el Puente Palacio surgieron las primeras reclamaciones por los precios.

 

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