jueves, 17 de septiembre de 2020

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -176-



En la anterior entrada veíamos cómo se había desarrollado, con resultados satisfactorios, las pruebas de carga del Puente Aéreo construido entre Las Arenas y Portugalete.

A mediados de diciembre de 1892 los trabajos de acoplamiento de las aguas sucias a la red municipal se sucedían en Algorta y Las Arenas. En la zona de Ereaga lo hacían propietarios como D. Andrés Isasi y D. Vicente Suárez; mientras que en Las Arenas era D. Ramón Olavarria quien solicitaba: “...Permiso para injertar en el caño del municipio las materias fecales de los depósitos y escusados de su casa de Las Arenas...”

En este último barrio, el herrero D. Roque Ortiz de Zarate, realizaba trabajos de herrería en un local de Las Arenas para lavar las ropas de las personas atacadas por la viruela.

Como dato revelador de la red de comunicaciones ferroviarias de la época citaré los datos que recogía el diario “El Nervión” el 15 de diciembre de 1892: “...Existen hoy en Bilbao, donde tienen su representación unas veinte compañías de ferrocarril, que vamos a dar a conocer para que no se crea que exageramos: Tudela a Bilbao. -Bilbao a Durango. -Bilbao a Portugalete.-Bilbao a Las Arenas. -Bilbao a Lezama. -Durango a Zumarraga. -Amorebieta a Pedernales. -Elgoibar a San Sebastian. -Cadagua. -La Robla. -Luchana a Munguia. -Las Arenas a Plencia. -Triano. -Gallarta. -San Julián de Musques. -Galdames. -Orconera. -Luchana Mining. -Zorroza a dos Caminos, y otros más que no recordamos…” Como se puede ver era un gran red de ferrocarriles, muchos hoy ya desaparecidos.

Como dato curioso, tanto por el precio como por las viandas, recojo un menú que se sirvió el día 20 de diciembre de 1892 en el restaurante “Antiguo” de Bilbao: “...Cuyo precio fue de 3 pesetas vino incluido: Consomé de tapioca, aperitivos, Angulas de la Isla, conejo de monte al madeira, pollo asado, dulces y postre...”

Durante la noche del día 21 de diciembre de 1892 sucedían unos hechos, provocados por una cuadrilla de amigos de los ajeno en nuestro municipio que a decir de la prensa: “...Vagan por Las Arenas y Algorta una cuadrilla de malhechores, que esta pasada noche intentaron robar en la estación de Las Arenas...” Pero el dato que me interesa resaltar es el referido a otro asalto, este acontecido en Algorta, por la misma banda, que nos ayuda a situar una de las fondas de más renombre en la época, situada al final de la Avenida Basagoiti, cerca de “Chominchu”: “...Poco después los malhechores intentaron penetrar en la casa del Sr. Berreteaga (hijo) cerca de la Fonda San Ignacio de Algorta, los serenos del pueblo que les oyeron anduvieron a tiros con los ladrones...” Esta fonda, en el callejero de 1897, la situaban en la carretera en la “Carretera del Tranvía”, en el N.º 1 de dicha vía.


Por aquellos días, la clasificación de las cédulas personales realizada por el arrendatario de dicho impuesto era puesta en cuestión por el Ayuntamiento de Getxo, quien decidía enviar al Administrador Especial de Hacienda una copia de las listas solicitando su rectificación : “…Teniendo en cuenta las arbitrariedades cometidas e irregular y caprichosa, clasificación hecha para el impuesto de cédulas personales de este vecindario por el arrendatario de dicho impuesto, acuerda este Ayuntamiento autorizar al Señor Alcalde para que en representación de la Corporación, al hacer la remesa de las reclamaciones de los contribuyentes, eleve al Administrador Especial de Hacienda la más solemne protesta contra las citadas arbitrariedades cometidas por el arrendatario en la rectificación del padrón para dicho impuesto, y declare mal practicada dicha rectificación...” Las cédulas personales, como contaba en el capitulo XVI de esta serie, era un documento que cada vecino tenía asignado para pagar los impuestos,. Eran de diferentes clases dependiendo de la riqueza contributiva y económica de sus propietarios y de su relevancia social.

En el pleno del 22 de diciembre de 1892 se informaba del acuerdo logrado para la cesión de una parte del terreno de Dña. Timotea Larrauri para: “...El ensanche de la carretera travesía de Algorta, por la cantidad de 3.000 pesetas pagaderas a terceras partes entre la Diputación Provincial, el Ayuntamiento de Guecho y la Compañía del Tranvía de Bilbao a Algorta…” Este acuerdo fue anulado por la propietaria y el Ayuntamiento puso en manos de la Diputación la resolución del tema.

Y como ya entrábamos en las fiestas de navidad, la Corporación Municipal informaba de su asistencia a las misas que se iban a celebrar durante los días 25 de diciembre y 1 y 6 de enero. Mientras que en el Asilo bilbaíno se disponía que la cena de noche buena, que se iba servir a los asilados consistiría en: “...Berza en aceite, huevos en salsa, merluza frita, compota de manzana y ración extra de vino...”

En el pleno del 29 de diciembre de 1892 se informaba de un oficio de la Junta de Instrucción Pública de la Provincia, fechado el pasado día 22 de diciembre: “...Por el que se aprobaba el acuerdo adoptado por la Junta Local de Primera enseñanza de Getxo en el que se acordaba el traslado del maestro de Santa María, D. Valentín Cuartango, a la escuela de Algorta...”

Un hostelero de Las Arenas. D. José María Aramberria, dueño de un café restaurante en dicho barrio, viendo que las fechas navideñas, de los días 31 de diciembre y los días primero y 6 de enero, podían dar a su establecimiento una sustanciosa caja, solicitaba al Consistorio: “...Permiso para ampliar el horario de cierre de mi establecimiento hasta las 24 horas para dar bailes...” El Ayuntamiento le indicaba que: “… accedía con la condición de que ese horario, no podía ser alterado, de acuerdo con lo establecido en las Ordenanzas Municipales, pero que para los días indicados se aceptaba la petición, debiendo cuidar de que no se altere el buen orden que debe reinar en esas reuniones familiares...”

Getxo estaba creciendo y el Ayuntamiento necesitaba hacer caja, por lo que las ordenanzas municipales de la Construcción establecían en esas fechas que: “...En esta Anteiglesia se ha establecido la tarifa del un 1% del presupuesto de obra para atender con su importe los gastos que originan al Ayuntamiento los reconocimientos y otras operaciones periciales...”

En ese pleno del 29 de diciembre de 1892 se daba cuenta, de acuerdo con lo que establecía la Ley del 8 de febrero de 1877, de la formación y aprobación por parte del Ayuntamiento de Getxo: “...De la lista para la elección de Senadores, correspondiente al año 1893. La misma iba a quedar expuesta al público desde el día 1 la 20 de enero de 1893...”

Y con motivo de los injertos que se estaban realizando, de las aguas sucias, al colector municipal, volvía a salir a colación una vieja conocida de las arcas municipales: “…“El Arca de tres llaves”, en la que se depositaron 750 pesetas, fruto de los injertos realizados en el barrio de Las Arenas...”


Era el momento de efectuar los pagos pendientes del año, y se realizaron de la siguiente manera: A D. Francisco Ibatao y D. Gabino Beitia se le abonaron 29,60 pesetas por los trabajos realizados para la preparación de las fiestas del pasado verano. A D. Ángel Egusquiza y otras tres personas más se le abonaron 336 pesetas por las guardias, de día y noche, realizadas para evitar la propagación de la viruela; así como al farmacéutico de Las Arenas D. Fermín Unanue 8,50 pesetas por los suministros realizados para la desinfección de las casas de los vecinos donde se había producido la temida enfermedad.

Con motivo del fallecimiento, el día 22 de diciembre, del coadjutor de la parroquia de San Nicolás de Bari de Algorta D. Manuel Olazabalaga, acordaba el Ayuntamiento: “...Que en vista de las condiciones altamente recomendables que reúne el presbítero D. Fernando Ansoleaga, y además con la circunstancia favorables de ser hijo natural de esta localidad, se eleve por el Sr. Alcalde al Ilustrísimo Sr. Obispo de la Diócesis, una reverente exposición suplicándole se digne nombrar coadjutor de la citada parroquia al sobredicho presbítero...”

Finalizaba el año con una triste noticia: “...El vapor ingles “Samara” que en la marea de ayer salió de la fábrica “La Vizcaya” con carga, embistió con el vapor “Catón” que se hallaba cargando en el drop n.º 7 de la Diputación. Uno de los individuos que tripulaban la lancha, que resultó destrozada por la envestida cayó a la ría donde pereció ahogado, se trata del vecino de Algorta D. Antonio San Sebastián, quien deja un niño de un año...”

Pero dejaba en la prensa, en el “Noticiero Bilbaíno”, el último día del año, la noticia a la que hacía referencia el día 21 de diciembre de 1892 de los hechos provocados por una cuadrilla de amigos de los ajeno. Según narraba el diario, los hechos acaecieron de la siguiente manera: “...Iba la pareja de serenos vigilando el trayecto desde el Casino Algorteño hasta la Avanzada, cuando al pasar por la casa del Sr. Berreteaga (hijo) oyeron un ruido por el jardín de la parte que daba al mar, que es la que esta despoblada. Volvieron sobres sus pasos para saber de donde provenían los ruidos, nada más asomarse les dispararon atravesando el capote del cabo, los rateros emprendieron la huida. El resto de la fuerza de serenos acudió, tan luego como él la llamó con el pito de alarma, no pudieron capturar a ninguno de los rateros por al aspereza del monte que desciende hacia la playa y el arbolado de tamarices que facilitaba la ocultación. Acto seguido, el sereno y el Sr Berreteaga realizaron una inspección, tanto en el jardín como en el interior de la vivienda, encontrando una pistola de dos cañones y un puñal. El juez local se hizo cargo del caso ordenado una investigación, que dio lugar al hallazgo de unas pisadas que no correspondían a las del sereno, ya que este calzaba alpargatas y las pisadas denunciaban unos zapatos herrados, y otras de media suela. La investigación dio lugar a la detención del cabo y uno de los serenos, por la sospecha del Juez Local de que pudieran estar implicados...” A pesar de lo cual el Juez Instructor dictó la puesta en libertad de los serenos. Todo parecía bastante rocambolesco, ya que en días sucesivos parecieron en la prensa unos remitidos, bastante confusos sobre quién tenía y quién entregó el puñal, entre los miembros de la Guardia Civil del puesto de Las Arenas y algunos de los intervinientes, que más parecía una cuestión de celos profesionales. Cerró el tema el propio Alcalde de Getxo D. Santiago Diliz en una carta dirigida al diario bilbaíno el día 4 de enero de 1893.

En la próxima entrada veremos como se construyó una caseta en le barrio de Las Arenas junto al río Gobela para el lavado de las ropas de los infectados por la viruela.

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