En
la anterior entrada veíamos cómo se había desarrollado, con
resultados satisfactorios, las pruebas de carga del Puente Aéreo
construido entre Las Arenas y Portugalete.
A
mediados de diciembre de 1892 los trabajos de acoplamiento de las
aguas sucias a la red municipal se sucedían en Algorta y Las Arenas.
En la zona de Ereaga lo hacían propietarios como D. Andrés Isasi y
D. Vicente Suárez; mientras que en Las Arenas era D. Ramón
Olavarria quien solicitaba: “...Permiso
para injertar en el caño del municipio las materias fecales de los
depósitos y escusados de su casa de Las Arenas...”
En
este último barrio, el herrero D. Roque Ortiz de Zarate, realizaba
trabajos de herrería en un local de Las Arenas para lavar las ropas
de las personas atacadas por la viruela.
Como
dato revelador de la red de comunicaciones ferroviarias de la época
citaré los datos que recogía el diario “El Nervión” el 15 de
diciembre de 1892: “...Existen
hoy en Bilbao, donde tienen su representación unas veinte compañías
de ferrocarril, que vamos a dar a conocer para que no se crea que
exageramos: Tudela a Bilbao. -Bilbao a Durango. -Bilbao a
Portugalete.-Bilbao a Las Arenas. -Bilbao a Lezama. -Durango a
Zumarraga. -Amorebieta a Pedernales. -Elgoibar a San Sebastian.
-Cadagua. -La Robla. -Luchana a Munguia. -Las Arenas a Plencia.
-Triano. -Gallarta. -San Julián de Musques. -Galdames. -Orconera.
-Luchana Mining. -Zorroza a dos Caminos, y otros más que no
recordamos…”
Como se puede ver era un gran red de ferrocarriles, muchos hoy ya
desaparecidos.
Como
dato curioso, tanto por el precio como por las viandas, recojo un
menú que se sirvió el día 20 de diciembre de 1892 en el
restaurante “Antiguo” de Bilbao: “...Cuyo
precio fue de 3 pesetas vino incluido: Consomé de tapioca,
aperitivos, Angulas de la Isla, conejo de monte al madeira, pollo
asado, dulces y postre...”
Durante
la noche del día 21 de diciembre de 1892 sucedían unos hechos,
provocados por una cuadrilla de amigos de los ajeno en nuestro
municipio que a decir de la prensa: “...Vagan
por Las Arenas y Algorta una cuadrilla de malhechores, que esta
pasada noche intentaron robar en la estación de Las Arenas...”
Pero el dato que me interesa resaltar es el referido a otro asalto,
este acontecido en Algorta, por la misma banda, que nos ayuda a
situar una de las fondas de más renombre en la época, situada al
final de la Avenida Basagoiti, cerca de “Chominchu”: “...Poco
después los malhechores intentaron penetrar en la casa del Sr.
Berreteaga (hijo) cerca de la Fonda San Ignacio de Algorta, los
serenos del pueblo que les oyeron anduvieron a tiros con los
ladrones...”
Esta fonda, en el callejero de 1897, la situaban en la carretera en
la “Carretera del Tranvía”, en el N.º 1 de dicha vía.
Por
aquellos días, la clasificación de las cédulas personales
realizada por el arrendatario de dicho impuesto era puesta en
cuestión por el Ayuntamiento de Getxo, quien decidía enviar al
Administrador Especial de Hacienda una copia de las listas
solicitando su rectificación : “…Teniendo
en cuenta las arbitrariedades cometidas e irregular y caprichosa,
clasificación hecha para el impuesto de cédulas personales de este
vecindario por el arrendatario de dicho impuesto, acuerda este
Ayuntamiento autorizar al Señor Alcalde para que en representación
de la Corporación, al hacer la remesa de las reclamaciones de los
contribuyentes, eleve al Administrador Especial de Hacienda la más
solemne protesta contra las citadas arbitrariedades cometidas por el
arrendatario en la rectificación del padrón para dicho impuesto, y
declare mal practicada dicha rectificación...”
Las cédulas personales, como contaba en el capitulo XVI de esta
serie, era un documento que cada vecino tenía asignado para pagar
los impuestos,. Eran de diferentes clases dependiendo de la riqueza
contributiva y económica de sus propietarios y de su relevancia
social.
En
el pleno del 22 de diciembre de 1892 se informaba del acuerdo logrado
para la cesión de una parte del terreno de Dña. Timotea Larrauri
para: “...El
ensanche de la carretera travesía de Algorta, por la cantidad de
3.000 pesetas pagaderas a terceras partes entre la Diputación
Provincial, el Ayuntamiento de Guecho y la Compañía del Tranvía de
Bilbao a Algorta…”
Este acuerdo fue anulado por la propietaria y el Ayuntamiento puso en
manos de la Diputación la resolución del tema.
Y
como ya entrábamos en las fiestas de navidad, la Corporación
Municipal informaba de su asistencia a las misas que se iban a
celebrar durante los días 25 de diciembre y 1 y 6 de enero. Mientras
que en el Asilo bilbaíno se disponía que la cena de noche buena,
que se iba servir a los asilados consistiría en: “...Berza
en aceite, huevos en salsa, merluza frita, compota de manzana y
ración extra de vino...”
En
el pleno del 29 de diciembre de 1892 se informaba de un oficio de la
Junta de Instrucción Pública de la Provincia, fechado el pasado día
22 de diciembre: “...Por
el que se aprobaba el acuerdo adoptado por la Junta Local de Primera
enseñanza de Getxo en el que se acordaba el traslado del maestro de
Santa María, D. Valentín Cuartango, a la escuela de Algorta...”
Un
hostelero de Las Arenas. D. José María Aramberria, dueño de un
café restaurante en dicho barrio, viendo que las fechas navideñas,
de los días 31 de diciembre y los días primero y 6 de enero, podían
dar a su establecimiento una sustanciosa caja, solicitaba al
Consistorio: “...Permiso
para ampliar el horario de cierre de mi establecimiento hasta las 24
horas para dar bailes...”
El Ayuntamiento le indicaba que: “…
accedía con la condición de que ese horario, no podía ser
alterado, de acuerdo con lo establecido en las Ordenanzas
Municipales, pero que para los días indicados se aceptaba la
petición, debiendo cuidar de que no se altere el buen orden que debe
reinar en esas reuniones familiares...”
Getxo
estaba creciendo y el Ayuntamiento necesitaba hacer caja, por lo que
las ordenanzas municipales de la Construcción establecían en esas
fechas que: “...En
esta Anteiglesia se ha establecido la tarifa del un 1% del
presupuesto de obra para atender con su importe los gastos que
originan al Ayuntamiento los reconocimientos y otras operaciones
periciales...”
En
ese pleno del 29 de diciembre de 1892 se daba cuenta, de acuerdo con
lo que establecía la Ley del 8 de febrero de 1877, de la formación
y aprobación por parte del Ayuntamiento de Getxo: “...De
la lista para la elección de Senadores, correspondiente al año
1893. La misma iba a quedar expuesta al público desde el día 1 la
20 de enero de 1893...”
Y
con motivo de los injertos que se estaban realizando, de las aguas
sucias, al colector municipal, volvía a salir a colación una vieja
conocida de las arcas municipales: “…“El
Arca de tres llaves”, en la que se depositaron 750 pesetas, fruto
de los injertos realizados en el barrio de Las Arenas...”
Era
el momento de efectuar los pagos pendientes del año, y se realizaron
de la siguiente manera: A D. Francisco Ibatao y D. Gabino Beitia se
le abonaron 29,60 pesetas por los trabajos realizados para la
preparación de las fiestas del pasado verano. A D. Ángel Egusquiza
y otras tres personas más se le abonaron 336 pesetas por las
guardias, de día y noche, realizadas para evitar la propagación de
la viruela; así como al farmacéutico de Las Arenas D. Fermín
Unanue 8,50 pesetas por los suministros realizados para la
desinfección de las casas de los vecinos donde se había producido
la temida enfermedad.
Con
motivo del fallecimiento, el día 22 de diciembre, del coadjutor de
la parroquia de San Nicolás de Bari de Algorta D. Manuel
Olazabalaga, acordaba el Ayuntamiento: “...Que
en vista de las condiciones altamente recomendables que reúne el
presbítero D. Fernando Ansoleaga, y además con la circunstancia
favorables de ser hijo natural de esta localidad, se eleve por el Sr.
Alcalde al Ilustrísimo Sr. Obispo de la Diócesis, una reverente
exposición suplicándole se digne nombrar coadjutor de la citada
parroquia al sobredicho presbítero...”
Finalizaba
el año con una triste noticia: “...El
vapor ingles “Samara” que en la marea de ayer salió de la
fábrica “La Vizcaya” con carga, embistió con el vapor “Catón”
que se hallaba cargando en el drop n.º 7 de la Diputación. Uno de
los individuos que tripulaban la lancha, que resultó destrozada por
la envestida cayó a la ría donde pereció ahogado, se trata del
vecino de Algorta D. Antonio San Sebastián, quien deja un niño de
un año...”
Pero
dejaba en la prensa, en el “Noticiero Bilbaíno”, el último día
del año, la noticia a la que hacía referencia el día 21 de
diciembre de 1892 de los hechos provocados por una cuadrilla de
amigos de los ajeno. Según narraba el diario, los hechos acaecieron
de la siguiente manera: “...Iba
la pareja de serenos vigilando el trayecto desde el Casino Algorteño
hasta la Avanzada, cuando al pasar por la casa del Sr. Berreteaga
(hijo) oyeron un ruido por el jardín de la parte que daba al mar,
que es la que esta despoblada. Volvieron sobres sus pasos para saber
de donde provenían los ruidos, nada más asomarse les dispararon
atravesando el capote del cabo, los rateros emprendieron la huida. El
resto de la fuerza de serenos acudió, tan luego como él la llamó
con el pito de alarma, no pudieron capturar a ninguno de los rateros
por al aspereza del monte que desciende hacia la playa y el arbolado
de tamarices que facilitaba la ocultación. Acto seguido, el sereno y
el Sr Berreteaga realizaron una inspección, tanto en el jardín como
en el interior de la vivienda, encontrando una pistola de dos cañones
y un puñal. El juez local se hizo cargo del caso ordenado una
investigación, que dio lugar al hallazgo de unas pisadas que no
correspondían a las del sereno, ya que este calzaba alpargatas y las
pisadas denunciaban unos zapatos herrados, y otras de media suela. La
investigación dio lugar a la detención del cabo y uno de los
serenos, por la sospecha del Juez Local de que pudieran estar
implicados...”
A pesar de lo cual el Juez Instructor dictó la puesta en libertad de
los serenos. Todo parecía bastante rocambolesco, ya que en días
sucesivos parecieron en la prensa unos remitidos, bastante confusos
sobre quién tenía y quién entregó el puñal, entre los miembros
de la Guardia Civil del puesto de Las Arenas y algunos de los
intervinientes, que más parecía una cuestión de celos
profesionales. Cerró el tema el propio Alcalde de Getxo D. Santiago
Diliz en una carta dirigida al diario bilbaíno el día 4 de enero de
1893.
En
la próxima entrada veremos como se construyó una caseta en le
barrio de Las Arenas junto al río Gobela para el lavado de las
ropas de los infectados por la viruela.
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