En
la anterior entrada de esta serie veíamos cómo se estaban dando los
primeros pasos para poner en marcha la línea de Las Arenas a
Plencia.
Acabábamos
de dejar atrás el mes de octubre y no me resisto a plasmar unas
reflexiones que un plumilla dejaba en la sección literaria del
diario bilbaíno “El Nervión” por su belleza descriptiva:
“...Una
fuerte ráfaga de viento ha arrancado del calendario la última hoja
del mes de Octubre y henos aquí a Noviembre, que asoma su rostro
desapacible señalándonos con un índice largo y descarnado, la
primera hoja del libro de sus tristezas. Es el mes de las elegías...;
El melancólico tañido de la campana arroja sobre nosotros el
triste recuerdo de los que fueron; los árboles se despojan de sus
hojas ya secas que, al ser arrastradas por el viento brillan a la luz
del sol con resplandores de oro; las chimeneas de los hogares se
iluminan con la vacilante llama de los berrugosos sarmientos que al
carbonizarse producen miliares de vagas estrellitas que danzan
fantásticamente persiguiéndose unas a otras…”
Algunos
caminos de Algorta y Santa María de Getxo, a decir de los vecinos,
resultaban intransitables debido a las obras del ferrocarril de Las
Arenas a Plencia, presentando terraplenes en malísimo estado, que
impedían el transito del público y carros, por ese motivo el 11 de
noviembre de 1892 acudían al Ayuntamiento para exponer que: “...En
pasos a nivel y cruces de caminos de los puntos llamados Casuena,
Arene, Piñagas, Martiturri así como en la fuente de Hormaza, lo que
ha provocado que en los últimos días se hayan concentrado varios
vecinos en dichos puntos. El consistorio nombró una comisión para
que junto a ella una delegación de la compañía ferroviaria
visitara los puntos conflictivos y arbitrara las medidas necesarias
para abrir al tránsito de personas y carros en estos lugares
lugares...”
La
voracidad de los intereses de algunos adinerados ciudadanos se dejaba
sentir en nuestro municipio, amparada por la llamada “Ley Madoz y
la Desamortización de Mendizábal” ya que en el pleno del 17 de
noviembre de 1892 se informaba de que: “...Se
ha recibido una comunicación del Señor Comisionado de ventas de
bienes nacionales de Vizcaya, del 7 del actual, ordenando la remisión
al mismo en el término de ocho días, de una relación de las fincas
que administra este Municipio, con expresión de su cabida
aproximada, pago y linderos, y de las roturaciones que existan por
enajenar, lo mismo que otras de cualquier procedencia comprendidas en
el Artículo 1º de la Instrucción del 31 de mayo de 1855...”
El Ayuntamiento, que no compartía aquellos deseos incautadores
acordaba: “...Cumplir
del mejor modo posible dicha orden...”
El
17 de noviembre de 1892, el vecino de Algorta D. Manuel Cámara
solicitaba autorización al Ayuntamiento de Getxo para edificar una
casa de nuevo cuño en un terreno de su propiedad. El mismo estaba
situado en: “...La
vuelta que forman el encuentro del camino o carretera a Arrigunaga y
el camino peatil para San Martín...”
En
esas fechas los barrios que conformaban nuestro municipio eran tres
Santa María, Algorta y Las Arenas. En ellos muchos de los lindes aún
no estaban determinados, por lo que algunos vecinos se dirigían al
Ayuntamiento para que les indicara cual era el barrio en el que
estaban enclavadas sus heredades. Ese fue el caso de D. Irineo Ramón
Diliz, a partir de cuyo caso se
establecían los lindes del municipio respecto de sus barrios:
“...Quien
solicitaba que para sus fines se le indicara en qué barrio de
Algorta o Las Arenas en qué punto se halla enclavado el solar de mi
propiedad , situado entre el punto llamado La Avanzada y la calle que
de Este a Oeste pasa por cerca de la caseta del cable submarino…”
El consistorio reconocía que: “...Los
linderos del municipio no están determinados hasta hoy, cosa que se
hace sumamente necesaria, por lo que según la normativa de policía
urbana aprobada acordamos que:
1º)
La línea divisoria de Santa María, por al parte de Algorta que es
la barriada céntrica del municipio, será en lo sucesivo la que
partiendo de la casería denominada Arrigunaga, cerca de la playa del
mismo nombre, sigue por debajo del punto conocido como el alto de San
Martín, casería de Elorri Nueva, o sea toda la parte que hoy
pertenece a la parroquia de Nuestra Señora de Guecho.
2º)
Servirá de línea divisoria a la barriada de Algorta la línea de
que se hace mención en la anterior y la calle que de Este a Oeste
pasa por cerca de la caseta del cable submarino y termina en el mar
en las cercanías del punto llamado La Avanzada.
3º)
Las Arenas comenzará en la mencionada calle que atraviesa de Este a
Oeste pasa por cerca de la caseta del cable submarino terminado al
Este con la jurisdicción de Lejona, al Sur con el río Nervión y al
Oeste con el mar...”
Cómo conclusión determinaban que la propiedad de D. Irineo Ramón
Diliz estaba enclavada en el barrio de Algorta. Esta fue la primera
vez que se establecía de forma oficial los lindes de los barrios de
Getxo: “...Se
crea una Comisión que le dé contestación a su solicitud, a partir
de la cual, se haga constar en acta que de la sesión ordinaria que
se celebre se extienda dicha división de barriadas a fin de que el
1º y 2º teniente de Alcalde sepan sus respectivas jurisdicciones
dentro de las cuales deban de ejercer las atribuciones que las nuevas
ordenanzas les confieren...”
También
se iban a producir movimientos entre los maestros de Getxo: “...D.
Valentín Cuartango, maestro de la escuela de Santa María de Guecho,
solicita de la Junta Local de Primera Enseñanza le traslade a la
escuela de Algorta para cubrir la baja que dentro de poco tiempo va a
quedar libre, por haber quedado libre al ser nombrado el que la
regenta para ocupar una de las Auxiliarías de Barcelona...”
Por
otro lado en Santa María de Getxo se acababa de abrir una fuente en
Ibarbengoa Nueva. Y se hacían pequeñas obras en el cementerio
antiguo entre ellas: “...Se
abría un paso por el exterior del mismo, a través de los terrenos
cedidos por los herederos del finado D. Ignacio Arias y se
efectuaban las paredes de cerradura del mismo y en el interior del
mismo se realizaba un pequeño depósito para albergar cadáveres y
hacer las autopsias...”
El
24 de noviembre, en la sesión plenaria, se daba cuenta de la
existencia de un cuaderno impreso donde se anotaban: “…Las
sesiones celebradas por la Diputación Provincial de Vizcaya durante
el segundo semestre del año económico de 1891-1892...”
También
la ropa de los serenos del municipio era asunto de trato plenario:
“...Se
acuerda dotar a cinco serenos de calzado para el invierno así como y
tanto a ellos como a los otros cuatro serenos se les proporcione
borceguíes (prenda que cubría la pierna hasta la rodilla), con la
condición de que debían de pasar la revista provisto de ellos, y
que en caso de no hacerlo se les impondría una multa de 10 pesetas a
cada uno. Y si alguno de ellos cesare en su cargo deberá entregar el
calzado junto a esta última prenda ya que las mismas pertenecen al
Municipio...”
Finalizaba
aquel pleno del mes de noviembre con un oficio del Director del
Colegio de Sordomudos y Ciegos de Deusto solicitaba, tras hacer una
reseña de los sacrificios que habían acontecido para fundar este
colegio, del consistorio de Getxo: “...Una
subvención, para remediar las desdichas de tantos desgraciados
sordo-mudos como ciegos que existen en la provincia de Vizcaya, a
favor del citado colegio...”
El Ayuntamiento de Getxo decretaba: “...Que
considerando las grandes ventajas que reportará a la Provincia
aquella fundación y que en esta localidad pudiera ocurrir casos de
necesidad para valerse del referido Colegio, se le conceda una
subvención de 200 pesetas anuales...”
En
la próxima entrada de esta serie veremos cómo el Gobernador de la
Provincia aprobaba las Ordenanzas Municipales de Getxo.
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