En
la anterior entrada veíamos cómo el Ayuntamiento de Getxo anunciaba
las fiestas que se iban a celebrar en agosto en Algorta y Santa María
de Getxo.
Por
aquellos días, en el pleno del 10 de agosto de 1892, el Ayuntamiento
trataba de expropiar la casa llamada “Careaga”, que era propiedad
de D. Antonio Uribe, para poder ensanchar la calle Amesti. El
propietario del inmueble accedió a cambio de una indemnización de
12.500 pesetas. Por aquellos años, un poco más tarde en 1897, la
calle hoy denominada Amesti figuraba en el callejero de Getxo como
integrada dentro de otra denominación en la “Calle de la
Carretera”; con la denominación Amesti figuraban en los números
impares, como viviendas, en el 49 cómo “Amesti Vieja”, en el 51
“Amesti Oriosolo”, en el 53 “Amesti Uribe” y en el 55 donde
estaba el “Colegio San Bernardo”.
Y
siguiendo con el cumplimiento de las tradiciones religiosas tan
arraigadas en la época, el Ayuntamiento decidía asistir en
Corporación a las misas que se iban a celebrar en honor del patrón
y patrona de San Nicolás de Bari en Algorta y Santa María en el
barrio de Getxo.
Para
el 18 de agosto ya metidos de lleno en fiestas, se anunciaban las
carreras de caballos en el hipódromo de Lamiaco, que por entonces
era denominado como el campo de Las Arenas. Tal era la animación que
estas atraían a nuestros barrios, que como anticipo de ese evento,
se iba a celebrar el día 19 de agosto un cotillón en Las Arenas. La
prensa local anunciaba en “El Noticiero Bilbaino”: “…Tenemos
noticias de que la colonia veraniega de Las Arenas ha organizado un
Cotillón para el primer día de carreras de caballos, del viernes 19
del actual, en el elegante casino situado en aquella población. Dada
la animación que reina entre el elemento joven, no dudamos en
asegurar que la noche del viernes el casino de Las Arenas será una
sucursal del Eden...”
El renombre de las cuadras que iban a competir y la afluencia de
bilbaínos hizo que la Compañía del Ferrocarril estableciera un
tren especial a las 23:30 para que los del bocho pudieran regresar a
sus casa al finalizar el cotillón.
En
agosto de 1892 la red de alcantarillados de Las Arenas estaba en su
punto más álgido, algunos propietarios solicitaban el enganche a la
red que el Ayuntamiento estaba construyendo. Algunos de ellos como D.
Domingo Goicolea deseaba saber las condiciones que el consistorio
ponía para injertar las aguas sucias de su casa a la red municipal,
a lo cual el Ayuntamiento de Getxo establecía el 18 de agosto en el
pleno municipal: “...Las
condiciones para injertar los propietarios del barrio de Las Arenas
las aguas sucias de sus casas en la alcantarilla en construcción en
ese barrio son las siguientes: Elevar una instancia al Ayuntamiento
solicitando el injerto. El caño a injertar tendrá, en el recorrido
que tuviese en terreno público o en dominios del Ayuntamiento, de
luz 40 centímetros de ancho y 50 de alto, debiendo ser construido
bajo la dirección de la Comisión de la Policía Urbana. Quedando el
mismo bajo el dominio del Ayuntamiento, para los usos que este
estableciera, pudiendo injertar en él otros propietarios. El
propietario deberá satisfacer 250 pesetas a las arcas
municipales...”
En
esas fechas el Ayuntamiento de Getxo ayudaba a distintos vecinos,
tanto de Las Arenas como de Algorta, a soportar los gastos que le
venían provocando la temida viruela. Entre los mismo estaban D.
Fructuoso Sagredo y Dña. Timotea Larrauri.
El
Ayuntamiento de Getxo comunicaba al propietario de algunos terrenos
próximos al río Gobela D. Matías Romo: “...Que
reunidos los propietarios contiguos a dicho río, estos se
comprometen por escrito a pagar la mitad del importe de los trabajos
de limpieza del cauce para evitar que las aguas queden retenidas y
liberar el cauce...”
Así mismo el cauce las obras del Ferrocarril de Las Arenas a Plencia
estaba causando quebraderos de cabeza al consistorio y vecinos, ya
que temían que como consecuencia de las mismas el cauce quedara casi
interceptado, lo que pudiera provocar que en las grandes avenidas de
aguas inundara la población. El Ayuntamiento reunió sobre el
terreno a la compañía del ferrocarril que contó con la presencia
del ingeniero constructor Sr. Hoffmeyer y a los propietarios de
terrenos, así como a los Ayuntamientos afectados (Getxo y Leioa),
acordando tras la reunión que: “...La
Compañía debe de dejar el vado expedito al paso de vehículos y que
en vista de que semejante obra pudiera dejar el paso en malísimas
condiciones causando inundaciones por la interceptación del álveo.
Por lo que se decide se construya un puente de hierro de seis metros
de ancho sobre machones de piedra, cuyo coste será sufragado a
cuartas partes por los Ayuntamientos de Guecho y Lejona, la Companía
del Ferrocarril y los propietarios de los terrenos afectados,
suscribiendo cuatro documentos extrajudiciales, uno para cada parte,
para evitar la creación de un expediente que pudiera dilatar en el
tiempo dicha obra. Quedando custodiados en la oficinas de este
Ayuntamiento los citados documentos...”
El
Ayuntamiento de Guecho creó el 24 de marzo de 1892 una Comisión
para estudiar la petición de varios vecinos de Santa María, los
cuales solicitaban que el antiguo camino al nuevo cementerio de Santa
María se volviera a abrir. En el pleno del 18 de agosto de 1892 se
volvía a tratar e informar sobre las gestiones de dicha comisión:
“...Tres
días antes habían mantenido una reunión con D. Ignacio Arias a la
sazón propietario de la entrada, hoy cerrada, y parte del terreno de
aquel camino, quien indicó que el Ayuntamiento puede disponer
gratuitamente del terreno necesario de su pertenencia para abrir el
camino necesario al nuevo cementerio, con la única condición de
hacer una pared de tres o cuatro pies de altura en toda la longitud
para que su propiedad quede cerrada por aquel lado, colocando la
puerta que actualmente existe contra la campa...”
Con lo que aquella petición que tantos meses tardó en ser atendida
se solucionó gracias a la generosidad del Sr. Arias.
El
jueves 25 de agosto de 1892 se anunciaban elecciones por los
distritos de Bilbao, Durango, Marquina y Valmaseda, uno por cada uno
de ellos, para ello el Gobernador de la Provincia insertaba la
convocatoria en el Boletín Oficial de la Provincia y hacía llegar a
los respectivos Ayuntamientos una Circular. Uno de los candidatos que
anunciaba el diario “El Nervión” en esa fecha era D. Tomás de
Zubiría. Las elecciones se iban a celebrar el día 11 de septiembre.
Sobre la circular remitida al Ayuntamiento de Guecho trataba en el
pleno del 27 de agosto de 1892, en ella se decía: “...Se
proceda a la elección parcial de un Diputado Provincial por el
Distrito de Bilbao, al que pertenece esta Anteiglesia...”
En cumplimiento de los que disponía la Ley las listas fueron
expuestas al público en nuestro municipio.
Nuevamente
la amenaza del Cólera Morbo blandía sobre las cabezas de Europa, en
algunos lugares de Rusia (San Petersburgo) ya había causado 82
defunciones y cientos de infectados, Amburgo, Amberes y Lieja eran
otro de los focos de la infección. En el Puerto de Bilbao se
disponía que fueran puestos en cuarentenas sanitarias todos los
tripulantes de buques procedentes del Golfo Pérsico, China, Asia,
Rusia, Bélgica y Amberes. Esta epidemia ya había sido motivo de
controversia en nuestro municipio en 1855, pero sobre ello trataré
en próximas fechas.
Mientras,
en el “Hipódromo de Lamiaco” se iban a correr al día siguiente
(28 de agosto) las últimas carreras de la temporada, que hacían las
terceras disputadas desde que empezaron el día 24 de agosto. Estas
carreras cerraban las fiestas de Bilbao. Entre los premios en disputa
estaban dos con nombres locales “Algorta” y “Las Arenas” que
se corrió el primer día. Y se anunciaban para los días 30 y 31 de
agosto las tiradas a Pichón para los socios del “Tiro Pichón de
Lamiaco”.
Y
como parece estábamos con las arcas en precario se anunciaba en el
pleno del 27 de agosto de 1892 que: “...Dada
cuenta una comunicación del Sr. Alcalde de Lejona, se manifiesta a
la referida autoridad que esta corporación, mientras otra cosa no se
disponga, se halla conforme en abonar la mitad del coste de la
instalación del teléfono en el puesto de la Guardia Civil de Las
Arenas, siempre que su importe no exceda de 90 pesetas al año...”
En
la próxima entrada de esta serie veremos cómo se trataba sobre la
venta del viejo matadero de Algorta.
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