Cuánto
tiempo ha pasado, y todavía se sigue celebrando una fiesta que para
muchos es una barbaridad y para otros un espectáculo. Es este un
controvertido tema que hizo que en el siglo XVIII los tribunales se
pronunciaran. Sobre esa “fiesta”, los toros, se decretó una
ordenación jurídica que se decía: “...En
17 de Noviembre de 1785 se comunicó circularmente a los Tribunales,
Corregidores y Justicias del Reyno la Real Pragmática de 9 del
mismo, por la que se prohíbe entre otras cosas las Fiestas de Toros
de muerte en todos los Pueblos del Reyno...”
Aquello poco más tarde quedaría en agua de borrajas y se siguieron
celebrando corridas a lo largo y ancho de la península y algún otro
rincón de Europa.
Años
más tarde aparecerá entre nosotros, en Getxo. Fue un mes de julio
de 1890 cuando un grupo de empresarios de Algorta presentaron una
solicitud para construir una plaza de toros: “...Los
que suscriben vecinos de esta Anteiglesia, como empresarios que
desean construir una plaza de toros en esta localidad, que habrá de
emplazarse en un terreno perteneciente a la casa denominada
“Torrena”, sita detrás de la Alhóndiga, suplican sirvan a
concederles la autorización, para poder dar en ella algunas
novilladas. Toda vez que redundará en la mejora de los fondos
municipales, puesto que con ese atractivo, y estar situada en un
lugar céntrico, es lo probable que acudan los forasteros en mayor
número...”
Por
aquel entonces la casa Torrena ocupaba en N.º 47 de la calle
“Carretera”, en la que se englobaba la calle Torrene, junto a
ella estaba la Alhondiga con el número 45.
Los
empresarios entregaron un plano de la plaza de toros. Firmaban
aquella solicitud: D. Manuel Eguia, D. Felix Viot, D. Pablo Arzuaga y
D. Juan José Bilbao. El Ayuntamiento acordaba conceder la
autorización pero bajo las siguientes condiciones: “...Antes
de hacer uso de esta autorización deberán presentar plano de la
edificación firmado por persona inteligente. El edificio será
construido con la debida solidez. Y antes de abrirlo al uso deberá
ser reconocido por uno o dos arquitectos...”
Respecto de la subvención que los promotores solicitaron el
consistorio concedió: “...Considerando
las ventajas que originan a los municipios semejantes edificios la
cantidad de 500 pesetas…”
La casa “Torrena” estaba situada en la actual calle Torrene de
Algorta, junto a la actual plaza del mercado.
El
10 de julio de 1890 volvía al pleno municipal el asunto de la plaza
de toros que D. Manuel Eguia y otros tres vecinos de Algorta
pretendían construir en Algorta. La corporación municipal recordaba
a los promotores que además de cumplir con las condiciones que les
indicaron el día 3 de julio: “...Que
no se podría abrir al público la plaza sin la autorización previa
del Gobierno Civil de la Provincia...”
El
17 de julio el Gobernador de la Provincia autorizaba a :”...Celebrar
cuatro corridas de novillos, en la plaza que construyen los señores
Manuel Eguía, Félix Viot, Pablo Anzuaga y Juan José Bilbao...”
El
20 de julio de 1890 la plaza de toros de Algorta estaba concluida,
por lo que la empresa constructora solicitó al Ayuntamiento: “...Que
las obras sean reconocidas por persona inteligente de dicho
Ayuntamiento...”
El consistorio nombró al arquitecto municipal D. Eladio Iturria:
“...Para
que junto con otro técnico de su agrado reconozca dicha plaza...”
El
24 de julio de 1890 D. Manuel Eguia, uno de los promotores de la
plaza, solicitaba del Ayuntamiento: “...Que
hallándose terminada la construcción de la plaza de toros, esa
corporación al otorgar el permiso para su erección, se sirva
nombrar al facultativo que practique su reconocimiento...”
El Ayuntamiento nombro al Arquitecto Municipal D. Eladio Iturria para
la revisión de la obra, a fin de dar la autorización, quien emitía
su informe el 28 de julio de 1890: “...Que
la plaza, construida toda ella de madera, presenta en cuanto a su
estructura y armazón, cuantas condiciones de solidez se deben
exigirse a edificios de naturaleza...”
Sin embargo, exigía se realizaran las siguientes modificaciones en
la obra: “...Sujeción
de los extremos inferiores de las riostras o cruces de San Andrés
que aparecen en el exterior de la plaza encajonándolas entre dos
tarugos fuertemente clavados a los durmientes sobre los que descansan
los pies derechos. Colocación de un mayor número de palomillas para
apoyar los tableros que constituyen los asientos del tendido...”
Por otro lado y ante la dificultad para encontrar un lugar donde
cobijar los toros hasta la celebración de la corrida los promotores
solicitaban: “...Que
no encontrando en esta localidad un sitio adecuado para encerrar los
novillos que se han de lidiar en las próximas romerías, se digne a
conceder la cuadra de la casa que se halla designada para hospital en
la plazuela de San Ignacio...”
El Ayuntamiento decidía: “...Conceder
a dicha empresa la bodega o planta baja de la casa conocida con el
nombre de Hospital, para encerrar en ella los toros o novillos, para
las corridas que proyectan celebrar, teniendo sumo cuidado en el
tránsito de los animales, tanto a la entrada como a la salida, no
causen ningún daño...”
El
día 27 de julio, un viejo conocido del pueblo, con alias “Ogaitnas”,
escribía en el “El Noticiero Bilbaíno”, refiriéndose a las
fiestas que el Ayuntamiento de Getxo había preparado para aquel
verano: “...Los
días 26 y 27 de julio en la campa de Santa Ana en Las Arenas; el 31
de julio y el 3 de agosto en la plaza de San Ignacio de Algorta; los
días 10, 11, 12 y 13 de agosto, en el paseo de María Cristina,
campa del Castillo y la Avanzada; y el 15 y 16 de agosto en santa
María de Getxo. En ellas, entre otras atracciones habrá fuegos
artificiales, platos enterrados y corridas de toros. En la plaza de
toros recientemente construida se lidiarán toros de la ganadería de
Nicolás Lastur...”
El
29 de julio de 1890 la empresa concesionaria informaba al consistorio
que: “...Confeccionados
los carteles anunciadores con los precios de las localidades, el
abono para el palco de las corridas tenía como precio para 8
entradas 64 pesetas...”
El
día 30 de julio de 1890, el Ayuntamiento, tras el informe favorable
de las condiciones de construcción de la plaza de toros de Algorta,
certificadas por el arquitecto municipal D. Eladio Iturria, decidía:
“...En
vista del certificado expedido el 28 de julio, confirmado la solidez
de la plaza de toros construida por D. Feliz Viot y compañía, se
manifiesta a dicha compañía que puede abrir al público dicha plaza
para las novilladas anunciadas...”
La empresa del Sr. Eguia invitaba a la corporación municipal a
presidir desde el palco las cuatro novilladas dispuestas para los
días 31 de julio y el 3, 10 y 12 de agosto. Aquel acontecimiento fue
apoyado por al Compañía del Tranvía quien dispuso establecer
servicios cada cuarto de hora entre Las Arenas y Algorta a partir de
las cuatro de la tarde, el servicio en lugar de llegar al Casino,
como era habitual, terminaba en la plazuela San Ignacio; “El
noticiero Bilbaíno” del 1 de agosto de 1890 decía de la plaza:
“...Es
de madera y ha costado unas 8.000 pesetas. La sociedad constructora
la componen D. Manuel Eguia, D. Félix Viot, D. Pablo Arzuaga, D.
Juan José Bilbao y D. Juan José Sarria. El redondel nos pareció un
tanto pequeño. Tiene la nueva plaza palcos, tabloncillo, tendidos,
barrera y contrabarrera, de sol y sombra, en todas las localidades, y
caben en ella dos mil quinientos espectadores. En la inauguración
presentó un lleno completo. Amenizó la fiesta taurina la banda de
música “La Bilbaína”. El ganado fue de Lastur y tuvo bastante
empuje, actuaron como banderilleros Orbe y Rovira...”
El
día 3 de septiembre de 1890 el Ayuntamiento de Getxo concedía
permiso a D. Pablo Arzuaga, quien había solicitado la autorización
a beneficio de los pobres del barrio, para celebrar una corrida de
novillos el día 7 de septiembre.
El
día 7 de septiembre de 1890 se celebraba la corrida de novillos en
la plaza de toros de Algorta. No iba a ser la última de las
destinadas a socorrer a los pobres de solemnidad del Santo Hospital,
ya que el domingo día 14 de septiembre se iba a celebrar otra
novillada.
El
14 de septiembre de 1890 se celebró en Algorta aquella novillada,
que según sus promotores iba a ser a beneficio del Hospital Asilo,
pero todavía en esa fecha a los organizadores, les faltaba algo por
cerrar, no habían hecho el abono de los beneficios al
Hospital-Hospicio ni al consistorio de los dineros recaudados, que
como decían en aquella fecha: “...Eran
para socorrer a los pobres de solemnidad del Santo Hospital...”
El 16 de octubre de 1890 el Ayuntamiento reclamaba a D. Felix Viot,
uno de los socios de aquella plaza: “...Que
presentara las cuentas de resultados de la corrida de becerros...”
Finalmente el 8 de noviembre de 1890 D. Felix Viot enviaba un escrito
al consistorio en el que expresaba lo siguiente: “...Que
en la mente de los organizadores de aquella corrida, estaba que el
producto bruto de la misma fuera para los pobres de la localidad y no
para el Hospital, por lo que solicitamos que las 141,70 pesetas que
se obtuvieron, descontando los gastos, tenga a bien esa corporación
repartirlas entre los pobres de la localidad...”
El
24 de marzo de 1891 recibía también el Ayuntamiento de Getxo una
solicitud del ya un viejo conocido por organizar actividades lúdicas
cruentas en el municipio, D. Felix Viot, quien solicitaba: “...En
nombre de la empresa de al plaza de toros sita en esta localidad,
permiso para dar una corrida de cuatro becerros en dicha plaza, dos
capeados y banderillados y otros dos muertos a estoque por los
aficionados de esta población…”
El Ayuntamiento concedía dicha autorización siempre y cuando
recibieran los solicitantes la preceptiva del Gobernador Civil de la
Provincia y añadía: “...Esa
función en la plaza recién construida creemos no será muy
concurrida...”
El
15 de julio de 1891, animados por el ambiente festivo y los
visitantes que acudían a nuestros barrios, el diario “El Noticiero
Bibaíno” anunciaba: “...Ha
salido para Navarra la comisión de la Plaza de Toros de Algorta, con
objeto de comprar toros que se han de lidiar en dicha plaza el día
31 del corriente y el 9 del próximo mes de agosto...”
Pero al parecer no todo eran beneficios en aquella plaza ya que los
empresarios de la misma realizaban la siguiente petición al
Ayuntamiento: “...De
alguna ayuda que aliviara los crecidos gastos que deberemos hacer
para dar dos corridas, el día 31 de julio y 9 de agosto...”
El consistorio acordaba darles 250 pesetas de subvención.
El
día 30 de julio de 1891, en el pleno municipal, se daba lectura a un
oficio del Gobernador Civil de la Provincia, en él autorizaba a la
empresa de la plaza de toros de Algorta para dar corridas de toros
los días 31 de julio y 9 de agosto. La empresa de la Plaza de Toros
solicitó permiso para: “...Entrar
los toros para las corridas de los días 31 de julio y 9 agosto en la
cuadra de la casa llamada Hospital, permiso que era concedido por el
Ayuntamiento...”
En
la corrida de toros celebrada en la Plaza de Algorta, el día 31 de
julio de 1891, la entrada según decía la prensa fue: “...De
lleno completo, con toros de D. Galo Quintana...”
La de la repetición de los San Ignacios, que se celebró el día 9
de agosto, tuvo las siguientes características: “...Con
motivo de la repetición de la romería que se celebró en Algorta el
día de San Ignacio, la empresa de la Plaza de Toros había anunciado
una corrida en la que se iban lidiar cuatro toros navarros de la
ganadería de D. Galo Quintana. Para aquellos pobres animales
anunciaban que iban a ser dos capeados y banderilleados y los otros
dos muertos a estoque por la cuadrilla de Madrid que dirigía el
matador Telesforo González (a) “El Americano”. La corrida
comenzó a las cuatro de la tarde…”
No
fue esta la única plaza de toros que vio nuestro municipio, en
1945-1950 y en 1961 le seguirían la de Las Arenas y un poco más
tarde en 1950 aparecería otra sobre la arenas del Puerto Viejo de
Algorta. Pero de alguna de ellas hablaré más adelante.
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