En
la anterior entrada veíamos cómo en marzo de 1891 el municipio
sufría alguno cambios de carácter electoral.
El
21 de marzo de 1891 se hablaba en el pleno municipal del mal estado
de las escaleras para subir a la plaza de San Nicolás: ...Hallándose
en mal estado las gradas de subida a la plazuela frente a la iglesia
de San Nicolás de Bari, contra la pared de la huerta de D. Juan
Bautista Basagoiti, acuerda este Ayuntamiento autorizar a la Comisión
de Obras realizar las reparaciones oportunas...”
En
ese mismo pleno se trataba sobre un oficio remitido por D. Manuel del
Valle, hijo político de Dña. Basilisa Aresti, y su esposa, en el
que se hablaba sobre la construcción del Hospital Hospicio: “...En
uno de los últimos días nuestra madre Dña. M.ª Salomé Bareño y
Sustacha queriendo secundar sin duda una idea a algunos años
iniciada y deseando coadyuvarla, nos indicó y recomendó verbalmente
que el producto de la venta de la casa Muxique Osteicoa” y sus
pertenecidos, así como también el de al casa “Manuelena” ya
vendida a D. Ramón Diliz y Arana se destine para la construcción de
un Hospital-Hospicio para los pobres en el barrio de Algorta.
Animados del mejor deseo y queriendo cumplir con la voluntad de
nuestra madre estamos por nuestra parte dispuestos a hacer cuento de
nosotros dependa, activando, si ese Ayuntamiento lo acuerda, la
pronta realización de ese edifico, la venta de las fincas expresadas
para poder invertir su importe en la construcción de una obra que
nadie desconoce reportará grandes beneficios a esta localidad y en
especial a los desvalidos que en ella se alberguen…”
Parece que en el Ayuntamiento existía algún reparo a la citada
donación, ya que reclamaban la cantidad de 4.750 pesetas a la
familia, puesto que respondía: “...Que
esta Corporación no alcanza a aceptar el espíritu y alcance a que
se reduce el contenido de su oficio...”
En
la misma fecha el presidente de la Compañía del Ferrocarril de Las
Arenas a Plencia remitía un oficio al consistorio de Getxo:
“...Acompañamos
los planos y memoria descriptiva del recorrido del citado ferrocarril
de Las Arenas a Plencia dentro de la jurisdicción de esa Anteiglesia
para su aprobación...”
El Ayuntamiento acordaba que “...Antes
de adoptar resolución alguna a cerca de ellos, se ponga anuncios en
la localidad y en “El Noticiero Bilbaino”, y se exponga en la
secretaría de este Ayuntamiento para que cuantos vecinos y
propietarios deseen consultarlos y presentar objeciones o
protestas...”
Pero como quiera que: “...Según
el plano del proyecto el ferrocarril atraviesa por medio de las
heredades que este Ayuntamiento tiene asignadas para la construcción
del Hospital-Hospicio, acordamos suspender las subastas anunciadas de
las obras del citado edificio para el día 11 de abril, para evitar
complicaciones. Así mismo acordamos elevar una respetuosa instancia
al Ministro de Fomento suplicándole se digne a acordar que antes de
otorgarse la modificación presentada por la compañía se oigan las
reclamaciones que puedan hacer este Ayuntamiento y el vecindario...”
Mientras
algunos vecinos hosteleros trataban de hacer más cómodo el acceso
de sus clientes a la playa de Las Arenas, según contaba el diario
bilbaíno “El Nervión” el 22 de abril de 1891: “...Dña.
Evarista Ayarragaray, hostelera de Las Arenas, recibía autorización
del Ayuntamiento para construir una escalinata de bajada a la playa
delante de su establecimiento...”
El
24 de marzo de 1891 se recibía un oficio del director de “La
Prosperidad Española” de Madrid referido al: “...Paso
de una línea taquifórica por esa jurisdicción para el transporte
de mercancías...”
El Ayuntamiento dejaba sobre la mesa para estudio el citado asunto.
Las Líneas Taquifóricas, el Taquiforo, había sido inventado por D.
Blás Sales y Seguí. Consistía en: “...Un
proyecto de transmisión de paquetes postales presentado ante el
Ministerio de Fomento al que su inventor denominaba el taquiforo. La
utilidad del taquiforo estaba destinada al transporte de paquetes a
una velocidad de 40 metros por segundo. Aunque estos paquetes no
excedieran de tres kilos, de cuyo peso se podrían perfectamente
remitir, según parece, y cuya remisión no iría interrumpida de
paquete a paquete más que por un espacio de seis segundos,
tendríamos que durante cada hora saldrían 600, cantidad más que
suficiente para que en todo el día pudieran transportarse de unas a
otras poblaciones cuantos objetos de poco peso se quisiere, pero que
podría dividirse en fracciones si hacía falta…”
Precisamente en el diario de Betanzos “El Mendo” del 7 de marzo
de 1891 explicaban que: “...A
fin de que tenga usted una idea aproximada de lo que son las líneas
taquifóricas, le diremos: que estas consisten en unos cables sin fin
sostenidos por unas poleas montadas sobre unos postes de altura de
unos dore metros. La carga va suspendida del cable, marchando con la
misma velocidad que se imprime a este, desde cualquier punto fijo de
la línea…”
Ese
24 de marzo de 1891 recibía también el Ayuntamiento de Getxo una
solicitud de un viejo conocido por organizar actividades lúdicas
cruentas en el municipio, D. Felix Viot, quien solicitaba: “...En
nombre de la empresa de la plaza de toros sita en esta localidad,
permiso para dar una corrida de cuatro becerros en dicha plaza, dos
capeados y banderillados y otros dos muertos a estoque por los
aficionados de esta población…”
El Ayuntamiento concedía dicha autorización siempre y cuando
recibieran los solicitantes la preceptiva del Gobernador Civil de la
Provincia y añadía: “...Esa
función en la plaza recién construida creemos no será muy
concurrida...”
El
25 de marzo de 1891 aparecía en “El Noticiero Bilbaíno” la
noticia de: “...El
Gobernador Civil de esta Provincia ha concedido a la Compañía del
tranvía de Bilbao a Las Arenas y Algorta la autorización que tenía
solicitada para prolongar la vía desde el Casino de Algorta, donde
hoy termina, hasta la Iglesia de San Nicolás...”
Todavía
a primeros de abril de 1891 existían en Bizkaia carruajes con motor
de sangre (caballos) ya que el Gobernador Civil de la Provincia
publicaba en el Boletín Oficial: “...Que
todos los Alcaldes remitan con urgencia un estado de los carruajes
con motor de sangre o mecánico que existan en sus respectivas
localidades, transportando mercancías o viajeros...”
A
veces algunos industriales tenían ocurrencias chirenes para aumentar
sus ventas. Un fabricante de botones inglés anunciaba lo siguiente:
“...Que
pagará una indemnización de 50 libras (1.20 pesetas) a los
herederos de toda persona que muera en un accidente en los
ferrocarriles y lleve en su traje seis botones procedentes de nuestra
fábrica...”
El
4 de abril de 1891 D. Antonio Uribe solicitaba al Ayuntamiento
permiso para reedificar su casa “Amesti-Nueva” situada en la
calle Carretera de Algorta (actual Algortako Etorbidea).
En
esa misma fecha se hablaba en el pleno municipal de: “...Las
condiciones formuladas por el arquitecto municipal D. Eladio Iturria
para construir un andén o acera con losa en la carretera provincial
que se dirige a Plencia, en el trayecto comprendido entre
“Mantequena” (“Mantequena” estaba tan solo separada por el
huerto de Eustasio Zalduondo de la casa “Iturrieta), que más tarde
sería expropiado para dar paso a la bajada de Aretxondo) y “La
Cadena”, en un solar destinado a la construcción de un
Hospital...”
El
4 de abril de 1891 también era presentado en el pleno el Reglamento
formado por el regidor Sr. Ajuria para la creación del cuerpo de
serenos de Algorta: “...La
comisión designada cuenta del reglamento formado para observancia y
cumplimiento del cuerpo de serenos o guardias para la vigilancia
nocturna que se ha acordado establecer en esta localidad...”
El consistorio acordaba: “...Aprobar
dicho reglamento en todas sus partes, debiendo constar dicho cuerpo
de 1 cabo y 5 individuos más con el haber diario de 2,50 pesetas el
primero y 2 pesetas cada uno de los otros cinco...”
Se acordaba colocar anuncios por el pueblo para que se pudieran
presentar solicitudes para incorporarse a dicho cuerpo. Dentro de las
funciones del Cabo y el Preferente estaban las de la vigilancia
nocturna, verificando el cumplimento de las funciones de cada miembro
del cuerpo, informar al Alcalde o Teniente de Alcalde toda las
mañanas de las incidencias registradas a lo largo de la noche,
impedir “reuniones
sospechosas”
y disolverlas con la ayuda de los serenos.
En
la próxima entrada de esta serie veremos cómo se pedía
autorización al Ayuntamiento para la colocación de casetas de baño
en Ereaga.
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