En
la anterior entrada veíamos cómo el mal tiempo, del comienzo de un
año 1891 con falta de trabajo para los más humildes, provocaba
sufrimientos en esa capa de población.
Siguiendo
con las invitaciones religiosas a nuestros ediles, el día 12 de
marzo de 1891, se recibía un oficio del Mayordomo de la Cofradía de
San José de San Nicolás de Bari, invitando a la corporación a
asistir a la función religiosa que se iba a celebrar el día 19 de
ese mismo mes. Invitación que fue aceptada acordando asistir en
corporación a dicho acto.
Por
esas mismas fechas se recibía en el Ayuntamiento de Getxo un oficio
del Gobernador Civil de la Provincia para que emitiera un informe
relacionado con la intención de la “Compañía del Tranvía de
Bilbao a Las Arenas y Algorta” que deseaba cambiar el trazado de la
vía en el barrio de Las Arenas: “...Deseamos
trasladar la vía hoy establecida sobre la carretera de su municipio
que conserva la Provincia, en el tramo que va desde la casa de la
Sra. viuda de Anduiza en Las Arenas a la Avanzada de Algorta, a la
vía de treinta metros de anchura dejada a la derecha de la citada
carretera, para poder correr el apartadero existente cerca de la
caseta de amarre del cable Inglés, construyendo un nuevo apartadero
en Arecheta, junto a la Fonda de San Ignacio. Solicitamos igual
autorización para prolongar la vía desde el Casino Algorteño,
donde hoy termina, hasta la Iglesia de San Nicolás o Casa
Consistorial contigua a dicha iglesia...”
El consistorio de Getxo tras valorar las ventajas que dicha obra
tendría para los vecinos acordó: “...Se
conceda a la Compañía del Tranvía de Bilbao a Algorta una zona de
ocho metros y medio de anchura paralela a la carretera de Las Arenas
a Algorta, con la condición de que en ningún tiempo pueda reclamar
su propiedad. La zona de 8,50 metros quedará distribuida de la
siguiente manera: Tres metros para el talud, uno y medio para la vía,
quedando a uno y otro lado dos paseos de dos metros de anchura. Será
por cuenta del Tranvía la conservación de la zona destinada a
paseos, manteniendo dicha vía siempre reservada y limpia. La
Compañía plantará por su cuenta una línea de tamarices a medio
metro del margen de la nueva vía. Respetará los paseos o cruces de
las calles transversales, afirmándolos convenientemente para que los
carros puedan cruzar sin peligro. Entendiéndose que esta concesión
no dará derecho de propiedad a la Compañía del Tranvía...”
Ese
12 de marzo de 1891 el municipio sufría alguno cambios de carácter
electoral: “...En
cumplimiento de lo que indica la 2ª disposición transitoria del
real Decreto de 5 de noviembre último y con arreglo al artículo 38
de la Ley municipal vigente, creemos necesario dividir esta
Anteiglesia en dos distritos y fijar los concejales que en cada uno
se han de nombrar conforme al número de habitantes, debiendo tener
presente que según el censo aprobado el 31 de diciembre de 1887
consta todo el termino municipal de 3.686 habitantes de derecho y le
corresponden por consiguiente 11 concejales. Acordamos que por lo
tanto la línea divisoria de los distritos sea la misma que la de las
secciones empezando en el callejón que existe entre las casa
habitadas por D. Antonio Trabada y Dña. Concepción Aguirre hacia el
de Amesti que sigue la dirección de las cañerías de agua hasta
encontrarse por entre las casa de Zubilleta-Aurrecoa y Salsidu, en
jurisdicción de Berango, quedando por lo tanto toda la parte de la
Anteiglesia comprendida al N. O. de dicha línea como Distrito N.º 1
y la parte S. O. como distrito N.º 2 por ahora en la Casa Hospital.
El Distrito N.º 1 según el censo oficial consta de 2012 habitantes
de derecho y le corresponden 6 concejales, y el distrito N.º 2 de
1.674 habitantes por lo que le corresponden 5 concejales...”
Aquel acuerdo se publicó en los lugares de costumbre para
conocimiento del vecindario.
Algunos
gastos que se producían en el municipio eran debidos a trabajos de
mantenimiento de calles y playas: “...Se
pagaron 180,32 pesetas por los jornales y raciones de pan y vino
suministrados con motivo del mantenimiento de caminos rurales, con
prestaciones vecinales, durante los meses que iban de octubre a
diciembre. También se abonaron 300 pesetas a D. Francisco Elorriaga
por los trabajos realizados en la playa de Ereaga desde julio a
septiembre para dejar la zona de baños de mar libre de piedras...”
La
vigilancia nocturna de la población de Algorta era demanda y el
Ayuntamiento acordaba: “...Tratándose
de establecer un grupo de seis hombres, de buena conducta, para la
vigilancia nocturna de la población de Algorta, se solicita
autorización al Gobernador Civil de la Provincia para que los
elegidos puedan hacer uso de armas durante el citado servicio…”
El 21 de marzo el Gobernador autorizaba dicho servicio de vigilancia:
“...Pudiendo
utilizar armas durante el tiempo de su servicio...”
Por lo que el Ayuntamiento encargó al Regidor Sr. Ajuria para que
elaborara un Reglamento para dicho cuerpo y ordenara la compra del
vestuario y armamento de los mismos.
El
día 13 de marzo se publicaba en “El Noticiero Bilbaíno” que el
día 11 de abril de 1891 iba a salir a pública subasta las obras del
Hospital-Hospicio de Algorta.
El
21 de marzo de 1891 el Ayuntamiento de Getxo recibía una circular de
la “Diputación de Vizcaya” ordenando: “...Suministrar
al Sr. Coll los datos que pida para formar una Guía de Vizcaya...”
Esa guía fue publicada por el impresor bilbaíno D. Juan B.
Eustaquio Delmás con el título “Guía Histórico-Descriptiva del
Viajero en el Señorío de Vizcaya”. En su pagina 385 hablaba
sobre nuestro municipio al que definía como: “...Una
Anteiglesia de la merindad de Uribe, que comprende el populoso barrio
de Algorta de donde habitan 2.156 almas; tiene dos iglesias una
dedicada a la Virgen María y otra a San Nicolás, la primera de
1789. En su playa de Lamiaco, propiedad de la viuda e hijos de D.
Máximo Aguirre, se esta formando una población que muy pronto será
uno de los centros más elegantes del país Vascongado. Este
municipio es atravesado por un concurridísimo camino de carruajes
que va de Bilbao a Las Arenas, ; se ha vendido ya por sus
propietarios una infinidad de solares, que sometidos a un plan de
construcción bien meditado, convertirán muy pronto los antiguos y
extensos pantanos en una población saludable y uniforme...”
Hablaba en dicho libro de que: “...Vemos
levantarse, una tras otra, bonitas quintas con sus jardines como las
de los señores Basterra hermanos, Coste, Aguirre, Uribarri y otros
más. Se ha construido una capilla, dos hermosas fondas. En sus
cercanías existe una fábrica de cementos y cal hidráulica
propiedad de los Sres. Cortina y Arregui que elaboran sus productos
por medio de un motor de vapor. Hay otra dedicada al mismo objeto,
pero de distinto sistema, propiedad de los Sres. Mieg y Compañía.
Guecho produce trigo, maíz, alubias, hortalizas y frutas...”
Respecto de sus comunicaciones ofrecía los siguientes datos:
“...Cuenta
Las Arenas con un telégrafo que le comunica con Bilbao. Desde Las
Arenas se conducen despachos a otros pueblos por peatones o expresos,
cada despacho de 30 palabras cuesta 2 reales y 47 céntimos. El
camino que conduce desde Bilbao a Las Arenas y Algorta se ve cubierto
todos los días por cómodos y elegantes carruajes públicos y
particulares, los primeros salen a horas fijas y hacen cuatro viajes
diarios, empleando cada uno menos de una hora, el trayecto se realiza
por la exigua cantidad de cuatro reales...”
Cuando
en la Guía describían el barrio de Algorta decían: “...Cuando el
marinero fatigado tras una penosa navegación divisa una mancha
blanquecina, su corazón se dilata porque abriga la seguridad de que
ha avistado la Galea, sobre ese promontorio que tanto anhelaba
descubrir
esta situado el barrio de Algorta. El pueblo esta formado por casas
sin orden alguno de alineación, de tal manera que en algunas su
fachada principal da a la zaguera de la más próxima. Dispone de una
sola calle, si podemos llamar calle a una senda tortuosa que arranca
desde el Puerto hasta la cúspide del promontorio, es sumamente
larga, costanera y mal empedrada, pero a pesar de ello en ella
existen muy buenas casas. Este desorden forma parte del espíritu
independiente de los algorteños, casi todos hombres de mar, antiguos
capitanes de buques mercantes que navegaron por las Antillas, del
Pacifico, y las costas de Guinea, para quienes adquirir un trozo de
tierra y construir sobre él su vivienda era una costumbre
inveterada. Las casas de Algorta son generalmente todas de un piso y
algunas disponen de sótano, porque el aire del invierno allí es
siempre recio y huracanado, si los edificios fueran de mayor altura
correrían el riego de deteriorarse con mayor facilidad. Algorta
tiene una antigua ermita sobre el Puerto, de advocación a San
Nicolás de Bari y una iglesia construida de nueva planta, que fue
inaugurada el día 2 de julio de 1863, dedicada al mismo santo; se
halla situada en el punto más alto de la población, a su lado se
hallan la escuela y el Ayuntamiento, también construidos de nueva
planta. A dicha población acuden gentes desde el interior de
España, buscando en ella sus playas, ensenadas para disfrutar de los
baños de mar. Su playa es crecida, de menuda arena, con un ligero
desnivel, y mientras que en otros lugares cuando el mar se halla
agitado ningún bañista puede penetrar en el mar, en esta playa se
bañan con la mayor tranquilidad…”
Y
ahora venía en aquella publicación una defensa de la venta, de los
terrenos hasta entonces comunales, que sufrieron una intensa
especulación: “...Algorta
poseía sobre esa famosa playa unas tierras eriales, incultas, ajenas
a toda vegetación, porque las abrasaba el sol del verano el hálito
del viento del Norte en invierno. Esas tierras se sacaron a pública
subasta con arreglo a la Ley de Desamortización de octubre de 1863 y
hubo tal empeño en adquirirlas que tasado cada pie a 15 céntimos,
se obtuvieron por ellos de cuatro, cinco y seis reales por cada pie.
A partir de ese momento cambio la suerte del barrio, y hoy ya se
levanta una multitud de casas y otras están en construcción.
Algorta esta comunicada con Bilbao por un cómodo camino, sobre el
que ruedan diariamente multitud de ómnibus y carretelas, el viaje de
Bilbao a Algorta cuesta entre 3 y 5 reales…”
A
continuación hablaban sobre la actividad de las gentes de Algorta:
“...En
este puertecito no se dedican a la pesca, sus hijos se ocupan en un
ejercicio penoso pero importante, de dotar de prácticos a los buques
que navegan hacia Bilbao, así como de auxiliar a los que se ven
comprometidos en el Abra. Algorta alberga los restos de tres
castillos mandados construir en los Siglos XVII y XVIII por la
Diputación General y el Consulado de Bilbao para contener las
invasiones de los corsarios ingleses, en 1742 se construyó uno de
ellos, el Castillo del Príncipe en la Galea…”
Respecto
a la actividad el Puerto de Bilbao relataban lo siguiente: “...El
Puerto de Bilbao es uno de los que importa más artículos del
extranjero y de
nuestras colonias de ultramar, frutos coloniales, caldos, bacalao,
tejidos, maderas, hilazas, quincalla, maquinaria y sustancias
químicas. Su exportación principal son las harinas, granos, vinos,
frutas y los productos procedentes de sus fabricas. A continuación
publicaban una tabla con las cantidades recaudadas por la aduana de
Bilbao desde su instalación en 1841: En la que indicaban las mismas
desde 1841 hasta 1863, en octubre de 1841 se había facturado la suma
de 470.755 reales, en 1850 se había llegado a facturar 16.454.343
reales y en 1863 se habían alcanzado los 26.110.904 reales...”
Hasta comienzos del siglo XIX el principal comercio de exportación
eran las lanas, para contenerlas se construyó un edificio en Bilbao
la Vieja, contiguo al Puente de San Antón que llevaba el nombre de
“Almacen de Lanas”, desde el mismo se cargaban en gabarras y eran
transportadas a grandes buques que las llevaban al extranjero. El
transito de buques, en ese último año de 1863, que habían entrado
en Bilbao eran de: “...De
bandera española: De vela procedentes de América 30, de otros
lugares del extranjero 186 de vela y 187 de vapor; de pabellones
extranjeros 394 de vela y 26 de vapor. Entre los buques procedentes
del extranjero se contabilizaban: 136 Ingleses, 222 Franceses, 36
Noruegos, 10 Holandeses, 10 Daneses, 3 Suecos, 2 Prusianos y 1 de
Hannover...”
En
la próxima entrada de esta serie veremos como las escaleras para
subir a la plaza de San Nicolás estaban deterioradas.
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