Entre
los múltiples naufragios acontecidos en el Abra el del vapor “Valle”
podría considerarse uno de los más aciagos ya que se llevo al fondo
del mar a 13 de sus tripulantes y al piloto del vapor “Serantes”,
que acudió en su ayuda. El día 28 de enero de 1900 salía de Puerto
el vapor “Valle” rumbo a Inglaterra cargado de mineral. La mala
fortuna y el temporal fueron las causas de su perdición.
El
tiempo, el día 29 de enero de 1900, fecha en la que se produjo el
siniestro, presentaba las siguientes características: “...Desde
ayer, a primera hora de la tarde era ya imponente el estado de la
mar, reinaba una mar muy fuerte. En Las Arenas, las grandes olas
rompían en la playa al mismo pie de los palacios, inundándolos. Por
la noche continuó el mal tiempo con fuertes chubascos y granizo,
acompañados de relámpagos y truenos espantosos, alternando con ese
ruido el del violento huracán. Algunos de los vapores que se
hallaban fondeados y amarrados en las boyas de la ría, entre
muelles, rompieron las boyas y amarras a causa de la fuerte resaca,
teniendo que marchar a refugiarse a la dársena de Axpe. Desde la
Galea a Punta Lucero es todo un rompiente en el Abra...”
Eran
varios los diarios que informaban sobre la desgracia, tanto de Bilbao
como de Madrid, entre los locales se encontraban “El Noticiero
Bilbaíno” y “El Nervión”; entre los madrileños, “El
Globo”, “El Heraldo de Madrid”, “El Mundo Naval Ilustrado”
y otros.
El
diario “El Nervión” del 30 de enero de 1900 decía en su
portada: “...Siniestro
Marítimo. El vapor “Valle”, el sábado último salió de nuestro
Puerto para el de Rotterdan, con mineral, el vapor “Valle”,
perteneciente a la Compañía Cantábrica de Navegación, domiciliada
en esta Villa y dirigida por Rufino de Orbe y Juan de Gobeo. El
horrible temporal envolvió a dicho barco; a las once de la mañana
del domingo y a una distancia de unas sesenta millas, sufrió tan
duros embates, que se le abrió una vía de agua. El capitán dictó
inmediatamente las disposiciones necesarias para preparar el
salvamento. Una hora después, cuando vio que era inevitable la
pérdida del buque, mandó lanzar los botes, en uno de los cuales se
colocaron ocho tripulantes, después el segundo piloto y el agregado
y por último el capitán, que no cesaba de gritar con todas sus
fuerzas a los demás para que abandonaran el vapor. No se sabe si por
desconocimiento del espantoso peligro o por el terror que causaba el
estado de la mar, trece individuos, entre ellos el primer oficial y
en su mayoría gente de las máquinas, no imitaron con la prontitud
debida la conducta de los demás y fueron victimas de la catástrofe.
A las doce y media se fue el “Valle” a pique...”
Cerca,
a escasa distancia, el vapor “Serantes” que había salido también
del Abra y luchaba contra la embravecida mar, vio a este pelear
contra las olas y hundirse: “...Durante
media hora el “Serantes” y el vapor “Valle” lucharon contra
las olas sin poder acercarse. La pericia de ambos capitanes permitió
al fin que a las tres y media de la tarde, tras poderosos esfuerzos,
los tripulantes de la lancha que había naufragado, fueran recogidos,
diez del bote y uno, el cocinero, de las olas con las que luchaba
desesperadamente...”
Pero no serían estos los supervivientes ya que: “...Poco
después una victima más aumentaba el número de ahogados, el piloto
del Serantes, Máximo Salazar, natural de Olaveaga, fue barrido de la
cubierta por un terrible golpe de mar, y todos los esfuerzos
realizados para salvarle fueron inútiles...”
El
“Serantes” entraba a puerto de arribada, a las dos de la tarde,
después de hacer una hábil maniobra en la que perdió un ancla. Una
hora después desembarcaron los náufragos. El diario “El Nervión”
ofrecía en sus paginas la lista de los once tripulantes salvados:
“...El
Capitán del “Valle” Francisco Zaragoza y López. Segundo oficial
Alejo San José. Contramaestre José Pérez Morales. Agregado Manuel
Urizar Villa. Marineros: José Quinteiro Lago, Pedro Juan Millán y
Francisco San Isidro Domínguez. Camarero Félix Zugazaga y Bilbao.
Marmitón Fabio Erezuma Ubarri. El cocinero y el mayordomo se
quedaron ayer en el Desierto, ignorándose sus nombres...”
Pero
pasados tres días del infortunio, el 1 de febrero de 1900,
nuevamente el diario “El Nervión” llevaba a sus páginas un
hecho de arrojo y valor que costó la vida a uno de los tripulantes
del “Valle”: “...Hemos
sabido que el primer maquinista de dicho vapor Manuel Rodríguez
Oyarbide, en el momento en que se le abrió al barco la vía de agua,
se ocupó ante todo y sobre todo de achicar el agua, con desprecio a
su propia vida, y cuando perdió toda esperanza de que su tarea era
en vano, subió a cubierta, de donde le arrebató, según se cree, un
violentísimo golpe de mar...”
Otro
de los diarios, este madrileño, que informaban sobre el naufragio,
“El Mundo Naval Ilustrado” del 20 de febrero de 1900, relataba
lo siguiente: “...El
Valle iba rumbo a Inglaterra, cargado de mineral, luchando con el
duro temporal del NO. que reinaba en todo el golfo de Vizcaya, cuando
una ola enorme que se le encapilló por la proa le desfondó la
escotilla de la cubierta alta e inundó el compartimiento de aquel
extremo, con lo que el buque quedó inclinado de proa, u hocicado,
como se dice en el argot marítimo. Inmediatamente se procedió a
arribar, con la esperanza de tomar puerto; pero como cada ola metía
a bordo una nueva cantidad de agua, el buque se iba hundiendo de
proa. Fue preciso resolver el abandono. El Vapor “Serantes”,
también de matrícula de Bilbao, que iba igualmente con averías y
no podía atravesarse dio la vuelta y se colocó al costado del
Valle, en cuya proa, ya debajo del agua, llegaba esta al palo
trinquete. Arriaron dos botes que se hicieron pedazos contra el
costado y al tercer intento no consiguieron verlo en el agua sin que
corrieran igual suerte. A él se arrojaron los tripulantes del citado
“Valle”, y los últimos tuvieron que hacerlo a nado. El vapor
“Valle”, vencido el punto muerto del exceso de flotación, se
hundió rápidamente, llevándose al fondo a 13 tripulantes...”
En
el caso del vapor “Valle”, el salvamento solo alcanzó a poco
menos de la mitad de la tripulación, que se componía de 22
tripulantes. El buque se hundió sepultando con él al primer piloto
y otros 12 tripulantes. El vapor “Valle” fue construido en 1888,
cargaba 3.250 toneladas, y tenía máquinas de triple expansión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario