En
la anterior entrada veíamos cómo se daba cuenta en el pleno
municipal de Getxo de un oficio del Gobernador Civil de la Provincia,
en el que se remitía un informe del Subdelegado de Medicina del
Partido de Zona, de las mordeduras de un perro hidrófobo a varios
vecinos de Getxo.
El
27 de marzo de 1890 la concesión para la extracción de piedra de la
cantera de Arrigunaga estaba en manos de D. Miguel Uria, piedra que
era utilizada para su fábrica de cementos.
Por
otro lado las obras de la casa de D. Tomás Uria en “Mariandresana”
estaba en marcha, y las obras de cantería de la misma estaban siendo
ejecutadas por el cantero D. León Landeta, quien solicitaba el uso
de las aguas de las cañerías municipales para su trabajo.
El
2 de abril de 1890, las cuentas de las Escuelas de la Fundación de
Niñas Pobres de D. Andrés Cortina Piñaga presentaban el siguiente
estado: “...Un
saldo a favor de 5.551,33 pesetas, se habían comprado de acuerdo con
la corporación y el testamentario de D. Luciano Alday 5.000 pesetas
nominales en papel del 4% a nombre de la fundación, con intervención
del corredor D. Tirso Acha del comercio de Bilbao, al precio del
70,40% siendo el coste 3.770 pesetas, más el corretaje de 3,77, que
daban un total de 3.773,77 pesetas, que restadas a las 5.551,33 queda
reducido el haber de la citada escuela al 31 de diciembre de 1889, a
1.777,56 pesetas. El resguardo de la 5.000 pesetas , facilitado por
el Banco de Bilbao, que lleva el número 66.426 con fecha del 28 de
marzo pasado, queda en poder del Ayuntamiento en el arca de tres
llaves…”
Por otro lado formando parte de aquellas cuentas estaba: “...Un
resguardo facilitado por el Banco de Bilbao con el número 48.506 con
fecha del 25 de agosto de 1885 de 90.000 pesetas pertenecientes a la
expresada fundación como deposito hecho por el Alcalde de Guecho D.
Juan Antonio Aldecoa, el cual se halla también en el arca de tres
llaves...”
Y
sin embargo, a pesar de que ya habían transcurrido más de cuatro
años, el tema de los prófugos del ejército volvía a las actas
municipales. A pesar de que alguno de ellos, como era el caso del
joven de Algorta Juan Bautista Urresti, ya hacía cinco años que
había partido hacia la República de Chile, se le seguía reclamando
su presencia para tallarlo. Parece que lo que más dolía a las
autoridades militares era el no haber depositado las 2.000 pesetas
que le eximían del servicio, por lo que le declaraban en busca y
captura. No era el único que se encontraba en el extranjero, ni al
que se dejaba de reclamar la cantidad que le podía librara del
temido servicio. Así, aparecían muchos nombres de jóvenes de Getxo
que por distintos motivos habían emigrado a otros países:
“...Antonio
Astobizaga, Nicolás Sarria, Miguel Camiruaga, Isidoro Hormaechea,
Ignacio Francisco Juaresti, Eulalio Mariano Aresti, Julián
Echevarria y Desiderio Méndez...”
Y
como ya estábamos en Semana Santa, el consistorio decidía acudir en
pleno a los actos religiosos que se iban a celebrar, mañana y tarde
en la Iglesia de San Nicolás de Bari de Algorta, así como a la misa
mayor del día de Pascua de Resurrección.
El
10 de abril de 1890, la Compañía del Tranvía mostraba síntomas de
hiperactividad en el municipio. Trataba de introducir cambios en las
vías : “...Pretendía
levantarla entre la casa del Sr. Anduiza en Las Arenas hasta el
terraplén de la Avanzada; así como trasladar el apartadero que
existía en Las Arenas, cerca de la Avanzada, al trozo de vía recto
comprendido entre la curva de Arecheta y la Fonda San Ignacio...”
Los
fondos municipales al parecer no andaban mal ya que en esas fechas,
tras realizar el balance, el 31 de marzo último, daban un saldo de
25.094,60 pesetas en caja.
Pero
antes de seguir adelante con las actas municipales veamos cómo
observa la prensa bilbaína nuestro día a día: El 17 de abril de
1890 volvían a aparecer en la prensa bilbaína, en “El Noticiero
Bilbaíno” algunas consideraciones sobre el Puente Palacios, en una
columna que titulaban “El Puente de Portugalete”: “...Cuando
hace algún tiempo se dio a conocer en Bilbao la idea concebida por
el D. Alberto de Palacio para construir el gran puente sobre la
embocadura de la ria en Portugalete, pocas o ninguna persona hubo que
no comprendieran la importancia que revestía aquel proyecto, en
camino ya de realización. La empresa, se dijo, es magna, es
atrevida, es gigantesca, pero de resultados positivos, esto es
indudable. Procediéndose después a la formación de la sociedad que
había de llevar a cabo la obra, que quedó formada por capitales del
País. Entre esos capitalistas figura en primera línea el Sr. López
de Letona, que está invirtiendo en muchas obras, que contribuyen al
mayor desarrollo de la población en la parte urbanizada del ensanche
de Albia. El puente proyectado será pronto un hecho, pasará en
breve plazo de la categoría de proyecto a la realidad, y vendrá un
día no lejano a dar mayor impulso al asombroso movimiento entre una
y otra orilla de la ría, entre las playas de Portugalete y Las
Arenas. Las obras comenzaron anteayer...”
continuaba aquella carta ofreciendo una descripción del Puente
Bizkaia,
pero lo que ya nos dejaba, como dato histórico, era la fecha de
comienzo
de las obras, el 15 de abril de 1890.
Otra
de las obras que requería la atención de aquel diario era las del
ferrocarril entre Las Arenas, Algorta y Plentzia, las cuales llevaba
a su primera plana el día 22 de abril de 1890: “...Puede
ya con fundamento decirse que no tardará el comienzo de la
construcción del Ferrocarril de Las Arenas a Algorta y Plencia.
Entre los accionistas figuran algunos plencianos y otros de Bilbao.
No cabe duda que la construcción de esta nueva vía dará impulso a
todas las industrias que se instalarán a lo largo de su recorrido…”
Decían que con la ejecución de las mismas algunos próceres de
Bilbao: “...Hombres
del comercio y la banca, que entonces tenía sus residencias a 10 o
12 millas de la zona de confort de Las Arenas, acudirán a ellas para
descansar sus castigados cuerpos. Solazándose tras su tarea diaria
en las terrazas, con vistas a jardines y huertas, aspirando las
vivificantes brisas del mar, que neutralizarán los efectos del
trabajo mental de sus escritorios y estudios…”
Mientras
que otra carta, esta de D. Dionisio de Zubiaga de Algorta, hablaba
sobre el funcionamiento de las grúas de vapor del puerto y muelles
de Bilbao, refiriéndose a una columna aparecida en el diario
bilbaíno sobre el mal funcionamiento de dichas grúas: “...En
efecto, las grúas de vapor son ya un sistema abolido en todos los
puertos con algún movimiento comercial, y cuando se proyectaron para
Bilbao ya hice algún comentario sin que se tuviera en cuenta. Cuando
se propuso, tuvimos proyectada una moción, para que se estableciera
en las márgenes de la ría un sistema de grúas hidráulicas. En los
puertos del Norte de Europa se ha llevado con gran rapidez la
sustitución de las de vapor por hidráulicas. En Bilbao, donde el
agua no se hiela, es mucho más fácil su sustitución...”
No
era la única obra que en nuestro municipio reclama atención. La
playa de Ereaga estaba en tan mal estado: “...Que
el consistorio decidió acudir a D. Evaristo Churruca, director de la
obras del Puerto, para solicitarle que arbitrara medidas para mejorar
su situación…”
Y
mientras, las alubias, por la escasez de las procedentes del
extranjero, obligaba a que se vendieran las de la península: Las
pequeñas blancas de Galicia a 2 pesetas los cien kilos; las
agarbanzadas extrajeras a 32,50 pesetas los cien kilos; las de riñón
a 41 pesetas los cien kilos. Las habas, otro producto de gran demanda
en su variante “mazaganas” se vendían a 7 pesetas los 32 kilos a
pie de muelle. Los obnibus de ocho asientos, de la “Compañía
Nueva Unión” que realizaban la línea de Algorta a Plentzia,
salían a la venta.
En
la próxima entrada veremos cómo el padrón municipal, las listas
cobratorias y las cédulas personales para el año 1890-1891, tenían
que ser remitidas a la Hacienda Provincial.
Kaixo, Karla! ¿Qué tal estás? ¿Tomamos un café con leche y hablamos del XI GetxoBlog? Besarkada Bat.
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