Gobela,
río que ya desde el lejano 1501 viera cambiar el curso de su cauce,
del que ya en 1502 se dijera: “...que
dicho río trae mucha arena.., por la parte de Las Arenas, debajo del
Gobela, junto a las peñas que van a dar al mar...”
iba a tener cuatrocientos años más tarde una polémica en torno a
su nombre que curiosamente coincidía con la creación de un apeadero
que lleva su nombre.
En
1928 se decía del Gobela que era: “...un
riachuelo al que en la actualidad llaman Gobela y también Gobelas,
que tomó su nombre en época todavía reciente, de un caserío
antiguo llamado Gobela y por junto a cuya puerta pasaba el camino que
conducía al río o regato que en aquella época llamaban
sencillamente “Errekea”, sin adición alguna. Algún tiempo
después de la última Guerra Carlista, los en aquel tiempo escasos
habitantes de los caseríos de Algorta dieron en llamar “Gobela’ko
errekea” al citado riachuelo, y traduciendo la denominación al
castellano le llamaron “el río de Gobela”, después “El rio
Gobela”…”
(Al referirse a la última Guerra Carlista lo hacían a la de
1872-1876.)
El
27 de junio de 1928 ya se hablaba de la reciente construcción del
apeadero de Gobela, o “Gobelas” en el diario “Euzkadi”,
situado entre Neguri y Las Arenas. A partir de ese apelativo surgía
un interesante debate sobre cuál de los dos nombres era el más
correcto. Decían: “...Le
han dado, sin duda, este nombre por ser el del río que pasa junto a
él; pero he aquí que surge una duda; a dicho río hasta ahora todos
le conocíamos por “ El Gobela” , y ahora pregunto yo : ¿en qué
se habrán fundado los señores que componen el Consejo de
Administración de dicho ferrocarril para ordenar que se le ponga el
nombre de “ Gobelas”; es decir, para agregar esa “S ”
final?...”
Y
un lector curioso se dirigía al mañaritarra Don Ebaristo Bustinza
Lasuen “Kirikiño”, a fin de que: “...a
usted, que es un enamorado de estas cuestiones que afectan a la
toponimia de nuestro país, acudo, a fin de que procure se aclare
este asunto; es decir, si es “Gobelas” o “Gobela”...”
Afirmaba el lector que: “...Con
la “S” está bien, pues el nombre del riachuelo es Gobelas. Así
consta en las geografías de nuestro país, aunque no puedo decirle
la etimología de ese nombre, sí puedo decirle que la “S” final
viene bien ahí, porque en euzkera “lats” es riachuelo, y ese
“las” final del nombre Gobelas es, sin duda, la misma palabra
“lats”, dicha más suavemente, Azkue registra en su diccionario
la palabra “gobel”, recogida en Urduliz y Txorierri con la
significación de cal; y también en Orozco y Txoríerri con la de
“pedruscos sueltos calcinados”. Yo no sé si podrá aplicarse eso
al río Gobelas en su origen o en algún punto de su curso…”
La respuesta de “Kirikiño” se inclinaba decididamente hacia la
segunda de las citadas formas.
En
la discusión, el 29 del mismo mes, intervenía una persona de
Algorta, de apelativo “Bingen”, quien afirmaba: “...He
de declarar sinceramente antes de nada que nunca, en las mil
ocasiones que he examinado la voz de marras, se me ha pasado por la
imaginación que su sílaba terminal “las” fuera reducción de
“lats” (arroyo). Ahora bien; esa “S” ¿es intrusa o no lo es?
He aquí el verdadero meollo del problema, que nosotros resolveremos
en el primer sentido y fundándonos para ello en las siguientes
razones: Primera. Gobela es apellido de antiguo abolengo getxotarra.
En una real provisión de nobleza y vizcainía librada a mi
antepasado Vicente de Sarria aparece repetidamente el apellido Gobela
o Govela en la información de sangre que a la misma acompaña. La
partida más antigua en que este apellido aparece es de 1702 y en
ella se habla de Ventura de Govela, hija de Pedro Asensio de Gobela,
repitiéndose este apellido, siempre sin “S”, en otras partidas
posteriores. Revolviendo viejas escrituras de familia he hallado
asimismo a Damíana de Gobela, en la de constitución de un censo, y
la misma en otro de fundación de memoria perpetua de misas. En ambas
escrituras, que datan la primera de 1718 y la segunda de 1722, se
repite muchas veces el apellido Gobela, que he hallado asimismo en
otra escritura de 1791, en que aparece como testigo Antonio de
Govela. Y ayer mismo me han informado que aparece un Govela, regidor
que fue de esta anteiglesia, apareciendo en los documentos
municipales siempre Govela como apellido de arraigo en Getxo. Y por
si esto fuera poco todavía, hoy Gobela es el apellido de una honrada
familia de labradores de nuestro barrio rural. Y en el barrio del
Castillo de Algorta existe el caserío llamado Gobelene, con una
estrada del mismo nombre. Dejo, pues, primeramente bien sentada la
existencia de la voz Gobela como patronímica y toponímica propia de
nuestro pueblo…”
Y
al referirse a la nombrada “s-final” decía: “...Esa
“S” que aparece en modernas escrituras y en el uso actual “de
los que hablan castellano”, no es sino producto de la desdichada
costumbre introducida por el bilingüismo de pluralizar los nombres
vascos, en muchos casos porque se refieren a varias cosas, en muchos
aun refiriéndose a una sola, por el fenómeno que me parece llaman
los lingüistas de falsa analogía...”
A
continuación ponía ejemplos de toponimia local, Ejemplo del primer
caso es: “...Piñaga.
Existiendo tres caseríos de este nombre Goiko, Erdiko y Beko, cuando
los algortenos se refieren a ellos les llaman tranquilamente Pipagas,
nombre que he visto así consignado en el Diccionario
Hispano-americano juntamente con Hormazas, Ibarras, Govelas, etc.,
etc.; ¡toda una colección de lindezas!...” Del segundo tipo:
Axerrota. A este simpático molino de viento y su clarísima
etimología y disposición de su fábrica no me dejarán mentirle ha
colgado el infeliz uso de que hablamos una “s” incomprensible,
transformándole en boca de la inmensa mayoría de los algorteños en
un “Axerrotas” burdo e irritante. Y sería el cuento de nunca
acabar citar a Alango disfrazado en “Alangos”; Salsidu
caricaturizado “ Salsidus” ; Abasota, en “Abasotas”, etc.,
etc., dándose, además, el caso de pleonasmo híbrido -passez le
mot- que supone el convertir a Zubillete, plural de suyo, en
“Zubilletas”; Fadureta, en “Faduretas”; Alangoeta, en
“Alangoetas”, etcétera, etc...”
Y
a partir de esa reflexión introducía a un famoso escritor y
periodista de Algorta D. Jose Olivares Larrondo, “Tellagorri”,
quien según la “Auñamendi Eusko Entziklopedia” se inició
curiosamente en la publicación “Gobela”, y del que decía:
“...Fue
mi buen amigo “Tellagorri” quien tratando hace tiempo
precisamente de esta cuestión, me dijo haber oído al Sr.
Mourlane-Michelena que, leyendo documentos en que el nombre en
cuestión aparecía en varias formas, le había chocado encontrar en
alguno dé ellos la forma “Gobeleya”. Es forma ésta que refuerza
considerablemente nuestra tesis. Pues así como de Gobela-Gobelea
pudo hacerse Gobeleya sin sufrir violencia el genio de la lengua que
vemos convierte a Bea en Beya y nos muestra Gorbea transformado en
Gorbeya, ni en nuestra lengua, ni creo que en lenguaje humano alguno,
se da el caso de la conversión del sonido sibilante “S” en vocal
alguna…”
Y
seguía diciendo: “...Admitiera
yo la “S” en cuestión y abandonara la Historia, la Lógica y la
Etimología que hasta aquí creo han podido acompañarme, aunque ésta
sea la semiconsonante. De ese uso por medio de labios euzkeldunes de
este pueblo, me dejó oír (Jobela, en Gobela’ko, Gobela’tik,
Gobela’ra, etc. Probándome de una vez e incontestáblemente, a mi
juicio, la legitimidad de la forma Gobela sin el aditamento de la
exótica, intrusa y parásita “S”...”
Otro
comentarista algorteño, que firmaba con “E”, incluía una
reflexión de lo que hoy ya es un habito en nuestro pueblo: “...en
este pueblo la costumbre de añadir “s” a muchas palabras vascas
al usarlas corrientemente en castellano; así, tenemos una calle de
Aretxeta que ostenta un letrero que dice “Calle de Arechetas”; un
barrio de Alangueta al que en los documentos oficiales llaman “
Alangüetas”, un Azkanpe al que llaman “Ascampes”, etc. La “S”
en cuestión, tanto en Gobelas como en los demás nombres en que se
le añade, se debe únicamente al afán pluralízador, llamémoslo
así, de los algorteños de las nuevas generaciones...”
Para
poder actualizar la voz Gobela y su correcta forma al escribirla, he
consultado con la Real Academia de la lengua Vasca “Euskaltzaindia”
con uno de sus académicos, Mikel Gorrotxategi, autor del varios
libros sobre toponimia. Incluyo lo que me ha comentado acerca del
termino Gobela y la influencia de la “S-final”: “...En
los topónimos en euskera la influencia de la -s final que se añade
en castellano a los barrios, grupos de casas y lugares, es
fundamentalmente de finales del siglo XIX; se extendía desde
Somorrostro a Getaria, pero es muy común en Txorierri y Uribe
Kosta. Añadirle la marca final plural de la -s es influencia del
castellano y los mismos nombres usados en euskera por los mismos
hablantes, no presentan la -s…”.
Hasta
aquí una pequeña aportación al uso de la “S” en los nombres de
nuestros lugares y barrios de Getxo, que gracias a la inauguración
del apeadero de Gobela en 1928 he podido traer a estas paginas.
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