Las
fiestas de Santa Ana en el barrio de Las Arenas, aunque seguro que
algunos preferirían llamarlo por su propio nombre “Santa Ana”, a
lo largo del Siglo XIX fueron muy concurridas, sobre todo en lo
concerniente a romerías y publico.
En
otras entradas, hablando de ese siglo, ya he relatado como
transcurrían las fiestas. Hoy voy a contar las de 1894. Algunos
diarios bilbaínos nos ayudan a recordar aquellos tiempos en los que
los romeros acudían en tropel a las romerías de los pueblos.
Aquel
jueves 26 de julio de 1894 comenzaba la romería en la campa de Santa
Ana y como era tradición, seguramente por la influencia de la
Iglesia Católica, empezaban tras una solemne misa cantada, que contó
con la voces de los jóvenes del barrio de Algorta, quienes actuaron
bajo la dirección del profesor y organista D. Pablo Mugica.
La
romería se haría esperar hasta la tarde, entonces se celebraba en
una amplia campa, junto a la actual ermita dedicada a la Santa. La
música corrió a cargo del Director de la Banda Municipal D. Millán
de Armero. Romería que iba a continuar por al noche en la campa
contigua al Puente de Bizkaia. La campa estaba armoniosamente
decorada con luces al estilo veneciano, que incluían farolillos y
curiosos mecheros
de gas encerrados en bombas blancas, azules y verdes.
El
domingo día 29 se celebró la repetición de Santa Ana, que en
aquellos años recibía el nombre de “Infraoctavo de Santa Ana”.
La fiesta comenzó a las 11 de la mañana con unos festejos en los
que participaron las mujeres del barrio. Se trataba de una carrera en
la que portaban cántaros sobre sus cabezas, que iban protegidas con
un “sorki” (rollo de tela que colocaban sobre la cabeza para
protegerla). El festejo recibía el nombre de “La Samaritana”. El
juego de la Samaritana ya era tradicional en muchos festejos que se
celebraban en Bizkaia y aparece recogido en el “Noticiero Bilbaino”
desde 1879: “...«El
juego del Paso de la Samaritana consiste en disputar un premio entre
las mujeres que quieran optar a él, ganándolo la que saliendo del
nuevo puente del Arenal con un cántaro de agua en la cabeza, llegue
la primera a la iglesia de San Nicolás, sin retirar, durante el
trayecto, las manos de la cintura»…”
La diversión ya se venía celebrando en nuestros barrios por lo
menos desde 1884. De ella ya hablé en mi entrada “Los Juegos en la
Fiestas de Getxo” del 2 de septiembre del 2013 .
Esa
misma tarde, la del 29 de julio, se celebró una cucaña en la ría
con suelta de patos al finalizar la misma; a continuación se dio
paso a la tradicional romería que terminó con la quema de una
vistosa colección de fuegos de artificio.
Incluso
el ferrocarril, dada la gran afluencia de público que desde otras
poblaciones, Bilbao incluido, se acercaban a nuestro barrio, ampliaba
sus horarios. La Compañía de ferrocarriles de Bilbao a Las Arenas
anunciaba: “...«Con
motivo de la repetición de la romería de Santa Ana, la Compañía
establecerá el domingo 29 un servicio de trenes cada veinte minutos,
desde las 2,40 hasta las 4,10 de la tarde, y desde las 6,40 hasta las
8,20 noche, más otros a las 9 y 10 de la noche»…”
A
lo largo de los años 50-60 (ya en el siglo XX) dichas fiestas
organizadas por el Ayuntamiento, tan solo incluían atracciones
mecánicas de ferias ambulantes (barracas) y diversos puestos de
feria (tiro, curros, tómbola…). La calle Santa Ana, desde el
cruce de Gobela hasta la ermita, estaba repleta de atracciones, desde
las más humildes hasta las más novedosas. Una de las primeras era
el puesto de tiro al bote de la familia Carrillo. Era un rudimentario
puesto fabricado mediante un bastidor de madera y una lona que lo
cubría, dentro del cual iban los bastidores sobre los que se
colocaban botes vacíos de conserva, los cuales el jugador tenía que
derribar lanzado desde cierta distancia unas pelotas de trapo, que
caían en la tripa que formaba la lona; los segundos eran más
mecanizados y electrificados. Ya emitían sonidos musicales, máquinas
tragaperras en las que ingenuos mozalbetes trataban obtener regalos.
La campa alrededor de la ermita estaba dividida en cuatro sectores,
los dos situados a la derecha mirando hacia la calle Amaya ocupaban,
el primero nada más acceder desde la gran avenida, la txozna
merendero, el segundo, justo enfrente, el kiosko de la música donde
se celebraban las verbenas; al lado izquierdo el sector que estaba
junto a la clínica de Goyoaga, estaba ocupado por las atracciones
para los más pequeños (las cadenas, los barquitos…), el
siguiente, próximo al colegio San Agustín (hoy iglesia) solía
estar ocupado por los autos de choque y el gusano loco.
En
los últimos años un grupo de jóvenes del barrio han tomado las
riendas de las fiestas. Ahora comienzan como en el resto de barrios
de Getxo tras el txupinazo. En su programa festivo han incluido
conciertos, concursos de pesca, dantzas, comidas populares y
concursos, deporte rural o cine.
Pero
ya no se ven aquellos trenes rebosantes y aquellos desfiles de
romeros, que desde la vieja estación de Las Arenas, entonces estaba
en la calle Mayor junto al cruce de Santa Ana, cómo si de una
procesión se tratara, recorrían la calle Mayor enfilando a la de
Santa Ana, hasta desembocar en la ermita, donde los tamborileros, la
banda y los corros de ciegos eran los animadores de la fiesta.
“Eraso
sexistarik
Gabeko
Jaien Alde”
“Por
unas fiestas libres
de
agresiones sexistas”
!ONDO PASA!
No hay comentarios:
Publicar un comentario