jueves, 19 de julio de 2018

PAELLAS EN AIXERROTA, UN DÍA ÚNICO.



Paellas en Aixerrota, un día único, así se puede denominar a una de las fiestas, para mi, más emblemáticas de Getxo. En un paraje sin igual, sobre los acantilados del Abra, con una de las concentraciones de gentes más importantes del año, con un tiempo y ambiente increíbles y unos aromas que embriagan, se celebran las fiestas más bonitas del municipio.

Explicar lo que es el día de Paellas es algo complicado porque seguro que es diferente para cada asistente, aunque hay cosas que creo que serán comunes para casi todos. Es un día donde cualquiera puede perderse por la campa de Paellas y encontrar a innumerables amigos, entre la neblina del humo de las fogatas con laboriosos sukaldaris, algunos ayudados por pequeños aprendices que en unos años cogerán la titularidad; todos ellos dispuestos a compartir conversación y suculentas viandas. Donde la música, la dantza y como no, la paellas a cual más vistosa y suculenta, alegran un día, que para quienes nos visitan, puede resultar inolvidable.

Como todos los años, éste toca rememorar otros pasados. Este año he elegido la “XVII” edición, la fiesta de Paellas de 1972. En medio de un día radiante de sol, que hasta eso garantiza Itxas Argia, aparecía en la prensa ya desde la víspera con un: “...«Hoy, en Aixerrota, la Olimpiada de la Paella”»...” En el que parecía que todo conducía a Getxo, pues hasta el primer premio del concurso de perros de muestra de Amorebieta, con la perra “Petula” de José Antonio Arenaza, volaba para nuestro municipio.


La afluencia fue masiva. Más de 25.000 asistentes, a decir de la prensa, llenaban las landas de Aixerrota. El número de paellas presentadas hacían honor a la amplia concurrencia. Se presentaron a concurso 264 pellas. Los ganadores fueron la cuadrilla “Deriotarrak”, un grupo compuesto por 40 amigos, cuyo sukaldari era Rufino Landa, quien creó una vistosa paella para 48 personas. A la misma añadió 2 pollos, almejas, cigalas, langostinos, 2 langostas y nada menos que 5 kilos de arroz. Entre los clasificados de Getxo figuraban en tercer puesto “Paúl y Gema”. Junto a esa habilidad gastronómica, otro de los alicientes era el “Concurso de Txosnas”, que ese año contó con nada menos que 15 espléndidas construcciones y cuyo ganador resultó ser la Sociedad Algorteña “Itxas Gane” ¡Aquellos chicos del Scout eran auténticos arquitectos!.

Bajo la paellera anunciante de la fiesta aparecía el grupo organizador de Itxas Argia. Entre ellos algunos amigos que ya nos abandonaron: el párroco de Andra Mari Francisco Antxustegi y Jenar Serrano.


En ese año de 1972 ya se anunciaban las próximas fiestas de Santa Ana en Las Arenas, con concurso de tangos incluido. Y las de Algorta y el Puerto, con uno de los espectáculos de la época en este reducto marinero, la novillada en la plaza portátil del relleno. Fiestas, estas últimas, que los ayuntamientos de la dictadura organizaban todos los años muy al gusto de sus ediles.

Este año, como no puede ser de otra manera, con el tiempo garantizado y más ganas que nunca, muchos getxotarras y otros venidos desde distintos municipio vascos, acudirán a las landas de Aixerrota. Por ellas han pasado gentes venidas desde Irlanda, Escocia, Bélgica, Australia, Suiza y Japón, y cómo no, en los últimos años, nuestros vecinos llegados de Sudamérica, que siempre nos acompañan en esta fiesta de paellas. Algunos buenos amigos de la cuadrilla “Irurena”, promotores de esta fiesta, Antonio Bilbao (Txirri) y Félix Iurrebaso a pesar de que ya nos dejaron seguirán con nosotros en el recuerdo. Seguro que Damián Ayo nos acompañará y charlaremos con él por la campa, recordando viejos días.


Será un día mágico. Desde días antes empieza la actividad de Paellas: quedar con los amigos del toldo y hacer una relación de asistentes, preparar la lista de compras, de bebidas y viandas. La víspera hacer las compras, muchas de las cuales quedarán en los coches para subirlas a la campa al día siguiente. Y por fin llega el día esperado, la actividad empieza desde primeras horas de la mañana, la cola de vehículos si no se madruga es agotadora; descargar junto al toldo mesas, sillas, bidones y todos los enseres que ese día se utilizan. Ir a por hielo y leña, mientras algunos amigos empiezan a montar el toldo y a preparar el espacio para el esperado amaiketako.

Mientras los amaiketakos van cogiendo forma, las paellas comienzan su primer aderezo. Y antes de que los de Itxas Argia comiencen a deleitarnos con sus dantzas en la campa, aprovecharemos para visitar los toldos de los amigos, probando en ellos sus suculentos guisos y afrodisíacos néctares báquicos.

Tras las dantzas, las paellas van subiendo al estrado para que el jurado pueda ir probándolas. El ambiente festivo y el colorido, va a más y las landas presentan el aspecto de no hay sitio. A medida que se van colocando en las mesas expositoras las paellas, los jugos gástricos se revelan por la continua agresión olfativa de aromas, complementos gastronómicos y colores. ¡Qué envidia da el jurado, aunque después de probar 50 paellas todavía les falten por probar más de 150, seguro que es agotador!


Después, tras tomar algo en el bar de la organización, charleta con amigos y conocidos, llega el momento de comprobar si el sukaldari de nuestra txosna, ha acertado en la condimentación de la paella. Tras la comida y los primeros tragos de champán, surgen espontáneas las primeras canciones, a las que acompañarán otras del cancionero popular guardado con mimo para la ocasión. La tarde será larga y hay que dosificarse, así que un paseo por la campa, además de ver el ambiente, nos ayudará a hacer la digestión.

A media tarde empieza la entrega de premios, que será larga, los ánimos se van caldeando, y aunque todos parecen los ganadores por la alegría con la que reciben los premios, a medida que se acercan los primeros se empiezan a desbordar los gritos de entusiastas. El nerviosismo se adueña de las cuadrillas sabedoras de que tienen posibilidades; aún no las han nombrado. Llega el esperado primer premio, los gritos, las carreras, el champán, las fotos, todo es un conjunto festivo que desborda el lugar.


Finalmente ha llegado la hora de preparar la merienda, que hay que macizar un poco para seguir libando. Las parrillas vuelven a crear suculentos platos y algunos perezosos retornan a los toldos, después de haber bailado y cantado por el recinto festivo. Viene el momento temido, hay que retornar a casa, pero antes hay que recoger y eso después de un largo día de frenesí. Es duro, la verticalidad en algunos casos es complicada de mantener.

Pero para algunos la vuelta será como continuar la fiesta por el barrio donde seguirán las canciones y libaciones, resistiéndose a que pase ese día que recordaremos durante años, esperando la próxima celebración de “Paellas”.

!Ya falta menos, se acercan las fiestas de Santa Ana, San Ignacios, Romo y el Puerto! Así que, como todavía está por llegar el día de la “Olimpiada de las Paellas”, nos vemos en Aixerrota:

Eraso sexistarik

Gabeko Jaien Alde”


Por unas fiestas libres


de agresiones sexistas”


NOS VEMOS EN AIXERROTA

!ONDO PASA!



5 comentarios:

  1. ¿Paellas se celebra desde 1955?

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  2. Las primeras, que se celebraron en julio de 1956

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  3. Todo muy idílico, pero el año pasado cuatro mujeres resultaron abrasadas y para ellas no tienes un mal recuerdo. Fatal

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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