Paellas
en Aixerrota, un día único, así se puede denominar a una de las
fiestas, para mi, más emblemáticas de Getxo. En un paraje sin
igual, sobre los acantilados del Abra, con una de las concentraciones
de gentes más importantes del año, con un tiempo y ambiente
increíbles y unos aromas que embriagan, se celebran las fiestas más
bonitas del municipio.
Explicar
lo que es el día de Paellas es algo complicado porque seguro que es
diferente para cada asistente, aunque hay cosas que creo que serán
comunes para casi todos. Es un día donde cualquiera puede perderse
por la campa de Paellas y encontrar a innumerables amigos, entre la
neblina del humo de las fogatas con laboriosos sukaldaris, algunos
ayudados por pequeños aprendices que en unos años cogerán la
titularidad; todos ellos dispuestos a compartir conversación y
suculentas viandas. Donde la música, la dantza y como no, la paellas
a cual más vistosa y suculenta, alegran un día, que para quienes
nos visitan, puede resultar inolvidable.
Como
todos los años, éste toca rememorar otros pasados. Este año he
elegido la “XVII” edición, la fiesta de Paellas de 1972. En
medio de un día radiante de sol, que hasta eso garantiza Itxas
Argia, aparecía en la prensa ya desde la víspera con un: “...«Hoy,
en Aixerrota, la Olimpiada de la Paella”»...”
En el que parecía que todo conducía a Getxo, pues hasta el primer
premio del concurso de perros de muestra de Amorebieta, con la perra
“Petula” de José Antonio Arenaza, volaba para nuestro municipio.
La
afluencia fue masiva. Más de 25.000 asistentes, a decir de la
prensa, llenaban las landas de Aixerrota. El número de paellas
presentadas hacían honor a la amplia concurrencia. Se presentaron a
concurso 264 pellas. Los ganadores fueron la cuadrilla “Deriotarrak”,
un grupo compuesto por 40 amigos, cuyo sukaldari era Rufino Landa,
quien creó una vistosa paella para 48 personas. A la misma añadió
2 pollos, almejas, cigalas, langostinos, 2 langostas y nada menos que
5 kilos de arroz. Entre los clasificados de Getxo figuraban en tercer
puesto “Paúl y Gema”. Junto a esa habilidad gastronómica, otro
de los alicientes era el “Concurso de Txosnas”, que ese año
contó con nada menos que 15 espléndidas construcciones y cuyo
ganador resultó ser la Sociedad Algorteña “Itxas Gane”
¡Aquellos chicos del Scout eran auténticos arquitectos!.
Bajo
la paellera anunciante de la fiesta aparecía el grupo organizador de
Itxas Argia. Entre ellos algunos amigos que ya nos abandonaron: el
párroco de Andra Mari Francisco Antxustegi y Jenar Serrano.
En
ese año de 1972 ya se anunciaban las próximas fiestas de Santa Ana
en Las Arenas, con concurso de tangos incluido. Y las de Algorta y el
Puerto, con uno de los espectáculos de la época en este reducto
marinero, la novillada en la plaza portátil del relleno. Fiestas,
estas últimas, que los ayuntamientos de la dictadura organizaban
todos los años muy al gusto de sus ediles.
Este
año, como no puede ser de otra manera, con el tiempo garantizado y
más ganas que nunca, muchos getxotarras y otros venidos desde
distintos municipio vascos, acudirán a las landas de Aixerrota. Por
ellas han pasado gentes venidas desde Irlanda, Escocia, Bélgica,
Australia, Suiza y Japón, y cómo no, en los últimos años,
nuestros vecinos llegados de Sudamérica, que siempre nos acompañan
en esta fiesta de paellas. Algunos buenos amigos de la cuadrilla
“Irurena”,
promotores de esta fiesta, Antonio Bilbao (Txirri) y Félix
Iurrebaso a pesar de que ya nos dejaron seguirán con nosotros en el
recuerdo. Seguro que Damián Ayo nos acompañará y charlaremos con
él por la campa, recordando viejos días.
Será
un día mágico. Desde días antes empieza la actividad de Paellas:
quedar con los amigos del toldo y hacer una relación de asistentes,
preparar la lista de compras, de bebidas y viandas. La víspera hacer
las compras, muchas de las cuales quedarán en los coches para
subirlas a la campa al día siguiente. Y por fin llega el día
esperado, la actividad empieza desde primeras horas de la mañana, la
cola de vehículos si no se madruga es agotadora; descargar junto al
toldo mesas, sillas, bidones y todos los enseres que ese día se
utilizan. Ir a por hielo y leña, mientras algunos amigos empiezan a
montar el toldo y a preparar el espacio para el esperado amaiketako.
Mientras
los amaiketakos van cogiendo forma, las paellas comienzan su primer
aderezo. Y antes de que los de Itxas Argia comiencen a deleitarnos
con sus dantzas en la campa, aprovecharemos para visitar los toldos
de los amigos, probando en ellos sus suculentos guisos y afrodisíacos
néctares báquicos.
Tras
las dantzas, las paellas van subiendo al estrado para que el jurado
pueda ir probándolas. El ambiente festivo y el colorido, va a más y
las landas presentan el aspecto de no hay sitio. A medida que se van
colocando en las mesas expositoras las paellas, los jugos gástricos
se revelan por la continua agresión olfativa de aromas, complementos
gastronómicos y colores. ¡Qué envidia da el jurado, aunque después
de probar 50 paellas todavía les falten por probar más de 150,
seguro que es agotador!
Después,
tras tomar algo en el bar de la organización, charleta con amigos y
conocidos, llega el momento de comprobar si el sukaldari de nuestra
txosna, ha acertado en la condimentación de la paella. Tras la
comida y los primeros tragos de champán, surgen espontáneas las
primeras canciones, a las que acompañarán otras del cancionero
popular guardado con mimo para la ocasión. La tarde será larga y
hay que dosificarse, así que un paseo por la campa, además de ver
el ambiente, nos ayudará a hacer la digestión.
A
media tarde empieza la entrega de premios, que será larga, los
ánimos se van caldeando, y aunque todos parecen los ganadores por la
alegría con la que reciben los premios, a medida que se acercan los
primeros se empiezan a desbordar los gritos de entusiastas. El
nerviosismo se adueña de las cuadrillas sabedoras de que tienen
posibilidades; aún no las han nombrado. Llega el esperado primer
premio, los gritos, las carreras, el champán, las fotos, todo es un
conjunto festivo que desborda el lugar.
Finalmente
ha llegado la hora de preparar la merienda, que hay que macizar un
poco para seguir libando. Las parrillas vuelven a crear suculentos
platos y algunos perezosos retornan a los toldos, después de haber
bailado y cantado por el recinto festivo. Viene el momento temido,
hay que retornar a casa, pero antes hay que recoger y eso después de
un largo día de frenesí. Es duro, la verticalidad en algunos casos
es complicada de mantener.
Pero
para algunos la vuelta será como continuar la fiesta por el barrio
donde seguirán las canciones y libaciones, resistiéndose a que pase
ese día que recordaremos durante años, esperando la próxima
celebración de “Paellas”.
!Ya
falta menos, se acercan las fiestas de Santa Ana, San Ignacios, Romo
y el Puerto! Así que, como todavía está por llegar el día de la
“Olimpiada de las Paellas”, nos vemos en Aixerrota:
Gabeko
Jaien Alde”
“Por
unas fiestas libres
de
agresiones sexistas”
NOS
VEMOS EN AIXERROTA
!ONDO PASA!
¿Paellas se celebra desde 1955?
ResponderEliminarLas primeras, que se celebraron en julio de 1956
ResponderEliminarTodo muy idílico, pero el año pasado cuatro mujeres resultaron abrasadas y para ellas no tienes un mal recuerdo. Fatal
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
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