En
la anterior entrada veíamos cómo marzo de 1882 comenzaba con una
curiosa guerra de faroles y cómo en la tarde del 19 de febrero de
1882 se celebraba la primera feria de ganado en la campa de Alango.
En esta veremos cómo la preocupación por el aprendizaje de algunos
idiomas llegaba a ciertos sectores de la población.
La
preocupación por el aprendizaje de algunos idiomas llegaba a ciertos
sectores de la población. El día 9 de abril de 1882, varios vecinos
de la Anteiglesia presentaban al consistorio una instancia para que
los niños pudieran estudiar en otros idiomas. Rápidamente el
Ayuntamiento creo una comisión para: “...«interesarse
si en Bilbao u otro pueblo un maestro que posea los idiomas de
Francés e Ingles, con el fin de ver si esta corporación puede
establecer un colegio, que enseñe esos idiomas a los jóvenes del
municipio que deseen seguir la carrera de comercio»...”
Se dirigieron a los profesores de francés D. Melchor Munárriz y al
de inglés D. José Cristóbal.
Ante
la próxima instalación del Semáforo en nuestra localidad, y con él
la llegada de la línea telegráfica, el 17 de mayo de 1882, el
Ayuntamiento decidía: “...«que
sería muy útil al vecindario establecer una estación telegráfica
en este Pueblo, por lo que queda nombrada una comisión para que
recabe los datos necesarios a fin de llevar adelante esa
iniciativa»...”
Y
como ya estaba próximo el verano, los propietarios de las casetas de
baño, y el propio municipio, comenzaban a estudiar la colocación de
esos pequeños cobertizos móviles, para que los recatados bañistas
pudieran cambiarse. Los propietarios de las casetas de baño D.
Esteban Pazos y D. Enrique G. Riera, solicitaban les fuera rebajada
en 5 céntimos de peseta la retribución de diez céntimos que cada
caseta venía pagando desde el verano anterior, cosa que el
Ayuntamiento denegó. Pero algunos hechos relacionados con la mar, a
veces causaban problemas a los bañeros, en aquel primero de junio de
1882, un buque que había naufragado en la playa de Las Arenas,
causaban problemas para la instalación de las casetas y suponían un
peligro para los bañistas; el buque náufrago era propiedad de un
vecino de Deusto D. Apolinar Alzaga, y se le demandó para que
hiciera desaparecer los resto de aquel naufragio.
A
primeros de junio ya empezaban los movimientos para la preparación
de una de las atracciones festivas más demandadas de la época, los
toros embolados, que se solían correr en las playas del municipio.
Tras recibir la autorización del Gobernador Civil, que había sido
solicitada por la alcaldía de Getxo para: “...«dar
corridas de toros embolados en esta localidad todos los días
festivos, durante la próxima estación de verano, se adoptarán
cuantas medidas se crean necesarias para prevenir desgracias
personales»...”
Mientras
la zona comprendida entre
las barreras de Amesti y Piñaga eran motivo de queja de algunos
propietarios de Algorta, ya que el continuo trasiego de ganado por
aquel punto molestaban a los mismos. El Ayuntamiento no intervino
porque afirmaba que no era de su competencia impedir el paso de
aquellos ganados.
El
7 de junio de 1882 el consistorio, satisfecho por el resultado
obtenido en años anteriores, durante la celebración de exámenes
generales para todos los alumnos de las escuelas públicas, de niños
de ambos sexos, y para seguir con la costumbre establecida en años
anteriores para estimular a los pequeños, estableció unas
cantidades para la compra de premios, en función del numero de niños
y niñas de los respectivos barrios: “...«Para
la escuela de niños de Algorta 200 reales, para las niñas 160
reales; para los niños de Santa María 100 reles y para las niñas
80 reales. Así mismo se destinaron 160 reales para la escuela de
niñas pobres de San Martín»...”
Pero estos últimos se pretendía salieran de los fondos de negocio
de dicha fundación.
La
procesión del Corpus, según venía siendo costumbre, se iba a
celebrar con la presencia de todos los corporativos en la misma, a
excepción del capitular de Santa María de Getxo D. Roque de Zavala.
El
22 de junio de 1882, los maestros de Las Arenas D. José de Azcarate
y D. Paulino Mendivil, solicitaban una subvención para poder
establecer una escuela de niños, por su cuenta, en el barrio de Las
Arenas.
El
28 de junio de 1882 se procedía al derribo de la antigua casa
matadero. Decían: “...«por
no producir renta ninguna al Municipio, y ofrecer un aspecto
repugnante al ornato público, en el paraje más céntrico de la
población»...”
Solicitaron autorización al Gobernador de la Provincia para su
derribo: “...«con
el fin de aprovechar los materiales para la nueva casa de despacho de
carnes»...”
En
julio de 1882, como venía siendo costumbre, al acercarse la
festividad de los patrones de Algorta y Santa María, el consistorio
acordaba: “...«como
viene siendo costumbre abonar esta corporación, a los que a los que
prediquen aquellos días, se autorice a los párrocos de aquellas
para que proporcionen predicador»...”
En
la siguiente entrada veremos cómo estando ya encima las fiestas
locales, se trataba de darles gran vistosidad con festejos populares,
quema de hermosos fuegos artificiales, y toros embolados. Otro de los
atractivos de las mismas iban a ser las
regatas Internacionales del Club Náutico de Bilbao, que se
celebraron en ambas márgenes de la ría.
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