domingo, 11 de julio de 2021

LOS SECRETOS DE LA ANGUILA Y LA ANGULA y -II-

 


Continuando con esta historia sobre las anguilas y las angulas, ahora me acercaré a los recolectores, que en nuestros ríos y riberas marinas recogen ambos anguilidos.

Algunas de las zonas tradicionales de pesca de la angula en Getxo han sido: El embarcadero de Areeta-Las Arenas, la zona de Cisco y el desagüe de la Bola, Arriluce y el Contramuelle, y como no, el río Gobela, tanto aguas abajo de la Avanzada, cómo aguas arriba hasta Berango.

En esta entrada recojo algunas experiencias de los anguleros que practicaron la pesca, tanto en el Gobela y sus tributarios, como en la costa del Abra. He entrevistado a alguno de ellos y recojo sus recuerdos y experiencias. Entre los anguleros de Getxo estaban:


Del barrio de Romo estaba, entre otros, M. A. (Indico solamente sus iniciales pues me ha pedido que así lo haga), quien me contaba su actividad pesquera: “…Me recordaba la frase de río anguilero, río angulero, cuando me hablaba de como pescaba su Aita esos alevines, en los años 50-60. La pesca se realizaba durante los meses de enero y febrero, en días de mareas vivas, a poder ser sin luna y con aguaduchus. Entonces las angulas subían por las antiguas bocas (túneles) de la playa de la Bola (Balanar), hasta llegar al río Gobela; mi Aita preparaba una especie de arqueta con ladrillos cuatro metros dentro del túnel, donde capturaba las angulas; para poder ver dentro de los túneles llevaba un farol de carburo, algunos llevaban un farol con una velita pero esta solamente iluminaba lo que cogías y si querías no tropezarte hacía falta mayor campo de visión, más tarde salió en farol de butano. Mi zona de licencia es en el campo de fútbol del Arenas, hasta el aliviadero Valdés. En los años 50-70 no había topes de capturas, en esa época se podían hacer capturas de 18 kilos en una noche, ahora solamente podemos pescar 2 kilos por licencia y día.

Cada uno tenemos nuestros pequeños trucos, yo tengo un acuario, en el que pongo la temperatura del agua cómo está en el río, meto en el 300 gramos de angulas, si suben una o dos ni me molesto en ir a pescar, si suben todas es el momento de ir al río, es mi barómetro. Eso sí, las aguas tienen que estar turbias, si hay luna las ves pero ellas también te ven, y el muble y la lubina, sus principales depredadores.


Para matar la angula, para poder consumirla, hay varias formas, algunos las matan con tabaco, hacen una infusión con tabaco que mezclan con la angula; sin embargo mis abuelos mi padre y yo siempre las hemos matado mediante un puñado de sal gorda, lo cual evita que pueda quedar gusto al tabaco. Antes hay que limpiarlas bien para quitarles la babilla, parecen caracoles.

A la hora de consumirlas hay gente que las escalda, yo no lo hago nunca, el bacalao no se escalda, les quito el agua de la limpieza y a la cazuela, para que las vas a cocer si lo van a hacer en la cazuela…”



En el barrio de Areeta-Las Arenas, Víctor Elías Hernández San Martín (Pelu), de la calle Urkijo de Areeta-Las Arenas. Su apodo (Pelu) es conocido popularmente en el barrio. Siempre me ha picado la curiosidad saber de donde procedía: “...Mi apodo “Pelu” proviene de una señora de la calle Urkijo, que me salvó la vida cuando tenía 4 años, se llamaba Pelu Gorbeña...” Pelu (Victor) pescaba las angulas en la zona que iba desde el embarcadero de Arriluze hasta la punta del contramuelle, y en el embarcadero de Areeta-Las Arenas. El cual relata lo siguiente: “...Empezamos a coger angulas a mediados de los años 60. Teníamos un gasolino de 9 metros, tenía 2,40 de manga y un motor ingles de 100 caballos, que nos solía dejar Juan José Bonilla (Padre), a mi y a José Mari Jambrina que vivía también en la calle Urkijo, llevábamos la embarcación con dos cedazos, uno por babor y otro por estribor, yo iba al timón con el acelerador, Jose Mari llevaba los cedazos, sujeto al barco con unos estrobos en los toletes de gasolino, que cogía con ambas manos. Arrancábamos en el faro de Arriluze y llegábamos casi hasta la punta del contramuelle, abiertos unos 10 metros de contramuelle de Algorta. Un día llegamos a coger en media hora, unos 16 kilos de angulas, venían en bolas, pero nos tuvimos que meter a Arriluze porque había mucho viento Sur y nos llevaba contra el contramuelle; había un temporal fuerte, aquel día un barco que estaba para el desguace, fue arrastrado hasta las faldas del molino de Aixerrota...” Respecto de las mejores condiciones para la pecas de la angula nos comenta: “...Siempre se han cogido las angulas en noches de aguaduchus y vientos del Sur o Noroeste. En la desembocadura del Gobela, en la Bola, solo se podían coger con viento Sur y marea alta...” 


Otros aficionados a la angula utilizaban otras zonas para la pesca en Las Arenas: “...En el embarcadero de Las Arenas se solían coger desde tierra, allí ir a pescar gentes de la calle Urkijo, Txetxu Arteaga que era carnicero, Santos Aurtenetxea, el aita de Jaiju, que vivía en la calle Mayor, encima del Ciclo Club Santa Ana. Otro que también cogía angulas era Jaime del Horno (Trole), uno de Portugalete que fue marinero en el Club Marítimo, las cogía entre el embarcadero y la rampa que esta a la izquierda (dirección a la playa de Las Arenas); otros de los pescadores de angulas eran Juan Antonio y Román Aguirrezabalaga (el hijo de Lareki). Otro que se dedicaba a la angula era Javi Baudor, las cogía en la grúa del embarcadero de Las Arenas. También cogía angulas Carlos Santa María de Romo, las solía capturar en las escaleras de Cisco. Los cedazos tenía la forma de un huevo, las angulas las echábamos en una caja de madera, que a la entrada, tenía una especie de malla de plástico agujereada para evitar que entraran porquerías, nos alumbrábamos con el foco del gasolino, que iluminaba al cajón...” Su versión de como matar las angulas es: “...Para matar las angulas cogíamos dos baldes con agua y echábamos una especie de infusión que hacíamos metiendo tabaco, dos o tres cigarros, en un trapo blanco, que estrujábamos sobre los baldes, las angulas se revolvían en el balde y subían muertas hacia la superficie, luego las limpiábamos con agua dulce para quitar la babilla y mi Ama las cocía, quedaban blancas. Cogíamos las angulas para consumo de casa, no las vendíamos...”



Entre los anguleros del Puerto Viejo de Algorta se encuentra, Román Deusto (Faneka), el cual me relataba su odisea pesquera, con esos deliciosos alevines de anguila: “…Tanto mi Aita como yo nos hemos dedicado a la pesca de la angula, desde tierra en Arriluce, desde el muelle hasta la punta, incluso en los desagües del Gobela y en el interior del Abra, fuera del puerto de Arriluce, desde un bote, el “Ana”. Yo empecé con este tipo de pesca a los 14 años, en los años 70. Para poder pescar bien tenían que ser noches sin luna, con la mar movida y viento. Las artes para pescar en el mar eran diferentes a las de río, los mangos eran más largos, medían casi cuatro metros, y las cestas ovaladas; desde tierra la cesta era redonda con la boca hacia dentro, se utilizaba en las escaleras de fuera de Arriluce, las que estaban próximas a la pasarela del Tximbito; desde ese punto y siguiendo a lo largo del contramuelle era la zona de pesca de la angula, tras la curva, en las primeras escalerillas estaba el mejor sitio de capturas.

No se cogían las angulas por negocio, aunque alguna veces las hemos vendido, sobre todo eran para consumo de casa. En un día bueno podíamos llegar a coger 4 o 5 kilos. En aquella época no se necesitaba licencia para pescar. Pescábamos desde noviembre hasta mayo, en este último mes era cuando más se pescaba, los días de lluvia era cuando más se cogían en los reboses del Gobela; para poder ver utilizábamos un candil de carburo de carburo; las angulas las depositábamos en un artesa de madera (cajón) cubierto por una red de malla muy tupida, para impedir que entran las zaborras, la artesa en el fondo tenía una apertura, también cubierta por esa malla, por la que desaguaba la caja; después de lavar las angulas para quitarles la babilla que tienen, para matarlas utilizábamos tabaco, dos cigarrillos cuya ralladura metíamos en un pañuelo, el cual después de cerrarlo, introducíamos en agua caliente, y escurríamos sobre las angulas. No tenemos fotos de aquellas pescas, entonces no había cámaras de fotos como actualmente, era de noche, con mal tiempo, en aquellas condiciones con no caer al agua ya teníamos bastante. Además de nosotros (mi Aita y yo) había otros anguleros conocidos, Gaizka Ardanza que era de Las Arenas, Anselmo Ardanza y Josetxu Bretos del Puerto Viejo y otros…”

Algunos de esos pescadores venían de otros pueblos a nuestro litoral, por ejemplo, un antiguo vecino de Erandio, Juan Antonio Ponce, que actualmente reside en Getxo: “...Salíamos a pescar angulas en los años 80. Mi punto de pesca preferido era Arriluze, solíamos pescar desde barco, tenía un barco en ese puerto que se llamaba “Nahikari”, y también desde tierra...” Respecto de la técnica para matar la angula, cuenta Ponce: “...Unos las mataban con sal y otros con tabaco. El que las mataba con sal luego para cogerlas no utilizaba sal en el agua, mientras el que lo hacía con tabaco si echaba un poco de sal al agua de la cocción...”



En la actualidad para poder pescar la angula es imprescindible contar con un permiso expedido por el Gobierno Vasco, “Licencia de Pesca Marítima de Angula de Superficie”, aunque ya no se dan nuevas, dicha pesca está sujeta a lo establecido en la Ley 6/1988, del 13 de marzo, que establecía dos modalidades, la de tierra y desde embarcación; la cual se podía realizar con “cedazo” o “baia” el cual no podía tener un diámetro mayor de 1,8 metros. Según dicha licencia está prohibida taxativamente la venta de la angula (Artículo 18). La temporada de pesca es desde una semana antes de la luna nueva de octubre hasta una semana después de la luna nueva de marzo, el objeto de esta normativa es el de garantizar la continuidad de la explotación sostenible del producto. En las cuencas que van desde el Artibai hasta el Urola, en la temporada del 2007-2008, se autorizaban un total de 1068 licencias; este número de licencias ha ido decreciendo, en la temporada del 2019 solamente se autorizaron 757 licencias en superficie (de ellas 24 eran para el Abra-Las Arenas) y 38 desde barco. La pesca tenía como límite, para la anguila europea, el tamaño de 12 centímetros.

El plan para la recuperación de la Anguila europea de la CAPV, del 2008, cuando habla de esta especie especifica que: “…Las larvas leptocéfalas son aplanadas y transparentes, y pasan de 2 a 3 años en las aguas superficiales del Océano Atlántico. Estas larvas sufren una metamorfosis al aproximarse a las costas europeas, transformándose en angulas cilíndricas transparentes. Estas angulas penetran por las desembocaduras y estuarios, pigmentándose conforme penetran en el agua dulce. La entrada de angulas en los ríos suele ocurrir en oleadas de carácter semi-lunar influenciada por condiciones atmosféricas. Generalmente, las angulas nadan activamente de noche y permanecen inmóviles en los sedimentos durante el día. Conforme penetran por los ríos y estuarios comienzan a alimentarse y a crecer en tamaño. Pasados los 10 centímetros de longitud se denominan angulones.

Conforme crecen, estas anguilas juveniles toman una coloración con tonalidades amarillentas, pasando a denominarse anguilas amarillas. Las anguilas amarillas suelen ocupar la mayor parte de los hábitat fluviales, desde los estuarios hasta las cabeceras de los ríos. El tiempo que las anguilas amarillas permanecen en agua dulce antes de madurar y transformarse en anguilas plateadas varía entre 6 y 12 años en los machos, y entre 10 y 20 años en las hembras. Las anguilas plateadas tienen esa coloración característica y descienden por los ríos hacia el mar. Su tamaño durante la migración varía habitualmente entre 30 y 40 cm en los machos y entre 55 y 65 cm en las hembras.

Una vez que retornan al océano, parece que nadan por el fondo, descienden a profundidades abisales y se dirigen a las zonas de puesta en algún lugar del Atlántico Central. Aunque en los estudios pesqueros se suele estimar la biomasa reproductora de las anguilas a partir del número de anguilas plateadas que descienden por los ríos, estos valores siempre serán una sobrestima de los valores reales, al no considerarse la mortalidad de anguilas plateadas durante su migración oceánica hasta las zonas de puesta, que debido a su enorme distancia podría ser muy significativa (ICES, 2000)…”


Sobre los instrumentos de pesca decir que el Cedazo o Baya es un artilugio alargado, con un largo mango que debe manejarse con los dos brazos. Tiene un fondo de red, y la cierra un arco de madera de castaño (gaztai, en euskera) con unos pocos centímetros de altura. El diámetro de la baya puede alcanzar el metro y medio. El mango, fuerte y resistente, llega a medir los cinco metros de longitud.

Al farol que se utiliza en la pesca de la angula se le denomina en euskera “Kadilla”. La angula, una vez cogida con la baya, se deposita en una caja cerrada con red, de este modo la angula cae a la parte inferior de la caja, mientras las hierbas y hojas caen encima de la red. Se ha de pescar la angula subiendo la marea. En cuanto al tiempo, y siempre contando que se va a por angulas en las noches.

Y para finalizar un aspecto importante, sobre todo para los aficionados a tan exquisitos manjares, la anguila y la angula. Ya que hay productos que se son definidos y valorados por su aroma o por su profundo sabor, en nuestro caso la angula, casi carece de sabor, ya que el mismo es muy tenue, el aspecto de esos “pececitos gruesos, como cañones de paloma y de tres pulgadas de largo”, tampoco invita a quien no las ha probado, y sin embargo producen una sensación única en nuestro paladar, su preparación no requiere de grades circunloquios, tan solo necesita de aceite, ajo y guindilla, para convertir este diminuto alevín de la anguila en un bocado exquisito. Respecto a las formas de preparar las anguilas y las angulas, recuerdo una receta de una cocinera del “Sporting Club”, Felipa Barandica, que publicaban recientemente en el Bolg “El Mareómetro” de Portugalete, cuya preparación era la siguiente:

“…Freírlas en aceite, cuando están algo fritas se sacan a una cazuela, en ese mismo aceite se sofríe cebolla, cuando esta pochada, se le agrega un buen puñado de perejil, una hoja de salvia, nuez moscada, salsa de anchoas, harina, sal y pimienta, luego se le agrega vino tinto de valdepeñas, cuando la salsa está ligada se pasa por un colador a la cazuela en la que se depositaron las anguilas, se dejan hervir hasta que estén hechas. Y ya se pueden servir…” Aunque, cómo todas las salsas están más apetitosa cuando han reposado un rato.


La revista “Bilbao” recogía en un artículo dedicado a la gastronomía vasca una receta de un famoso restaurante, “Mallabia”, que en su día publicara “K-Toño”: “...En una cazuela se pone al fuego aceite, perejil picado, un poco de ajo, un pedazo de choricero remojado, y una o dos jícaras de arbejillas tiernas. Se frota un poco de pimiento para dar color, y cuando empieza a hervir, se echan los pedazos de anguila, bien limpias y cortadas en pedazos de tres a cuatro dedos. Se vierte un poco de agua para que se vayan haciendo. Menear a cazuela para que no se agarren y espese la salsa. Se les echa un poco de sal, se les da vuelta una por una y, cuando están ya hechas, se pasa por el colador una yema de nuevo cocido, majada en el mortero, y desleída en un poco de agua. Que hierva todo y que la salsa ni abunde, ni quede en seca. !Era de chuparse los dedos!...”

Respecto de la angula, me quedo con lo que nos decía María Mestayer de Echagüe, la “Marquesa de Parabere”, en su enciclopedia de alta cocina: “...Las elegimos blancas, gordas y sueltas. Y con tan solo dos dientes de ajo y medio pimiento choricero sin pepitas, las condimentamos en una cazuelita de barro. En ella, previamente se habrá frotado el fondo de la cazuela con el pimiento para darle color, a fuego vivo se calienta el aceite, se echan los ajos, cuando ya estén dorados se saca del fuego y se deja enfriar, cuando este el aceite templado se echan las angulas, llevándolas a fuego vivo, se menean con un tenedor de madera, llevándolas desde los extremos hacia el centro, sin que se quemen; cuando rompe el hervor de sacan del fuego. Y ya no hay que perder el tiempo, !A la mesa, y a disfrutar de este manjar!...” No requieren de mucho aceite, Parabere recomendaba hacerlas con solo un poco de este liquido graso: “...Que apenas se vea, no hay que freírlas mucho pues se endurecen...”

No obstante, tanto en el recetario de la Marquesa de Parabere, como las geniales cocineras del “Amparo”, Ursula, Sira y Vicenta Azcaray, podemos encontrar la alquimia para preparar ambos productos, bien asadas o guisadas las anguilas, con recetas a la Marinera, a la Tártara, Mirentxu, 7y las angulas con, yo creo, la única receta, en cazuelita, no dejarían indiferentes a los más exigentes paladares. No obstante hoy en día se preparan incluso asadas, en una parrilla especial, como lo hace en el Etxebarri de Bittor Argizoniz.


Producto que algunos afortunados pescadores incluso pueden alardear de mantener congelado para su consumo. 

Los grabados que acompañan este relato han sido realizados por un buen amigo, José Ramón Elorriaga, un algorteño de los de toda la vida, medico, pintor y amante de su Pueblo, a quien deseo agradecer su ayuda para la realización de esta entrada. No ha sido mi intención dejar fuera de esta entrada a nadie, existen otros pescadores de anguilas y angulas, así como asadores, he mencionado a quienes conocía.


Algunos de estos datos tiene origen en publicaciones cómo: La revista “Bilbao”, “El Lexicón Bilbaino” (1896), “El Mar de los Vascos” de Juan Garmendia y Luis Pedro Peña (1982), “Anguilas y Angulas” de la Sociedad de Oceanografía de Gipuzkoa y “El Evangelio de las Angulas” de Patrik Svensson. De entrevistas a pescadores de anguilas y angulas de nuestra Anteiglesia (Getxo).

1 comentario:

  1. Tanto la primera parte como la segunda me han gustado mucho. Son artículos hechos con mucho cariño y esmero y ,a su vez, muy útiles para personas como yo que quieren saber más acerca de esta curiosa especie.
    Mi mas sincera enhorabuena por los artículos.

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